Para
cada cromosoma que recibimos de nuestra madre, tenemos un 50% de probabilidad
de que provenga del abuelo materno, y otro 50% de que derive de la abuela
materna. Exactamente igual sucede con los cromosomas que aporta nuestro padre.
En teoría pues, nuestros genes deberían ser idénticos a los heredados de
nuestros abuelos a través de nuestros padres. Según este principio, los
parecidos familiares deberían ser siempre la regla. La distribución aleatoria
de los cromosomas maternos y paternos garantiza una reorganización de los
mismos, pero no debería crear nuevos genes porque no debería alterarse la
secuencia de ADN.
No
debería, pero… Pero el caso es que sí lo hace. Los genes que heredamos de
nuestros padres no son perfectamente iguales entre sí, ni iguales a los de
nuestros padres. El secreto reside en un mecanismo molecular llamado recombinación homóloga, es decir, el
intercambio de secuencias de ADN entre cromosomas homólogos, materno y paterno.
Durante la gametogénesis, no solo se produce el reparto de cromosomas
parentales, sino que estos también intercambian tramos de sus secuencias, de
manera que los cromosomas transmitidos a la descendencia son realmente nuevas
combinaciones, con secuencias distintas a las de los progenitores.
Según
Matteo Berretti, a quien seguimos en este comentario, el primer paso de la recombinación
es la ruptura de una o ambas hebras de la doble hélice de ADN. Esa hebra
separada invade la región complementaria de una molécula de ADN homóloga,
desplazando uno de los filamentos que la forman. Acto seguido se produce un
proceso de reparación que origina una estructura transversal llamada Holliday,
por la que pasa una sola hebra de cada doble hélice de ADN y se une de nuevo
con la doble hélice opuesta. Una vez formada la estructura Holliday, la doble
hélice de ADN se mueve igual que una cremallera. Tras cumplir su función, la
estructura Holliday se rompe y las hebras de ADN rotas se unen de nuevo para
formar dos moléculas separadas de ADN.
La
elección de los sitios en que se puede producir la recombinación homóloga es en
principio aleatoria, aunque se han descubierto ciertos hot spots o puntos calientes donde es más probable que ocurra.
De
esta forma se explica a nivel molecular la clave de la variabilidad genética y
de la creación de nuevos alelos, fórmulas novedosas de los genes que resultan imprescindibles
para la evolución de las especies. La recombinación homóloga se confirma pues
como un mecanismo molecular capaz de explicar la traslocación de algunos
nucleótidos de un lado a otro del genoma, introduciendo así una variabilidad
adicional a nuestro ADN. Mírate al espejo y seguramente apreciarás algún
parecido con tus padres o tus abuelos, pero mírate bien y verás que eres
único/a. Todos lo somos, sobre todo el profe Bigotini con esa enorme narizota.
Las
mujeres hermosas tienen tantos celos de los maridos de sus amigas, que no
tienen tiempo para tener celos del suyo. Oscar Wilde.
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