Translate

jueves, 27 de febrero de 2025

WILLIAM HANNA Y JOSEP BARBERA. DE LA TELE A LOS TEBEOS

 


William Hanna era un norteamericano nacido en Melrose, Nuevo México, en 1910. Hijo de irlandeses, asistió a la universidad, hizo sus pinitos como saxofonista, cantante, navegante, y fue miembro activo del movimiento Boy Scouts de América.

Joseph Barbera nació en 1911, y se crió en la Little Italy de Manhattan. Era el hijo de una familia numerosa de emigrantes sicilianos, a la que el padre abandonó siendo Joe muy niño. Fue boxeador y repartidor de una sastrería, antes de dedicarse al dibujo de forma profesional.

Barbera se inició en la animación en los estudios Fleischer. También estuvo a las órdenes de Van Beuren y de Paul Terry. Hanna ingresó en 1930 en los estudios de animación de Harman-Ising, pronto integrados en la MGM, donde se encargó de dibujar la serie Capitain and the Kids. Bill y Joe se conocieron en 1937 y colaboraron en la MGM dirigiendo la exitosa serie Tom y Jerry. A pesar de sus diferentes orígenes y personalidades, congeniaron perfectamente, y veinte años más tarde, en 1957, fundaron Hanna-Barbera, su propia productora de animación.

Ambos conocían muy bien el negocio. Apostaron por la televisión y acertaron, pues en las décadas sucesivas, sus series y personajes se vieron en los televisores de todo el mundo. La productora cosechó siete premios Oscar y ocho Emmy, siendo sólo superados por la compañía Disney en premios. Se calcula que sus cortos televisivos eran vistos en la década de los sesenta por 300 millones de televidentes, cifra que creció en los años siguientes.

A menudo se criticó su política artística. Es cierto que la animación de los cortos de Hanna-Barbera adolece de falta de movilidad, aprovechando al máximo los mismos fotogramas. Fue una técnica de ahorro que permitió producir cortometrajes de manera industrial, y que años más tarde sería copiada y llevada hasta el límite por la industria japonesa. En Hanna-Barbera compensaron el estatismo con unos excelentes guiones, en ocasiones geniales, como en las llamadas series largas, con episodios de treinta minutos y argumentos costumbristas que gustaban a toda la familia: Los Picapiedra, Los Supersónicos o Don Gato, son ejemplos magníficos. Mucho más dirigidas al público infantil, crearon una infinidad de series y personajes como Huckleberry Hound, El oso Yogi, Tiro Loco McGraw, Magila Gorila, Pixi y Dixie, Leoncio y tristón, La tortuga Dardagnán, El Lagarto Juancho, Pepe Pótamo, y otras muchas cuya sola enumeración resultaría prolija.


En los setenta y los ochenta los estudios Hanna-Barbera se pusieron al día y atendieron a las modas y hasta a la estética del momento, con series como Scooby-Doo, Los Autos Locos, Jonny Quest, Josie and the Pussycats o El Capitán Cavernícola. Ya en los noventa, con Bill y Joe jubilados, los estudios Cartoon Network adquirieron los derechos televisivos de Hanna-Barbera junto a los de la Warner, para competir con Disney en la pequeña pantalla.

William Hanna y Joseph Barbera se dedicaron de forma exclusiva a la animación. Sin embargo, todos o la mayor parte de sus personajes se trasladaron también al papel, motivo que justifica con creces que tratemos de ellos en nuestra Historia del Cómic. Sus historietas se publicaron en los sesenta y los setenta por Gold Key Comics en América. Muchos de los álbumes llegaron a España traducidos a través de la editorial mexicana Novaro. En los últimos años del siglo XX los derechos editoriales fueron adquiridos por DC Comics. Hoy traemos a nuestro blog unas cuantas páginas de los personajes más emblemáticos de Hanna-Barbera. Disfrutadlas.































No hay comentarios:

Publicar un comentario