Esta
inglesa bellísima tuvo una carrera cinematográfica demasiado corta.
La espléndida presencia de Madeleine
Carroll la
convirtió en favorita del público incluso antes de protagonizar su
primera película.
Debutó
en el cine en su Inglaterra natal, cosechando grandes éxitos. Acaso
su papel más brillante de esta su primera época, fue el que
compartió con Robert Donat en la inolvidable 39
escalones, un film de
Alfred Hitchcock, que a pesar de su antigüedad (1935), contaba ya
con los elementos indispensables del cine de este genial autor. Don
Alfredo contó también con ella en su siguiente película, Agente
secreto, producida en
1936. Probablemente Madeleine Carroll fue la primera de las grandes
rubias hitchconianas, por las que el orondo londinense sentía
especial debilidad (recordemos a Grace Kelly, Kim Novak o Tippi
Hedren). Más tarde, en su etapa americana, sólo interesó a los
productores el físico de la estrella. No obstante, resulta
inolvidable su belleza en filmes como La
policía montada del Canadá,
que protagonizó en 1940 a las órdenes de Cecil B. De Mille.
En
filmoteca Bigotini rendimos un respetuoso tributo al recuerdo de
Madeleine Carroll, con un homenaje fotográfico y musical. Haced
clic sobre la imagen y
disfrutad unos minutos de esta rubia espléndida e inolvidable.
Próxima
entrega: Robert Donat
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