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jueves, 10 de marzo de 2016

BAUDELAIRE, EL POETA MALDITO


harles Pierre Baudelaire, parisino nacido en la primavera de 1821, es acaso el más lúcido exponente de lo que algunos han llamado el malditismo poético. Tuvo una infancia difícil marcada por el fallecimiento de su padre y el segundo matrimonio de su madre con un padrastro al que el pequeño Charles nunca aceptó. Tras una dura adolescencia en un internado, Baudelaire se convirtió en un joven rebelde. Fijó su residencia en el célebre Barrio Latino, sumergiéndose en su ambiente bohemio y entregándose a toda clase de excesos. El alcohol, las drogas y el sexo formaron parte de su iniciación vital y de su incipiente toma de contacto con la literatura y el arte en general, a través de amistades como Sainte-Beuve, Gérard de Nerval, Ménard, Banville o el mismo Balzac.

Edouard Manet. Retrato de Jeanne Duval

Franz Kupka. Retrato de Baudelaire
Según sus biógrafos, una vieja prostituta le contagió la sífilis. A los veintiún años, tomó como amante a una mulata llamada Jeanne Duval, cuyo aspecto conocemos gracias al retrato que hizo de ella Édouard Manet. Charles fue fiel a Jeanne a pesar de la oposición de su familia, y continuó con su vida disipada a pesar de los esfuerzos de su padrastro, general del ejército y alto cargo del gobierno francés.
Fue en el turbio ambiente de los bajos fondos parisinos donde Baudelaire modeló su peculiar estilo poético y forjó su leyenda de vividor al límite e irreductible bohemio. Como tantos otros poetas de su generación, abandonó el romanticismo y abrazó el simbolismo de manera entusiasta, siendo uno de sus representantes más genuinos. Baudelaire el crápula, Baudelaire el libertino, se entregó a la escritura de forma febril, reflejando en sus poemas aquello que más podía escandalizar a los bienpensantes burgueses de la época.


Fruto de esa fiebre poética fueron sus Flores del Mal, obra con la que terminó de dibujar su autorretrato de poeta maldito. Su publicación en 1857 desató una violenta polémica en la opinión pública y en la crítica, que tachó la obra de “ofensa para la moral y las buenas costumbres”. Baudelaire fue procesado, y las diferentes reediciones de su obra fueron censuradas y mutiladas. Falleció en 1867 víctima de las secuelas de la sífilis, en los brazos de su madre, que le acogió y cuidó durante las últimas fases de su enfermedad.
Baudelaire reconoció en su obra la influencia de autores como Hoffmann y Edgar Allan Poe. A su vez, influyó notablemente en otros simbolistas franceses como Rimbaud, Mallarmé o Verlaine. Más tarde su poesía encontraría eco en autores tan dispares como Marcel Proust o T.S. Eliot, que reivindicaron su memoria. Tampoco Rubén Darío, nuestro nicaragüense universal, ocultó su admiración por el genial autor de Las flores del mal.

Como modestísima muestra del talento de Charles Baudelaire, biblioteca Bigotini os ofrece la traducción al español de su soneto La campana hendida, una brevísima pincelada poética que esperamos sirva como comienzo que os acerque al genio espléndido de este bendito poeta maldito. Haced clic en la ilustración y dejaos arrastrar por el ambiente brumoso de sus versos.

La gloria es un veneno que hay que tomar a pequeñas dosis. Honoré de Balzac.



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