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jueves, 16 de mayo de 2024

FRANK SINATRA, CANTANTE, ACTOR Y PERSONAJE IRREPETIBLE

 





Frank Sinatra era un chico de barrio que llegó a bordear la delincuencia. Tenía una bonita voz, así que comenzó a cantar en las emisoras de radio y poco a poco se fue haciendo una estrella de la canción. Sinatra era la voz, uno de los cantantes melódicos más importantes del siglo XX, probablemente el más importante.

Pero aquí nos interesa el Sinatra actor. Ante las cámaras comenzó cantando, naturalmente. Aquello era lo suyo, y la industria aprovechó su popularidad para incluirlo en un par de musicales, Levando anclas y Un día en Nueva York, ambas en compañía de Gene Kelly y ambas vestido de marinero. Nunca rehuyó el género, y participó en unas cuantas comedias en las que siempre terminaba cantando, claro, porque aquello era lo suyo. Pero Frank, Frankie, no se conformó con eso. Él también quería que se le reconociera como actor, y para ello recurrió a sufragar prácticamente de su bolsillo la producción de De aquí a la eternidad, drama antibelicista que dirigió Fred Zinnemann en 1953, y que contó con un reparto coral y prodigioso. A partir de ahí, se hizo un sitio ante las cámaras y en lo más alto de las marquesinas. A partir de ahí, alternó con los mejores actores y actrices y fue dirigido por los mejores cineastas.

Al Sinatra cantante se añadió pues el Sinatra actor, y a ambos conviene también añadir el Sinatra personaje, un tipo inquieto que triunfó como empresario en Las Vegas, que se interesó por la política militando en el partido demócrata, que se relacionó con la mafia, que enamoró a mujeres espléndidas como Marilyn Monroe, como Mia Farrow, como Ava Gardner… Con Ava Gardner vivió Frankie una relación apasionada y tormentosa. Tras la ruptura, la diva, que tuvo en su vida a tantos hombres, le recordaría siempre como al hombre de su vida, su querido Frankie. Sinatra fue también amigo de sus amigos, un círculo que con su compadre Dean Martin a la cabeza, formó el célebre Rat Pack, la cuadrilla de las ratas, variopinto grupo a medio camino entre lobby de influyentes y jaula de grillos.

Para recordar al Sinatra actor, traemos el enlace con la versión en español de El hombre del brazo de oro, escabroso drama que dirigió Otto Preminger en 1955, y contó con una espléndida Kim Novak en el reparto. Cine valiente de compromiso social.

Frank Sinatra. The man wiht the Golden arm. 1955. O. Preminger

https://www.youtube.com/watch?v=LEM7CzyG9Q0

Próxima entrega: Dean Martin


domingo, 12 de mayo de 2024

NACIMIENTO Y HEGEMONÍA DEL REINO DE CASTILLA

 


En 1035, al morir Sancho III el Mayor de Pamplona, Fernando, el segundo de sus hijos, accedió al gobierno del condado de Castilla, pero con la novedad de adoptar el título de rey. Nacía así el que iba a ser el más importante de los reinos cristianos peninsulares. Sólo dos años más tarde, en 1037, Fernando se enfrentó en un singular combate a su cuñado Bermudo III, el monarca leonés, a quien venció. De esa manera, cumpliendo las leyes de la caballería, Fernando I llamado el Magno, se proclamó también rey de León, unificando ambos reinos, pero con la preeminencia de Castilla que desde entonces se mantendría ya para siempre en todos los títulos y los documentos. Aún llegó más lejos Fernando, combatiendo y venciendo en Atapuerca a su hermano mayor, García Sánchez III de Pamplona, y aprovechando la debilidad de las taifas andalusíes más occidentales para hacerse con las plazas de Viseo, Lamego y Coimbra, en territorio de la actual Portugal.


Sin embargo, después de aquella costosa unificación, siguiendo las costumbres de aquel tiempo en que las naciones y los territorios se consideraban propiedades privadas de sus monarcas, Fernando I el Magno, volvió a dividir su herencia, adjudicando Castilla a Sancho II, su primogénito, León a Alfonso VI, su segundo hijo, y Galicia a García, el tercero. Como parte de la herencia, correspondían al rey castellano los tributos de la taifa de Zaragoza, al leonés los de Toledo, y a García de Galicia las parias de Sevilla y Badajoz. ¿Todos contentos? Pues no, ni mucho menos. Los hermanos mayores disputaron. García, el más débil, pronto cedió su reino a Alfonso el leonés. Las guerras se entablaron entre éste y Sancho de Castilla que muy pronto obtuvo ventaja venciendo en las batallas de Llantada (1068) y Golpejera (1072). Tanta fue la superioridad castellana, que Alfonso el leonés tuvo que refugiarse en la corte de al-Qadir de Toledo, su vasallo musulmán.


Todo parecía favorecer a Sancho hasta que se produjo un acontecimiento inesperado, su muerte al pie de las murallas de Zamora a manos del traidor Bellido Dolfos. De esa manera, Alfonso VI regresó de su exilio toledano para hacerse cargo de los reinos otra vez unificados de Castilla (siempre en primer lugar, como hemos dicho) y de León. La célebre jura de Santa Gadea en la que según el poema del Mío Cid, Rodrigo de Vivar obligó a jurar al monarca no haber tenido parte en la alevosa muerte de su hermano, es al parecer, un suceso apócrifo que no aparece en crónica ni documento alguno. En cualquier caso, la tradición, como tantas veces, se ha encargado de acreditar el mito. Lo que parece histórico es que Alfonso mantuvo una relación tensa con el Cid, que había sido hombre de confianza de su difunto hermano, y que le desterró, no una, como narra el poema, sino varias veces. Rodrigo contaba con una nutrida tropa de mercenarios, sus mesnaderos, y actuó siempre al servicio de quienes mejor le pagaban, como había sido el difunto Sancho, o como fue más tarde el rey de la taifa zaragozana. Incluso peleó por su cuenta, haciéndose con la plaza de Valencia que primero él, y después su viuda, señorearon durante años.

El reinado de Alfonso VI se extendió de 1072 a 1109, treinta y siete años, un periodo muy dilatado sobre todo en esa época. Durante ese tiempo al frente de Castilla, aprovechó la debilidad del reino de Pamplona para anexionarse vastas regiones de La Rioja y del actual País Vasco. Pero acaso su logro militar más importante fue la conquista de Toledo, una gran ciudad, quizá la más importante del territorio andalusí de entonces, superando incluso a Granada y a Córdoba, que en las postrimerías del siglo XI había iniciado ya su decadencia. Ciudades cristianas como Burgos o León eran prácticamente villorrios comparados con Toledo, una ciudad con una población importante y una vida urbana y económica notables. Alfonso VI adoptó el pomposo título de imperator totius Hispaniae.


A la conquista de Toledo siguió la ocupación del valle del Tajo y de amplias comarcas que actualmente denominamos manchegas. El vasto territorio comprendido entre el Duero y el Tajo se consideró territorio fronterizo, acuñándose los términos de extremadura o extremaduras para referirse a dicha zona. Ciudades como Soria, Segovia, Ávila o Salamanca, se constituyeron en bastiones de aquellas extremaduras. Tanto en Toledo como en las localidades cercanas, quedaron muchos de sus antiguos habitantes: mozárabes que se proclamaron liberados del yugo musulmán, muladíes que pasaron a ser considerados mudéjares, como se llamaba a los musulmanes en territorios cristianos, y por supuesto, judíos que continuaron sus vidas y actividades en sus juderías bajo los nuevos señores. A repoblar las recién conquistadas tierras acudieron gentes de todo tipo, caballeros, siervos e incluso delincuentes, que procedían de las montañas cantábricas, de La Rioja o de tierras alavesas. Particular importancia económica adquirió la ganadería lanar, ampliándose las zonas de pastos y estableciéndose las rutas de trashumancia que en las décadas y siglos sucesivos harían de Castilla una potencia económica a nivel europeo, sustentada en el comercio de la lana. Muchas de las villas y ciudades de aquella nueva extremadura recibieron diferentes privilegios en forma de fueros y cartas pueblas, que atraían a nuevos pobladores.

La fuerza es la ley de las bestias.


jueves, 9 de mayo de 2024

JEAN DE LA FONTAINE, EL LIBERTINO ARREPENTIDO


 

Jean de la Fontaine vino al mundo en 1621 en la localidad francesa de Château Thierry. Su familia paterna se había enriquecido comerciando con telas, y su madre era una dama de la nobleza local. Estudió latín como muchos otros muchachos de su época, y se rebeló cuando quisieron mandarlo al seminario a continuar los estudios. A cambio estudió derecho, llegando a ingresar como abogado en el Parlamento del París monárquico, pero sus intereses le inclinaron más hacia la poesía. Rabelais fue su espejo literario, y su escenario las tabernas parisinas, las reuniones libertinas y las conspiraciones políticas. Fue protegido de Margarita de la Sablière, famosa cortesana y mecenas de artistas. Se casó con Marie Héricart, y en 1658 entró al servicio de Fouquet, el todopoderoso valido del rey Luis XIV y ministro de finanzas, para quien escribió algunas odas y elegías. Poesía laudatoria y prescindible que, a pesar de todo, dejaba ya entrever la calidad que adquiriría su obra posterior.


Su talento poético y fabulador floreció a partir de 1664, fecha en la que entró al servicio de la duquesa de Orleans. Su primer cuento, Mona Lisa, inspirado en los versos de Ludovico Ariosto, resultó todo un éxito, al que siguieron varias colecciones de cuentos en verso, casi todos de temas licenciosos y picantes, muy a la moda parisina del momento. También en esos años publicó Los amores de Psique y de Cupido, relato mitológico que alternaba el verso con la prosa. Muerta la de Orleans en 1672, pasó La Fontaine por estrecheces económicas, hasta ser readmitido bajo la protección de Marguerite de la Sablière, una protectora ya madura, bajo cuyo amparo, y en cuyos salones y alcoba, el poeta se embarcó en un nuevo género, el operístico, escribiendo varios libretos para Jean Baptiste Lully, uno de los más grandes músicos del barroco francés, con quien, sin embargo, acabó envuelto en una maraña de disputas y enfrentamientos.


En 1678 comenzaron a editarse sus famosas Fábulas, colecciones de breves poemas en que se mezclaron lo inmoral y lo moralizante, una extraña y novedosa fórmula, basada sin embargo en los antiguos clásicos, que en los años posteriores, la década de 1680, adquirirían una difusión notable y un éxito sin precedentes. Las primeras que aparecieron iban dedicadas a Mme. de Montespan, la amante oficial del rey. Elegido La Fontaine miembro de la Academia Francesa, comenzó un periodo de tumultuosas disputas literarias entre dos facciones enfrentadas, la de los antiguos, a la que se adscribió el poeta, no sin algunas reticencias, y la de los modernos, que lideraba Charles Perrault. Las diferencias no paraban en versos satíricos, sino que a menudo hacían llegar a los contendientes a las manos o a desenvainar los estoques, vamos, como en el fútbol pero con pelucas empolvadas en lugar de bufandas del equipo, una pena.


Jean de la Fontaine cayó gravemente enfermo, probablemente de tuberculosis, en 1692, y falleció en 1695. Durante los casi tres años que duró su enfermedad, estuvo asistido por el abate Pouget, un joven clérigo que acababa de doctorarse en teología, y se empeñó en conducir al poeta por el buen camino, haciendo que se arrepintiera de su pasada vida de libertinaje y anticlericalismo. Así que su larga agonía transcurrió entre rezos, penitencias y ejercicios espirituales. Al amortajar su cadáver, le encontraron incrustado un cilicio, cruel mortificación probablemente impuesta por su consejero espiritual.

De nuestra variopinta Biblioteca Bigotini extraemos su Fábula del león y el ratón, una de las más célebres de su colección poética. Pinchad en el enlace, disfrutad, y procurad huir de cilicios, flagelos y disciplinas, que la vida ya es bastante dura como para endurecerla más. 

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=El+le%C3%B3n+y+el+rat%C3%B3n.pdf

La vergüenza de confesar el primer error, hace cometer muchos otros. Jean de la Fontaine.


domingo, 5 de mayo de 2024

SÍNDROME COSTOCLAVICULAR. LA VÍA DOLOROSA

 


El síndrome costoclavicular se conoce también por otros muchos nombres: síndrome del desfiladero costoclavicular, síndrome toracoclavicular, síndrome del desfiladero toracobraquial, de los escalenos o de la costilla cervical. Bajo todas estas denominaciones se agrupa una variedad de afecciones que unos especialistas consideran como el mismo cuadro, y otros por el contrario, se esfuerzan en diferenciar. En cualquier caso, el denominador común de todas ellas es la compresión de los elementos vasculonerviosos cervicobraquiales a su paso por la encrucijada que forman los músculos escalenos, el espacio costoclavicular y la inserción del pectoral menor. La región anatómica, que podéis apreciar mucho mejor en la ilustración, recibe genéricamente el nombre de desfiladero toracoclavicular o salida torácica superior.

El trastorno es más frecuente en las mujeres. La paciente típica es una mujer delgada entre 40 y 50 años. El síntoma más frecuente e importante es el dolor. Un dolor que se produce por compresión directa del plexo braquial. Se trata de un dolor intenso y lacerante que a menudo incapacita a la paciente para realizar las tareas más simples. Las causas de las compresiones en esta región pueden ser diversas:

§     De naturaleza ósea: costillas cervicales (supernumerarias o desplazadas), megapófisis transversas (abultamientos óseos en los salientes vertebrales), otras anomalías vertebrales, callos de fractura, seudoartrosis (falsas articulaciones secundarias a fracturas), primera costilla anómala…

§     De naturaleza músculo-tendinosa: hipertrofia de los escalenos, del músculo subclavio, rafes aponeuróticos interescalénicos(crecimientos de tejido entre los músculos), anomalías del tendón del pectoral menor

§     Por malformaciones: cifoescoliosis cervicotorácica infantil.

§     De índole tumoral: tumor de Pancoast o del surco pulmonar superior.



Los síntomas suelen ser neurológicos, vasculares o de naturaleza mixta (lo más frecuente). La compresión neurológica del plexo puede ser alta, localizándose el dolor en el cuello, la cabeza y el área supraescapular. Con frecuencia está afectado el nervio radial. No son raros los dolores en cuello y hombro, ni los del territorio cubital, desde la axila hasta el extremo del dedo meñique. En la ilustración superior veréis los territorios neurológicos que pueden estar afectados.

Como todos los dolores neurológicos, el dolor del síndrome costoclavicular es extraordinariamente variable. Puede ser continuo o intermitente. Puede aparecer espontáneamente o sólo cuando se adoptan determinadas posturas o movimientos. En ocasiones se inicia de noche en la cama. Son también frecuentes las parestesias, sobre todo en la mano y en el territorio cubital.

En cuanto a los síntomas vasculares, comprenden entumecimiento y palidez de la mano, hipersensibilidad al frío o incluso el llamado fenómeno de Raynaud (isquemia parcial o completa de la mano acompañada de frialdad y cianosis o amoratamiento). Se dan a veces manifestaciones venosas en forma de tromboflebitis con edemas en antebrazo y mano. Es clásica en las personas de piel blanca la visualización de la red venosa superficial, los cambios de color y de temperatura en la superficie cutánea. Aparece también cierta dificultad para mover los dedos, y una curiosa sensación subjetiva de aumento del grosor de las articulaciones.

El médico diligente realizará una exploración meticulosa y detenida. Como primera medida debe palparse el pulso radial y auscultarse la fosa supraclavicular en busca de posibles soplos. Mientras se toma el pulso radial se emprenden diversas maniobras diagnósticas:

§     Maniobra de Adson: paciente sentado y erguido. Se le indica que realice una inspiración profunda reteniendo el aire a la vez que gira la cabeza hacia el lado afecto.

§     Maniobra costoclavicular: como la anterior, pero desplazando los hombros hacia abajo y atrás.

§     Maniobra de hiperabducción: con el paciente sentado y los hombros hacia atrás, se le pide que eleve los brazos hasta 90º mientras realiza una rotación externa de los miembros superiores.

§     Maniobra de Allen: con ambas manos sobre la cabeza el paciente lleva los codos hacia atrás evitando elevar los hombros.

Cualquiera de estas maniobras se considera positiva si al realizarla desaparece el pulso radial.

La exploración complementaria de primera elección es la radiografía simple de columna cervical, hombro y tercio superior del tórax. Se pretende detectar la existencia de causas de naturaleza ósea (costilla cervical, callos o anomalías). La arteriografía o la flebografía deben reservarse para casos extremos, lo mismo que el electroneurograma si se sospecha afección neurológica.


El tratamiento será conservador siempre que sea posible, y de manera obligada al menos durante los primeros meses. La fisioterapia tiene como objetivo mejorar la situación muscular y funcional de la cintura escapular mediante el amplio abanico de técnicas de que dispone el fisioterapeuta. Puede ser útil la asociación de antiinflamatorios y miorrelajantes, el calor local y la onda corta.

La cirugía se reservará como último recurso. Consiste en eliminar la causa de la compresión mediante diferentes técnicas: resección de la costilla cervical, de la primera costilla o la escalenectomía. El abordaje quirúrgico a través de la axila presenta ventajas tanto vasculares como estéticas.

Lo malo de ser siempre el más puntual es que nunca hay nadie para apreciarlo.


jueves, 2 de mayo de 2024

EL ADN ENCRIPTADO Y LAS MARAVILLAS DEL LENGUAJE GENÉTICO


Sabemos que la doble espiral de ADN contiene los planos para formar un nuevo ser vivo a partir de su progenitor o progenitores. Todos los organismos deben ser construidos a base de proteínas. Las proteínas son los elementos estructurales, los ladrillos que, ensamblados en el orden correcto, formarán un helecho, un olivo, una rana o un champiñón. Para construir estructuras proteicas la naturaleza, con muy contadas excepciones, utiliza veinte moléculas diferentes denominadas aminoácidos, son los llamados aminoácidos esenciales.

Ahora bien, el ADN está formado por largas secuencias de cuatro nucleótidos: adenina, citosina, timina y guanina, que habitualmente se representan por sus iniciales, A, C, T, G. puede decirse que el ADN es el plano maestro, la copia buena, la original, unas instrucciones conservadas bajo siete llaves en la caja de seguridad de cada célula, su núcleo; mientras que las cadenas de ARN son por así decir, las copias de batalla, las hojas donde se copia el mensaje y se mandan a otros lugares de la célula para ser usadas continuamente en la formación de proteínas.

El ARN está formado también por cuatro nucleótidos, los mismos que los del ADN con la excepción del uracilo (U) que sustituye a la timina. Pues bien, vemos que a partir de cuatro nucleótidos deben construirse estructuras, las proteínas, que están formadas por combinaciones de veinte aminoácidos. Así que disponemos de un alfabeto de sólo cuatro letras para codificar uno de veinte. Es evidente que la correspondencia no puede ser uno a uno. Se trata pues de un problema de encriptación del mensaje, que debe ser adecuadamente desencriptado y traducido. Echando mano de las matemáticas (ya hemos dicho aquí otras veces que sirven para casi todo), vemos que con un código de dos letras se pueden codificar sólo dieciséis aminoácidos (42). Necesitamos al menos tres letras. Con tres es posible generar un conjunto de sesenta y cuatro combinaciones posibles (43), más que suficientes para codificar los veinte aminoácidos esenciales.

Como en biología no se admite el despilfarro, el código genético es un código en tripletes donde cada grupo de tres nucleótidos, denominado codón, codifica un aminoácido. El código en tripletes presenta cinco características fundamentales (seguimos a Matteo Berretti en www.100Preguntas.com ):

1.- Son necesarios tres nucleótidos de ADN, por lo tanto, también tres nucleótidos de ARN mensajero transcrito a partir del mismo, para formar un codón que codifica para un aminoácido.

2.- El código no tiene ningún signo de puntuación, por lo que se lee de forma continua, cada codón a continuación del anterior, sin saltarse ningún nucleótido.

3.- No es solapante, un mismo nucleótido no pertenece a más de un codón o triplete.

4.- Es prácticamente universal: todos los organismos comparten el mismo idioma.

5.- Para cada uno de los veinte aminoácidos existe más de un codón que lo codifica (con dos excepciones: AUG codifica para metionina y UGG para triptófano). Este fenómeno se llama degeneración del código y afecta sólo a la tercera letra, por lo que los codones que codifican para el mismo aminoácido generalmente difieren en la última letra. Así se evitan fallos en traducción a proteínas ante mutaciones puntuales en un solo nucleótido.



Dado que el código genético es un código en tripletes, sin signos de puntuación y cuya lectura es continua, resulta necesario establecer un mecanismo para indicar dónde comenzar y dónde finalizar su lectura. Para ello, un codón específico se usa como inicio de lectura (AUG, que codifica para el aminoácido metionina) y tres codones son señales que indican el final del polipéptido: los codones de terminación (UAG, UAA, y UGA). Es así como nuestro código encriptado puede ser completamente descifrado, dejándolo listo para desvelar el secreto de la vida.

Así que ya lo veis, todo ser vivo desde la más humilde bacteria hasta el organismo más complejo que se os ocurra, disponemos de nuestra propia máquina enigma instalada en todas y cada una de nuestras células. Son maravillas que cuanto más vamos conociendo, más nos asombran y admiran.

La educación es lo que queda después de olvidar todo lo que se ha aprendido en la escuela. Albert Einstein.