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viernes, 25 de octubre de 2019

REYES HOLGAZANES Y MAYORDOMOS DILIGENTES


Bautismo de Clodoveo

Los francos eran germanos originarios del Bajo Rin, que ocuparon los territorios de Bélgica, Artois y Picardía hasta el valle del Mosela, en el siglo V. Dieron el nombre de su tribu a Francia, su nuevo país, y extendieron su influencia hasta Aquitania y Provenza. En el año 481 proclamaron rey de los francos al joven Clodoveo o Clovis en francés, nombre del que derivan los más familiares de Louis y Luis. Como este Clodoveo era hijo de un tal Childerico y nieto de un tal Meroveo a quien al parecer tenía mucho aprecio la familia, la dinastía adoptó el nombre de merovingia por el que es conocida en la Historia. Clodoveo invadió el territorio comprendido entre el Marne y el Sena, tomó París, y en la Navidad de 496 tomó también el bautismo en la basílica de Reims. Se convirtió en el primer rey francés católico, y por extensión, fueron los francos el primer pueblo bárbaro que abrazó el catolicismo, adelantándose unas décadas a Recaredo y los visigodos españoles.
Antes de morir en 511, Clodoveo o Clovis, el primer merovingio, extendió sus dominios desde el Rin hasta el Atlántico, sometiendo a burgundios, ripuarios y visigodos de Tolosa.


Sus hijos y demás descendientes no heredaron su espíritu emprendedor. Con acaso la única excepción de Clotario, uno de sus nietos, el resto de los reyes merovingios se dieron a la molicie. Fueron víctimas de los placeres de la mesa y de la alcoba. Hodgkin, un historiador inglés que los ha investigado a fondo, asegura que los sucesivos miembros de la dinastía tuvieron una media de vida de veintisiete años, sólo uno llegó a los cincuenta, y cada uno reinó un promedio de escasos cinco años. Vivían rodeados de lujos y de concubinas, y se desplazaban cuando era absolutamente necesario en lentos carros tirados por bueyes. Se ganaron a pulso el sobrenombre de reyes holgazanes. No ejercieron el poder, se limitaron a ser una institución simbólica, dejando el gobierno y la toma de decisiones en manos de los llamados mayordomos de palacio, cargo común entre otras naciones góticas como ostrogodos o longobardos, pero que sólo en el caso de los merovingios adquirió el status de completo dominio.

Carlos Martel
En 622 el rey Dagoberto designó mayordomo de palacio a Pipino, un noble perteneciente a una rica familia austrasiana. Pipino era listo y valeroso. Con él en el poder, su cargo de mayordomo adquirió también  carácter hereditario. Cuando murió, le sucedió su hijo Grimoaldo. Esta dinastía se llamó de los pipínidas por su fundador y porque varios de sus miembros llevaron también el nombre de Pipino. Precisamente el hijo de Pipino de Heristal y de una concubina llamada Alpaida, estaba destinado a entrar en la Historia con letras de molde. Cuando nació, la comadrona lo mostró al padre exclamando ¡es un varón!, karl en el idioma franco, así que el orgulloso Pipino decidió llamarle Karl. La Historia le conocería como Carlos Martel, el martillo, por su fuerza hercúlea y por ser martillo de herejes. Carlos Martel derrotó a las tropas islámicas de Abderramán hacia 732 en la decisiva batalla de Poitiers, al sur del Loira. De haber sido contrario el resultado, la Historia de Europa habría sido muy distinta.

Carlos Martel contribuyó a la evangelización de los germanos, separó la Iglesia del Estado, y ordenó que los diezmos y demás impuestos se pagaran a este y no a aquella, por lo que se ganó una merecida excomunión, ya que los obispos y prelados de aquel tiempo eran de gatillo fácil con eso de las excomuniones. El arzobispo Hincmar cuenta que san Euquerio hizo un viaje a ultratumba y allí encontró a Carlos Martel abrasándose en el infierno. Parece que el buen arzobispo no era un hagiógrafo muy riguroso, porque ignoró el pequeño detalle de que san Euquerio había muerto tres años antes que Carlos.

Fouquet, 1458. La Coronación de Pipino el Breve

Evariste-Vital Luminais. El último merovingio
Aquel extraordinario mayordomo dejó dos hijos, Carlomán y Pipino, a quien apodaban el Breve por su baja estatura. En 746 Carlomán se retiró a un convento, así que todo el poder quedó en manos de Pipino el Breve, aunque oficialmente pertenecía al rey holgazán de turno que entonces era Childerico III. Se cuenta que Pipino envió al papa Zacarías un mensaje con la siguiente pregunta: ¿Quién es rey, quien posee el título pero no ejerce el poder, o quien ejerce el poder pero no posee el título? Dice la leyenda que el pontífice contestó: Rey es aquel que manda. Unos días después, Pipino fue coronado rey de los francos por Bonifacio, obispo de Soissons. Childerico, el último holgazán, fue rapado y confinado en un monasterio hasta su muerte. Pipino el Breve inauguró la dinastía carolingia, así llamada por su auténtico fundador, Carlos Martel, y porque más tarde iba a contar entre sus hijos ilustres con otro Carlos notable. Nada menos que Carlos el Grande o Carlomagno en bajo latín.

-¿Sabes?, He comprado un auto de esos que se conducen solos.
-¿Si? ¡Qué bien! ¿Dónde lo tienes?
-¡Y yo qué sé!



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