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lunes, 29 de enero de 2024

LOS HERMANOS GRIMM, CUENTISTAS Y FOLKLORISTAS

 


Los hermanos Grimm, Jacob y Wilhelm Grimm, nacidos en 1785 y 1786 respectivamente, en Hanau, en la región alemana de Hesse, fueron los dos hijos mayores de una familia burguesa ilustrada. Hubo un tercer hermano, Ludwig Grimm, que aunque no participó en las actividades investigadoras y literarias de sus hermanos, fue un notable dibujante que llegó a ilustrar alguna de las publicaciones de Jacob y Wilhelm.

Ambos se interesaron desde muy jóvenes por la literatura y por la docencia. Los dos trabajaron juntos durante toda su vida, primero como bibliotecarios, y más tarde como profesores en las universidades de Gotinga y Berlín sucesivamente, recalando en esta última reclutados por el káiser prusiano Federico Guillermo IV en 1838. Jacob, el hermano mayor, fue también diputado en el Parlamento de Fráncfort tras la revolución de 1848.


La labor docente e investigadora de los Grimm fue muy extensa, abarcando estudios de gramática alemana y lingüística histórica, y hasta la elaboración del monumental diccionario alemán, obra faraónica que consta de 33 volúmenes, y que no pudieron terminar en vida. El diccionario no pudo concluirse hasta 1960. Muy pronto sus investigaciones les llevaron a interesarse por las sagas y las leyendas, donde se incluyen los cuentos tradicionales que en diferentes versiones circulaban entre las gentes de las regiones rurales, y que los Grimm se afanaron en recopilar. Fueron fundamentalmente folkloristas y etnólogos, actividades y materias predilectas de muchos eruditos germanos y centroeuropeos durante el periodo del Romanticismo. En el terreno ideológico, los Grimm, como otros estudiosos de la lingüística y el folklore alemanes, derivaron hacia lo que podríamos llamar el nacionalismo pangermánico, con continuas referencias a la cultura y la raza arias. Polvo del que unas décadas más tarde derivarían los lodos que condujeron a sembrar Europa de cadáveres.


Modernamente aquella faceta de los Grimm está prácticamente olvidada, y lo que ha pervivido hasta nuestros días ha sido su labor divulgadora de los cuentos y narraciones. Las primeras recopilaciones de esas historias recogían las versiones originales que pervivían entre los lugareños. Muchas de ellas estaban cargadas de una violencia que alcanzaba el sadismo, y contenían referencias sexuales explícitas. Los hermanos recibieron muchas críticas por ello tras la publicación de sus primeras colecciones de cuentos. Al principio se defendieron alegando que no iban dirigidos al público infantil. Sin embargo, el creciente éxito de ventas con la consiguiente repercusión económica, les llevó a replantearse su trabajo, y en sucesivas ediciones de cuentos, fueron suavizando y censurando muchos de los contenidos, hasta llegar a las versiones universalmente conocidas de Blancanieves, Cenicienta, Barba Azul, Hänsel y Gretel, El Gato con Botas, Pulgarcito, La Bella Durmiente, y el larguísimo etcétera que todos recordamos.

Hoy os proponemos la revisión de Rumpelstilskin, uno de los cuentos más editados y reproducidos de los Grimm. Clic en el enlace y a disfrutar como niños. 

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=Rumpelstikin.pdf

…si mañana temprano toda esta hierba seca no ha sido convertida en oro, morirás.


viernes, 26 de enero de 2024

¿QUÉ DIABLOS ES ESO DEL ÍNDICE GLUCOGÉNICO?

 


Modernamente en nutrición se ha introducido un nuevo concepto que complementa y matiza el valor energético o calórico. Se trata del llamado índice glucogénico. Es este un concepto complejo que abarca no solo el contenido calórico puro de cada uno de los alimentos, sino también la facilidad mayor o menor que determinados alimentos tienen para ser digeridos y metabolizados, y sobre todo la velocidad con que se producen su digestión y su metabolización. Es por eso de una importancia capital el contenido en fibra de los diferentes alimentos.

Con relación al índice glucogénico hay dos factores fundamentales:

La preparación del alimento, es decir, las diferentes formas posibles de cocinarlo.

La combinación del alimento con otros productos y sustancias nutritivas.

Como puede comprobarse, ambos factores se hallan estrechamente ligados al arte culinario, a la cultura de la cocina y la gastronomía.

Para ofrecer algún ejemplo sencillo de entender, una patata cocida conserva cierta proporción de fibras y de almidón, sustancias de difícil y trabajosa digestión. Por lo tanto el índice glucogénico de la patata cocida será menor que en otras preparaciones (asada o frita). Siguiendo el mismo razonamiento, quien pretenda perder peso hará bien en preferir la patata cocida presentada en trozos, que en forma de puré, donde la batidora habrá realizado la mayor parte del trabajo de rotura de fibras que correspondería en condiciones normales al propio aparato digestivo.



En cuanto a la combinación con otros alimentos, consideremos uno con alto contenido calórico: la pasta, los spaghetti. Cocinemos una ración de 200 g. de spaghetti solos, simplemente hervidos, con un valor calórico de 368 x 2 = 736 Kcal. Pues bien, si en lugar de tomarlos solos, los combinamos, por ejemplo con tomate, cebolla y otros vegetales, y luego consumimos una ración (esto es muy importante) de 200 g., a base de la combinación, sin duda habremos rebajado por una parte el aporte calórico, y por otra parte con los vegetales habremos aportado fibra, inexistente en los spaghetti solos, disminuyendo de esta manera sencilla el índice glucogénico del conjunto. Si además de eso hervimos la pasta al dente, conseguiremos que su digestión resulte algo más dificultosa, con el consiguiente enlentecimiento del metabolismo y mayor disminución del índice glucogénico.


Para terminar de entender el concepto de índice glucogénico nos podemos remitir al siguiente ejemplo: un alimento con un índice elevadísimo sería la harina refinada (de trigo o de maíz) consumida a cucharadas. Es muy energética, de fácil asimilación, y carece de fibra. Repárese en que los piensos industriales destinados al engorde del ganado están compuestos de harinas y mezclas de harinas. En el polo opuesto tendríamos un alimento con un índice glucogénico nulo. Es el caso de la mayoría de las semillas de las frutas, siempre y cuando sean consumidas enteras y sin masticar. Las semillas de uva enteras atraviesan la totalidad de la longitud del tubo digestivo y se eliminan con las heces completamente intactas gracias a la envoltura que las recubre, y las hace inmunes a los ácidos gástricos y demás jugos intestinales. Es esta una vieja estrategia reproductiva adoptada hace millones de años por las plantas con fruto, para que los animales los consumamos, y luego diseminemos sus semillas en diferentes lugares.

No hace falta insistir en la importancia de las fibras en la nutrición. Las fibras cumplen una doble función positiva: por una parte incrementan el volumen de alimento consumido, produciendo una sensación de saciedad que previene el consumo compulsivo de otros alimentos. Por otra parte contribuyen a hacer más lenta y trabajosa la metabolización de los demás alimentos, disminuyendo notablemente su índice glucogénico. Así que ya sabéis, la clave está en consumir abundantes fibras, en aumentar el volumen de alimento sin incrementar su valor calórico.

No sé, doctor. Esto de la fibra, yo no lo veo claro.

Eso es que aun no conoces la fibra óptica, muchacho.


miércoles, 24 de enero de 2024

LOS NÚMEROS IMAGINARIOS. LA IMAGINACIÓN AL PODER

 


Los primeros matemáticos que oyeron hablar de ellos, sintieron tanta desconfianza hacia la utilidad de los números imaginarios que llegaron a injuriar a quienes los proponían. Uno de ellos, acaso el primero que tuvo la osadía de presentarlos en público, fue el ingeniero italiano Rafael Bombelli, que se hizo célebre entre sus paisanos por el drenaje de pantanos, y en 1572 dio a la imprenta su obra titulada Álgebra. Allí introdujo por vez primera una notación para la raíz cuadrada de -1, una solución válida de la ecuación x2 + 1 = 0. Entre los escépticos se encontraba nada menos que René Descartes, que lo consideró una idea absurda.

Ya en el siglo XVIII, Leonhard Euler introdujo el símbolo i para la raíz cuadrada de -1, por la primera letra del término latino imaginarius, un símbolo que todavía se sigue utilizando. Leibniz, toda una autoridad de gran prestigio, dijo de los números imaginarios que eran un maravilloso vuelo del espíritu de Dios, casi un anfibio entre el ser y el no ser.



Por definición, un número imaginario es aquel cuyo cuadrado tiene un valor negativo. Puesto que el cuadrado de cualquier número real es positivo, durante siglos se admitió sin oponer la mínima duda que un número negativo no podía tener raíz cuadrada. Y aunque varios matemáticos habían expresado sospechas de la existencia de los números imaginarios, no fue hasta mediado el siglo XVI, con la publicación de la obra de Bombelli, cuando las sospechas se fueron convirtiendo en certezas.

Muchos avances clave de la física moderna no habrían podido producirse sin el uso de los números imaginarios. Han dado juego a los físicos en una extraordinaria variedad de campos, como la corriente alterna, el procesamiento de señales, la teoría de la relatividad, la dinámica de fluidos o la mecánica cuántica. Los números imaginarios representan un papel importante incluso en el desarrollo de los fractales. Desde la teoría de cuerdas a la mecánica cuántica, cuanto más en profundidad se estudia la física, más cerca se está de las matemáticas puras. Hay quien ha llegado a afirmar que las matemáticas gestionan la realidad del mismo modo en que el sistema operativo de Microsoft gestiona un ordenador. Dicha gestión no sería de ningún modo posible sin la intervención de los números imaginarios. La famosa ecuación de onda de Schrödinger, que describe la realidad y los acontecimientos básicos a partir de funciones de onda y probabilidades, puede considerarse el sustrato evanescente sobre el que todos existimos, y depende, naturalmente, de los números imaginarios.

Adquirir conciencia de que el universo en que habitamos y nosotros mismos, no somos más que puntos en una nube de probabilidades, contribuye a ponernos en nuestro lugar admitiendo que no existe otra certeza que la duda permanente. El viejo profe Bigotini os invita a dudar con él y preguntarnos si existimos realmente o sólo vivimos la ilusión de la existencia como aquel príncipe Segismundo o como los habitantes de la caverna platónica. Para empezar, él, que presume de sabio, no es más que un monigote con una nariz ridícula.

El negocio de la cristalería es el más expuesto a la quiebra. Woody Allen.


sábado, 20 de enero de 2024

HERGÉ, TINTÍN, LUCES ARTÍSTICAS Y SOMBRAS IDEOLÓGICAS

 


Nacido en 1907, Georges Prosper Remi, más conocido por su seudónimo de Hergé, era hijo de Alexis Remi, un modesto empleado de una sastrería, y de Elizabeth Dufour, ama de casa. Su infancia transcurrió en su localidad natal de Ettelbeek, en la Bélgica de habla flamenca. Con la ayuda del patrón de su padre, el pequeño Georges abandonó a los siete años la escuela pública para cursar con los jesuitas los estudios secundarios. La educación religiosa que recibió, así como su posterior pertenencia a la federación de boy scouts católicos, le inclinaron ya desde muy joven hacia la ideología conservadora que mantuvo el resto de su vida. Puede decirse que el joven Hergé fue un muchacho de derechas. Se aficionó muy pronto al dibujo, y sus primeros trabajos como prometedor historietista aparecieron en la revista Le Boy Scout, a partir de 1924. Comenzó entonces a firmar como Hergé, seudónimo que le acompañaría siempre y corresponde a las iniciales RG, Remi Georges, pronunciadas en francés, Her-gé.

Su primera serie, Totor, se publicó en la revista scout hasta 1930. Pero al finalizar el bachillerato en 1925, y tras cumplir el servicio militar un año más tarde, dibujó la mayor parte del tiempo para Le XXème siecle, periódico ultraconservador de orientación clerical y nacionalista que a partir de 1928, editó un suplemento infantil, Le Petit Vingtième, dirigido e ilustrado casi íntegramente por Hergé que al poco tiempo se comprometió con Germaine Kickens, la secretaria del director del periódico. Allí su personaje de Totor comenzó su tarea de reportero de sucesos, se acompañó de un pequeño fox terrier blanco llamado Milou, y terminó por cambiar su nombre por el de Tintín, personaje destinado a hacerse mundialmente célebre, lo mismo que su joven autor.

La primera aventura larga de Tintín, fue Tintín en el país de los Soviets, donde el héroe viajaba a la Unión Soviética para enfrentarse a los bolcheviques. Se publicó en mayo de 1930. Tintín en el Congo, aventura apologética del colonialismo belga, cargada de un racismo paternalista, fue la segunda, y en 1932 le siguió la tercera, Tintín en América. Aun antes de la ocupación nazi de Bélgica se publicaron Los cigarros del faraón, El loto azul, La oreja rota y La isla negra, y ya en plena ocupación vieron la luz Tintín en el país del oro negro, El cangrejo de las pinzas de oro, donde debutó el capitán Haddock como habitual acompañante del héroe, La estrella misteriosa, El secreto del Unicornio, El tesoro de Rackham el Rojo, Las siete bolas de cristal, El templo del Sol y El cetro de Ottocar. En estos últimos títulos, todos aparecidos ya en plena Segunda Guerra Mundial, Hergé trató intencionalmente de esquivar cualquier tema que pudiera tener relación con la actualidad política y bélica, probablemente consciente de lo incierto del resultado final de la contienda. Pero lo cierto es que continuó su trabajo en publicaciones como la citada y como Le Soir, diario que se declaraba abiertamente colaboracionista y filonazi.

Durante el bienio 1944-46 se estableció una especie de cordón sanitario en torno a Hergé, hasta que el editor Raymond Leblanc, reputado héroe de la Resistencia, le rehabilitó y financió la nueva revista Tintín que publicada no sólo en el área francófona, sino en muchos otros países traducida, relanzó al artista y a su personaje a nivel mundial, alcanzando tiradas semanales de hasta 100.000 ejemplares, algo insólito en su momento. Fue en esa época cuando, aprovechando la edición en color de las primeras aventuras, se maquillaron un tanto los aspectos fascistoides, por ejemplo en Tintín en el Congo o en La estrella misteriosa, donde el principal villano de la historia era en principio un judío neoyorquino, que se cambió por un magnate de un país suramericano imaginario. En fecha ya tan tardía como 1973, Hergé reconoció en una entrevista su fascinación juvenil por el “Nuevo Orden”, y terminaba confesando: mi ingenuidad en aquella época rozaba la necedad, podríamos decir que incluso la estupidez. Una frase que bien podría haber puesto su autor en los bocadillos de los inspectores Hernández y Fernández.

En los últimos años 40 sufrió Hergé una crisis personal, síndrome depresivo que afectó a su trabajo. No pudo publicarse la siguiente aventura de Tintín, Objetivo: la Luna, hasta 1950. Hasta entonces el autor siempre había trabajado en solitario, pero en abril de 1950 se crean los Estudios Hergé, donde colaboraron diversos ayudantes. Aquella producción más industrializada restó acaso algo de la primitiva ingenuidad de Tintín, pero aportó un plus de calidad importante. Se terminaron entonces Aterrizaje en la Luna y El asunto Tornasol, considerado por muchos especialistas y críticos el mejor de los álbumes de Tintín, y uno de los cómics más conseguidos de la historia. En 1956 apareció Stock de coque, y en 1958 Tintín en el Tibet. Las joyas de la Castafiore se publicó en 1961, Vuelo 714 para Sidney, en 1966, El lago de los tiburones, en 1969, y Tintín y los pícaros, que fue la última gran aventura del personaje, ya en 1975.

En su última época, Georges Remi se dedicó a viajar, se divorció de su primera esposa, Germaine, para casarse con Fanny Vlaminck, una joven dibujante de los Estudios Hergé, y se entregó al psicoanálisis en las tumbonas más mullidas de los psicoanalistas suizos más prestigiosos y caros. Falleció en 1983 a causa de una leucemia. En casa Bigotini, con independencia de las tendencias políticas del joven Georges Remi o de los arrepentimientos, sinceros o no, del Remi maduro, consideramos a Hergé el artista, uno de los grandes nombres del cómic del siglo XX, y a su personaje, Tintín, todo un referente del género. Os dejamos como siempre, con algunas páginas e ilustraciones del artista y su personaje.




















miércoles, 17 de enero de 2024

ROCK HUDSON. LA VIDA EN UN ARMARIO


 


Fue todo un bombazo. ¡Quién se iba a imaginar que Rock Hudson era gay! Él, que había sido durante décadas uno de los prototipos masculinos, salió del armario en aquellos primeros ochenta, declarando su orientación sexual al saberse enfermo terminal de sida. En esos primeros tiempos, recién identificada la infección, se sabía todavía muy poco acerca del virus y de cómo combatirlo. Las primeras noticias que llegaron parecían hacerlo exclusivo del colectivo homosexual de San Francisco. Luego se demostró que también se infectaban los yonkis, los que mantenían relaciones heterosexuales sin protección, y hasta quienes habían recibido transfusiones. Pero al principio el sida era sólo cosa de gays, y precisamente Rock Hudson…

Lo dicho, todo un bombazo, repetían las muchas admiradoras del galán que le habían visto en Gigante, en los telefilmes en que encarnó al comisario McMillan, que le habían visto en las pantallas besar apasionadamente a Jane Wyman, a Lauren Bacall, a Liz Taylor, nada menos que a Liz Taylor. ¡Lo que cualquiera habría dado por besar a Liz Taylor!

También le habíamos visto todos besar muchas veces a Doris Day, aquella novia de América junto a quien Hudson protagonizó unas cuantas comedias románticas encantadoras: Un pijama para dos, No me mandes flores, Confidencias a medianoche… Seguían todas el mismo esquema, la parejita destinada a casarse que, por una serie de malentendidos, comenzaba su relación con mal pie, llevaban su rivalidad a lo largo del guión al borde de la agresión, hasta que al final descubrían estar hechos el uno para el otro con la consiguiente felicidad para ellos y para los espectadores. Quien esto escribe veía esas películas de mocito en la tele, porque las ponían mucho, y debo confesar que estaban y aún hoy en día siguen estando entre mis comedias favoritas, algo que entonces habría negado ante los compañeros del cole o los muchachos del equipo. En fin, qué sorpresa con Rock Hudson. Para recordarle en Bigotini os dejamos el enlace con un montaje de música e imágenes que recoge sus mejores momentos ante las cámaras. Clic, y pasad unos minutos felices.

https://www.youtube.com/watch?v=d_-Bo9lwpqI

Próxima entrega: Doris Day


sábado, 13 de enero de 2024

EL NACIMIENTO DE AL-ANDALUS

 


En sólo dos o tres años tras la batalla de Guadalete (año 711), los musulmanes eran ya dueños de la mayor parte de la península Ibérica e incluso poco después habían cruzado los Pirineos, llegando hasta Narbona en 720. Tan sólo unos pocos núcleos aislados en las montañas cantábricas les oponían cierta resistencia. El nombre con que los nuevos pobladores rebautizaron a Hispania, al-Andalus, del que deriva el de la actual Andalucía, hace referencia a Vandalicia, la tierra de los vándalos, gentes de origen germánico que, antes de ser empujados por los visigodos al norte de África, habían ocupado grandes áreas del sur peninsular. De esta forma, el solar ibérico salvo algunas pequeñas excepciones, se incorporó al Islam, al mundo islámico que aportó a la tierra y sus pobladores no pocas novedades, tanto en el plano económico, como en el social, el artístico, el cultural y el religioso.


Esta primera etapa de conquista y dominio musulmán se conoce como la del Emirato. Estableció su capital en Córdoba al mando de un emir que obedecía órdenes del califa de Damasco. No faltaron entre los recién llegados, fricciones y disputas. Acaso las más sonadas fueron las protagonizadas por los beréberes que, procedentes del Magreb, constituían el grueso de la tropa y de la población islámica, mientras que los árabes eran, aunque minoritarios, la élite dominante. Para sofocar la más importante de aquellas revueltas llegaron desde Siria tropas de refuerzo que terminaron asentándose en al-Andalus. También hubo problemas entre los nuevos dueños y los antiguos habitantes hispanovisigodos. Se rebelaron en muchos lugares los muladíes, cristianos convertidos al Islam fundamentalmente por motivos fiscales, que a pesar de ello se sintieron discriminados. Idéntico sentimiento y aún con mayor motivo, tuvieron los mozárabes que eligieron continuar profesando el cristianismo. Hubo importantes fricciones entre el poder central cordobés y los gobernantes de las provincias o marcas islámicas peninsulares. Fueron especialmente sangrientas la llamada Jornada del Foso, que se produjo en Toledo en 807, y el Motín del Arrabal acaecido en Córdoba en 818. Causó disturbios la introducción de la doctrina malikí en tiempos del emir Hisham I, que se terminaría convirtiendo en la versión ortodoxa del Islam hispano.


Con Abderramán II se desató el mayor conflicto con los mozárabes. Dirigentes de la comunidad cristiana como Paulo, Eulogio o Speirandeo apostaron por el martirio recordando épocas pasadas del viejo Imperio Romano. También en aquellos años, concretamente en 844 llegaron a las costas de al-Andalus los temibles normandos que incluso asediaron Lisboa y Sevilla. Ya en la segunda mitad del siglo IX, con el emir Muhammad I, se produjeron importantes tensiones entre el poder central y las marcas, como la que protagonizó Ibn Marwan el Gallego, un muladí extremeño, o como la que enfrentó a Córdoba con la poderosa familia aragonesa de los Banu Qasi, antiguos hispanovisigodos convertidos al Islam. Un miembro de esa familia de “los hijos de Casio” o Banu Qasi, Musa ibn Musa, llegó a ostentar el título oficioso de tercer rey de España. En 879, Umar ibn Hafsun, un importante líder muladí, se reconvirtió al cristianismo y actuó como cabecilla de los mozárabes andalusíes.



Así que los dos primeros siglos de dominio musulmán, los siglos del Emirato, resultaron bastante caóticos. Coincidieron con la profunda conmoción que para el mundo islámico supuso el derrocamiento de la familia Omeya que había sustentado el califato de Damasco, y el advenimiento de la nueva dinastía de los Abasíes con capital en Bagdad. Pero en nuestro suelo el panorama cambió de forma radical con la ascensión al emirato de Abderramán III en 912. Abderramán pertenecía a la estirpe de los Omeyas, y a partir de 929 se proclamó califa, independizándose de Bagdad, sometiendo a mozárabes y muladíes y estableciendo en al-Andalus un orden duradero que culminó con el mayor esplendor de Córdoba, la construcción de su gran mezquita, y la llegada a nuestras tierras de grandes sabios y eruditos tanto musulmanes como judíos, que en el siglo X convirtieron a Córdoba en la capital cultural del mundo, por encima de Bagdad, de Bizancio o de Roma.

Acabar con la pobreza es fácil. Lo único que se necesita es dinero. Groucho Marx.


miércoles, 10 de enero de 2024

FERNANDO DE HERRERA, EL DIVINO


 

Hijo de un modesto artesano, Fernando de Herrera nació en Sevilla en 1534. Aunque en su edad madura adquirió fama de erudito, lo cierto es que el joven Fernando no obtuvo ningún título académico, limitándose sus estudios a los que realizó en su niñez con un par de maestros sevillanos, Pedro Fernández de Castilleja y Rodrigo de Santaella. El resto de su formación fue completamente autodidacta, pues al decir de todos cuantos le trataron, era un joven de vivísimo ingenio. Siendo todavía un muchacho, Fernando contó con la protección de un grande de España, don Álvaro de Portugal, conde de Gelves, en cuya casa encontró cobijo y hasta el amor en la persona de doña Leonor Fernández de Córdoba, la joven esposa de su protector, relación que al parecer, no sólo fue pública, sino que contó además con la complacencia del marido. Este triángulo amoroso escandalizó no poco a los biógrafos del poeta el siglo siguiente. Recordemos que el XVII se caracterizó por el integrismo moral contrarreformista, tan alejado del espíritu renacentista que animó el XVI en que vivió nuestro hombre.


Herrera recibió las órdenes menores y obtuvo un beneficio en la iglesia de San Andrés en 1566. Frecuentó entonces las tertulias poéticas que abundaron en la Sevilla de su época, trabando gran amistad entre otros, con Juan de Mal Lara, gran humanista, y con el pintor Francisco Pacheco, a quien se deben el retrato de Fernando de Herrera coronado de laurel, y muchos datos biográficos del personaje. Fue Herrera el iniciador de la llamada Escuela Sevillana de poesía que contó en las décadas siguientes y durante todo el Siglo de Oro con notables representantes en la poesía en lengua castellana. Tanto Pacheco como Juan Rufo, otro de sus contemporáneos, coinciden en retratar a Herrera como hombre de carácter retraído y áspero, rasgos que se acentuaron tras la muerte de su musa y enamorada en 1578.


La poesía de Herrera, partiendo del petrarquismo como la de los demás poetas de su tiempo, derivó aún en época renacentista, en una forma genuinamente barroca y española que creó escuela. Alguien de la talla de Luis de Góngora calificó a Herrera de segundo Garcilaso, y aún primero en fineza y medida del verso. Esos y otros parecidos elogios le encumbraron a la cima del Parnaso poético, y le otorgaron el título de Divino, con el que fue conocido por las generaciones sucesivas. Se ha especulado que el célebre retrato de El Greco que representa a un caballero con la mano en el pecho, pudiera haber tenido a Fernando de Herrera como modelo.

 



Muchas de las obras juveniles de Herrera se han perdido lamentablemente. De ellas tan solo se conocen los títulos y las alabanzas de quienes tuvieron ocasión de leerlas. Entre las que nos han llegado cabe destacar los Amores de Lausino y Corona, la Relación de la guerra de Chipre y suceso de la batalla naval de Lepanto (1572), las Obras de Garci Lasso de la Vega con anotaciones de Fernando de Herrera (1580), Algunas obras de Fernando de Herrera (1582), Elogio de la vida y muerte de Tomás Moro (1592), y Versos de Fernando de Herrera enmendados y divididos por él en tres libros (1619); publicados todos en Sevilla en las fechas indicadas, y el último impreso ya tras la muerte de su autor acaecida en 1597.

De nuestra biblioteca Bigotini extraemos hoy precisamente la edición digital de sus Sonetos, tomados de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes que sigue la edición sevillana de Francisco Pacheco, su retratista y biógrafo, de 1619. Deleitaos pues con la irreprochable métrica y la exquisitez poética de los versos de Herrera, el Divino. 

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=Sonetos.pdf

Voy siguiendo la fuerza de mi hado

por este campo estéril y escondido;

todo calla y no cesa mi gemido

y lloro la desdicha de mi estado.

Fernando de Herera. Sonetos.


sábado, 6 de enero de 2024

RIESGOS EN PELUQUERÍAS Y SALONES DE BELLEZA. EL MARIDO DE LA PELUQUERA

 


En 1990 Patrice Leconte dirigió un film titulado Le Mari de la coiffeuse. Una comedia con el encanto y la ternura que (a veces) saben transmitir los franceses. La protagonizó Jean Rochefort junto a una espléndida y voluptuosa Anna Galiena. La película, que fue nominada a siete premios César, se centra en las relaciones cotidianas de una sensual peluquera y su marido. Se trata de una historia curiosa y por momentos conmovedora en su sencillez. Una pequeña joya del cine no comercial, que paradójicamente cosechó un gran éxito en las taquillas, quizá por el tirón que ejercía sobre el público la Galiena, que se hallaba entonces en todo el esplendor de su belleza. No la recomiendo a quienes busquen acción y emociones fuertes, pero sin duda agradará a las personas sensibles acostumbradas a descifrar el mensaje de las imágenes, eso que en ocasiones se ha llamado el lenguaje cinematográfico.

Ya que estamos en la peluquería, y como lo nuestro es la prevención y la salud laboral, permitidme que me ocupe de la seguridad en estos establecimientos. A estas alturas sabéis bien que los accidentes y las enfermedades profesionales no sólo se producen en las grandes fábricas y las instalaciones industriales. También en un pequeño negocio, en una empresa familiar como casi siempre suelen ser las peluquerías, acecha el peligro si no se siguen unas mínimas normas preventivas. Enumeremos en primer lugar los riesgos más sobresalientes:


  • Caídas al mismo nivel.
  • Pisadas sobre objetos.
  • Golpes contra objetos inmóviles.
  • Resbalones y tropiezos.
  • Contactos dérmicos con sustancias o productos tóxicos, irritantes o nocivos.
  • Riesgos biológicos.
  • Parasitosis.
  • Caídas a distinto nivel.
  • Contactos eléctricos.
  • Golpes y cortes con objetos o herramientas.
  • Quemaduras.
  • Caída de objetos desprendidos.
  • Inhalación de sustancias (lacas).
  • Exposición a ruido.
  • Disconfort térmico.
  • Posturas forzadas o largo tiempo mantenidas.
  • Bipedestación prolongada.
  • Movimientos repetitivos de miembros superiores.
  • Sobreesfuerzos y carga física.

¿Demasiados riesgos para tratarse de lugares donde aparentemente no los hay, verdad? Veamos ahora las medidas preventivas a aplicar:


  • Orden y limpieza en las instalaciones son siempre el primer mandamiento de la prevención. En el caso de las peluquerías no podía ser menos. Debe evitarse la acumulación de materiales amontonados, caídos o depositados en lugares de paso o espacios de trabajo. Es fundamental mantener el orden en el puesto de trabajo. Cada cosa en su sitio es la política más adecuada. Si se produce algún derrame, se procederá a su inmediata limpieza y retirada.
  • Los guantes de protección son indispensables, y por encima de todo debe extremarse la limpieza escrupulosa de las manos tantas veces como sea necesario.
  • Las escaleras de mano, taburetes y otros elementos destinados a alcanzar objetos situados en lugares elevados, deben contar con completa garantía. Las escaleras estarán provistas de tope de apertura y zapatas antideslizantes. Se utilizarán de forma adecuada. La prudencia presidirá todas las acciones.
  • La instalación eléctrica y el conjunto de máquinas y aparatos deben estar en perfecto estado de funcionamiento. Se garantizará su mantenimiento y revisión periódica. El personal del centro se abstendrá de manipular aparatos y elementos de la instalación si no cuenta con la preparación y los conocimientos necesarios para ello. Los ajustes y reparaciones serán realizados por personal especializado.
  • También debe estar en perfecto estado toda la herramienta de mano y elementos auxiliares que se utilicen. Todos los útiles serán adecuados desde el punto de vista ergonómico, y se manipularán correctamente.
  • Se mantendrá el orden en las estanterías y anaqueles. La estabilidad de estos elementos, así como la de la totalidad de los objetos que se ubiquen en ellos debe ser perfecta.
  • Todos los productos y sustancias se conservarán en sus envases originales y estarán correctamente etiquetados. Se dispondrá de las fichas de seguridad actualizadas de todos los productos que se utilicen. Deben conservarse en lugar accesible y conocido por el personal, al objeto de poder ser consultadas en caso de derrames, salpicaduras en los ojos, ingestión accidental, etc.
  • En lugares y procesos sometidos a niveles de ruido elevados (por encima de 85 dB A) durante periodos de tiempo considerables, se utilizarán protectores auditivos.
  • Es necesaria una adecuada climatización de los locales que evite el frío o el calor excesivos. También es imprescindible una buena ventilación que garantice la renovación del aire.
  • Los trabajadores y trabajadoras de estos centros deben contar con la formación y la información suficientes y adecuadas, relativas a los riesgos presentes en el puesto, y a las medidas preventivas y protecciones a aplicar.
  • Se realizarán reconocimientos médicos al inicio de la actividad, y periódicamente en función de los riesgos existentes. Los exámenes de salud incluirán la exploración respiratoria a fin de detectar la posible existencia de asma laboral o alveolitis alérgica.

Si repasáis los riesgos, veréis que peluquerías y salones de belleza también pueden ser lugares peligrosos. Olvidémonos pues del marido si queréis, pero no de la peluquera. Por mi parte, si encuentro a alguna como la que interpretaba la inolvidable Anna Galiena en la película, os aseguro que procuraré prestarle la mayor atención.


La experiencia es un peine que te llega cuando te has quedado calvo.