Publicado en nuestro anterior blog en diciembre de 2012

Según esta nueva y revolucionaria
concepción, la gravedad no es una fuerza como las demás, sino más bien el
resultado de la curvatura del espacio-tiempo provocada por la ubicación de las
masas en el mismo. Como ya comentamos, cualquier masa que se encuentra en el
espacio, lo deforma, del mismo modo que lo haría una enorme sandía que
colocáramos sobre una superficie elástica. Si situamos una liviana pelota de
ping-pong en el borde de la depresión, dándole un impulso circular, la pelota
orbitaría durante algún tiempo alrededor de la sandía, hasta terminar
precipitándose hacia el fondo de la depresión, ganando más velocidad a medida
que se fuera aproximando. Se trata de una metáfora perfecta acerca del
comportamiento de los cuerpos estelares y los demás objetos del universo.

Como los efectos gravitatorios se propagan a la velocidad de
la luz, si nuestro sol estallara o desapareciera de repente, la Tierra no
abandonaría su órbita ni nosotros experimentaríamos efecto alguno hasta ocho
minutos más tarde, que es exactamente el tiempo que tarda la luz en llegar
desde el sol hasta nuestro planeta. Del mismo modo que los fotones son las
partículas elementales específicas para la luz (redordad: una inquietante
mezcla de ondas y de partículas), muchos científicos piensan que la gravitación
podría cuantizarse en forma de unas partículas ideales llamadas gravitrones. He
aquí un interesante tema de reflexión.
Estos
son mis principios. Si a usted no le gustan, tengo otros. Groucho Marx.
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