Bautismo de Clodoveo |
Los
francos eran germanos originarios del Bajo Rin, que ocuparon los territorios de
Bélgica, Artois y Picardía hasta el valle del Mosela, en el siglo V. Dieron el
nombre de su tribu a Francia, su nuevo país, y extendieron su influencia hasta
Aquitania y Provenza. En el año 481 proclamaron rey de los francos al joven
Clodoveo o Clovis en francés, nombre del
que derivan los más familiares de Louis y Luis. Como este Clodoveo era hijo de
un tal Childerico y nieto de un tal Meroveo a quien al parecer tenía mucho
aprecio la familia, la dinastía adoptó el nombre de merovingia
por el que es conocida en la Historia. Clodoveo invadió el territorio
comprendido entre el Marne y el Sena, tomó París, y en la Navidad de 496 tomó
también el bautismo en la basílica de Reims. Se convirtió en el primer rey
francés católico, y por extensión, fueron los francos el primer pueblo bárbaro
que abrazó el catolicismo, adelantándose unas décadas a Recaredo y los
visigodos españoles.
Antes
de morir en 511, Clodoveo o Clovis, el primer merovingio, extendió sus dominios
desde el Rin hasta el Atlántico, sometiendo a burgundios, ripuarios y visigodos
de Tolosa.
Sus
hijos y demás descendientes no heredaron su espíritu emprendedor. Con acaso la
única excepción de Clotario, uno de sus nietos, el resto de los reyes
merovingios se dieron a la molicie. Fueron víctimas de los placeres de la mesa
y de la alcoba. Hodgkin, un historiador inglés que los ha investigado a fondo,
asegura que los sucesivos miembros de la dinastía tuvieron una media de vida de
veintisiete años, sólo uno llegó a los cincuenta, y cada uno reinó un promedio
de escasos cinco años. Vivían rodeados de lujos y de concubinas, y se
desplazaban cuando era absolutamente necesario en lentos carros tirados por
bueyes. Se ganaron a pulso el sobrenombre de reyes
holgazanes. No ejercieron el poder, se limitaron a ser una
institución simbólica, dejando el gobierno y la toma de decisiones en manos de
los llamados mayordomos de palacio, cargo
común entre otras naciones góticas como ostrogodos o longobardos, pero que sólo
en el caso de los merovingios adquirió el status de completo dominio.
Carlos Martel |
En
622 el rey Dagoberto designó mayordomo de palacio a Pipino, un noble
perteneciente a una rica familia austrasiana. Pipino era listo y valeroso. Con
él en el poder, su cargo de mayordomo adquirió también carácter hereditario. Cuando murió, le
sucedió su hijo Grimoaldo. Esta dinastía se llamó de los pipínidas por su fundador
y porque varios de sus miembros llevaron también el nombre de Pipino.
Precisamente el hijo de Pipino de Heristal y de una concubina llamada Alpaida,
estaba destinado a entrar en la Historia con letras de molde. Cuando nació, la
comadrona lo mostró al padre exclamando ¡es un varón!, karl en el idioma franco, así que el orgulloso Pipino decidió
llamarle Karl. La Historia le conocería como Carlos
Martel, el martillo, por su fuerza hercúlea y por ser martillo
de herejes. Carlos Martel derrotó a las tropas islámicas de Abderramán hacia
732 en la decisiva batalla de Poitiers, al sur del Loira. De haber sido
contrario el resultado, la Historia de Europa habría sido muy distinta.
Carlos
Martel contribuyó a la evangelización de los germanos, separó la Iglesia del
Estado, y ordenó que los diezmos y demás impuestos se pagaran a este y no a
aquella, por lo que se ganó una merecida excomunión, ya que los obispos y
prelados de aquel tiempo eran de gatillo fácil con eso de las excomuniones. El
arzobispo Hincmar cuenta que san Euquerio hizo un viaje a ultratumba y allí
encontró a Carlos Martel abrasándose en el infierno. Parece que el buen
arzobispo no era un hagiógrafo muy riguroso, porque ignoró el pequeño detalle
de que san Euquerio había muerto tres años antes que Carlos.
Fouquet, 1458. La Coronación de Pipino el Breve |
Evariste-Vital Luminais. El último merovingio |
Aquel
extraordinario mayordomo dejó dos hijos, Carlomán y Pipino, a quien apodaban el
Breve por su baja estatura. En 746 Carlomán se retiró a un convento, así que
todo el poder quedó en manos de Pipino el Breve, aunque oficialmente pertenecía
al rey holgazán de turno que entonces era Childerico III. Se cuenta que Pipino
envió al papa Zacarías un mensaje con la siguiente pregunta: ¿Quién es rey, quien posee el título pero no
ejerce el poder, o quien ejerce el poder pero no posee el título? Dice la
leyenda que el pontífice contestó: Rey es
aquel que manda. Unos días después, Pipino fue coronado rey de los francos
por Bonifacio, obispo de Soissons. Childerico, el último holgazán, fue rapado y
confinado en un monasterio hasta su muerte. Pipino
el Breve inauguró la dinastía carolingia, así llamada por su
auténtico fundador, Carlos Martel, y porque más tarde iba a contar entre sus
hijos ilustres con otro Carlos notable. Nada menos que Carlos el Grande o Carlomagno en bajo latín.
-¿Sabes?,
He comprado un auto de esos que se conducen solos.
-¿Si?
¡Qué bien! ¿Dónde lo tienes?
-¡Y
yo qué sé!
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