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miércoles, 29 de noviembre de 2023

HISPANIA DESPUÉS DE ROMA


 

Ya vimos en anteriores artículos la progresiva degradación y finalmente la desaparición del Imperio Romano que oficialmente se data en el año 476, fecha en la que Odoacro depuso a Rómulo Augústulo, considerado el último emperador de Occidente. Vimos también que las causas de aquel final fueron diversas, problemas internos, políticos, militares, sociales, económicos y de toda índole. Pero es innegable la decisiva contribución que ejerció la presión invasora de los llamados pueblos bárbaros, pertenecientes en su mayor parte al grupo germánico. Las primeras invasiones llegaron a nuestra península ya en los albores del siglo V, concretamente en 409, cuando penetraron en ella los vándalos y los suevos, gentes del grupo germánico, y los alanos de origen asiático. Otro pueblo germánico, el de los visigodos, que por entonces eran ya dueños de la mitad meridional del actual territorio francés, sellaron un pacto en 416 con Roma para expulsar de Hispania a suevos, vándalos y alanos.


Los visigodos estaban notablemente romanizados, hablaban latín con soltura, habían adoptado al menos las líneas generales del Derecho Romano, y además, eran cristianos como la mayoría de los habitantes del Imperio en esa época. Sus líderes guerreros trataban con familiaridad a los generales romanos, que por otra parte, eran también de origen godo, y sus obispos y hombres de iglesia trataban con familiaridad a sus homólogos romanos, así que a los hispanorromanos que los vieron atravesar los Pirineos y desfilar militarmente hacia la meseta, debieron parecerles sencillamente legionarios romanos, porque para entonces apenas serían distinguibles unos de otros.

En poco tiempo quedó configurado el mapa que aquí mostramos, con el reino suevo en Gallaecia, que por su aislamiento geográfico no parecía representar un problema urgente; los visigodos, aún con capital en Tolosa, su bastión del midi francés, dueños de la mayor parte del territorio; y con una pequeña franja costera del sureste peninsular dependiente de la lejana Bizancio por designio de Justiniano, el emperador de Oriente que durante un breve periodo pretendió ilusoriamente recomponer el viejo Imperio.


Empujados desde el norte por los francos, los visigodos establecieron en 507 su capital definitiva en Toledo. Hacia 585 el rey visigodo Leovigildo puso fin al reino suevo de Gallaecia que, aunque algunos historiadores han calificado de efímero, realmente no lo fue tanto, pues duró casi dos siglos. Combatió también en la cornisa cantábrica a astures y cántabros, y algo más al este a los vascones, frente a los que estableció la plaza fuerte de Vitoriaco, la actual Vitoria. Hermenegildo, hijo de Leovigildo, abrazó el catolicismo renegando de la doctrina de Arrio que tradicionalmente habían seguido los visigodos. Finalmente, en el III Concilio de Toledo, su otro hijo y sucesor, Recaredo, zanjó el conflicto religioso proclamándose el catolicismo como definitiva religión oficial. Esto ocurrió en 589. Los reyes visigodos hispánicos que antes se autodenominaban reges gottorum, pasaron a erigirse como reges Hispaniae.

Basándose en los principios del Derecho Romano, Recesvinto en 654 promulgó el Liber Iudicum, más conocido como Fuero Juzgo, texto que supuso la unificación jurídica de visigodos e hispanorromanos. Quedó de esta forma establecido lo que cabe considerar primer reino hispánico independiente, y todo lo unificado que le permitían sus características geográficas y demográficas.


En el terreno social y económico, la Hispania visigoda puede considerase una continuación de la Hispania romana con algunos matices. Ciertas actividades que habían tenido importancia en el periodo imperial, como la minería o el comercio, decayeron de manera notable. Con los visigodos se produjo la ruralización de la economía y el territorio. Comparados con la población autóctona hispanorromana, los nuevos dueños eran una exigua minoría que ocupó los principales puestos del poder político, militar y religioso. Siguieron teniendo importancia los grandes latifundios que habían pertenecido a patricios y propietarios romanos. Continuaron a menudo regentados por los hijos y los nietos de aquellos propietarios. Muchos topónimos muestran todavía su origen, como en Aragón, Leciñena (el pagus o la finca de Licinio), Sariñena, Boquiñeni, Cariñena… Sigue también con los visigodos (y este es un aspecto sobre el que se ha escrito muy poco) en plena pujanza la vergonzosa institución de la esclavitud. Conservan sus esclavos los latifundistas, los adquieren y acrecientan los nuevos amos visigodos, y los mantienen también los poderosos abades de los monasterios en un ejercicio de hipocresía capaz de ruborizar a cualquier seguidor sincero de la doctrina de Cristo.


En efecto, los obispos y el clero tanto regular como secular, formaron parte ya desde la tardorromanidad, de las élites gobernantes. Extramuros de los cenobios primero, y de los grandes monasterios más tarde, una legión de desheredados trabajaba la tierra de sol a sol para sus amos, al borde de la subsistencia. Este subproletariado agrario, junto a los sujetos a nobles y a guerreros, es el antecedente inmediato de los siervos de la gleba medievales. Resulta muy ilustrativa la lectura de la llamada Regula Communis, que establece las reglas monásticas de la época visigoda. Teóricamente, la Iglesia está interesada en la manumisión de los esclavos, pero el esclavo, al mismo tiempo que un ser humano, es una propiedad cuya pérdida no pueden tolerar los eclesiásticos, por lo que la libertad que se les concede es meramente nominal. Cada vez que se nombra a un nuevo obispo, el liberto debe realizar una serie de trámites administrativos complicados para personas analfabetas. En caso contrario, deberá volver a la esclavitud y seguir cultivando las tierras eclesiásticas o pastoreando los ganados monásticos, toda una trampa de por vida a la que los hijos del siervo nacen ya sujetos.

Nuestro profe Bigotini que no tiene ni dios ni amo, se subleva cuando estudia estas cosas que aunque sean muy antiguas, suenan extrañamente modernas a veces.

-¿Cuál es su principal defecto?

-Me meto en las conversaciones ajenas.

-Le estoy preguntando a él.

-Ah, perdón.


sábado, 25 de noviembre de 2023

LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN, EL MADRILEÑO AFRANCESADO

 


En Madrid y en 1760 nació Leandro Fernández de Moratín en el seno de una familia hidalga de estirpe asturiana. Fue hijo del abogado y también poeta y dramaturgo, Nicolás Fernández de Moratín, todo un personaje de la España de su tiempo, autor de alguna comedia de mérito y del poema irreverente que tituló Arte de las putas, fruto de su afición al amor mercenario, que circuló en ediciones más o menos clandestinas. El pequeño Leandro fue un niño tímido abrumado por la extravertida personalidad de su padre y acomplejado por las marcas que la viruela le dejó en el rostro. Asistía a escondidas a las tertulias literarias de su casa, y se refugiaba en la lectura de los clásicos, y en los brazos de doña Isidora, su madre, único consuelo entonces de su infancia atormentada. Pasó su adolescencia secretamente enamorado de Sabina Conti, una hermosa vecinita a la que espiaba siempre que tenía ocasión.

En 1780, con apenas veinte años, se produjo un cambio radical en el joven Leandro. Al cumplir los quince, su adorada Sabina fue dada en matrimonio a un viejo tío suyo. Desde entonces emprendió una cruzada contra los matrimonios de conveniencia, desiguales y amañados, que libraría durante toda su vida. También ese mismo año falleció Nicolás, su padre, así que el joven Moratín tuvo que hacerse cargo de mantener la casa y a su querida madre. La transformación de su carácter retraído fue completa, y de aquella metamorfosis surgió Leandro Fernández de Moratín, un joven osado y ambicioso conocido en todo Madrid por el todo Madrid, como solían nombrarse en expresión autocomplaciente las élites culturales y diletantes de la capital. Ganó diferentes concursos poéticos, y en 1782 causó la admiración de la Real Academia con su Lección poética. Sátira contra los vicios introducidos en la poesía española, obra que puede considerarse todo un manifiesto de la poesía lírica del neoclasicismo en lengua española.



Trabó gran amistad con el ministro Jovellanos que le encargó viajar a París como secretario del conde de Cabarrús en misión diplomática. Conoció en París a Carlo Goldoni, el inmortal dramaturgo italiano, que ejerció en Moratín una influencia decisiva. A su vuelta a Madrid fundó la academia burlesca Acalófilos o amantes de lo feo, tertulia jocosa que se reunía en casa de Juan Tineo Ramírez, sobrino de Jovellanos. En ese tiempo escribió Moratín su Carta sobre el comercio de nabos de Fuencarral y su muy acerada sátira La derrota de los pedantes. Conoció por entonces al todopoderoso conde de Floridablanca, a quien comentó en tono festivo que su verdadera vocación era la religiosa, y que aspiraba a ser abate. A Floridablanca le cayó tan en gracia el desparpajo de aquel joven, que divertido por su ocurrencia, movió los hilos necesarios para que fuera ordenado de primera tonsura por el obispo de Tagaste, y recibiera después un beneficio eclesiástico de trescientos ducados anuales del arzobispado de Burgos. Eso le permitió por fin dedicarse por completo a la literatura, y sus rentas se aumentaron todavía con la llegada al poder de Manuel Godoy. El príncipe de la Paz aumentó sus beneficios con otras sinecuras de tres mil ducados en la feligresía de Montoro y otros seiscientos sobre la mitra de Oviedo. Además Godoy le ayudó de forma decisiva a estrenar sus comedias. Entre las más sobresalientes de aquel periodo cabe citar El barón, Las mojigatas y sobre todo, La comedia nueva también llamada El Café, cuyo estreno constituyó un éxito sin precedentes.

En 1779 viajó Moratín a Francia donde le sorprendió la Revolución. Pasó a Inglaterra donde se dedicó al estudio del teatro de Shakespeare, y a traducir algunas de sus principales piezas a través del francés. De aquel periodo datan sus Apuntaciones sueltas de Inglaterra, un divertido diario de viajes cargado de notas costumbristas y sátira feroz de la sociedad inglesa. Del mismo tono pero algo menos ácido es su Viaje a Italia. Allí, y en Suiza, encontró Moratín a muchos jesuitas españoles exiliados tras la expulsión, que admiraron su obra y su persona hasta llegar a nombrarle el Molière español, título que aceptó Moratín con el desenfado que en él se había hecho ya célebre. Otra vez en Madrid, entabló íntima amistad con Francisco de Goya, quien pintó el primero de los dos retratos de Moratín que llevan su firma. En el coliseo de la Cruz estrenó en 1806 El sí de las niñas, sin duda su comedia más conocida y emblemática, una sátira social de los matrimonios de conveniencia que tanto aborrecía el autor. Gozó entonces de la amistad de la reina María Luisa de Parma, tan afín a Manolo Godoy, y del resto de la familia real.

En 1808 se produjo el motín de Aranjuez, la caída de Godoy, y la llegada al trono de José Bonaparte. El hermano de Napoleón fue también gran admirador de Moratín, hasta el punto de admitirlo en el reducido círculo de la Orden Real de España, que muchos señalaron como su logia masónica, y el mismo Moratín rebautizó como la Orden del Pentágono. Pertenecen a ese breve periodo un opúsculo Contra la Inquisición y un airoso prólogo al Fray Gerundio de Campazas, obra de su amigo el padre Isla. Todo eso y sus adaptaciones de las obras de Molière, hacen que Moratín sea tachado definitivamente de afrancesado, etiqueta de la que ya no logrará desprenderse jamás.

Leandro Fernández de Moratín se estableció en Burdeos, en casa de Manuel Silvela, otro de sus amigos. Allí Goya pintó el segundo de sus retratos, en que aparece un Moratín ya viejo y enfermo. Falleció en el exilio parisino en junio de 1828, cuando contaba sesenta y ocho años. De nuestra biblioteca escogida os ofrecemos la versión digital de sus Apuntaciones sueltas de Inglaterra, publicadas en 1792, una fresca sátira costumbrista cargada del humor que caracterizó siempre a aquel madrileño afrancesado e ilustrado que, igual que su amigo Goya, amó tanto a España que acaso no pudo soportar a quienes la esgrimieron contra él como un arma arrojadiza. 

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=Apuntaciones+sueltas+de+Inglaterra.doc

Una de las cosas que más admiran a un español que llega a Londres, es la poca sujeción que les da su grandeza a los más grandes personajes de la Corte, y la libertad de que gozan, habiendo sacudido la cadena intolerable de las ceremonias y la etiqueta.


miércoles, 22 de noviembre de 2023

EL VIRUS DE LA GRIPE. LA MUERTE MICROSCÓPICA

 


Cada año, cuando los primeros fríos otoñales anuncian la inevitable llegada del invierno, se produce de forma sistemática en todo el hemisferio norte la visita de un indeseable y pertinaz enemigo: el virus de la gripe. En lo relativo a la Salud ocupacional, la gripe constituye uno de los principales motivos de incapacidad laboral transitoria en nuestro medio. La enfermedad suele iniciarse de forma brusca, con fiebre alta que puede alcanzar los 39 o 40º C. Junto con la fiebre se presentan escalofríos, cefalea y un acusado malestar general que incluye dolores musculares y articulares. Puede adquirir un predominio respiratorio, manifestándose con tos seca o productiva, disfagia, dolor de garganta, lagrimeo, secreción nasal y aumento de la mucosidad. En conjunto los síntomas suelen durar entre 5 y 8 días. El diagnóstico diferencial hay que hacerlo con los catarros y resfriados, que presentan síntomas muy parecidos, aunque en general suelen ser procesos más benignos y menos duraderos. Algunas de las complicaciones más frecuentes de la gripe son otitis, sinusitis o neumonía. También puede producirse un agravamiento de procesos crónicos como las cardiopatías, el asma o la diabetes.


La forma de contagio es fundamentalmente respiratoria, por medio de las diminutas gotas que se expulsan al toser o al estornudar. También se transmite a través de los objetos donde quedan depositadas estas gotitas, y sobre todo a través de las manos con que a menudo nos tocamos la boca o la nariz y el resto de los objetos contaminados. Las grandes aglomeraciones en espacios cerrados (como los transportes públicos) resultan un espacio ideal para la transmisión del virus. Los profesionales de mayor riesgo son los maestros, el personal sanitario, y en general quienes deben permanecer atendiendo a las personas en lugares públicos.

Profilaxis. Medidas preventivas frente al virus gripal:

Cúbrete la nariz y la boca con un pañuelo desechable cuando tosas o estornudes.

Extrema la higiene de las manos. El lavado frecuente es obligatorio sobre todo para quienes por su actividad laboral se ven obligados a tener contacto físico con otras personas.

Si padeces los primeros síntomas (fiebre y malestar general) lo aconsejable es quedarse en casa para evitar contagiar.

Descansa bien, bebe abundante agua. No fumes ni consumas bebidas alcohólicas, especialmente si tomas medicación.

No existen fármacos específicos frente al virus. La medicación es sintomática: paracetamol o ibuprofeno contribuyen a bajar la fiebre y aliviar el malestar. No se recomienda el ácido acetilsalicílico (aspirina) a los niños y adolescentes, porque su uso se asocia al síndrome de Reye. En ningún caso son útiles los antibióticos, salvo que los indique el médico por concurrencia de algún proceso bacteriano asociado.

La vacuna es segura y carece prácticamente de efectos adversos. Como mucho puede producir algún enrojecimiento y dolor en el lugar de la administración. Ocasionalmente puede causar febrícula y sensación de cansancio durante 24 o 48 horas.


Indicaciones de la vacunación antigripal:

Mayores de 60 años.

Internos en residencias de la tercera edad.

Embarazadas.

Enfermos crónicos: diabéticos, asmáticos, insuficientes renales…

Trabajadores de los servicios públicos, personal sanitario, conductores de transportes públicos, maestros…

¿En qué casos se debe consultar con el médico?

Enfermos crónicos.

Embarazadas.

Ancianos.

Dudas sobre la indicación de la vacuna.

Dificultad para respirar.

Dolor u opresión en el pecho o el abdomen.

Mareo o vértigo.

Estado de confusión.

Niños que presenten síntomas respiratorios.

Niños que rechacen el alimento.

Niños que no caminen o no participen en actividades.

Niños que presenten erupciones en la piel.

Si los síntomas remiten al principio, para volver a aparecer.

Recuerda: la gripe es una enfermedad leve, pero nunca debe infravalorarse. En niños, ancianos y pacientes inmunodeprimidos produce muertes todos los años. Tenlo siempre presente.

O usted se ha muerto o mi reloj se ha parado.  El doctor Groucho Marx.


sábado, 18 de noviembre de 2023

VIRUS. QUÉ SON Y CÓMO ACTÚAN*

 


*Seguimos en este artículo las lúcidas explicaciones de Dorothy Crawford, microbióloga escocesa autora del libro de divulgación Virus. Una breve introducción (Antoni Bosch editor, Barcelona 2020).

 

Hasta la invención de los microscopios electrónicos, los virus eran más una intuición que una realidad tangible. Eran sin embargo, ya conocidas desde antiguo, diversas enfermedades que más tarde se supo que estaban causadas por virus. Es el caso de la rubeola, la viruela, la rabia, la gripe o el sarampión. En el siglo XIX, cuando ya se conocían y se identificaban las bacterias, se pensó que esas y otras enfermedades podían ser causadas por bacterias diminutas que traspasaban todos los filtros, por eso se las llamó “agentes filtrables”. Quien acuñó el término virus fue Martinus Beijerinck que estudiando la enfermedad del mosaico del tabaco que afectaba a los cultivos, demostró que el agente causal crecía dividiendo células y recuperaba toda su fuerza cada vez que infectaba una planta. Concluyó que el responsable era un microbio al que aplicó el latinajo de virus, que podría traducirse por veneno o fluido viscoso. Hubo que esperar hasta 1939, fecha en la que gracias al microscopio electrónico, pudieron ser por fin identificados los primeros virus.


Los virus no son células, sino partículas. Consisten en una carcasa de proteína que rodea y protege su material genético. El gran inmunólogo Peter Medawar los definió como una mala noticia envuelta en proteína. El conjunto de la estructura se denomina virión, y la carcasa exterior recibe el nombre de cápside. Las cápsides presentan formas y tamaños diversos y característicos de la familia a que pertenece el virus. Están formadas por subunidades proteicas denominadas capsómeros, y la disposición en torno al material genético central es lo que determina la forma del virión. Por ejemplo, los poxvirus tienen forma de ladrillo, los herpesvirus, de icosaedro, el virus de la rabia tiene forma de bala y el del mosaico del tabaco es como una minúscula vara alargada. Los colífagos como el bacteriófago, presentan la forma característica de un diamante con seis patas que le sirven para posarse en la membrana de las células, y un aguijón con el que inyectan el material genético en el interior de su víctima bacteriana.


Casi todos los virus son demasiado pequeños para ser vistos con un microscopio óptico. Son en general, entre 100 y 500 veces más pequeños que una bacteria, oscilando sus tamaños entre 20 y 300 nanómetros de diámetro. Un nanómetro (nm) es la milmillonésima parte del metro. Dentro de la cápside viral se encuentra el material genético o genoma del virus, formado o bien por ADN, o bien por ARN, dependiendo del tipo de virus, pero jamás por los dos ácidos nucleicos juntos como tenemos el resto de los seres vivos. Un virus típico puede tener unos 200 genes, pero los hay tan simples que sólo poseen 4. Por muchos biólogos se pone en duda que los virus sean auténticos seres vivos, ya que no poseen los dos ácidos nucleicos y por lo tanto necesitan parasitar a otros organismos para reproducirse; es decir, son parásitos obligados. De lo que podemos estar bien seguros, es de que son perfectas máquinas de replicación. Permanecen inertes hasta que infectan una célula viva. Cuando lo hacen, se apoderan de los orgánulos de la célula para usarlos según sus necesidades reproductivas, lo que a menudo acaba matando a la célula, sobre todo en el caso de los virus ADN.



Los virus que contienen ARN son bastante más sutiles. Poseen su propia maquinaria de replicación, cuentan ya con un código genético en forma de ARN, y enzimas capaces de copiar y traducir su ARN en proteínas. Así que no dependen tanto de las enzimas celulares, y a menudo logran completar su ciclo vital en el citoplasma sin causar graves daños a la célula que parasitan. Es el caso de los retrovirus como el VIH o virus del Sida. También es el caso, por cierto, de los coronavirus y en concreto de nuestro ya familiar Covid-19 y sus diferentes variantes. La mala noticia pues, es que este tipo de virus vienen para quedarse entre nosotros. La buena es que probablemente a medio y largo plazo la mutación predominante sea aquella que dañe lo menos posible al hospedador, en este caso a nosotros.

También constituye una buena noticia que se hayan conseguido vacunas a base del ARN del propio virus. Mediante esta técnica del ARN mensajero, se consiguen títulos de anticuerpos muy elevados, mucho más incluso que los generados tras pasar la enfermedad, así que también se consigue una mayor y más duradera inmunidad frente a los efectos de la infección.

 

El verdadero amor sólo se presenta una vez en la vida. Después ya no hay quien se lo quite de encima. Groucho Marx.

miércoles, 15 de noviembre de 2023

ARTHUR RACKHAM Y LA MAGIA DE LAS HADAS

 


Nacido en Londres en 1867, Arthur Rackham tuvo once hermanos. Estudió arte mientras se ganaba la vida como oficinista hasta que a partir de 1892, ingresó en The Westminster Budget como reportero dibujante en época en que la fotografía todavía no se había incorporado al periodismo de forma habitual. Sus ilustraciones de entonces eran excesivamente formales y aún carecían del toque fantástico que iba a caracterizar su trabajo posterior. Encontró su estilo a partir del encargo de ilustrar un libro infantil, The Dolly Dialogues, obra de Anthony Hope, que apareció en 1894. Ya casado y con una hija en la primera década del siglo XX, Rackham se dedicó por entero a la ilustración literaria en la que llegó a ser uno de los artistas más cotizados y reconocibles. Destacan sus trabajos para ilustrar un extenso volumen de Cuentos de los hermanos Grimm, la edición ilustrada de Peter Pan, la de Alicia en el país de las maravillas, El sueño de una noche de verano, El oro del Rin y la valkiria, diversos libros de cuentos de hadas o los relatos de Edgar Allan Poe. Todos ellos realizados con el estilo y el toque inconfundible del artista, ilustraciones tan atractivas que en muchas ocasiones superan en interés al texto.

Falleció Arthur Rackham en 1939 a la edad de setenta y un años. Recibió en vida multitud de premios y homenajes como los de las exposiciones internacionales de Milán en 1906 o de Barcelona en 1911. Desde nuestra Historia de la Historieta y la Ilustración nos proponemos recordar su trabajo a través de los ejemplos que a continuación os dejamos. Sirvan también como modesto tributo.













sábado, 11 de noviembre de 2023

JACK LEMMON, UN TIPO BAJITO Y SIMPÁTICO

 





Jack Lemmon era un joven bajito y simpático que soñaba con actuar. Tenía un amigo, un buen amigo, Richard Quine, otro joven con vocación de cineasta que ya había escrito diálogos y algún guión para alguna comedia de Hollywood. Quine introdujo a su amigo Jack en la industria. Primero en papelitos cortos, que poco a poco fueron adquiriendo mayor importancia, hasta que un día…

Hasta que un día, nada menos que Billy Wilder, el rey de la comedia, le propuso coprotagonizar una parodia de las películas de gangsters, una comedia que en España se titularía Con faldas y a lo loco. En ella, Jack Lemmon, el nombre de aquel joven bajito y simpático, apareció en los títulos de crédito al mismo nivel y formando un trío con los de Marilyn Monroe y Tony Curtis. Esa era la gran oportunidad que siempre había esperado. Después se sucedieron sus éxitos. Grandes comedias, grandes títulos del género a las órdenes de Wilder como la ya citada o como El apartamento, En bandeja de plata, Primera plana, Irma la dulce o ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? A las órdenes de Quine como Me enamoré de una bruja, La misteriosa dama de negro o Cómo matar a la propia esposa. A las órdenes de George Cukor, de Blake Edwards… Lemmon se convirtió durante las dos décadas que van de 1955 a 1975 en el rostro de la nueva comedia americana, mucho más ácida e irónica que las edulcoradas comedias románticas de épocas anteriores. Sonrisas y hasta risas, sí, pero con un poso de amargura y a veces unas gotas de crítica social.

También demostró Jack Lemmon que era capaz de firmar grandes actuaciones en otros registros más dramáticos, como cuando protagonizó junto a Lee Remick Días de vino y rosas, o como cuando abanderó la denuncia política de Costa Gavras en Desaparecido. En Bigotini os dejamos el enlace con La misteriosa dama de negro, una casi olvidada pero fantástica comedia de Richard Quine que cuenta con la presencia impagable de una espléndida Kim Novak. Disfrutad.


La misteriosa dama de negro -1962- Jack Lemmon, Kim Novac. - YouTube

 

Próxima entrega: Billy Wilder


miércoles, 8 de noviembre de 2023

CRÓNICA DE SUCESOS EN LA HISPANIA ROMANA

 


La romanización de la península ibérica resultó intensa y duradera, prolongándose desde las Guerras Púnicas, siglo y medio antes de nuestra era, hasta el siglo V con la llegada y asentamiento de los visigodos, y aún algo más en determinadas zonas. Cualquier testimonio escrito de aquel periodo resulta por su rareza un auténtico tesoro. Tanto las escasas fuentes escritas de historiadores y cronistas de la época, como las inscripciones halladas en tumbas, monumentos y todo tipo de soportes, nos ayudan a hacernos idea, siquiera sea aproximada, de cómo vivían las gentes de la Hispania romana, a qué se dedicaban, cómo se alimentaban y cuáles eran las bases de su economía.

La mayor parte de las inscripciones halladas hasta el presente se refieren a transacciones comerciales, pactos entre ciudades y gentilidades, tareas agrícolas, ofrendas religiosas a los dioses o loas a difuntos ilustres, pero nos dicen muy poco acerca de las relaciones interpersonales de aquellas gentes, sus amores y sus pasiones.


Por eso resulta asombroso e impagable el testimonio recogido en una tégula fechada en el siglo III que se halló en Villafranca de los Barros (Badajoz), que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional, y fue transcrita hace unas décadas por el profesor Mallon. Se trata del fragmento de una epístola que relata un suceso delictivo, un crimen perpetrado en una explotación agrícola, el pagus o finca latifundista asociada a una villa romana de la Lusitania.

Los protagonistas de la historia son en su mayoría esclavos. Nadie pierda de vista que la sociedad romana era profundamente esclavista, pilar en el que se sustentaba su economía. El amo tenía perfecto derecho a castigar e incluso matar a sus esclavos u ordenar su muerte cuando lo juzgaba conveniente. Si un ciudadano o un hombre libre lisiaba o asesinaba al esclavo de otro, incurría simplemente en un delito contra la propiedad, similar al que comete actualmente quien daña una vaca del vecino o le abolla el automóvil.


Asumida esta premisa, el relato de la tégula nos cuenta cómo una esclava llamada Máxima, nombre que muy probablemente indica que Máximo era el nombre de su dueño, enamorada hasta las trancas de otro joven esclavo cuyo nombre no se cita, descubre que su amado ha dejado embarazada a otra joven esclava, su rival. Muerta de celos y cegada por el deseo de venganza, Máxima recurre al administrador de la finca, que por lo que conocemos acerca de la gestión de este tipo de explotaciones agrícolas, probablemente también sería esclavo. Resulta que el administrador ardía en deseos de llevarse al lecho a Máxima, en fin, lo que es la concupiscencia que ha hecho estragos en cualquier época. Bien. Como el administrador no puede permitirse eliminar por su propia mano a la joven embarazada, le encarga la faena a un capataz, un tal Nigranio, también esclavo, por supuesto, con la advertencia de aroma mafioso, de que parezca un accidente. Así que el capataz encomienda a la pobre muchacha un trabajo difícil y peligroso cuya naturaleza concreta no llega a mencionarse en la inscripción.


La víctima fallece, y con ella la criatura que lleva dentro, de manera que se trata de un doble crimen disfrazado de accidente laboral. La inscripción curiosamente exculpa al capataz Nigranio, porque ignoraba el estado de la víctima, y al parecer, el trabajo que le encomendó resultaba perfectamente admisible para cualquier joven sana que no esperara un hijo. Es de suponer que tanto la perversa Máxima como el rijoso administrador debieron recibir su castigo, pero este extremo no queda recogido en la parte que se conserva del documento paleográfico. Sí alcanza la inscripción a referir que fue sometido a tortura el padre de Máxima, sujeto al que se califica de dormilón (quare somniciosus est), por no haber puesto bastante celo en la vigilancia de su hija.

Estamos pues ante lo que probablemente cabe etiquetar como el primer ejemplo de la crónica negra hispánica, un turbio asunto de venganza por celos (chercher la femme, que dicen los franceses) que haría las delicias de Dashiell Hammett, Agatha Christie o cualquiera de los especialistas del género.

Pero, compréndelo, si se pierde un hijo, siempre es posible tener otro; en cambio, sólo existe un halcón maltés. Dashiell Hammett. El halcón maltés.


sábado, 4 de noviembre de 2023

DASHIELL HAMMETT, EL PADRE DE LA NOVELA NEGRA

 


Samuel Hammett Dashiell, a quien se conoce en literatura como Dashiell Hammett, nació en mayo de 1894 en St. Mary, Maryland. Fue hijo de Thomas Hammett, granjero, y Annie Dashiell, con cuyos apellidos compuso su seudónimo variando el orden más usual. La familia tenía remotos orígenes franceses, y al parecer, Dashiell es la americanización del apellido francés De Chiel. Su infancia transcurrió entre Filadelfia y Baltimore. Los Hammett pasaron estrecheces, y el joven Samuel tuvo que abandonar la escuela a los 13 años para ganarse la vida en diferentes oficios manuales. En 1915, cuando tenía 21, ingresó como detective en la célebre agencia Pinkerton de Baltimore. Allí tuvo oportunidad de conocer el ambiente del hampa que ya en las primeras décadas del siglo comenzaba a adquirir en América la importancia que tendría en los años veinte y treinta. Sin duda aquello resultó una fuente de inspiración para los relatos que le harían célebre.

Hizo un paréntesis en la agencia para luchar en la Gran Guerra en territorio francés. En su etapa en la milicia contrajo la que llamaron gripe española, que a punto estuvo de llevarle a la tumba, y más tarde la tuberculosis. También por entonces comenzó la dependencia del alcohol que arrastraría el resto de su vida.


Conoció en el hospital a la enfermera Josephine Dolan, con la que se casó al poco tiempo. Ella fue la madre de sus dos hijas. Abandonó la agencia de detectives que le obligaba a viajes y horarios incompatibles con su nueva condición de padre de familia, y comenzó a trabajar primero como publicista, y después como escritor bajo seudónimo, de novelas baratas, la llamada despectivamente literatura pulp, para la revista Black Mask. Allí fue puliendo su muy personal estilo y ganando prestigio literario hasta convertirse a partir de 1929, fecha de la Gran Depresión, en un autor de éxito cuyas novelas fueron adaptadas al cine, reeditadas numerosas veces, y hasta plagiadas por una pléyade de escritores deslumbrados por aquella emergente literatura negra, género del que es lícito considerar a Dashiell Hammett como padre y fundador.

Su vida familiar y personal fue afectada en parte por su mala salud (su tuberculosis pulmonar activa le aconsejó vivir en un cierto aislamiento), y sobre todo por su alcoholismo que terminó acabando con su matrimonio. Se le conocen en los años treinta, relaciones con la novelista Nell Martin y con la dramaturga Lillian Hellman.


En el terreno político Dashiell Hammett fue un declarado antifascista. Militó en el Partido Comunista de los Estados Unidos. A pesar de su mala salud, en 1942 se alistó como voluntario, siendo destinado a las Islas Aleutianas donde editó un periódico militar que años después, durante la caza de brujas del macartismo, fue tachado de panfleto comunista. En los cincuenta fue detenido e interrogado por el Comité de Actividades Antiamericanas, e incluso pasó seis meses en la cárcel, lo que acabó de minar su ya precaria salud. Falleció en 1961 a consecuencia de un cáncer pulmonar. No sin gran polémica, sus amigos artistas e intelectuales de Hollywood y San Francisco, donde había residido en sus últimos años, consiguieron que se le enterrara con honores de Estado en el Cementerio Nacional de Arlington, donde reposan sus restos.

En cuanto a su obra literaria, además de buena copia de novelas y relatos breves de su primera época, en los veinte, cuya autoría es a veces difícil de atribuir, porque firmó en esa época con diferentes seudónimos, cabe destacar ya a partir de 1929, Cosecha roja, La maldición de los Dain, La llave de cristal o El hombre delgado, todas ellas adaptadas al cine, y algunas con la participación del mismo autor en los guiones. De aquella etapa destaca El halcón maltés, en la que aparece Sam Spade, personaje recurrente en diversas novelas del autor. Fue publicada en 1930 y llevada al cine en dos ocasiones: en 1931 por la Warner, protagonizada por Bebe Daniels que entonces era una estrella rutilante, y sobre todo la versión de 1941, de la misma productora, que dirigió John Huston y contó con la participación de Bogart, Mary Astor y Peter Lorre, todo un clásico del llamado cine negro, que para algunos críticos incluso inaugura el género. En opinión de quien escribe estas líneas, con ser una grandísima película, no puede considerarse como inaugural, pues existían numerosos antecedentes desde la etapa muda, y ya en el cine sonoro, desde la primera versión citada, hasta Scarface de Howard Hawks y Paul Muni, pasando por algunas de las que protagonizaron James Cagney o George Raft, por poner sólo algunos ejemplos.

Se deben también a la pluma de Hammett diversas colecciones de relatos como El agente de la Continental, Dinero sangriento, El gran golpe o Disparos en la noche. Como curiosidad, diremos que nuestro autor no fue tampoco ajeno al género del cómic, pues a partir de 1935 realizó varios guiones para la serie Agente secreto X-9, que ilustró el gran Alex Raymond para King Features Syndicate.

La obra de Dashiell Hammett y su personalísimo estilo tienen varias claves que le caracterizan. Está la tremenda violencia con que se emplean muchos de sus personajes. Violencia física y también verbal. Emplea Hammett un lenguaje lacónico e impresionista, el lenguaje de la calle, de los bajos fondos que conocía muy bien desde su etapa de detective. Recurre a tramas y argumentos simples, huyendo de crímenes complicados y rompecabezas de detalles que caracterizan otro tipo de novelas policiacas. Entre sus personajes no suele faltar nunca la femme fatale, rubias, morenas o pelirrojas, resultan siempre peligrosas a la vez que encantadoras. Sus protagonistas masculinos, ya sean el agente de la Continental o el mismo Sam Spade, trasuntos ambos del propio autor, son en esencia antihérores cargados de defectos y a menudo atormentados por fantasmas del pasado. A Dashiell Hammett se deben todos o la mayoría de los tópicos que caracterizan el género: palizas en oscuros callejones, tiroteos en la noche iluminada por los faros de un automóvil, apurados tragos a botellas de bourbon, besos que nunca debieron darse o sexo que debió evitarse, forman parte de la fórmula original que con distintas variantes, adoptaron y recrearon otros autores como Raymond Chandler, Georges Simenon y hasta el mismo Ernest Hemingway. En el plano social, la novela negra de Hammett retrata la sociedad americana de su tiempo: corrupción, pesimismo, depresión, negrura que en definitiva, dibuja la oscuridad de la peor cara del frustrado sueño americano, o más bien su pesadilla.

Biblioteca Bigotini os ofrece la versión digital de su relato Sólo se ahorca una vez, que ilustra a la perfección el ambiente y el aroma literario de su autor. Clic en el enlace: 

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=S%C3%B3lo+se+ahorca+una+vez.pdf

Si te caen veinte años, te estaré esperando. Si te ahorcan, siempre te recordaré. Dashiell Hammett.