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lunes, 28 de noviembre de 2016

LOS HERMANOS MARX Y EL HUMOR TOTAL




Camarero, hoy no tengo tiempo para almorzar, traígame sólo la cuenta. Este era el humor de los Marx, una familia de judíos procedentes de Alemania, que se afincaron en Brooklyn a principios del siglo XX. Los cinco hermanos se criaron en la calle. Chico, que aprendió a imitar el acento de los emigrantes italianos, era el rey de los billares, unos eran buenos instrumentistas, otros medianos bailarines, y todos canturreaban con cierta gracia. El padre de familia era un sastre judío al que casi ningún cliente terminaba de pagar los trajes. Los genes artísticos provenían de la madre, que cuando no eran más que adolescentes, formó con ellos y una tía, un grupo humorístico-musical que hacía sus numeritos en locales de vodevil de ínfima categoría. Ese fue el ambiente en que comenzaron. Apenas ganaban el dinero justo para comer, y si algo sobraba, se lo gastaban en las timbas de juego o en los burdeles: recuerdo perfectamente la primera vez que hice el amor, todavía conservo el recibo, escribió Groucho en sus delirantes memorias. Luego llegó el salto a los escenarios de Broadway, sus exitosas comedias musicales y por fin Hollywood. Gummo fue el primero de los hermanos que cayó de los carteles, Zeppo, un galán regularcillo, aguantó unas pocas películas... Finalmente quedaron los tres Marx conocidos del público, Groucho, Chico y Harpo.
¿Qué puede decirse de estos geniales comediantes que no se haya dicho ya? Presentaron ante el mundo un humor surealista liderado por Groucho, un auténtico genio de la escena. Su éxito en realidad no tiene ningún secreto. La mayor parte de las veces se limitaron a filmar las comedias que ya habían triunfado en el teatro. Al profe Bigotini le gustan todas sus películas, aunque debemos reconocer que su calidad cinematográfica fue algo desigual. Frente a grandes filmes como Una noche en la ópera o Sopa de Ganso, hubo otras mucho menos logradas. Hoy os proponemos visionar la versión castellana de Amor en conserva, que a pesar de ser una de las más flojas, cuenta con varios alicientes, entre ellos el debut cinematográfico de una jovencísima y bellísima Marilyn Monroe. El pícaro Groucho ya le había echado el ojo y pronosticado que iba a convertirse en una gran estrella. Haced clic en la carátula, y pasad un buen rato con el humor inimitable de los Marx. Que aproveche.

Próxima entrega: Sam Wood



jueves, 24 de noviembre de 2016

PRIMERA LEY DE LA TERMODINÁMICA



Publicado en nuestro anterior blog el 23 de agosto de 2012


James Joule
La energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Esta es la fórmula un poco simplista, con la que a menudo se enuncia la primera ley de la termodinámica, o principio de conservación de la energía. Aunque el embrión de la idea estaba ya en Aristóteles, el origen científico del principio debe adjudicarse al físico James Joule, que en 1843 demostró que la energía gravitatoria que va perdiendo un cuerpo al caer y que provoca el movimiento de una rueda hidráulica, es igual a la energía térmica que gana el agua producida por la fricción de las palas de la rueda.

En otros términos: la energía de los cuerpos que interactúan entre sí en un sistema aislado puede cambiar de forma (de hecho lo hace continuamente), pero permanece siempre constante. Las formas que adopta la energía son diversas: potencial (la almacenada en los cuerpos), cinética (la del movimiento), química o calorífica… La energía potencial de la piedra se transforma en cinética cuando cae; la energía química de la batería se transforma en cinética en el motor; cuando la flecha se incrusta en la diana, su energía cinética se transforma en calor… Una forma algo más complicada pero bastante exacta de enunciar el principio es la siguiente: el aumento de la energía interna de un sistema debido al calentamiento es igual a la diferencia entre la cantidad de energía suministrada en forma de calor y el trabajo efectuado por el sistema en su entorno.


La divulgadora científica Natalie Angier escribe: “la ley de conservación de la energía ofrece algo a lo que agarrarse durante esos momentos nocturnos de terror silencioso en los que pensamos en la muerte y el olvido. La energía que hay en nuestros átomos y en los enlaces que los unen, no se destruirá. La masa y la energía de las que estamos hechos cambiarán de forma y de ubicación pero se quedarán aquí, en este bucle de vida y luz, en esta fiesta permanente que comenzó con un Bang”. ¿Hay una forma más grandiosa de inmortalidad? Una vez más, amigos, la verdad científica, la realidad física, supera con creces a las absurdas supersticiones.



Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos por hacer lo posible imposible.  Enrique Jardiel Poncela.



martes, 22 de noviembre de 2016

JACINTO BENAVENTE. CONTRADICCIONES Y CONTROVERSIAS


Jacinto Benavente nació en Madrid en 1866. Hijo de un afamado y acaudalado médico de la capital, recibió a la muerte de su padre una cuantiosa herencia. Abandonó los estudios de derecho que había iniciado, para dedicar su tiempo a la literatura y los viajes. Viajó por Francia y sobre todo muy extensamente por Rusia, país por el que sintió siempre una especial atracción. El joven Benavente ya apunta en su carácter las contradicciones que van a definir su personalidad. Era manifiestamente homosexual, aunque nunca llegó a reconocerlo abiertamente, y sin embargo durante su estancia en Rusia se enamoró perdidamente de la Bella Geraldine, una trapecista inglesa que actuaba en el circo que dirigía el propio Benavente. Si hay que creer a algún biógrafo, en esa etapa no solo fue empresario circense, sino que llegó a trabajar bajo la carpa como jefe de pista. Hay que reconocer que su peculiar fisonomía encajaba en la chistera, la levita y las botas de montar que son atributos del oficio.

De regreso en España, Benavente estrenó su primera obra, El nido ajeno, en 1894, con escaso éxito, lo mismo que las piezas que le siguieron. No por eso se arredró, es más, poco más tarde, en 1899, fundó en Madrid el Teatro Artístico, aportando él el dinero y asociándose con Valle Inclán en su dirección. Se trataba de un experimento teatral vanguardista de intención regeneracionista, como correspondía a la Generación del 98. Acudía regularmente con su socio a la tertulia del Café de Madrid, hasta que un día discutieron acaloradamente, llegando incluso a las manos. Ramón del Valle Inclán cobró desde entonces un odio feroz a “ese maricón”, y Benavente formó su propia tertulia en la Cervecería Inglesa.

Pasada aquella primera etapa, el éxito de Benavente fue ya imparable, y lo acompañó siempre hasta el fin de sus días. Sus obras La noche del sábado, Rosas de otoño y sobre todo, Los intereses creados, estrenada en 1907, y considerada su obra maestra, le granjearon el favor del público (lo sacaban del teatro en hombros, como a los toreros de postín) y de críticos tan exigentes como José Ortega y Gasset o Miguel de Unamuno. Probablemente no ha existido un autor teatral tan celebrado y galardonado en vida: en 1912 ingresó en la Real Academia, en 1918 ocupó un escaño en el Congreso de los Diputados, en 1922 recibió el Nobel de Literatura. Fue nombrado hijo predilecto de Madrid y adoptivo de Nueva York, donde dirigió su propia compañía teatral. Viajó después a Egipto, Palestina y otra vez a Rusia, donde fue acogido como un héroe literario por el régimen bolchevique.


Benavente era especialista en caer siempre de pie. Fue considerado una figura intelectual durante la República. Durante la Guerra Civil, pasó primero a Barcelona y más tarde a Valencia, donde recibió numerosos homenajes. Terminada la contienda, el régimen franquista censuró sus obras durante un breve periodo, pues a su condición de rojo unía la de homosexual. Además, y para acabarla de arreglar, Benavente había sido en 1933 cofundador de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. Pues bien, en los meses posteriores al triunfo de Franco, desplegó una febril actividad conciliadora, manifestando de mil maneras su adhesión al régimen. Asistía a desfiles, participaba en manifestaciones profranquistas, y llegó a levantar el brazo con tanto ímpetu que se provocó una severa tendinitis en el hombro derecho. El caso es que en 1947 era ya un autor nacional, y en el 48 fue nombrado presidente honorario de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles. Ahí queda eso.


Además de las ya citadas, destacan entre las casi doscientas obras teatrales que estrenó: Señora ama, La Malquerida, La ciudad alegre y confiada, Campo de armiño, Vidas cruzadas o La Infanzona. Todas ellas y muchas más constituyeron éxitos clamorosos. Fueron interpretadas en sus estrenos por los mejores actores del momento, sobresaliendo las actuaciones de María Guerrero, excelsa actriz por la que el autor manifestó siempre una especial predilección. En cuanto a la consideración que la obra de Benavente ha tenido para los críticos y analistas literarios, habría que distinguir entre el teatro de su primera época, en la que subyace una clara intención crítica hacia la rancia dramaturgia del XIX español, personificada en autores como Echegaray o Tamayo y Baus; y las piezas posteriores, a partir de su éxito popular. Este teatro del Benavente consagrado es en opinión de críticos como Pérez de Ayala, Torrente Ballester o Monleón, mucho más acomodaticio y destinado a satisfacer al público burgués que llenaba los patios de butacas. No niegan, sin embargo, el exquisito dominio de la técnica teatral del que hace gala Benavente. Los tiempos están medidos, los personajes bien dibujados, y las obras en definitiva “funcionan”.

Hoy en Biblioteca Bigotini os ofrecemos la edición digital de Los intereses creados, unánimemente considerada la obra cumbre de Jacinto Benavente. Se estrenó en 1907 en el Teatro Lara de Madrid, encarnando los papeles principales María Guerrero, Fernando Díaz de Mendoza y Emilio Thuillier. Se trata de una pieza a caballo entre la comedia clásica y la sátira. Sus protagonistas son Leandro y Crispín, dos pícaros que llegados a una ciudad italiana del siglo XVII, fingen ser Crispín el criado y Leandro un gran hombre adinerado. La trama urdida por el personaje de Crispín-Arlequín, el verdadero espíritu de la comedia, persigue enamorar a la Colombina, la bella hija del rico Polichinela. Como puede verse, los personajes están tomados de la tradición teatral italiana, la Commedia dell’Arte, arraigada en el carnaval veneciano y trasunto de la propia comedia que es la vida. Haced clic en la portada y deleitaos con la lectura de Los intereses creados, sin duda una de las más importantes piezas de la literatura teatral española de todos los tiempos.

Es tan fea la envidia que siempre anda disfrazada, y nunca es más odiosa que cuando pretende disfrazarse de justicia. Jacinto Benavente.



viernes, 18 de noviembre de 2016

MIXOCELOS. EL ORIGEN DE LOS ORGANISMOS PLURICELULARES


Publicado en nuestro anterior blog el 20 de abril de 2012.


Biólogos y evolucionistas están de acuerdo en que la principal incógnita a despejar sobre la historia de la vida en nuestro planeta es sin lugar a dudas, la aparición del primer organismo vivo capaz de autoreplicarse. Este primer paso fue desde luego, no sólo el más complicado, sino también por su lejanía, el que cuesta más trabajo imaginar y reproducir. Si en esto hay unanimidad, también la hay en situar en segundo lugar en esta escala de pasos decisivos, la formación de las primeras organizaciones pluricelulares.

La teoría es la siguiente: dos o más organismos unicelulares individuales se unen o se asocian en beneficio mutuo, de tal manera que con el paso del tiempo esta cooperación se consolida y desemboca en la aparición de organismos vivos donde diferentes células individuales realizan tareas especializadas que contribuyen al desarrollo y la reproducción (no olvidéis nunca que ese es el objetivo final de todo organismo: perpetuar su acervo genético) del organismo complejo resultante. Bien, pero esto no es más que teoría. Faltaba, como siempre, encontrar el eslabón perdido, observar a través del microscopio a varias bacterias o varios organismos unicelulares cualesquiera, asociarse, cooperar y construir estructuras complejas.

En las últimas décadas se han encontrado ya afortunadamente varios ejemplos en este sentido. Tal vez ninguno de ellos es tan sugestivo y espectacular como este de los mixocelos, que hoy os quiero mostrar como una más de las muchas curiosidades biológicas a las que ya sabéis que soy tan aficionado.


Por regla general el mixocelo se presenta en la naturaleza en forma de células aisladas, con características de las amebas ordinarias que habitan en el subsuelo. Cuando los nutrientes escasean (por ejemplo en caso de sequías y estiajes), las amebas aisladas se reúnen en determinado punto, como animadas por una secreta voz de mando. En ese punto van acumulándose, hasta formar una estructura que recuerda a un alfiler vertical cuya cabeza apunta hacia arriba. La estructura consta de un tallo y una protuberancia superior o cabeza cargada de esporos. Una vez formada esta estructura, el mixocelo es capaz de moverse como un todo, retorciéndose y estirándose como un gusano en busca de terrenos más húmedos.

Fijaos en el detalle de que las diferentes células individuales asumen papeles diferenciados (cabeza y tallo). No falta tampoco el componente altruista: las amebas del tallo y las que forman las zonas exteriores, que son la mayoría, se sacrifican y entregan su vida literalmente para preservar la de unas pocas que han quedado en la región interior de la cabeza, única parte que sobrevivirá a la estación seca. Pero aquí lo más intrigante es la siguiente pregunta: ¿cómo saben las diferentes células individuales que tienen que agruparse, en qué momento, en qué lugar y de qué manera?

Los biólogos descubrieron que las amebas segregan una sustancia llamada adenosín monofosfato cíclico (cAMP).  Si una ameba es alcanzada por el cAMP de otra, la primera es capaz de segregar cAMP en mayor cantidad. La acción conjunta de este efecto de refuerzo, por una parte, y la difusión por otra, conduce a la formación sobre el terreno de dibujos de ondas o espirales químicas. Las diversas células pueden medir el gradiente de densidad de las respectivas ondas de cAMP, y moverse en sentido contrario al gradiente. Para ello cada ameba utiliza pequeños divertículos o invaginaciones con los que literalmente “rema” sobre el terreno.

Lo verdaderamente asombroso es que estas espirales o círculos concéntricos trazados por organismos vivos, son del todo idénticos a los dibujos que forman las reacciones químicas de naturaleza inanimada, y también similares a las simulaciones gráficas del gradiente que realizan los programas matemáticos. Esto nos induce a pensar que en efecto, la vida obedece siempre a unas reglas y sigue unas pautas determinadas, y (sobre todo) está regida por las mismas leyes fisicoquímicas que gobiernan el resto del Universo. Perdonad este pequeño desbarre pseudofilosófico, pero es que a veces no me puedo contener.


Volviendo a los mixocelos, lo que aun no parece aclarado es el mecanismo por el que unas amebas migran hacia el tallo y otras hacia la cabeza, pero en todo caso, está probada la evidencia de que las distintas células se comunican por medio de estímulos químicos, como por otra parte sucede de forma sistemática en todos los organismos pluricelulares avanzados. Quedaos con esto y no dejéis de pensar. De todos los ejercicios, es el más recomendable.

Soy tan viejo que recuerdo a Doris Day antes de que fuera virgen.  Groucho Marx.



martes, 15 de noviembre de 2016

JAN SWAMMERDAM, EL PADRE DE LA ENTOMOLOGÍA


Nacido en Amsterdam en 1637, Jan Swammerdam, un holandés singular, dedicó su vida al estudio de la anatomía de los que en su época eran los últimos seres vivos en la escala biológica. En efecto, en el siglo XVII no se tenía noticia de ningún microorganismo, por lo que los insectos y los invertebrados en general, eran los bichos más insignificantes que se conocían. Anatomista y zoólogo, Jan Swammerdam no se quedó en las meras descripciones anatómicas, sino que profundizó tambien en la observación de las costumbres, las formas de apareamiento y otras particularidades anatómicas de los artrópodos. Esto lo convierte también en pionero de la etología, puesto que sus notas y observaciones, realizadas de forma minuciosa, han servido de guía a biólogos y especialistas en zoología de invertebrados de los siglos posteriores.


No tuvo más remedio Swammerdam que construirse sus propios microscopios. La óptica era en el XVII una disciplina aun muy poco desarrollada, por lo que podemos considerar al holandes también un adelantado en ese campo. Las obras de Jan Swammerdam se consideran hoy en día clásicas. Las más destacadas son su Historia general de los animales que carecen de sangre, y su Libro de la naturaleza, subtitulado Historia de los insectos. El estudio de los insectos y sus observaciones sobre las metamorfosis que sufren durante su crecimiento y desarrollo, llevó a Swammerdam a interesarse también por los anfibios, pues encontró, sobre todo en las ranas y otros batracios, grandes analogías y similitudes en lo relativo a las fases embrionarias y juveniles.

También se interesó Swammerdam por la embriología comparada, y a él se deben las primeras observaciones sobre la similitud de las diferentes especies en sus primeras etapas embrionarias, algo que siglos después ha sido confirmado por la biología. En cuanto a su biografía, Jan Swammerdam fue hombre de costumbres retraídas que rehuyó siempre el trato social, hasta el punto de que no se conocen retratos suyos de los que se tenga certeza de autenticidad. El que presentamos encabezando este artículo es uno que suele atribuírsele, y se realizó en el XIX a partir de uno de los personajes que aparecen en el cuadro La lección de anatomía de Rembrandt. Fallecido en su Amsterdam natal en 1680, Swammerdam pasará a la historia de la ciencia como el padre de la entomología.

He oído hablar tan bien de tí, que creía que estabas muerto.



viernes, 11 de noviembre de 2016

RICHARD FELTON OUTCAULT Y SU YELOW KID


Richard Felton Outcault, nacido en Lancaster, Ohio en 1863, se inició como dibujante en los talleres de Thomas Edison, para quien realizaba bocetos técnicos. Muy pronto comenzó a simultanear este trabajo con los dibujos humorísticos que publicaba en las revistas Life y Judge. En 1895 empezó a dibujar una serie de viñetas en World, el suplemento dominical del New York World, que fue uno de los primeros en publicarse a todo color. En estas viñetas Outcault presentó a un chiquillo de los suburbios vestido con un largo camisón, que servía al artista para escribir en él diversos textos. Al año siguiente, y como experimento gráfico, la camiseta se coloreó en amarillo, que al parecer en esa época era un color muy difícil de reproducir, por lo que aquello constituyó todo un reto gráfico. Este fue el primer antecedente de su famoso personaje Yellow Kid. La gente de manera espontánea comenzó a llamar así a ese chico amarillo, y el apodo se hizo tan popular que Outcault terminó titulando Yellow Kid sus viñetas.

El año siguiente, 1896, pasó a trabajar para el diario rival, el New York Journal, cuyo propietario era el célebre magnate de la prensa William Randolph Hearst. Se dice que precisamente fue idea de Hearst, que las viñetas narraran una pequeña historia, publicándose una sucesión de ellas. De esta manera y con esta fórmula nacieron las primeras comic streep, tiras cómicas de donde proviene el abreviado nombre de comic que desde entonces damos al género. Así que las primeras tiras cómicas fueron las de Yellow Kid, y el primer autor de ellas fue Richard Felton Outcault.









El chico del camisón amarillo era un gamberrete cuyos comentarios solían meter el dedo en el ojo a los políticos y en general, a la autoridad establecida. Por otra parte, Outcault era un dibujante de fino trazo, especialmente dotado para la sátira humorística, eso si, bastante racista, que era lo que entonces se llevaba en aquella sociedad americana. Aparte de la serie de Yellow Kid de la que os presentamos una pequeña muestra, Outcault creó para el New York Herald, su nueva empresa, la serie del simpático negrito Pore Lil Mose en 1901, y un año más tarde, en 1902, otro personaje más enfocado hacia el público infantil, así nació su serie de Buster Brown, un muchacho travieso al que siempre acompañaba su perro. Las peripecias de Buster Brown continuaron en el New York American hasta 1920. Este genial dibujante y guionista falleció en la Gran Manzana el año 1928. Desde Bigotini nuestro homenaje al gran pionero que fue.

















martes, 8 de noviembre de 2016

SONRÍA POR FAVOR. AQUELLAS LOCAS COMEDIAS



A partir de la aparición del sonido en el cine, ya no fueron suficientes las caídas, las persecuciones o las tartas de nata estrellándose en la cara. Hacían falta diálogos chispeantes, chistes, juegos de palabras... Muchos de los guionistas del mudo se adaptaron a los nuevos tiempos, a fin de cuentas contar una historia siempre será contar una historia. Sin embargo, hacía falta más. Ese algo más que faltaba lo aportaron escritores llegados a Hollywood desde los escenarios de Broadway e incluso desde los más modestos teatros de vodevil de cualquier pueblucho. El caso era hacer reír a los espectadores, algo muy necesario en el tristísimo escenario de la recesión y la pobreza en que quedó sumida América después del crak del 29.
Tipos como W. C. Fields, Eddie Cantor, Jimmy Durante o Joe Brow, obraron el milagro de hacer reír durante hora y media a obreros en paro, deshauciados y otros naúfragos sociales, por el módico precio de la entrada en un cine de barrio. Algunas comedias y alguno de esos comediantes también se hicieron populares en Europa. Otros fueron de exclusivo consumo interno, porque su humor resultaba demasiado americano o porque sus chistes resistían mal las traducciones a otros idiomas.
Hoy os dejamos el enlace para acceder al vídeo de Las minas del rey Salmonete, una parodia de las películas de aventuras africanas filmada en 1949. Bastante más tarde de la época que acabamos de describir. Son sus protagonistas Bud Abbott y Lou Costello, dos cómicos de serie B que arrasaron en las taquillas americanas y en Europa gozaron también del favor del público. Se trata de un humor facilón y hasta simplón, pero sirve para pasar un rato entretenido. Haced clic en la carátula y comprobadlo vosotros mismos.

Próxima entrega: ¡Más madera!