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viernes, 2 de mayo de 2025

UN PAR DE COSAS SOBRE EL CAOS

 


Los orígenes del concepto del caos hunden sus raíces en la edad media. Mucho después, en 1758 Benjamin Franklin reprodujo en su Almanaque del Pobre Richard una vieja cantinela infantil inglesa del siglo XIV:

Por falta de un clavo, se perdió la herradura,

por falta de una herradura se perdió el caballo,

y por falta de un caballo se perdió el jinete,

de modo que el enemigo lo alcanzó y le dio muerte.

Todo por falta de un clavo de herradura.

Así que el Pobre Richard perdió un reino por un simple clavo. Una vez plantada la semilla inicial, la incertidumbre comienza a crecer exponencialmente. Ocurre otro tanto con el ejemplo del aleteo de la mariposa, que causa un ciclón en la otra parte del mundo. El cuento presenta muchas variedades. En el territorio de los universos paralelos tenemos un universo en el que aletea la mariposa, y otro en el que permanece quieta, los futuros de ambos universos difieren y divergen hasta convertirse en mundos completamente diferentes.


En el género de la ciencia ficción y la fantasía, los viajeros del tiempo que se trasladan a un pasado remoto infringen las normas, alterando el medio aunque sea mínimamente. La muerte de un mosquito insignificante o una simple huella dejada en el barro, tendrán la funesta consecuencia de que al regresar a su tiempo, los viajeros hallen un mundo completamente desconocido. Variantes del efecto mariposa, en definitiva.

El caos y la meteorología están íntimamente relacionados por el papel que desempeña la incertidumbre en los pronósticos meteorológicos. Desde los tiempos de Newton, y de acuerdo con sus leyes, el futuro del sistema solar está totalmente determinado por su estado actual. Se dice que un mundo es determinista si su estado actual define completamente su futuro. Laplace inventó en 1820 una entidad que se conoce como demonio de Laplace, vinculando el determinismo y la capacidad de predecir en base a la propia noción de éxito en la ciencia. El famoso demonio tiene tres propiedades: un conocimiento exacto de las leyes de la naturaleza (todas las fuerzas), la capacidad de captar a modo de instantánea el estado exacto del universo (todas las posiciones), y una infinita capacidad de cálculo (todo el intelecto).

Desde Einstein sabemos que eso es imposible. Conocemos el principio de incertidumbre. Cuando se lleva a cabo una observación, la medición nunca es exacta en un sentido matemático, de forma que siempre existe cierto grado de incertidumbre sobre el valor verdadero. A menudo suele decirse que toda incertidumbre en una observación es debida al ruido, un concepto por cierto, bastante impreciso. Añadimos al guiso el concepto de caos, nombre que se atribuye al mecanismo que permite un crecimiento rápido de la incertidumbre en los modelos matemáticos. El caos pues, amplifica la incertidumbre y malogra los pronósticos. El ruido hace que exista la incertidumbre observacional, mientras que el caos nos ayuda a entender cómo pequeñas incertidumbres pueden convertirse en grandes incertidumbres. Una vez tengamos un modelo matemático sobre el caos, estaremos más cerca de tenerlo sobre el ruido.


También la evolución y el caos tienen más en común de lo que pudiera pensarse. Tanto una como otro se usan para aludir tanto a los fenómenos que se van a explicar, como a las teorías que se supone que los explican. A menudo esto lleva a una confusión entre la descripción y el objeto descrito, algo así como confundir el mapa con el territorio que representa. Analizados en profundidad, es posible que algunos ecosistemas evolucionen como si fueran sistemas caóticos. El cambio climático, el calentamiento global y en general, el impacto de la actividad humana sobre el clima, las extinciones y la degradación del planeta, nos ofrecen un doloroso ejemplo de caos e incertidumbre de crecimiento exponencial. Los modelos matemáticos no auguran nada bueno. Todo indica que una vez traspasada la línea roja de la irreversibilidad, la incertidumbre crece y el caos nos amenaza como un depredador a sus indefensas presas. ¡Corred, insensatos!

La estupidez es la única enfermedad en la que no sufre quien la padece, sino los que están a su alrededor.


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