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jueves, 30 de abril de 2015

MULTIVERSO E INFLACIÓN CAÓTICA. LA COSMOLOGÍA DEL FUTURO

Desde tiempos inmemoriales en que los seres humanos se han interesado por saber cuál era el origen de nuestro mundo, tanto en los mitos de la creación de las distintas religiones, como en las especulaciones filosóficas, se han barajado dos tipos de hipótesis radicalmente enfrentadas. Por una parte la creatio ex nihilo o creación a partir de la nada, en la que por voluntad de algún ente superior o por otras causas, el orden emerge del caos, tal como contemplan entre otras, la mitología griega, la egipcia, la maya, la polinesia, o nuestra tradición judeo-cristiana, bien conocida. En el polo opuesto, están la mitología budista y algunas formas de hinduismo. En ellas el universo es intemporal, y carece de principio y de fin. En el Mahapurana hindú está escrito: Si Dios creó el mundo, ¿dónde estaba Él antes de la creación? Has de saber que el mundo no fue creado, como el propio tiempo, que no tiene principio ni final.

Ambas visiones son mutuamente excluyentes y no admiten término medio. Sin embargo, los más recientes descubrimientos científicos parecen ofrecer una solución en una dirección totalmente nueva. Ingenios espaciales como el satélite WMAP, nos han proporcionado una imagen detallada de cómo era el universo cuando tenía sólo 380.000 años de edad. El WMAP ofrece un mapa asombroso que muestra con extraordinaria precisión la radiación de microondas creada por el propio big Bang, poco después del estallido que dio origen a nuestro universo. Es en palabras de la revista Time, el eco de la creación. Esta luz fósil nos facilita una medición precisa de la edad del universo, que los cosmólogos cifran actualmente en 13.700 millones de años, con el margen de error de un insignificante 1%.


Colateralmente, las más sofisticadas técnicas de exploración han confirmado la existencia de una misteriosa materia oscura que ocupa aproximadamente el 23% del universo que podemos observar con la tecnología actual. Y lo que aun resulta más sorprendente, un 73% del universo está constituido por una forma totalmente desconocida de energía, llamada energía oscura. Un descubrimiento que ha hecho tambalear los cimientos de la comunidad científica. Esta energía oscura ha sido al parecer, el principal motor de la expansión que sufre nuestro universo, con galaxias separándose a una velocidad inimaginable, que va aumentando exponencialmente. Según la teoría inflacionaria del universo, en la primera billonésima de una billonésima de segundo, una misteriosa fuerza antigravitatoria hizo que el universo se expandiera a una velocidad increíble que supera en un factor de 1010 a la velocidad de la luz. Eso no viola el principio de que nada puede viajar más rápido que la luz, porque en este caso fue el espacio vacío el que se expandió, y no los objetos materiales.


Establecida la certeza científica de esta inflación, persiste la duda de cómo comenzó y por qué se produjo. Como nadie conoce el mecanismo inflacionario, siempre existe la posibilidad de que vuelva a producirse de nuevo. ¿Pueden ocurrir repetidamente las explosiones inflacionarias? Fuera cual fuera el mecanismo que la produjo, ese mecanismo continúa en funcionamiento. Por lo tanto, es posible que otras regiones del universo estén experimentando el mismo fenómeno. El físico ruso Andrei Linde llama a esta teoría inflación eterna autoreproducida o inflación caótica, porque prevé un proceso interminable de inflación continua de universos paralelos. Lo que llamamos convencionalmente “el universo” bien podría ser sólo un elemento de un conjunto, un multiverso o megaverso, donde los distintos universos individuales estén dando a luz continuamente nuevos universos. Si es así, puede que habitemos en un mar de universos, una especie de burbuja flotando en un océano de otras burbujas. Pueden estar produciéndose big bangs continuamente.

Esta hipótesis no contradice las leyes físicas conocidas. Es más, desde que se formularon la teoría de cuerdas y algunas de sus versiones avanzadas, cada vez existen más pruebas teóricas para sostener la existencia de un multiverso del que siguen saliendo o brotando otros universos como retoños. Si es así, se unificarían las dos grandes líneas mitológicas tradicionales. Un Génesis que tendría lugar una y otra vez, dentro de un Nirvana intemporal. El viejo profe Bigotini se ha retirado a meditar sobre ello. El pobrecillo parece un conejo asustado. Cualquier ruido le sobresalta y se le antoja un nuevo big Bang.

Todas las cosas son imposibles mientras parecen imposibles.



lunes, 27 de abril de 2015

EDWARD G. ROBINSON O EL TRIUNFO DEL TALENTO



Este judeo-americano bajito y feo, encarnó a la perfección el tipo de gangster que popularizaron las películas del género negro con que Hollywood inundó las salas de cine en los años treinta. A Edward G. Róbinson le ayudó su acento levemente extranjero, pero sobre todo, su condición de grandísimo actor.
Pasada la moda del cine de gangsters, y consolidado su prestigio en la industria, Robinson demostró su enorme talento en papeles de lo más variado. Títulos como La mujer del cuadro o Perversidad, dan testimonio de ello.

Como pequeña muestra os ofrecemos el enlace para visionar el film La casa roja, una producción de la United de 1947, con guión y dirección de Delmer Daves. La versión está restaurada y doblada al español. Además del magisterio de Edward G. Robinson, la película cuenta con la presencia de Judith Anderson, que recordaréis como la malvada ama de llaves de Rebeca. Haced clic en la carátula y disfrutad de este clásico y de la magnífica interpretación de su protagonista.

Próxima entrega: Fay Wray



viernes, 24 de abril de 2015

RIEGO POR ENERGÍA SOLAR. UN INVENTO MUY ANTIGUO

Los árboles son capaces de transportar el agua del suelo, absorbida por las raíces, hasta las hojas de las ramas más altas. Y ya sabemos que hay árboles que alcanzan alturas verdaderamente notables. ¿Cómo funciona el mecanismo de transporte en estos casos?
Pues bien, a diferencia de las células de las raíces, que están vivas y realizan una absorción activa, las que forman la madera del árbol, situadas a lo largo del tronco, están muertas. Constituyen una red inerte de células muertas interconectadas. Un tejido leñoso que recibe el nombre de xilema. El xilema está formado por diferentes tipos de células. Las que transportan el agua, que son las que nos interesan, son alargadas y estrechas, y presentan una disposición vertical. Poseen cavidades abiertas en los extremos, y se acoplan unas a otras, formando una especie de tuberías.

El agua (y las sales minerales que lleva disueltas) se desliza de una célula a otra en sentido ascendente, por obra de la diferencia de presión que existe entre ambas. Pero, como hemos dicho, estas células están muertas. Por lo tanto no ejercen ninguna función activa, limitándose a servir de conducto al agua. Podría pensarse que existe una presión positiva que ejercieran las raíces, bombeando el agua en sentido ascendente. No es así, y esto puede comprobase fácilmente, puesto que al talar el árbol, no emergen unos chorros de agua del tocón. Se trata por el contrario, de una presión negativa de succión que se ejerce desde la copa del árbol. El motor es ni más ni menos que la misma energía solar.

El calor del sol hace que se evaporen las moléculas de agua que se concentran en las hojas. Cada gota evaporada ejerce un pequeño arrastre en sentido ascendente de las moléculas de agua adyacentes. Esto se debe a la polaridad del agua. Cada una de las moléculas tiene una parte cargada positivamente, enfrentada a la carga negativa de la molécula contigua. Este mecanismo se extiende por todo el trayecto desde las hojas más distantes hasta las raíces, por muy largo que sea este recorrido, y sabemos que puede ser de varias decenas de metros. Así que ya lo veis. El calor del sol pone en marcha este milagroso sistema. Es un invento (deberíamos decir una adaptación) realmente muy antiguo, puesto que se remonta al principio del Devónico, hace nada menos que unos 400 millones de años. La naturaleza y la evolución nos ofrecen diariamente estas lecciones. Sólo podemos asombrarnos y admirar una vez más su sencilla perfección.

Señorita, envíese un ramo de rosas rojas, y escriba ‘te quiero’ al dorso de la cuenta. Groucho Marx.


martes, 21 de abril de 2015

HERNANDO DE ACUÑA Y LA LÍRICA RENACENTISTA

Keller. Hero y Leandro
Diego Hernando de Acuña, vallisoletano de noble cuna nacido en 1520, fue soldado en las campañas de Italia y Alemania del emperador Carlos, de quien llegó a ser amigo y privado. Participó entre otras, en la célebre batalla de San Quintín. A su regreso a España, Acuña, como otros soldados de su tiempo, cambió la espada por la pluma, y dicho al modo cervantino, abandonando las glorias que proporciona aquella, paladeó la amarga hiel con que ésta premia a sus servidores. Como poeta hay que encuadrarlo en la escuela petrarquista que, a imitación de los grandes poetas italianos del Renacimiento, introdujo en la poesía española lo que dio en llamarse el itálico modo.





La mayor parte de su vida literaria transcurrió en Granada, donde junto a Diego Hurtado de Mendoza, ejerció en los jóvenes poetas granadinos, el magisterio y la influencia que Garcilaso o Boscán ejercieron en Sevilla y en la Corte. Acuña tradujo del italiano el Orlando de Boyardo, y según todos los indicios, en colaboración con el mismo emperador en persona, adaptó del francés El caballero determinado de Olivier de la Marche. En la extensa producción poética de Hernando de Acuña destacan los sonetos, églogas y elegías, muchas de las cuales dedicó a su amigo el césar Carlos y a su hijo Felipe. Biblioteca Bigotini os ofrece la edición digital de una antología de poemas escogidos que publicó Cátedra en 1982 a partir de la edición madrileña de 1591. Haced clic en la portada, y disfrutad de la lírica que destilan sus versos.


Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.



viernes, 17 de abril de 2015

BASILEA. DESFILANDO SOBRE EL RIN

Basilea, una joya a orillas del Rin, se sitúa en la encrucijada donde se unen Suiza, Alemania y Francia. Habitada desde la edad del bronce, tuvo vocación fronteriza desde los tiempos del Imperio romano, cuando fue el último bastión que separaba el mundo civilizado de la amenaza bárbara. Su universidad, fundada en 1459, es una de las más antiguas de Europa, y puede enorgullecerse de contar entre su histórico profesorado con sabios de la talla de Erasmo, Paracelso, Bernoulli, Euler o Nietzsche. El profe Bigotini visitó este templo de la ciencia, integrado en la ciudad medieval, y paseó sus tranquilas calles y sus pequeñas y bien cuidadas plazuelas, respirando su reposado aroma universitario. Esa idílica paz se vio turbada repentinamente por un formidable estruendo. Cada verano, Basilea celebra una reunión de bandas musicales militares y civiles, fiesta hermanada con la de Edimburgo. Es el Basel-Tattoo.


Toda la ciudad se convierte en esos días en un gran desfile. Infantes y caballeros caminan a ritmo de marcha por las callejas de la vieja ciudad medieval, y cruzan el puente monumental sobre el Rin, heredero de aquel famoso puente de madera que convirtió a Basilea durante siglos en el enclave estratégico que permitía salvar el obstáculo fluvial. Bigotini pronto se dejó atrapar por el colorido de la fiesta. Hay agrupaciones de los cinco continentes, pero quizá quienes cosechan mayores ovaciones del público son a partes iguales, los gaiteros escoceses y las esbeltas majorettes. Esto viene a confirmar que la gente tiene debilidad por las minifaldas.


En la arquitectura basiliense destacan la catedral gótica, que comenzó a construirse en el siglo XI, y la Rathaus o ayuntamiento, un original exponente del Renacimiento centroeuropeo. La catedral cuenta con un impresionante claustro-cementerio, cuyo ambiente extrañamente latino, lo aleja de los clásicos claustros góticos del área protestante. Junto al ayuntamiento está la plaza del mercado, siempre bulliciosa y alegre con sus tenderetes y coloridos puestos de comestibles. Resulta imprescindible probar las deliciosas tostadas de queso fundido con salchichas que se exhiben en los abigarrados puestos de quesos, donde se mezclan toda clase de tentadores aromas. Hay que consumirlas bien calientes y acompañarlas de abundante cerveza.


Todavía achispado por la cervecita, nuestro profe se refugió de la lluvia pertinaz bajo los soportales de la vieja Rathaus, y al cesar el chubasco recorrió parsimonioso la orilla del Rin. Recordó entonces a otro conocido basiliense, Karl Ernst Krafft, un tipo que, a decir verdad, desentona un tanto en la lista de personajes ilustres asociados a la ciudad. Krafft era astrólogo, y según sus numerosos seguidores, era el mejor. Empleó sus conocimientos de esta pseudociencia en una empresa nada loable. Krafft fue el astrólogo oficial del nazismo, y si era el mejor, no quiero pensar cómo serán los peores. Consultados debidamente los astros, el pájaro vaticinó a Hitler la victoria en la guerra, y aseguró que el desembarco de los aliados se produciría en el sur de Italia. O sea, un lince, vamos.


Nietzsche dice que viviremos la misma vida nuevamente. ¡Dios mío, tendré que ver otra vez a mi agente de seguros! Woody Allen.



martes, 14 de abril de 2015

DEMÓCRITO DE ABDERA. EL FILÓSOFO RISUEÑO

La ciudad tracia de Abdera, situada junto a la desembocadura del río Nestos, fue la cuna de Demócrito, su más ilustre ciudadano. Nació en 460 a.C. Conocido sobre todo como filósofo presocrático, a menudo tiende a olvidarse su faceta científica, que fue tanto o más importante. Demócrito brilló también como matemático. Su nombre tiene el significado literal de escogido del pueblo, y en los textos clásicos a menudo se le llama el milesio o el abderita. También se le suele conocer como el filósofo que ríe, acaso porque aparecía sonriente en las representaciones escultóricas antiguas que se han identificado con él. Siguiendo estos modelos, muchos artistas del Renacimiento y el Barroco lo representaron con gesto risueño y actitud festiva.

Fue discípulo aventajado de Leucipo de Mileto, y viajó extensamente por Mesopotamia, Egipto y Persia, lugares obligados en su época para quien quisiera adquirir conocimientos científicos. Demócrito los adquirió en astrología y geometría.
Siguiendo su doctrina, la materia estaba formada por partes indivisibles a las que llamó átomos, convirtiéndose de esta manera en el precursor de la teoría atómica. Se le atribuye el hallazgo de los volúmenes del cono y la pirámide. Como curiosidad diremos que para ciertos autores cristianos, Demócrito fue el primer ateo, pues negó de forma expresa la existencia de los dioses. Para algunos teólogos medievales, renegar de los dioses paganos se interpretó como un signo que le acercaba al cristianismo. Otros sin embargo, manifestaron muchas prevenciones hacia su pensamiento.


Demócrito falleció hacia 370 a.C. Su obra constituye todo un ejemplo para cualquier científico de nuestros días. Su luminosa sonrisa alumbra el camino y bastaría por si sola para justificar el sitio de honor en la Historia al que el abderita se hizo acreedor.

Cuando la gente está de acuerdo conmigo, sospecho que debo estar equivocado. Oscar Wilde.



viernes, 10 de abril de 2015

PRIMATES. UN COMIENZO NADA PROMETEDOR

Todos los lémures, los monos, los grandes simios y por supuesto, los humanos actuales o extinguidos, descendemos de un único y remoto antepasado común que inauguró el orden de los primates.
Los primates son (somos) un grupo de mamíferos muy antiguo, probablemente tanto como los marsupiales, y sólo superados por los monotremas, que glosamos en nuestra anterior entrega sobre evolución. Los primates surgieron al final del Cretácico, hace unos 70 millones de años. Aquellos antiguos antepasados convivieron pues con los dinosaurios, y sobrevivieron de forma milagrosa al cataclismo que acabó con ellos, sea cual fuere su naturaleza.

Eran criaturas pequeñas con aspecto similar al de las actuales musarañas. Sus hábitos eran nocturnos y probablemente arborícolas. Seres insignificantes y a simple vista, poco prometedores desde el punto de vista genético. Sin embargo ya poseían algunas características y potencialidades que habrían de conducir a sus descendientes a conquistar otros hábitats y a experimentar un crecimiento insólito, y esperemos que no tan efímero como algunas de nuestras autodestructivas inclinaciones hacen temer. Adaptaciones como la visión binocular, esencial para calcular las distancias en los movimientos de rama en rama, como los cinco dedos prensiles al final de cada extremidad, o como un índice de encefalización relativamente elevado, con toda probabilidad estarían ya presentes en ellos, y han resultado una valiosa herencia.


El más antiguo de los primates de que hasta la fecha se tiene noticia y se posee algún resto fósil, fue bautizado por los paleontólogos con el muy expresivo nombre de Purgatorius, que evoca una vida plagada de asechanzas, así como un tránsito intermedio entre aquel infierno cretácico y reptiliano, y el boscoso paraíso que permitió medrar a sus descendientes. Es muy poco lo que conocemos a ciencia cierta de este diminuto Purgatorius. De hecho se limita a lo que puede deducirse de un único molar hallado entre unas rocas de fines del Cretácico en la región de Montana. Es muy similar a los molares del lémur moderno. Dentaduras mucho más completas pertenecientes a criaturas similares de comienzos del Paleoceno, indican la posibilidad de una alimentación omnívora, si bien predominantemente basada en la ingestión de insectos, a juzgar por su pequeño tamaño, que en ningún caso superaría los 10 centímetros de longitud y los 20 gramos de peso.


En las ilustraciones ofrecemos un abanico de las distintas interpretaciones que a partir de estos escasos datos, han realizado los artistas y paleontólogos que recrean a las criaturas extinguidas. El profe Bigotini, cuando se encoge replegado sobre sí mismo en los meses invernales, no da la impresión de ser mucho mayor que Purgatorius. Eso unido a su proverbial timidez y sus retraídas costumbres, acaban por hacerle del todo semejante a aquel pequeño y gran ancestro.


El sexo es un buen comienzo para cualquier relación, y dista mucho de ser un mal final.



martes, 7 de abril de 2015

DON AMECHE. TODO UN CABALLERO


Don Ameche ofrece al espectador actual una imagen de galán trasnochado de hace ocho décadas. Su aspecto y sus maneras de caballero latino contribuyeron a encasillarlo en cierto tipo de papeles que hoy día resultan anticuados y hasta un poco ridículos. Pero así era el cine de los treinta, y precisamente eso era lo que entonces hacía que las salas se llenaran a rebosar.

El blog de Bigotini os propone hoy el enlace para visionar una versión original en perfecto estado del film Greenwich Village, una producción de la Fox de 1944, dirigida por Walter Lang.
Se trata de un musical desenfadado de los muchos que se produjeron durante la guerra. Los ingredientes son muy simples: Carmen Miranda, una estrella muy popular de aquel entonces, y una sucesión de números musicales de sabor latino. El reparto cuenta con el cómico William Bendix, que aporta a medias con la histriónica Miranda, el toque humorístico, y por supuesto con Don Ameche, que junto a Vivian Blaine compone la pareja romántica que no podía faltar en ningún guión de Hollywood de la época. Todo ello en el marco del bohemio barrio neoyorquino que da título a la película.

Haced clic en la carátula y disponeos a pasar un rato agradable con las rumbas orquestadas, los estrafalarios tocados frutales de Carmen Miranda, y la pincelada de elegante romanticismo de aquel olvidado Don Ameche.


Próxima entrega: Edward G. Robinson


viernes, 3 de abril de 2015

BESTIARIOS MEDIEVALES. ENTRE LA CIENCIA Y EL MITO

La era de los grandes descubrimientos y de los viajes por mar a tierras desconocidas, abrió nuevos horizontes para navegantes y aventureros. El viejo continente acogió con avidez las noticias del nuevo mundo, y se enriqueció con nuevas plantas y exóticas criaturas. Pero en los siglos precedentes, Europa había estado encerrada en sus fronteras geográficas. La pasión por las ciencias naturales y la curiosidad por conocer animales fabulosos, alimentada por el remoto recuerdo de los circos romanos y sus fieras, sólo hallaba algún consuelo en los escriptorium de monasterios y abadías, entre los viejos legajos, las exageraciones y las fábulas recogidas por los autores clásicos.

Heródoto, Aristóteles, Plinio el viejo, Solino o Eliano, fueron las principales fuentes de los primeros bestiarios, una colección de tratados, a menudo bellamente iluminados, que mezclando lo científico, lo pseudocientífico y lo religioso, hicieron las delicias tanto de sus creadores (los artistas monacales, casi siempre anónimos, debieron pasarlo en grande), como del selecto público al que se destinaron, en su mayoría príncipes y personajes poderosos que entre las hojas de sus devocionarios y libros de horas, encontraron aquellas imágenes fabulosas y aquella literatura de evasión ingenua y genial.


Acaso el primer bestiario que merece título de tal es el conocido como Physiologus, de datación más que dudosa entre los siglos II y IV y probable origen griego. San Ambrosio o nuestro sevillano San Isidoro, también se ocuparon del tema. La cumbre artística de los bestiarios hay que situarla en la Inglaterra del siglo XII, donde se produjeron los que sin duda contienen las mejores ilustraciones. Son los bestiarios de Cambridge, Rochester y Aberdeen, autenticas joyas bibliográficas. El más célebre de los escritos en castellano es el realizado por Martín de Villaverde, conservado en el monasterio de Santa María de la Vid (Burgos), y conocido como Bestiario de Don Juan de Austria, por dedicarse al hermano del emperador. Entre los últimos cronológicamente figura la Historiae animalium, publicada en 1575 por el médico y naturalista suizo Konrad Gesner, un tratado que aun plagado de inexactitudes, tenía ya al menos voluntad de rigor científico.

A pesar de recibir el nombre genérico de bestiarios, estas obras también contenían relaciones botánicas, a veces muy pormenorizadas. Pero lo que más llama la atención son las pintorescas descripciones que se hacen de la mayor parte de los animales exóticos o de tierras lejanas. Así podemos encontrar afirmaciones tales como que el elefante es una criatura pura que evita la cópula, sin que se explique luego cómo se las ingenia para procrear. Se dice que el tigre protege a sus crías conservándolas en una especie de bola de cristal que hace rodar ante si, para trasladarlas. Otra descripción asegura que el león cuando enferma se automedica comiendo un mono y bebiendo abundante agua, y que la leona, llegada la edad de procrear, da a luz cuatro cachorros en su primer parto, tres en el segundo, dos en el tercero y uno en el cuarto, para quedar estéril el resto de su existencia…


Hay errores que se explican por una observación superficial o demasiado apresurada, como el de que el pelícano abre su pecho para alimentar a sus polluelos con su sangre, lo que quizá es fruto de haber contemplado la escena desde muy lejos, pues en efecto los polluelos estimulan picando a la madre el interior del pico para que regurgite parte del alimento. O el de identificar al rinoceronte con el mítico unicornio a causa del cuerno de su nariz. Por cierto que la literatura medieval, cargada de misticismo religioso, identifica con la figura de Cristo tanto al pelícano (por ofrendar su sangre) como al unicornio. En el caso del Monoceros, sólo permitirá que se le acerque una doncella virginal. Apoyará la cabeza en su regazo y así permanecerá quieto, pudiendo ser herido por sus matadores. La interpretación religiosa del mito identifica a la doncella con la virgen María y a los cazadores con el pueblo judío.


En el apartado de bestias mitológicas y otros seres fantásticos hallamos clásicos como el centauro, el sátiro, el grifo, la esfinge, el perro con tres cabezas, la hidra, el fénix y una variada multitud de dragones. Los leviatanes y monstruos marinos no pueden faltar, y protagonizan ilustraciones de gran dramatismo. También se describen diferentes humanoides: hombres con dos cabezas, mujeres de un solo ojo, los orejudos, los descabezados y hasta un curioso cojo que dotado de una sola pierna terminada en un pie descomunal, lo utiliza para darse sombra en los días soleados, tendiéndose de espalda. Todos estos seres fabulosos habitan en las tierras del Preste Juan, cuya incierta situación en el extremo Oriente las hace inaccesibles y maravillosas. Capitulo aparte por su gracia un tanto chusca, merece el bonasus o bonaçón, una especie de cabra del tamaño de un caballo, que se defiende de sus agresores soltando unas ventosidades tan fétidas que ponen en fuga a los frustrados cazadores.


El profe Bigotini con su monstruosa nariz, no desentona demasiado entre esta pintoresca tropa de criaturas fantásticas. Me está mirando de reojo, así que prefiero dejar de escribir.

Lo real no siempre es verosímil. Nicolas Boileau-Despreaux.