Translate

martes, 11 de julio de 2017

JUAN BOSCÁN Y LA NUEVA LÍRICA CASTELLANA


Juan Boscán es el nombre castellanizado del barcelonés Joan Boscà i Almogàver. Nació el mágico año de 1492, en el que concluyó la Reconquista con la toma de Granada, y se produjo el primer viaje de Colón a América, una fecha clave en la Historia de España y en la Historia universal. Era Boscán hijo de hidalgos catalanes, familia acomodada en cuyo seno recibió una educación esmerada. Desde joven tuvo cargos en la Corte, primero con los Reyes Católicos, después durante la regencia de Fernando de Aragón, y finalmente en el reinado del emperador Carlos. Fue también el preceptor de Don Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, el famoso Duque de Alba que durante décadas habría de ser acaso el personaje más poderoso e influyente de Europa, sólo superado por el propio Carlos I. Boscán actuó como embajador español en Italia, tratando a los más importantes príncipes de su generación.


Pero ya sabéis que en Biblioteca Bigotini nos interesa sobre todo la faceta literaria de los autores. En este sentido, Juan Boscán forma, junto a Garcilaso de la Vega y Diego Hurtado de Mendoza, el trío de inmortales poetas del Alto Renacimiento en lengua castellana. En esto podemos encontrar un claro paralelismo con las tres coronas de la lírica italiana: Dante, Petrarca y Bocaccio. La comparación es en este caso pertinente, porque el trío de españoles (sobre todo Boscán y Garcilaso) fueron los introductores de la métrica italiana en nuestro romance castellano. En el caso de Garcilaso por convicción propia, y en el de Juan Boscán por la influencia, y según sus propias palabras, el ruego que le hizo paseando por los jardines del Generalife granadino el gran humanista Andrea Navagiero, que a la sazón ejercía como embajador de la serenísima República veneciana. Hasta entonces la poesía castellana se había caracterizado por el uso del octosílabo y el dodecasílabo. Boscán adoptó el itálico modo, introduciendo los versos endecasílabos que arraigarían con firmeza en el abonado terreno de nuestra poesía, caracterizando desde entonces la lírica del Siglo de Oro y del Barroco.
También destacó Boscán como traductor. En este terreno, su trabajo más importante fue la traducción de El Cortesano (1528), la inmortal obra de Baltasar Castiglione.

La obra poética de Juan Boscán fue publicada en Barcelona tras su muerte, por su viuda, Doña Ana Girón de Rebolledo, una ilustrada y noble dama valenciana. Biblioteca Bigotini se complace en ofrecer a sus lectores una formidable versión digital, tomada de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Obra Completa de Boscán. Sigue la edición princeps que se imprimió en 1543 en el taller de Carles Amorós, y que contenía también algunos poemas de Garcilaso.
Haced clic en la portada y saboread como merece la exquisita lírica de este poeta mayúsculo.

La Historia cuenta lo que sucedió. La poesía, lo que debió suceder.



viernes, 7 de julio de 2017

EL CASO DEL RETRATO DEL ZAR NICOLÁS EL SANGUINARIO


En un atardecer otoñal y londinense, a esa hora ubicua y papirofléxica en que los viejos cocheros de alquiler se refugian en los pubs para entregarse en cuerpo y alma al vicio nefando del cinquillo, nos encontrábamos Sherlock Holmes y servidora en el gabinete de Baker street, envueltos en la espesa niebla del humo de su pipa, y en el sopor que produce el desaforado consumo de estupefacientes. La vieja señora Padmore, la casera, lanzó uno de sus gritos guturales, abrió la puerta de un puntapié, y dando tres volteretas y un salto mortal, se plantó en el centro geométrico de la alfombra persa. Yo saqué inmediatamente la cartulina del 10, mientras que Holmes, siempre más exigente, le concedió un 7. La casera anunció al visitante: un tal Mr. Korceniovsky, solicita ser recibido, dijo, pero aquel sujeto con cara de comadreja divorciada y modales de subinspector de hacienda, estaba ya descaradamente plantado ante nosotros.

Señores, yo soy..., balbuceó en un inglés apenas inteligible con su voz impostada de barítono checoslovaco. Holmes le atajó con un gesto elegante pero firme, diciendo: caballero, usted es Mr. Korceniovsky, a lo que el aludido contestó entre maravillado y alérgico al látex: si.
Holmes, admirado de su propia perspicacia, se frotó las manos. Yo, admirado de la perspicacia de Holmes, me hurgué la nariz sin disimulo. El señor Korceniovsky, admirado de la perspicacia de Holmes, confundido por mi gesto un tanto ordinario, y acaso hambriento, se zampó dos sandwiches mixtos y seis salchichas con puré que la señora Padmore nos había preparado para cenar.
Y bien, inquirió el célebre detective, ¿cuál es su problema, amigo? Korceniovsky, completamente abatido, se hundió en el sillón de las visitas. El retrato del zar Nicolás el sanguinario ha asesinado a los tres últimos conservadores del museo de Kaliningrado. Como no habíamos entendido nada, Holmes y yo nos acercamos al sillón de las visitas donde se hallaba hundido Korceniovsky, y aproximando el oído al profundo hoyo entre los cojines, pudimos escuchar: el retrato del zar Nicolás el sanguinario ha asesinado a los tres últimos conservadores del museo de Kaliningrado. Tirando uno de cada brazo, conseguimos sacar del agujero del sillón a Korceniovsky, que tan aturdido como agradecido, repitió: el retrato del zar Nicolás el sanguinario ha asesinado a los tres últimos conservadores del museo...
...de Kalinigrado, terminó Holmes, ante nuestra sorpresa mayúscula.

El gran detective hizo un gesto displicente con la mano, que lo mismo podía significar que le dejáramos solo, como podía indicar que Budapest es la capital de Hungría. Korceniovsky y yo quedamos perplejos. Holmes nos agarró por el cuello y nos lanzó a ambos por el hueco de la escalera, con lo que terminamos de deducir que con el gesto displicente había querido decir que le dejáramos solo. Ascendimos la escalera a duras penas, y nos pusimos a espiarle por el ojo de la cerradura que, por una de esas felices coincidencias, atravesaba la puerta de parte a parte. Holmes permaneció meditando en su sillón e inyectándose morfina en la pantorrilla durante doce horas y catorce minutos. De súbito, se levantó como empujado por un resorte, y abriendo la puerta, anunció con gran alborozo: caballeros, el caso está resuelto.
Ante la esperanzada espectación de Korceniovsky, la mía, la del lechero y la del cartero del vecindario, que llevaban ya varias horas con nosotros esperando el desenlace del misterio, Holmes sentenció: el retrato del zar Nicolás el sanguinario es sordo como una tapia.


No acertaré a describir el estupor que nos causó aquella declaración. El genial detective, exultante de júbilo, nos llevó a patadas y empujones ante el retrato de su bisabuela Mildred, que presidía con gesto adusto el gabinete, y exclamó: ¿Es que no lo ven? Este retrato, como todos los retratos, es completamente sordo. Y luego, complaciéndose en su propia genialidad, aconsejó al bueno de Korceniovsky: vuelva usted a Kaliningrado y advierta al actual conservador que se situe frente al retrato del zar con un cartel escrito en ruso en el que le ruegue encarecidamente que no le asesine. Ya vera usted qué bien, hombre de Dios.
Allí nos abrazamos todos y lloramos como niños. Korceniovsky se despidió de Holmes agradecido, el lechero se despidió de la señora Padmore, y el cartero me tiró un beso guiñándome un ojo, lo que, la verdad, me dejó sin saber muy bien qué partido tomar. El día siguiente, ya más sosegados, Holmes y yo entonamos Dios salve a la reina, y nos tiramos por el balcón para, resbalando en el toldo de la frutería de abajo, caer perfectamente sentados en un coche descubierto que nos condujo al club. ¿Puede concebirse mayor felicidad?


Una vez descartado lo imposible, lo que queda, por muy improbable que parezca, debe ser la verdad. Sir Arthur Connan Doyle.



miércoles, 5 de julio de 2017

JAKOB BERNOULLI. PASIÓN POR LAS PROPORCIONES


Nacido en Basilea en 1654, Jakob Bernoulli, a quien también se llama a veces Jacob, Jacques o James, fue uno de los más destacados filósofos y matemáticos de su generación. Su familia cuenta con otros reputados científicos, pues fue hijo de Nikolaus y hermano de Johann Bernoulli. Estudió en su ciudad natal, y en su magnífica Universidad, filosofía y teología. Su padre le había destinado a ocuparse de esas materias, pero su verdadera vocación era la de las ciencias, así que ocultamente Jakob comenzó a estudiar física y matemáticas, deslumbrando muy pronto a sus profesores en estas materias.
Siendo todavía un muchacho, amplió y enriqueció los trabajos de Newton y Leibniz sobre cálculo infinitesimal, aplicando sus hallazgos a nuevos problemas. Desarrolló también la geometría analítica, el cálculo de probabilidades y el de variaciones, y aportó mejoras impagables al teorema de Fermat. Junto a su hermano Johann, descubrió las propiedades de la cicloide, y en suma, sus contribuciones a la teoría matemática moderna, han resultado del todo decisivas para las aplicaciones más usuales en la actualidad.

Jakob Bernoulli no fue precisamente un aventurero. Apenas viajó, transcurriendo la mayor parte de su vida en su Basilea natal, en cuya prestigiosa Universidad, ejerció el magisterio hasta su muerte. En una fugaz estancia en Inglaterra, trabó amistad con Robert Boyle y Robert Hooke, con quienes mantuvo siempre permanente contacto y correspondencia. Ellos le animaron a proseguir sus trabajos matemáticos. A Bernoulli cabe el honor de ser la primera persona en la Historia en resolver ecuaciones diferenciales separables, mediante un ingenioso método que ni siquiera han llegado a superar los modernos computadores. Se alió con Gottfried Leibniz en la encarnizada disputa que éste sostuvo con Newton. Junto a su hermano Johann, publicó una brillante serie de artículos sobre las llamadas curvas trascendentales y la isoperimetría, lo que valió a ambos el reconocimiento universal en el terreno científico.

Jakob Bernoulli falleció de tuberculosis en 1705. Nicholas, uno de sus sobrinos, publicó en 1713 un volumen con sus últimos trabajos, que a la postre resultaron ser una obra imprescindible para la matemática moderna. En ellos, bajo el epígrafe de teoría de la probabilidad, se contienen hallazgos tan trascendentes como los números de Bernoulli o el llamado ensayo de Bernoulli, cuya gestación parece milagrosa sin contar con los actuales métodos de computación. Poco antes de su muerte encargó un epitafio con la leyenda: eadem mutata resurgo (resurjo mutante y permanente). Encargó también que en su tumba fuera grabada una espiral logarítmica, pero los marmolistas tallaron una espiral de Arquímedes, donde las distancias son constantes, mientras que en la logarítmica se van incrementando en progresión geométrica. La espiral de Bernoulli ha sido elegida como símbolo en 1948 por el Colegio de Patafísica (lo que está más allá de la física), una sociedad fundada en París como beligerante oposición a las sociedades científicas oficiales. La patafísica es la ciencia de las soluciones imaginarias. Nuestro profe Bigotini, paradigma de los personajes imaginarios, es desde su ya remoto nacimiento, miembro honorífico de esta sociedad surrealista y vanguardista. Artístico legado basado en el absurdo más clamoroso y fantástico. Et glorificatus sum in aeternum. Amen.

Hay quienes, para matar el tiempo, son muy capaces de estropear el reloj.



domingo, 2 de julio de 2017

NOVALICHES EN ALCOLEA


El marqués de Novaliches
Premita” Dios que te veas como se vio Novaliches en el puente de Alcolea. Esta especie de maldición gitana, que todavía recuerdan muchos andaluces viejos por haberla escuchado de labios de sus abuelos, hace referencia al que acaso sea el episodio culminante de la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa.
En septiembre de 1868, Ruíz Zorrilla y Sagasta se reunieron en Londres con Prim, para embarcarse hacia Gibraltar. El día 19 la escuadra concentrada en la bahía de Cádiz se sublevó al grito de ¡Viva España con honra! A bordo de la fragata Zaragoza, se abrazaron Prim y Topete. A la vez, el pueblo de Cádiz que ya había sido protagonista de la Historia en 1812, se hizo dueño de la ciudad. Se sublevaron sucesivamente Málaga, Almería y Cartagena. Las Juntas Revolucionarias surgieron por doquier, desde Sevilla hasta Barcelona...

El general Serrano
La reina Isabel, reaccionando demasiado tarde, depuso a González Brabo, nombrando jefe del Gobierno al marqués de La Habana, Don José de la Concha. También fue tardía la designación del general Don Manuel Pavía, marqués de Novaliches, para hacer frente a las fuerzas que comandadas por Serrano, avanzaban desde Andalucía. La mayoría de los cortesanos tenían ya un pie, cuando no los dos, puesto en la frontera francesa. La misma Isabel II estaba en San Sebastián, prolongando su veraneo de forma un tanto forzada. El escenario estaba ya preparado para representar el tragicómico sainete que daría fin a su reinado.
Las tropas de Novaliches, últimas fuerzas todavía leales a la soberana, aunque veremos que no demasiado, se encontraron el día 28 en el cordobés puente de Alcolea frente a los revolucionarios encabezados por Don Francisco Serrano, duque de la Torre.

Aquí las versiones difieren un tanto. Mientras algunos quieren que los realistas ofrecieron alguna resistencia, otros insisten en que no hubo sino algunos tiros lejanos de fusilería, que apenas produjeron bajas. Según los primeros, el propio Novaliches, a la sazón prácticamente un anciano, protagonizó a pecho descubierto un intento de ataque en el que resultó herido. Más verosímil parece otra versión según la cual Serrano llamó a su lado a un fusilero reputado de buen tirador, y le ordenó que disparara al general isabelino para herirlo levemente en un brazo como señal de advertencia. El mozo, que tenía una puntería infalible, lo hizo tal como se lo ordenaron. La sangre humedeció la manga de la guerrera del viejo Novaliches, y entonces, sin mediar palabra, la mayor parte de los oficiales que le rodeaban volvieron grupas, dejando libre el paso por el puente. Los soldados hicieron también lo propio, siguiendo cada unidad a sus jefes y oficiales, y allí quedó el anciano general, prácticamente solo, derrotado y a merced del enemigo.


Afortunadamente para él, en aquellos tiempos románticos (téngase en cuenta que estamos en pleno Romanticismo), entre caballeros las diferencias solían dirimirse caballerosamente. Novaliches entregó su sable a Serrano, y bastó este mínimo acontecimiento militar para que el régimen terminara de desplomarse. El día 29 el pueblo de Madrid se echó a la calle dando vivas a la Revolución, gritando muerte a los Borbones, y entonando el Himno de Riego. Al frente iban los Voluntarios de la Libertad capitaneados por el teniente coronel Escalante, recién liberado de su prisión. Se hizo cargo del poder de forma provisional una Junta de Gobierno en la que participaron Amable, Madoz, Jovellar, Rivero y Ros de Olano. Este momento histórico, con cánticos incluidos, se reflejó décadas más tarde en un pasaje de la zarzuela Luisa Fernanda, obra del maestro Moreno Torroba, que os recomiendo de forma entusiasta. Serrano fue recibido como un verdadero héroe nacional. Por otra parte, y contrastando con la alegría y los cánticos madrileños, en Barcelona estalló una auténtica revuelta popular con hogueras y garrotes incluidos, lo que decidió a Isabel y los pocos cortesanos que la acompañaban, a cruzar inmediatamente la frontera francesa, siendo acogidos en Biarritz por Napoleón III y su augusta esposa, la muy andaluza y romántica emperatriz Eugenia de Montijo.

Así triunfó la histórica Revolución Gloriosa acogida por el pueblo de España con tanta ilusión, como decepción iban a traer los acontecimientos posteriores. Pero en fin, esa ya es otra historia. Puede que pronto la tratemos aquí, como tratamos otros interesantes episodios de nuestro pasado. Esto es Historia Contemporánea, o sea, casi casi de ahora mismo. Nuestro profe Bigotini es tan viejo que recuerda perfectamente todas estas cosas y algunas más. Os dejo porque veo que se ha envuelto en una bandera republicana y está entonando el Himno de Riego cabalgando sobre el caballito de cartón de un fotógrafo. ¡Hay que ver lo anticuado que está este hombre!

Cuanto más conservadoras son las ideas, más revolucionarios son los discursos. Oscar Wilde.



jueves, 29 de junio de 2017

BARBARA STANWYCK. ESA MIRADA FRÍA



Esa mirada fría de Barbara Stanwyck en Perdición resulta inolvidable para cualquier cinéfilo. Fred MacMurray estaba embobado mirándola bajar la escalera con aquellas piernas interminables y el sutil detalle de la pulsera en el tobillo. Parece que lo de la pulsera fue una sugerencia que la propia estrella hizo a Billy Wilder. Y es que la Stanwyck enamoraba a la cámara. Y eso que no era lo que se llama una belleza al uso. Ella tenía sus aristas. Empezó en el cine mudo como otra más de las chicas guapas convencionales, pero su rostro y su carácter se fueron afilando con el paso del tiempo.
Tenía talento. En Lady of Burlesque cantó, bailó, hizo reír y llorar. Enamoró a Gary Cooper en Bola de fuego, y ya de paso a los otros siete enanitos de aquel encantador cuento filmado por Howard Hawks. Ya en su madurez dictó toda un cátedra interpretativa...
Bigotini quiere rendir hoy un homenaje a esta actriz superlativa con el enlace para visionar un magnífico montaje de poco más de 5 minutos sobre la filmografía de la estrella y sus mejores actuaciones en la pantalla. Haced clic en la foto y disponeos a disfrutar con este recorrido por la singular carrera de Barbara Stanwyck. Que aproveche.


Fee de erratas

En el texto superior se dice erróneamente que en el filme Perdición (Double indemnity, 1944) Edward G. Robinson interpreta el papel de esposo de la Stanwyck, cuando realmente su papel es el de jefe de Fred MacMurray.



Próxima entrega: Howard Hawks



domingo, 25 de junio de 2017

TEORÍA GENERAL DE LA RELATIVIDAD. LA NUEVA HISTORIA DEL TIEMPO


Publicado en nuestro anterior blog en diciembre de 2012


Recordad la reciente entrada acerca de la teoría especial de la relatividad (Albert Einstein, 1905), que sugería que distancia y tiempo no son magnitudes absolutas, y que la medida del avance de un reloj, depende de la velocidad del movimiento respecto de ese reloj. Pues bien, diez años después, en 1915, Einstein hizo pública su teoría general de la relatividad, que explica la atracción gravitatoria desde una nueva perspectiva.

Según esta nueva y revolucionaria concepción, la gravedad no es una fuerza como las demás, sino más bien el resultado de la curvatura del espacio-tiempo provocada por la ubicación de las masas en el mismo. Como ya comentamos, cualquier masa que se encuentra en el espacio, lo deforma, del mismo modo que lo haría una enorme sandía que colocáramos sobre una superficie elástica. Si situamos una liviana pelota de ping-pong en el borde de la depresión, dándole un impulso circular, la pelota orbitaría durante algún tiempo alrededor de la sandía, hasta terminar precipitándose hacia el fondo de la depresión, ganando más velocidad a medida que se fuera aproximando. Se trata de una metáfora perfecta acerca del comportamiento de los cuerpos estelares y los demás objetos del universo.


Así pues, Einstein interpreta los fenómenos gravitatorios como alteraciones de la curvatura del espacio-tiempo producidas por la presencia de masas. De ello se deduce que el campo gravitatorio, al igual que el campo electromagnético, tiene una identidad física independiente y sus variaciones se transmiten a una velocidad finita en forma de ondas gravitacionales. Como ya quedó implícito en la teoría especial de 1905, nada en el universo puede viajar a una velocidad superior a la de la luz, lo que da lugar a una nueva y revolucionaria reinterpretación del concepto tiempo. La representación gráfica del cono del tiempo (véase la ilustración) resulta particularmente esclarecedora y atractiva.

Como los efectos gravitatorios se propagan a la velocidad de la luz, si nuestro sol estallara o desapareciera de repente, la Tierra no abandonaría su órbita ni nosotros experimentaríamos efecto alguno hasta ocho minutos más tarde, que es exactamente el tiempo que tarda la luz en llegar desde el sol hasta nuestro planeta. Del mismo modo que los fotones son las partículas elementales específicas para la luz (redordad: una inquietante mezcla de ondas y de partículas), muchos científicos piensan que la gravitación podría cuantizarse en forma de unas partículas ideales llamadas gravitrones. He aquí un interesante tema de reflexión.


Estos son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros.  Groucho Marx.



jueves, 22 de junio de 2017

AMBROSE BIERCE, EL GRINGO VIEJO


Ambrose Gwinnett Bierce, nacido en Meigs, Ohio, en 1842, protagonizó una de las biografías más novelescas que cabe imaginar. Fue el décimo de trece hermanos en una familia de granjeros calvinistas de la América más primitiva y profunda. Su padre, un sujeto extravagante, se empeñó en bautizar a todos sus retoños con nombres que empezaran por A. Su madre tenía un carácter autoritario y despótico. En este ambiente asfixiante se crió el joven Ambrose, y no es de extrañar que cobrara un odio visceral por su familia. Uno de sus hermanos fue forzudo en un circo ambulante, otra de sus hermanas marchó a África como misionera, y acabó sus días en una cazuela devorada por los caníbales. Tal como suena. Ambrose se alistó como voluntario en el ejército de la Unión nada más comenzar la Guerra Civil americana. Más que por patriotismo, lo hizo para escapar de la casa paterna. Se distinguió en sucesivas acciones bélicas, participando en batallas históricas como las de Chattanooga, Nashville o Shiloh. Esta última, que fue una auténtica carnicería, dejó una huella imborrable en su carácter, y le sirvió de inspiración en varios de sus mejores relatos. Terminó la guerra ascendido al grado de mayor (comandante).


Acabada la contienda participó aún en algunas escaramuzas contra los indios, destinado al célebre Fort Laramie. Pretendió continuar en el ejército, pero desistió cuando no respetaron su graduación, siendo aceptado como simple teniente. Se casó con Molly Day, mujer al parecer bellísima, de la que se divorció tras sorprenderla en una aventura amorosa.
Bierce se inició en las letras como periodista en San Francisco, llegando a dirigir alguna publicación. Viajó en esta época regularmente a Londres, y entabló amistad con Mark Twain, por entonces toda una celebridad literaria, de quien fue siempre un admirador incondicional. De vuelta en San Francisco, entró en las empresas periodísticas de William Randolph Hearst, convirtiéndose en el más prestigioso columnista de la costa occidental.
Bierce desapareció en México en 1914, cuando tenía más de setenta años. Su inextinguible espíritu aventurero le llevó a unirse en Ciudad Juárez al ejército de Pancho Villa. Su rastro se perdió en Chihuahua, y a partir de entonces no volvió a saberse nada más de él, lo que hizo correr ríos de tinta en su país. Su peripecia mexicana inspiró primero una novela de Carlos Fuentes, Gringo viejo, y después la película del mismo título, dirigida por Luis Puenzo en 1989, y protagonizada por Gregory Peck.


En cuanto a su faceta propiamente literaria, Ambrose Bierce fue ante todo un maestro del cuento corto. En sus narraciones hizo gala de un humor irónico, a veces sarcástico y ácido, que le valió el sobrenombre de Bitter Bierce (Bierce el amargo). En eso imitó a su amigo Mark Twain. Escribió también algunos cuentos fantásticos donde demostró su prodigiosa imaginación. Destacó como autor de relatos terroríficos, siguiendo la tradición tan en boga en su época, de autores como Nathaniel Hawthorne, Herman Melville o el mismo Poe. Títulos como La cosa maldita, La ventana tapiada o La muerte de Halpin Frayser, son otros tantos ejemplos de su maestría en este género.
De entre sus numerosos relatos breves, Biblioteca Bigotini se complace hoy en presentar la versión digital del titulado El hipnotizador, cuento que refleja fielmente el estilo de este prodigioso escritor de accidentada vida. Haced clic en la portada, y disfrutadlo.

Cristiano es aquel que sigue las enseñanzas de Cristo, en la medida en que no sean incompatibles con hacer lo que le venga en gana. Ambrose Bierce.