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martes, 30 de septiembre de 2014

EMPÉDOCLES DE AGRIGENTO, EL PRIMER EVOLUCIONISTA

Empédocles, filósofo, científico y político presocrático nacido en la ciudad siciliana de Agrigento hacia 490 a.C., formuló por vez primera la teoría de las cuatro raíces (fuego, agua, tierra y aire), que más tarde Aristóteles llamó los cuatro elementos, como principios generadores de la vida y de toda materia universal. Explicaba el movimiento y los cambios que se producen en las cosas, a través de dos fuerzas básicas a las que están siempre sometidas las cuatro raíces: generación y corrupción. Ambas darían lugar a la vida y la muerte, y a la sucesión de cuanta materia viva nos rodea. Del equilibrio de estas dos fuerzas dependerían la armonía y la belleza. Y es que Empédocles también tenía sus barruntos de poeta. Actualmente se conservan dos de sus composiciones poéticas: De la naturaleza y Las purificaciones, si bien recientes investigaciones apuntan a que se trataría de dos fragmentos de una obra más extensa.


En el terreno científico, Empédocles experimentó con la presión del aire por medio de clepsidras, según recoge Aristóteles. Asimismo se le atribuyen las primeras investigaciones sobre la fuerza centrífuga.
En astronomía nuestro hombre fue el primero en suponer con acierto, que la Luna no genera luz propia, sino que se trata de un simple reflejo. Lamentablemente, estropeó su genial intuición añadiendo idéntico juicio relativo al Sol. Fue también pionero en considerar a la Tierra una esfera, apreciación que le sitúa en la vanguardia de la observación astronómica. Empedocles falleció hacia 430, probablemente de muerte natural en el Peloponeso, aunque algunos biógrafos de imaginación exaltada, afirman que murió lanzándose al cráter del Etna, para hallar así un final digno de su grandeza. Ya hemos visto que a menudo a los grandes hombres se les suele envolver en este tipo de misteriosas fantasías.

En el título calificábamos a Empédocles de Agrigento como “el primer evolucionista”. Bueno, admito que puede ser un poco exagerado, pero juzgad vosotros mismos leyendo este breve párrafo de su pluma, citado por Mason en su Historia de las ciencias:
Muchas especies de criaturas vivas tienen que haber sido incapaces de propagar su linaje, ya que en cada una de las especies hoy día existentes, o el ingenio o el valor o la velocidad han protegido desde el principio su existencia, conservándola.
No me digáis que no hay aquí un embrión de las ideas darwinianas de selección natural y supervivencia de los más aptos. Teniendo en cuenta que la formulación es de hace unos mil quinientos años, el profesor Bigotini se quita respetuosamente el sombrero ante Empédocles. Si pudiera se quitaría también la nariz, pero tememos que no hay cirujano plástico que se atreva con semejante apéndice.


Quien no puede pensar es un idiota. Quien no se atreve a pensar es un cobarde. Quien no quiere pensar es un fanático.



sábado, 27 de septiembre de 2014

BATALLA DE LAS AZORES. LA ÚLTIMA VICTORIA NAVAL

Nuestro pequeño viaje histórico de hoy nos traslada a finales del siglo XVI. En 1583 la escuadra española comandada por don Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, venció a la flota anglofrancesa en el archipiélago de las Azores. Significó uno de los triunfos más trascendentales de la historia marítima de España, y en pleno apogeo del imperio español, representó también el principio del fin, la última gran victoria en los mares.
Volvamos la vista unos pocos años atrás. El rey portugués don Sebastián, visionario suicida y cruzado a destiempo, encabezó una descabellada expedición africana para conquistar las tierras del actual reino de Marruecos. El 4 de agosto de 1578 sufrió una espantosa derrota en Alcazarquivir, donde perdió lo más granado de sus tropas y hasta su propia vida.


Felipe II
El trono de la nación vecina quedó temporalmente a cargo del cardenal Enrique, un anciano incompetente. Felipe II vio la oportunidad de hacer valer sus derechos sucesorios a la corona portuguesa, por ser hijo de la emperatriz Isabel, primogénita de Manuel I de Portugal. Otros pretendientes fueron Catalina de Médicis, duquesa de Braganza y reina madre de Francia, y don Antonio, el prior de Crato, descendiente bastardo de Manuel I.
Felipe jugó sus cartas con habilidad, y supo atraerse a su causa a la mayoría de los portugueses. En cuanto falleció el anciano don Enrique, España inició su avance militar, encontrando la única oposición en Santarem y Lisboa, últimas plazas fieles a don Antonio. En el verano de 1580 Lisboa se rindió sin lucha, y Portugal fue ocupado por entero. El 16 de abril de 1581 Felipe II fue jurado rey de Portugal en las Cortes de Thomar. Para España esta posesión significaba literalmente el dominio del mundo conocido. Las colonias portuguesas en el Atlántico y América aseguraban las rutas al Nuevo Mundo y la hegemonía marítima.

Inglaterra y Francia, que por entonces no contaban sino con unas pocas bases atlánticas y ultramarinas desde las que organizar sus expediciones de piratería y contrabando, conscientes de la gravedad de la situación, se aliaron con don Antonio que aun conservaba su último bastión en las estratégicas islas Azores. Ingleses y franceses se aprestaron a la lucha. España concentró en Sevilla y Lisboa navíos, artillería, bastimientos y soldados españoles, portugueses, italianos y alemanes. La batalla de las Azores estaba servida.
Don Álvaro de Bazán. Marqués de Santa Cruz
La Armada contaba con 60 naos gruesas con pataches y otras embarcaciones menores, gente de mar y unos 10.000 hombres de guerra. En la isla San Miguel, única del archipiélago con que contaba España, debía unirse a esta flota el almirante Recalde con unas decenas de naves vizcaínas. El marqués de Santa Cruz partió de Lisboa a mediados de junio de 1582. La Armada sufrió un terrible temporal que dispersó las naves, y sólo 27 de ellas pudieron llegar a San Miguel. Allí el marqués recibió la noticia de la inminente llegada de la Armada francesa que había salido de Nantes nada menos que con 60 naos bien armadas al mando de Felipe Strozzi, privado de la reina de Francia, secundado por Beaumont y Brissac, reputados marinos. A pesar de la manifiesta inferioridad, Santa Cruz ejecutó una hábil maniobra, poniéndose en vanguardia de la flota, flanqueado por don Francisco de Bobadilla y don Lope de Figueroa. En retaguardia quedó don Cristóbal de Eraso, reemplazado después por Miguel Oquendo. El 26 de julio se inició el combate que concluyó con una victoria completa y el desastre de los franceses, cuyas pocas naves que lograron escapar se refugiaron en la isla Tercera. En julio de 1583 una nueva flota española logró reducir la resistencia de los 9.000 hombres, franceses e ingleses en su mayoría, atrincherados en Tercera. La victoria y el dominio de las islas se completaron.

Sólo cinco años más tarde, en 1588, tuvo lugar el histórico desastre de la Armada Invencible. El mismo Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, aun en plena euforia por la victoria en las Azores, había escrito al emperador una carta en la que aconsejaba aprestar una expedición a Inglaterra para destronar a la mujer hereje. Ya sabéis cómo acabó aquello. A partir de entonces España cedió el dominio marítimo a potencias emergentes como Holanda o la misma Inglaterra. Eran nuevos tiempos en los que la artillería se impuso a los abordajes y a la lucha cuerpo a cuerpo. Quienes apostaron por la industria de guerra y la tecnificación, ganaron a la postre el dominio de los mares y la hegemonía política. El ocaso llegaría finalmente a aquel imperio en el que durante un tiempo no se ponía el sol.

El objetivo en la guerra no es morir por tu país, sino hacer que el maldito enemigo muera por el suyo. George Patton.



martes, 23 de septiembre de 2014

ERNST LUBITSCH Y SU TOQUE MÁGICO



En los años treinta, primera década del cine sonoro, Hollywood produjo las mejores comedias de la Historia. Un diluvio de talento inundó los estudios de todas las productoras, y los mejores guionistas del mundo fueron fichados para alimentar la inmensa maquinaria de una industria que producía más millones de dólares que las grandes petroleras o las compañías automovilísticas.
Al frente de los proyectos artísticos, los avispados productores colocaron a directores de oficio, casi todos ellos inmigrantes centroeuropeos que comenzaban a huir de los amenazantes regímenes totalitarios. Uno de aquellos talentosos realizadores fue el judeo-alemán Ernst Lubitsch, creador de aquel inimitable estilo de comedias que los críticos aplaudieron a rabiar. El célebre toque Lubitsch, una particular y elegantísima forma de cautivar al espectador, hizo fortuna tanto entre el gran público, como entre la elite intelectual más exigente.

Hoy en nuestro blog os ofrecemos (haced clic en el cartel) una magnífica versión digital de Lo que piensan las mujeres, uno de los filmes más emblemáticos y característicos de su autor. Se trata de una producción de 1941 que protagonizó una pareja estelar: Merle Oberon y Melvyn Douglas. Contaba también con la presencia de Burgess Meredith, un excepcional secundario, y es quizá una de las películas más adecuadas para ejemplificar ese toque Lubitsch del que tanto se habla. Disfrutadla.

Próxima entrega: Ann Dvorak


viernes, 19 de septiembre de 2014

AGUJEROS NEGROS Y AGUJEROS BLANCOS

En 1796 Pierre Laplace sugirió la interesante idea de la existencia de objetos con una concentración de masa tal que fueran capaces de atrapar incluso la luz. Mucho después, ya en el siglo XX, Robert Oppenheimer y Stephen Hawking propusieron el fenómeno conocido como colapso gravitatorio. Dicho proceso, que se iniciaría en los instantes posteriores a la extinción de una estrella gigante roja, consistiría en que la inmensa masa de tal estrella ejercería una atracción gravitatoria sobre sí misma tan intensa, que concentraría la totalidad de su masa en un volumen muy pequeño, dando lugar a una enana blanca. La misma gravedad que mantenía estable a la estrella, la comprime hasta el punto en que los átomos comienzan literalmente a aplastarse unos contra otros. Los electrones en órbita se acercan cada vez más al núcleo atómico, y acaban fusionándose con los protones, formando más neutrones, con lo que se obtiene una estrella de neutrones. Llegados a este punto, la gravedad crece exponencialmente. Toda la masa se colapsa. El proceso, que podría durar miles de millones de años, concluiría con el colapso definitivo del objeto por su propia atracción gravitatoria. De esta forma se gestaría lo que se ha dado en llamar un agujero negro.


Un campo gravitatorio tan intenso hace que ni siquiera la luz o la radiación electromagnética puedan escapar de él. Toda la masa del agujero negro está concentrada en un punto de densidad infinita, que recibe el nombre de singularidad. En el interior de una singularidad, a causa de la infinita fuerza de gravedad, el espacio-tiempo puede ser modificado, al menos hasta llegar al punto frontera en que un objeto que viaje a la velocidad de la luz (o la luz misma) puedan escapar de él. El agujero negro está limitado en el espacio-tiempo por el llamado horizonte de sucesos, que separa la región de influencia del agujero negro del resto del universo. Semejante teoría, que parecía hace unas décadas simple fantasía, ha podido probarse de forma fehaciente mediante la observación. Los agujeros negros son una realidad incontestable.


Stephen Hawking
Cabe preguntarse cuál es el destino de todo lo que devoran los agujeros negros. ¿Dónde va a parar esa inmensa cantidad de materia y energía? Según todas las leyes conocidas de nuestro universo físico, incluida la relatividad, la existencia de una entrada (el agujero negro) implica necesariamente la existencia de una salida. Vendría a ser el otro lado de los agujeros de gusano propuestos por Einstein, entre otros. A tales salidas se les ha llamado agujeros blancos. Por el momento carecemos de una teoría que explique de forma satisfactoria la formación de esos hipotéticos agujeros blancos. Si existen tales singularidades, serían regiones finitas del espacio-tiempo con densidad suficiente para provocar una deformidad en dicho espacio-tiempo, pero que al contrario del agujero negro, dejarían escapar materia y energía en lugar de absorberlas. Se postula que ningún objeto podría permanecer en el interior de una región semejante durante un tiempo infinito. De esta forma, se define el agujero blanco como el reverso temporal de un agujero negro.


Algunos científicos manejan la hipótesis de que los agujeros blancos serían tan inestables que, inmediatamente después de formarse, volverían a colapsar, transformándose en agujeros negros, lo que limitaría extraordinariamente su detección y estudio. ¿Existen pues realmente los agujeros blancos? En todo caso, conviene recordar que hasta hace bien poco se ponía en duda la existencia de los agujeros negros. Quién sabe…

¡Si Dios me diera una señal! …como depositar una fortuna a mi nombre en un banco suizo… Woody Allen.



martes, 16 de septiembre de 2014

EL QUIJOTE DE AVELLANEDA, UN MISTERIO DE CUATROCIENTOS AÑOS

El próximo año 2015 se celebrará el cuarto centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote, la inmortal obra de Miguel de Cervantes. Pero precisamente ahora en 2014, se cumplen los cuatro siglos del llamado Quijote apócrifo, publicado un año antes que el cervantino. La efeméride está pasando tan desapercibida como la identidad de su autor, que después de cuatrocientos años sigue formando parte del misterio literario más insondable.
El libro apareció en Tarragona en 1614, vendiéndose en la librería de Felipe Roberto, con el título de Segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quixote de la Mancha, que contiene su tercera salida y es la quinta parte de sus aventuras. Se añade en la portada que está compuesto por el licenciado Alonso Fernández de Avellaneda, natural de la villa de Tordesillas, que a todas luces es un nombre falso.

Al calor del éxito que cosechó Cervantes con la primera parte de su obra (1605), y alentadas por la tardanza de la prometida continuación, surgieron varias imitaciones, pero ninguna alcanzó la difusión y el aplauso que obtuvo la de Avellaneda. Entre todas las continuaciones apócrifas fue esta la única que realmente hizo daño a Cervantes. Le causó un notable quebranto económico, y sobre todo un importante daño moral, que el inmortal autor acusó en el prólogo y en varios pasajes de su verdadera y ya definitiva segunda parte.


Como han hecho notar los principales cervantistas, hispanistas y especialistas en literatura del siglo de oro, El Quijote de Avellaneda es una obra de notable altura que, aun no pudiendo competir con el genio cervantino, iguala y hasta supera a muchas otras novelas de su época por su frescura, su ácido humor y su calidad literaria. Desde este blog queremos añadir otra virtud de la obra que acaso ha pasado más desapercibida: muy probablemente debemos a Avellaneda (sea quien sea) que Cervantes publicara la segunda parte de su Quijote. En efecto, Miguel de Cervantes se tomó esta publicación con demasiada calma. Pero a raíz de la gran contrariedad que le produjo la obra de su adversario, se empleó a fondo en la escritura, realizando además grandes cambios en su proyecto. Por ejemplo, Cervantes reconoce explícitamente al comienzo de su segunda parte, que había planeado que Don Quijote y Sancho fueran a las justas de Zaragoza, y sólo por el placer de desmentir al suplantador, los lleva al palacio de los duques, Ebro arriba, donde Sancho obtiene su prometida ínsula, para marchar después hacia Barcelona. Miguel de Cervantes falleció en abril de 1616, unos meses después de la apresurada publicación de su segunda parte. Es lícito suponer que en ausencia del acicate que representó la novela de Avellaneda, acaso la obra más sobresaliente de nuestra literatura no hubiera llegado nunca a su término. Vaya pues desde aquí nuestra gratitud al Quijote apócrifo.


El Quijote visto por Moebius
En cuanto a la verdadera identidad de Avellaneda, se han hecho muchas conjeturas. Hubo un cura en Avellaneda (Ávila) llamado Alonso Fernández de Zapata, que se ha descartado por completo. Los especialistas parecen estar de acuerdo en que el misterioso autor debió ser aragonés o haber vivido muchos años en Aragón, por la abundancia de aragonesismos y giros propios del habla aragonesa que contiene la obra. También se acepta generalmente que o bien se trata de un clérigo o de persona cercana o versada en materia religiosa, y afín a la orden dominica. Se señaló a los hermanos Argensola (Bartolomé y Lupercio Leonardo). También fue sospechoso Pedro Liñán de Riaza, aragonés amigo de Lope de Vega. Según los defensores de esta teoría, Liñan escribió la mayor parte del libro, pero murió antes de su publicación, por lo que lo habrían terminado sus amigos Baltasar Elisio de Medinilla y el mismo Lope de Vega, a quien se debería el mordaz prólogo en el que aconseja a Cervantes: conténtese con su Galatea y comedias en prosa, que eso son las más de sus novelas: no nos canse.

Ilustración de Gustavo Doré
Lope y Cervantes, vecinos de la misma calle madrileña, siempre se llevaron mal, existiendo numerosas pruebas escritas de su animadversión, lo que confiere a esta hipótesis cierta verosimilitud. Sin embargo, desde Biblioteca Bigotini suscribimos abiertamente la tesis del profesor Martín de Riquer, nuestro más ilustre cervantista, en el sentido de que tras el seudónimo de Avellaneda se oculta la identidad de Jerónimo de Pasamonte.
Jerónimo de Pasamonte y Godino nació en Ibdes (Zaragoza) en 1553. Desde los 18 años fue soldado, luchando junto a Cervantes en Lepanto, en 1571, y después en las batallas de Navarino (1572) y Túnez (1573). Fue hecho prisionero en esta última, y permaneció durante 18 años cautivo de los turcos, como Cervantes lo estuvo en Argel. Tras muchas penalidades y varios intentos de fuga, fue liberado en 1592, regresando primero a España y marchando luego a Italia, donde escribió sus memorias: Vida y trabajos de Jerónimo de Pasamonte, que permaneció inédita nada menos que hasta 1922. Falleció tras haber profesado como cisterciense, pues era hombre profundamente religioso.


Cervantes y Pasamonte coincidieron como soldados, y todo indica que quizá tuvieron algún encuentro (o desencuentro) durante sus cautiverios. Quizá se vieron también en España. En cualquier caso, no parece que existiera entre ellos mucha simpatía mutua. Por lo que sabemos del aragonés, era un sujeto enfermizo, neurótico y religioso hasta el fanatismo. En cuanto a Cervantes, según sus biógrafos, no era persona de trato fácil. El caso es que Cervantes situó a Pasamonte en su primera parte del Quijote, en una cuerda de presos, en el capítulo 22 de la liberación de los galeotes. Allí le da el nombre de Ginés de Pasamonte y más tarde el de Ginesillo de Parapilla, que hurtó al pobre Sancho Panza su querido asno Rucio. Con este sinónimo voluntario, Cervantes tachó a su antiguo camarada de ladrón y desagradecido, acaso recordando algún episodio bélico o de su común cautiverio. También se acordó de él en la segunda parte, haciéndole representar el papel de maese Pedro el titiritero, que adoptó como fugitivo de la justicia en el episodio del retablo de las maravillas.



Como modesto homenaje a esta obra tan notable y tan injustamente denostada, Biblioteca Bigotini se complace en ofrecer a sus fieles lectores una magnífica versión digital del Quijote de Avellaneda. Está tomada de la Biblioteca Digital Miguel de Cervantes, y respeta escrupulosamente la primera edición tarraconense de 1614. Haced clic en la portada y disfrutad de la sal gorda de su humor despiadado. Advirtamos que el autor (hemos quedado en que Pasamonte) no tiene la menor caridad con los personajes cervantinos (Alonso Quijano y Sancho), que se comportan como un loco y un zafio gañán. Para quienes amamos el Quijote genuino, esto resulta un poco cruel, la verdad. Sin embargo, merece la pena asomarse a esta otra visión, que siendo tan diferente, no carece ni de interés ni de gracia.


Caló el chapeo, requirió la espada, miró al soslayo, fuese… y no hubo nada. Miguel de Cervantes.



viernes, 12 de septiembre de 2014

LA RESACA. EL MAL DEL DÍA SIGUIENTE

La sensación de malestar que conocemos vulgarmente como resaca es una más de las miserias humanas cotidianas que sufren los bebedores. Su recorrido se remonta hasta la antigüedad, y ya en Isaías 5, 11 puede leerse: ¡Ay de los que se levantan de mañana para seguir la embriaguez! Los síntomas de la resaca dependen de la cantidad y la naturaleza de las bebidas alcohólicas ingeridas, y pueden ir desde un ligero malestar hasta una indisposición severa que incluye náuseas, vómitos, dolor intenso de cabeza, gastralgias, sed, sequedad de boca, mareo, calambres, dolores musculares, temblores y sensación de postración. Otros síntomas como taquicardia o incremento de la presión arterial pueden pasar algo más desapercibidos al sujeto resacoso, siendo acaso los más importantes. En los casos más severos puede afectarse la percepción visual o el área cognitiva, incapacitando para el trabajo a los afectados.


La explicación más sencilla y también más extendida de la resaca es la deprivación del alcohol en una fase precoz; algo así como un síndrome de abstinencia agudo. Por eso muchos remedios populares contra la resaca incluyen paradójicamente cierta cantidad de alcohol. Sin embargo, desde el punto de vista fisiológico intervienen varios factores. Uno de ellos es la aparición en la sangre de acetaldehído, un producto resultante de la metabolización del alcohol por el organismo. Otro factor importante es el contenido en glucosa de las bebidas ingeridas, o más bien la transformación en azúcares que sufren las bebidas alcohólicas durante su metabolización. Por este motivo provocan resacas más severas las bebidas de mayor graduación alcohólica. A igual o parecido contenido calórico, resultan más peligrosas las bebidas oscuras (brandy, güisqui, ron de caña) que las transparentes (ginebra o vodka). Pero no te equivoques pensando que a base de gintonics te librarás de la temida resaca. Si bebes más de la cuenta, aunque se trate de cerveza u otras bebidas de baja graduación, al día siguiente lo pagarás muy caro.


El alcohol inhibe la producción de hormona antidiurética, lo que produce un incremento de la cantidad de orina, con la consiguiente deshidratación que acentúa aun más los síntomas de la resaca. Si bebes alcohol muy deprisa, sin comer o sin diluirlo en bebidas no alcohólicas, tu resaca será monumental. Se ha comprobado que la existencia de algunos factores coadyuvantes como el consumo de tabaco, la música demasiado alta, los destellos luminosos y el deterioro de la calidad y la cantidad de horas de sueño, contribuyen a acrecentar el dolor de cabeza en la resaca del día siguiente.


En cuanto a los remedios, no está claro que los alimentos ricos en azúcar alivien los síntomas de la resaca, pero es cierto que tanto el azúcar como los líquidos en abundancia pueden contribuir a superar la hipoglucemia y la deshidratación, por lo que resultan muy recomendables. Los antiácidos ayudarán a superar las náuseas y los síntomas digestivos. Los antiinflamatorios y los analgésicos contribuirán a aliviar el dolor de cabeza. En cualquier caso, conviene no abusar de los fármacos. No hay resaca que se resista a un buen sofá y al paso de las horas.
 
El profe Bigotini gustosamente seguiría ilustrando a sus innumerables seguidores sobre la resaca y sus remedios más eficaces, pero se disculpa por no seguir adelante. La noche pasada tomó media copita de jerez con un viejo colega mientras discutía abstrusas teorías científicas, y esta mañana se ha levantado con una ligera jaqueca. Me encarga que lo despida y que agradezca al genial Robert Crumb los simpáticos dibujos que acompañan este breve artículo. Ahora tengo que dejar de escribir porque el profe me hace señas de que le molesta hasta el ruido del tecleo. Adiós y cuidadito con las resacas.




Perdonen que no me levante. Epitafio apócrifo de Groucho Marx.



martes, 9 de septiembre de 2014

HIPASO DE METAPONTO Y LOS NÚMEROS IRRACIONALES

Ippasos Metapontinos, cuyo nombre más familiar es el latinizado Hipaso de Metaponto, nació en la ciudad del mismo nombre, situada en el itálico Golfo de Tarento, región que se conocía como la Magna Grecia. Desconocemos las fechas precisas de su nacimiento y de su muerte, aunque se sabe que fue contemporáneo de Pitágoras, lo que le sitúa en el siglo V a.C. Cabe la duda de si trató directamente al propio Pitágoras, y se le supone maestro de Heráclito de Éfeso. En cualquier caso, Hipaso se encuadra entre los filósofos pitagóricos. Posiblemente Hipaso lideró el movimiento de los acusmáticos, algo así como una facción escindida de los seguidores de Pitágoras. Existen diferentes versiones de su final. Se dice que Hipaso rompió la regla de silencio de la secta, revelando la existencia de los números irracionales. Por esta causa fue expulsado de la escuela, y los pitagóricos erigieron un túmulo con su nombre, significando de esta forma que para ellos estaba muerto. Otros quieren llegar aun más lejos, diciendo que sus condiscípulos lo asesinaron. Sin embargo otras versiones señalan que Hipaso se suicidó arrepentido de su indiscreción, o incluso que pereció víctima de un naufragio.


En cuanto a las aportaciones científicas de Hipaso, la más importante que se le atribuye es precisamente la del hallazgo de los números irracionales, que habría descubierto calculando la raíz de 2. También destacó en geometría, ostentando la paternidad del dodecaedro inscrito en una esfera. Por último fue un teórico de la música. Realizó importantes estudios sobre acústica y resonancia. Entre los escasos documentos atribuidos a Hipaso que han llegado hasta nosotros, existe la descripción de un experimento realizado con discos de bronce del mismo diámetro y diferente grosor, que producían una serie de escalas armónicas.

Los violinistas dan conciertos de violín antes de cenar. Los maleducados dan conciertos de sopa durante la cena.



viernes, 5 de septiembre de 2014

LA CARA OCULTA DEL PROFESOR BIGOTINI

La avidez de nuestros seguidores por descubrir nuevas facetas de nuestro polifacético profesor Bigotini, no conoce límites. Por ello, contraviniendo sus instrucciones expresas, nos atrevemos hoy a desvelar algunos aspectos de su biografía que han permanecido hasta ahora ocultos para el gran público.

Es proverbial que nuestro profe es un decidido amante de la paz, por eso muchos ignoran su brillante pasado en la milicia. La aportación más sobresaliente de Bigotini en el terreno bélico fue sin duda la invención del agujero en los cañones. Efectivamente, tanto los ingenieros militares como los más descollantes estrategas, cegados por su desmedido afán de aniquilar enemigos a destajo, olvidaron el pequeño pero trascendental detalle de incorporar agujero a los ingenios de balística. Esta lamentable omisión se traducía en tremendas explosiones internas de los cañones, que reventaban con gran estrépito, lesionando a los artilleros que servían la pieza e impidiendo dormir la siesta a los vecinos de trincheras y puestos bélicos en general (las denuncias por alteración del orden fueron numerosas). Tras la instalación de agujeros en todas las piezas de artillería, se evitó este molesto contratiempo. Desde entonces, cada día de la onomástica del profe, el ministerio de la guerra organiza unas salvas de fusilería en el dormitorio, el gabinete y el cuarto de baño del benefactor de la milicia. Después el mismo ministerio corre con los gastos de restauración de techos y paredes.

A nadie se le oculta la enorme dedicación del profesor a la música culta. Es bien célebre su acusada melomanía, y sus admiradores probablemente recuerden con emoción el estreno de su concierto nº 1 para cuchara y botella de anís, op. 342, más conocido por su popular título de Juerga en la tasca del Paco, que se ha ejecutado por las más prestigiosas orquestas del mundo. Mucho menos conocido es el interés de Bigotini por introducir nuevos instrumentos musicales en las celebraciones religiosas de la semana santa. El hecho de que las procesiones se acompañen tradicionalmente sólo con tambores, bombos, cornetas y ocasionalmente, carracas, fue objeto del estudio y la profunda reflexión de nuestro sabio. Finalmente tuvo la genialidad de incluir en los oficios religiosos dos nuevos instrumentos: el banjo y la armónica, que aportan a los desfiles procesionales un delicioso toque country. La primera cofradía que se atrevió a introducir esta destacada innovación fue la de Nuestro Divino Redentor llamado a declarar como imputado, cuyo hermano mayor, don José Torrefacto, acompañó el paso interpretando Dixie con el banjo y la armónica.

No es posible terminar esta semblanza sin hacer referencia a la carrera policial del profesor. Profundamente interesado en la ciencia criminalística, Bigotini formó parte de la policía en los felices años veinte. En esta etapa, huyendo de la tradicional severidad que suele acompañar a las acciones policiales, nuestro entrañable profe inauguró una nueva era rodeando las detenciones de alegría y jolgorio. En la ilustración puede vérsele bailando con uno de los delincuentes aprehendidos. Observe el lector el semblante jubiloso del detenido que, lejos de lamentar su suerte, acompaña el sincopado paso de su captor con el contagioso ritmo de un airoso charlestón.

Esperando que estos tres ejemplos incrementen, si cabe, la profunda admiración de sus seguidores, nos despedimos en nombre del profe y en el nuestro, con la promesa de ofrecer en entregas posteriores más noticias y más completa información sobre la vida, la obra y la intachable trayectoria de este gran hombre a quien nunca se reconocerán suficientemente sus generosas aportaciones al progreso y a la felicidad de las sencillas gentes del pueblo.

El arte de vivir consiste en conseguir que hasta los sepultureros lamenten tu muerte. Mark Twain.



miércoles, 3 de septiembre de 2014

CAROLE LOMBARD. LA PREFERIDA DE LUBITSCH



El provechoso aprendizaje de sus primeros años en la factoría de Mack Sennett, permitió a la joven Carole Lombard dominar todos los recursos de aquel cine cómico de la época muda. Siendo como era una muchacha inteligente dotada de excepcional talento interpretativo, aprovechó aquel caudal de comicidad en su carrera como actriz.
Carole Lombard se convirtió de esta manera en la reina de la comedia. A su belleza supo unir una elegancia natural y un agudo ingenio, de forma que no tuvo rival en aquellas comedias románticas de los treinta. Fue la actriz preferida de Lubitsch, porque supo mejor que ninguna otra captar la sutileza de sus diálogos y poner un toque impagable de picardía en todas sus actuaciones ante las cámaras.

Desde el blog de Bigotini os proponemos el enlace con este montaje musical y fotográfico de la estrella. Sirva como modesto tributo a la Lombard. Haced clic en la ilustración y disfrutad unos minutos de su espléndida belleza.

Próxima entrega: Ernst Lubitsch