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lunes, 30 de marzo de 2015

EL QUIJOTE Y LOS QUIJOTES. REDESCUBRIENDO A CERVANTES

En 2015 celebramos el cuarto centenario de la segunda parte del Quijote. Su publicación en 1615 significó la culminación de la que sin duda es la obra más importante y más universal de la literatura en lengua española. Con ella Miguel de Cervantes alcanzó los laureles y se elevó a la cima literaria que tan merecidamente ocupa. Para ostentar esos títulos acaso no habrían bastado sus Novelas Ejemplares, su Viaje al Parnaso, sus Entremeses, su Persiles, y ni siquiera su querida Galatea, por la que manifestó siempre especial predilección. Aun violentando la opinión de su autor, el nombre de Cervantes no sería pronunciado con la misma veneración sin su Quijote. Sin sus Quijotes.

La primera parte, publicada en 1605, se alumbró en la cárcel de Sevilla. Era hija de un Cervantes algo burlón, quizá también resentido, que se rebelaba contra lo establecido, señalando faltas con la desinhibición del niño que señala la desnudez del emperador. Miguel el soldado, Miguel el poeta, Miguel el hombre de bien, cargaba contra un género novelesco, el de las caballerías, que en su tiempo gozaba del favor del público, sin otro mérito que insistir de manera cansina en tópicos manoseados una y mil veces. Con el propósito de ridiculizar aquella literatura para arrieros y criadas, Cervantes crea un personaje singular. El buen hidalgo manchego, hasta entonces ponderado y sensato, que pierde la cabeza con la lectura obsesiva de las aventuras caballerescas.


El éxito de esta primera parte fue clamoroso. Lo fue precisamente porque sus lectores supieron entender bien la ironía, y probablemente en parte hasta se reconocieron a sí mismos en aquel loco don Quijote, arrebatado del mundo por sus fantasías, pero por momentos lúcido y crítico con una sociedad enferma de injusticias, viciada de arrogancias y cargada de frustraciones. Si incluso en nuestros días encontramos tales tachas cercanas y familiares, con mayor motivo las hallaban certeras los contemporáneos del autor. Esta primera parte tuvo una legión de imitadores. El año pasado publicamos en nuestra biblioteca Bigotini una modesta reseña sobre la más conseguida de las secuelas, la de Avellaneda (clic aquí para elenlace), donde nos aventuramos a desvelar la identidad de su más que probable autor.

En la Segunda parte, un Cervantes más maduro y acaso algo más sabio, retoma el hilo de la narración, y retoma unos personajes ya perfectamente construidos en la primera. Con el afecto y el cuidado de un padre, el autor permite que esos personajes desarrollen sus personalidades. Así, don Quijote el loco vuelve a sus ensoñaciones, pero Alonso Quijano el bueno, innegable alter ego del propio Cervantes, obsequia al lector con un despliegue de humanidad, modestia y cordura (sí, de cordura) difícilmente superable. Del mismo modo, el rústico Panza, el accidental gobernador de ínsulas, bajo su superficial barniz de ridícula simpleza, exhibe el alma desnuda del fiel escudero, del mozo Sancho, un alma cargada de ternura y generosidad sin límites. Entrañables personajes cervantinos que por sí solos, sin otro aderezo, justifican la importancia de una obra inmortal.

Pero es que aun hay más. Mucho más. El Quijote (los Quijotes) es obra que admite (y pide) muchas lecturas. Resulta imprescindible para comprender la sociedad española de su tiempo, para ahondar en los movimientos literarios de la época, para acercarnos al devenir biográfico de su autor. El lector entrenado en su relectura hallará referencias al integrismo religioso que literalmente asfixiaba la vida intelectual del XVII español. El lector aplicado deducirá las opiniones de Cervantes sobre la política imperial, sobre los usos sociales y sobre los abusos de los poderosos. El erudito encontrará referencias veladas o explícitas, y no siempre caritativas, a otras obras y a otros autores. Los gastrónomos descubrirán recetas de la cocina cervantina. Los historiadores de la medicina diagnosticarán dolencias. Los estudiosos de la moda se fijarán en las descripciones de vestidos y calzados…

Biblioteca Bigotini ha rescatado una versión digital de la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, tomada de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. En un solo clic (hacedlo sobre la ilustración inferior) tenéis en vuestra pantalla la que sin duda es la obra más redonda y emblemática de las letras españolas. Disfrutad de su lectura. Gozad con las aventuras del hidalgo y compadeceos de sus desdichas. No paséis por alto en ningún caso esta obra imprescindible y monumental de nuestra literatura.


Trabajosa vida es la que pasamos y vivimos, señor mío, estos que somos escuderos de caballeros andantes: es verdad que comemos el pan en el sudor de nuestros rostros, que es una de las maldiciones que echó Dios a los primeros padres.



jueves, 26 de marzo de 2015

PARTÍCULAS VIRTUALES: LOS FANTASMAS CUÁNTICOS

lgunas veces la física tiene también su parte mística. Este es el caso de las llamadas partículas virtuales, una consecuencia de la mecánica cuántica. Si nos atenemos a la lúcida explicación de Lisa Randall, las partículas virtuales son gemelas extrañas y fantasmales de las partículas reales. Irrumpen en el universo y al momento se esfuman. Tienen las mismas interacciones y las mismas cargas que sus gemelas físicas, pero poseen energías que parecen estar equivocadas. Por ejemplo, una partícula que se mueve muy rápido, obviamente transporta mucha energía. Pues bien, una partícula virtual puede tener una velocidad enorme y carecer de energía. De hecho, teóricamente las partículas virtuales pueden tener cualquier energía, siempre que sea diferente de la energía que porta la partícula física real. Si tuviera la misma energía, sería una partícula real, no una partícula virtual. Las partículas virtuales son por lo tanto, quizá el factor más extraño que hay que considerar en mecánica cuántica para llegar a predicciones correctas.

¿Cómo pueden existir estas partículas aparentemente imposibles? Una partícula virtual con su energía prestada no podría existir si no fuera por el principio de incertidumbre, que permite que las partículas tengan una energía incorrecta, siempre y cuando esto ocurra durante un intervalo de tiempo tan breve que resulte imposible de medir.

El principio de incertidumbre nos dice que tardaríamos un tiempo infinito en medir la energía (o la masa, recordad la equivalencia E = mc2) con una precisión infinita, y que cuanto más dure la partícula, más precisa puede ser nuestra evaluación de su energía. Pero si la partícula tiene una vida corta y no es posible determinar su energía con precisión, esa energía puede diferir temporalmente de la de una partícula auténtica de más larga vida. De hecho, a causa del principio de incertidumbre, las partículas harán todo aquello que puedan hacer sin que las pillen. Las partículas virtuales no tienen escrúpulos, y hacen lo que les parece cuando nadie las mira.


Podemos imaginar que el vacío es un depósito de energía: las partículas virtuales surgen del vacío, tomando prestada temporalmente parte de su energía. Existen de un modo fugaz y desaparecen de nuevo en el vacío, llevándose la energía que tomaron prestada. Esta energía podría volver a su lugar de origen o podría ser transferida a partículas situadas en cualquier otro punto. Téngase en cuenta que el vacío de la mecánica cuántica es un sitio muy frecuentado. Aunque por definición en el vacío no hay nada, los efectos cuánticos producen un mar bullente de partículas y antipartículas virtuales que aparecen y desaparecen, y aunque no son estables, también las partículas de vida larga están allí presentes. Todas las parejas partícula-antipartícula pueden en principio, producirse, aunque eso si, sólo para visitas breves, tan breves que resulta imposible detectarlas. ¿Cómo sabemos que existen?: porque  dejan su marca en las interacciones de las partículas de más larga vida.


Las partículas virtuales tienen consecuencias mensurables porque ejercen su influencia sobre las partículas físicas reales que entran y salen de una determinada zona de interacción. Durante el breve lapso de su existencia, una partícula virtual puede viajar entre partículas reales antes de desaparecer y de pagar su deuda de energía al vacío. Las partículas virtuales actúan como intermediarios. En la ilustración inferior, un fotón penetra en una zona de interacción. Se produce una pareja virtual electrón-positrón (partícula-antipartícula), y luego la pareja es absorbida en otro punto. En el sitio donde son absorbidas las partículas virtuales, emerge del vacío otro fotón que se lleva la energía que la pareja intermedia electrón-positrón había tomado prestada temporalmente.


El físico Jonathan Flynn acuñó la expresión principio de anarquía para referirse con notable sentido el humor, a estos fenómenos por completo impredecibles de la mecánica cuántica que son consecuencia directa del principio de incertidumbre. Todas las interacciones entre partículas que puedan darse, de hecho se darán. En otros términos, en teoría cuántica de campos, todo lo que no esté prohibido ocurrirá.

Prefiero que me incineren a que me sepulten, y ambas cosas a un fin de semana con mi exmujer. Woody Allen.



martes, 24 de marzo de 2015

PITÁGORAS DE SAMOS Y EL NACIMIENTO DE LAS MATEMÁTICAS

Pitágoras nació en Samos (Jonia) en 580 a.C. A lo largo de su vida y su fructífera carrera científica se interesó por diferentes ramas del saber, como la filosofía, la música o la astronomía. Pero su principal contribución se centró en los campos de la geometría y las matemáticas, ciencia esta última de la que es universalmente considerado como padre e iniciador por antonomasia.
Fue el fundador de la hermandad pitagórica, una institución predominantemente religiosa, pero que cultivó diferentes disciplinas científicas. Pitágoras le imprimió un acentuado tinte sectario, una orientación de sociedad secreta decididamente elitista, que no contribuyó precisamente a hacer al personaje muy popular entre sus contemporáneos.

Pitágoras sobresalió en el campo de las relaciones numéricas, y a él se atribuye el célebre teorema que lleva su nombre: la suma de los cuadrados de los catetos de un triángulo rectángulo, es igual al cuadrado de la hipotenusa. Desarrolló una extensa teoría sobre razones y proporciones, y en música descubrió la afinación pitagórica, una gama musical construida sobre intervalos de quintas perfectas de razón 3/2. Muchos de los grandes músicos de siglos posteriores han utilizado este método, algunos de forma consciente, y otros al parecer, intuitivamente.


Pitágoras se estableció en Crotona, donde regentó su famosa escuela pitagórica. A ella se deben numerosos hallazgos científicos que, considerando su antigüedad, hoy día resultan asombrosos. La cruz de la moneda es que el carácter hermético y elitista de dicha institución, le granjeó numerosos enemigos. Pitágoras falleció en 495 a.C., y si hemos de creer lo que nos ha transmitido la tradición, tuvo un tristísimo final. Se dice que odiaba las habas, hasta el punto de que esta legumbre estaba proscrita en la dieta que obligaba seguir a sus prosélitos. Pues bien, desatada la ira de las sencillas gentes del pueblo de Crotona contra los pitagóricos, a quienes en su ignorancia consideraban culpables de una larga serie de delitos, una multitud enfurecida persiguió a Pitágoras hasta alcanzarle y darle una muerte ignominiosa. ¿Dónde se produjo el linchamiento?: precisamente en un campo de habas, aquel alimento que el sabio aborrecía.

Cuando el profe Bigotini tuvo noticia de este suceso, se apresuró a declarar públicamente que detestaba la langosta thermidor y una extensa relación de otros exquisitos manjares. Nunca se sabe, -dijo-, y hay que tenerlo todo previsto.

La ignorancia es la madre de todos los crímenes. Honoré de Balzac.



viernes, 20 de marzo de 2015

DIONAEA MUSCIPULA. EL SECRETO DE LA PLANTA GOURMET

Dionaea muscipula, más conocida por su nombre vulgar de Venus atrapamoscas, es la más célebre de las llamadas plantas carnívoras. La particular estructura de sus hojas, que recuerdan una gran boca con dientes, ha contribuido a popularizar esta curiosa especie a través de dibujos animados y películas de terror.
Lo que resulta más admirable en este caso, es que un organismo vegetal, y por lo tanto estático, se las arregle tan eficazmente para atraer, digerir y asimilar presas como los insectos, que gozan de una gran capacidad de movimiento. En primer lugar, Dionaea atrae a su víctima mediante un néctar de aroma dulzón que secreta a través de pequeños poros en el atractivo interior de sus hojas, y que se convierte en una tentación irresistible para una amplia variedad de insectos.

La confiada presa se posa en la hoja en busca de la anhelada recompensa, pero en su lugar, tropieza con unos pelos sensitivos y punzantes que activan la trampa. La hoja aproxima sus dos caras, y acaba cerrándose, atrapando en su interior a la incauta mosca, al infeliz mosquito o a la cándida mariquita. No deja de asombrarnos, por su extraordinaria sutileza, el funcionamiento de este mecanismo. La hoja posee entre tres y seis pelos sensitivos. Cuando “algo” toca el mismo pelo dos veces, o bien toca dos pelos diferentes en un intervalo inferior a veinte segundos, se desencadena una secuencia neuroquímica por la que las células del haz de la hoja (allí donde se juntan ambas caras) se llenan de líquido, se hinchan de tal manera que ambas caras se aproximan y la trampa queda cerrada en un instante. Los apéndices de los bordes de la hoja están dispuestos de forma que la hoja cerrada se convierte literalmente en una jaula.


Como la planta una vez cerrada la hoja, no puede saber con certeza si ha atrapado a un insecto, aun posee otra asombrosa adaptación. Si las secreciones del insecto estimulan la trampa, esta sigue estrechándose sobre la presa y forma un precinto hermético. Si por el contrario, sólo se trata de una ramita caída o del palito con el que acabamos de estimular los pelos, la trampa vuelve a abrirse al cabo de unas 24 horas. Siguiendo a Lissa Leege, ecóloga vegetal y profesora de biología de la universidad de Georgia, una vez que la trampa se cierra, las glándulas digestivas alineadas en el borde interior de la hoja secretan fluidos que disuelven las partes blandas de la presa, matan las bacterias y hongos, y mediante enzimas descomponen el insecto para extraer los nutrientes que la planta necesita. Estos nutrientes se absorben a través de la hoja, y de cinco a doce días después de la captura, la trampa vuelve a abrirse para expulsar el exoesqueleto inerte de su víctima. Cada hoja es capaz de realizar de tres a cinco capturas. Después deja de capturar presas, y se dedica a su función principal, que como en las demás plantas, es la de la fotosíntesis.

Y es que, digámoslo de una vez, Dionaea muscipula no es una verdadera planta carnívora, es decir, no engulle y digiere presas con los fines tradicionales propios de los seres no vegetales de adquirir energía y carbono. El alimento que necesita lo obtiene como todas las demás plantas, mediante la fotosíntesis. Por eso en el título la calificamos de planta gourmet. Lo que hace realmente es obtener de sus presas el suplemento (sobre todo de nitrógeno y fósforo) que escasea en su hábitat natural de suelos cenagosos y ácidos. De manera que si Dionaea cuenta con algo parecido a un sistema digestivo, este sirve a un propósito diferente del que tiene el de los animales.

El profe Bigotini, que a su manera también es todo un gourmet, ha perfeccionado un mecanismo para atrapar exquisitas huevas de esturión. Se llama cucharilla, y el profe la emplea con una destreza digna de admiración. Después de zamparse el caviar, y por completo ajeno a los convencionalismos sociales, inicia su ritual de aprovechamiento integral de los nutrientes, repasando meticulosamente los pelos de su poblado bigote de cepillo, por si hubiera quedado en ellos alguna presa adherida. ¡Qué hombre tan admirable!

Las leyes son como las telas de araña. Las moscas grandes consiguen librarse, en cambio las pequeñas quedan atrapadas. Honoré de Balzac.



martes, 17 de marzo de 2015

NO TE ENROLLES, CHARLES BOYER



A los morenitos del sur de Europa los franceses suelen parecernos un poco engreídos. Los alemanes desconfían de ellos. Los británicos los tienen por unos cursis redomados. Sin embargo, por algún extraño motivo, los americanos admiran profundamente a los franceses. Para un granjero de Oklahoma, un empleado de Baltimore o un vendedor de coches de Porland, los franceses representan la quintaesencia de lo glamoroso y de lo chic. Pues bien, este Charles Boyer, un francés más bien bajito, que hablaba inglés aggastragndo las egges, fue para millones de espectadores de costa a costa, la más genuina representación de la elegancia francesa. Su mirada tierna y lánguida de galán, a los ojos de hoy acaso un poco trasnochado, supo enamorar a las espectadoras americanas que abarrotaron las salas de proyección en los treinta y los primeros cuarenta.

El blog del profe os invita a visualizar una versión doblada al castellano de Tú y yo (Love Affair), una comedia romántica de la RKO de 1939 (año extraordinariamente pródigo en grandes películas), escrita, producida y dirigida por el genial Leo McCarey, y coprotagonizada por Irene Dunne, una de las estrellas más cotizadas de aquellos años. Haced clic en el poster y rendíos al encanto sutil de esta historia de amor y de sus enamorados protagonistas.

Próxima entrega: Don Ameche



jueves, 12 de marzo de 2015

ZURICH: COLESTEROL Y PSICOANÁLISIS

La derrota del profe Bigotini nos traslada hoy hasta Zurich, la flamante capital del cantón del mismo nombre y la ciudad más poblada de Suiza. Zurich cuenta con algo menos de cuatrocientos mil habitantes, pero su hinterland o área metropolitana llega a sobrepasar el millón y medio. Aunque no ostenta la capitalidad administrativa de la Confederación Helvética, Zurich es en la práctica su capital financiera y cultural. Allí están las sedes de sus principales industrias y también de sus principales bancos, auténticos imanes para el dinero de los cinco continentes, al amparo de la proverbial discreción que históricamente los ha caracterizado.

Bigotini nada más llegar, hizo sus pesquisas por si alguna potencia sobrenatural hubiera ingresado una enorme suma en una cuenta a su nombre. No hubo suerte. Lástima, porque esa si que habría sido la señal que esperaba el viejo profe para abandonar su arraigado ateismo y convertirse en un ferviente creyente. ¡Bueno, qué le vamos a hacer!, -se dijo-, y venciendo su melancolía se dirigió al restaurante más próximo, dispuesto a ahogar sus penas en grasas saturadas de las que obstruyen las arterias.


La gastronomía de Zurich tiene una fuerte influencia alemana, lo mismo que la cultura y la lengua de esta zona del país. En el recetario local abundan los embutidos y las salchichas, esas descomunales cervelas que se acompañan generalmente con una buena provisión de patatas (las germánicas kartofel o las más afrancesadas frites, que suenan algo menos amenazadoras, pero son exactamente lo mismo), o bien con una montaña de chucrut, col lo bastante fermentada para producir gases que harían elevarse un globo aerostático. Una simpática forma de presentar las kartofel es una especie de torta de patatas paja que utiliza mantequilla como aglutinante, y flanquea a una salchicha especiada enrollada en espiral, o a unos daditos de ternera y champiñones nadando en una espesa salsa de nata.


Capitulo aparte merecen los quesos, de los que la región produce varios cientos de variedades diferentes y cremosas, desde el sencillo emmental, hasta los contundentes gruyères, que en ocasiones admiten curaciones añejas, y los untuosos vacherin o appenzeller, imprescindibles en cualquier fondue que se precie, o en una buena raclette. Como remate de una magnífica pitanza, en Zurich no puede faltar algún postre a base de los deliciosos chocolates artesanos que se preparan en los cientos de confiterías, a cual más aromática y tentadora. Hay chocolates negros, con leche, sólidos o fundidos, rellenos con frutos secos, frutos rojos, licores, confituras de todos los colores, y hasta pimienta picante. Helados de chocolate, batidos, muffins, bombones, barquillos, tartas, tortas, pasteles y hasta fondues de caliente, dulce y brillante chocolate. El profe Bigotini es más que un adicto, un yonki. Procurad no seguir su lamentable ejemplo.


La dilatada Historia de Zurich ha visto pasar los siglos y ha acogido a importantes personajes. Algunos de los más célebres residentes en la ciudad han sido Richard Wagner, Albert Einstein (de quién ya hablamos en una reciente semblanza de Berna), Vladimir Lenin, Thomas Mann, James Joyce, Johanna Spyri (la autora de Heidi); o más recientemente, el piloto Kimi Räikkönen, el tenista Roger Federer, y la joven septuagenaria Tina Turner. Pero hubo un habitante ilustre de la ciudad a quien la psiquiatría honra como uno de sus próceres, y los argentinos residentes en Europa rinden culto fervoroso. Se trata ni más ni menos que de Carl Jung, hijo espiritual del padre Freud (Freud es dios, y Jung su profeta) y a su vez padre espiritual de la moderna y abstrusa ciencia del psicoanálisis, una religión para los argentinos ya citados, los judíos de Brooklyn y los fabricantes de divanes.


Nuestro profe Bigotini tampoco pudo resistir la tentación que ofrece el mullido diván, y se sometió a una sesión con su viejo amigo el doctor Von Bigottenn, una verdadera eminencia en su especialidad. El buen doctor no ocultó su excitación cuando Bigotini le reveló el contenido de sus sueños eróticos consistentes en una sucesión de señoritas en ropa interior desfilando por su prominente nariz. Después propuso el psicoanalista el juego de asociar palabras. Berenjena, -dijo-, y Bigotini contestó: nariz; y sucesivamente: cepillo-bigote, autobús-tranvía, almuerzo-col fermentada, hospital-col fermentada, saxofón-col fermentada, rododendro-col fermentada. Nuestro entrañable sabio parecía un disco rayado. Y es que la col fermentada, amigos, repite una barbaridad.

En aquellos años felices por cinco francos suizos te trataba el mismo Jung en persona. Por diez, te trataba y te planchaba los pantalones. Por quince, permitía que tú le trataras a él, y que te llevaras a su sobrina al cine.



martes, 10 de marzo de 2015

ABENTOFAIL, EL FILÓSOFO AUTODIDACTO

Ibn Tufail, más conocido como Abentofail, fue un filósofo, médico, matemático y poeta andalusí, nacido en la granadina Guadix a principios del siglo XII, y fallecido en Marrakech en 1185. Compañero de Averroes y discípulo de Avempace, Abentofail fue un activo animador de la vida cultural y de la política del reino almohade de Granada, la rosa más floreciente y perfumada de Al-Andalus.
Médico personal del príncipe Yusuf, un generoso mecenas de las artes y las letras, Abentofail gozaba de una merecida reputación y de una posición preeminente en la corte, que le granjeó grandes honores y fama de sabio. Uno de sus más importantes aciertos fue el de adaptar el platonismo al pensamiento religioso islámico, a través de las traducciones de Aristóteles que ya habían introducido antes Avicena y Avempace, entre otros.

Biblioteca Bigotini os presenta su obra Carta de Hayy ibn Yaqzan sobre los secretos de la sabiduría oriental, a la que se conoce popularmente como El filósofo autodidacto. Única en su género, está redactada en forma de parábola mística, con un estilo narrativo que recuerda mucho los relatos de Las mil y una noches. El filósofo autodidacto sigue los pasos de El régimen del solitario, obra de su maestro Avempace, y al decir de muchos, influyó notablemente en El criticón de mi paisano Baltasar Gracián. Hemos elegido la edición digital de Libros Tauro, una versión magnífica que se adapta al lector actual, respetando a la vez su esencia. Haced clic en la portada y empapaos de la sutil sabiduría de Abentofail, respirando al mismo tiempo el perfume de ese particular estilo que transporta al lector hasta los mismos confines de aquella antigua Arabia feliz, hoy desgraciadamente sumida en los horrores de la guerra.

Siempre me gusta aprender, aunque no siempre me gusta que me den lecciones. Winston Churchill.



viernes, 6 de marzo de 2015

PROTOTERIOS, LOS MAMÍFEROS MÁS PRIMITIVOS

El blog del profe Bigotini, en su serial sobre la evolución, nos acerca hoy a unos interesantes tatarabuelos: los prototerios o primeros mamíferos. Debieron originarse al final del periodo Triásico, hace unos 220 millones de años, y pueden ostentar ya el título de mamíferos con toda justicia, puesto que sus hembras producen leche con la que alimentan a sus crías. Sin embargo, aún no gestan en el útero, sino que ponen huevos como sus ancestros reptiles, y como ellos, conservan un solo orificio posterior, la cloaca, porque aun no se han dividido las salidas excretora y genital.
Conocemos tres órdenes de prototerios: triconodontos, multituberculados y monotremas. De las tres sólo los monotremas han sobrevivido hasta el tiempo presente en la aislada reserva del continente australiano. Son los equidnas y los ornitorrincos, reliquias vivas de nuestro remoto pasado.


Los triconodontos, sin duda el orden más antiguo de verdaderos mamíferos, surgieron en los ambientes desérticos del final del Triásico, disfrutaron la exuberante vegetación de los bosques jurásicos, y resistieron hasta el comienzo del Cretácico. Eran pequeñas criaturas peludas parecidas a las actuales musarañas, si bien mantenían muchos rasgos de sus ancestros terápsidos, el grupo de reptiles semejantes a mamíferos que os presentamos en la anterior entrega. Sus dientes, ya plenamente mamíferos, y sus molares, coronados por tres eminencias cónicas (de ahí el apelativo de triconodontos), les permitían un estilo de vida predador y un elevado índice metabólico. Seguramente su dieta estaría compuesta por insectos y pequeños reptiles. La familia más conocida de triconodontos es la de los morganucodónticos, cuyo principal representante es Megazostrodon, que habitó en el sur de África (actual Lesotho) a finales del Triásico y principios del Jurásico. Megazostrodon era un tímido “ratoncillo” de apenas 10 o 12 cm. desde el hocico al final de la cola. Debía cazar insectos medio escondido entre la hojarasca y los matorrales bajos. A juzgar por sus grandes cuencas oculares, sus hábitos debieron ser nocturnos, y se han encontrado otras especies fósiles muy similares a él, en Bretaña y en China, que pueden datarse en los mismos periodos.

Megazostrodon

En cuanto a los multituberculados, todo indica que fueron los primeros mamíferos herbívoros. Aparecieron al final del Jurásico, y sobrevivieron hasta los comienzos del Cretácico. Aunque no guarden relación evolutiva con los actuales roedores, los multituberculados poseían dentaduras muy similares a ellos, fruto de su adaptación al mismo estilo de vida y de hábitos alimenticios. Todo apunta a que también su apariencia sería similar. Los tamaños de los fósiles hallados oscilan entre el de un ratón y el de un castor moderno, lo que para un mamífero primitivo es un tamaño más que considerable. Destacan en el registro fósil de este orden, dos familias. La primera es la de los haramíyidos, a la que pertenece Haramiya, una especie que habitó Europa a caballo entre el Triásico y el Jurásico. Pudo alcanzar un tamaño de unos 12 cm., y debía ser similar a un ratón de campo moderno. Sus anchos molares le permitían aplastar alimentos como frutos y vegetación baja.


Otra familia de multituberculados mucho más moderna (del Paleoceno), es la de los ptilodóntidos, a la que perteneció la especie Ptilodus. Se trata de un animal con aspecto intermedio entre las ratas y las ardillas actuales, que vivió en América del Norte y alcanzó la notable longitud de 50 cm. Su cola larga y prensil apunta a una vida arborícola, y por su dentadura es muy posible que se alimentara de semillas duras del tipo de las nueces.


Aunque no fosilizan, es fácil imaginar los largos pelos del bigote que sin duda tendrían estas pequeñas criaturas, que siendo tan antiguas, son a la vez tan cercanas a nosotros. El profe Bigotini acaricia su poblado mostacho, y no puede evitar sentir una tierna simpatía por aquellos bichitos tímidos que convivieron con los terribles dinosaurios. El profe, tras husmear un poco, encuentra unos cacahuetes olvidados en el cajón de su despacho, y los devora con delectación. Me gustaría que pudieseis verlo con el bigote lleno de sal y la camisa cubierta de diminutas cascarillas.

Los placeres sencillos son el último refugio de las personas complicadas. Oscar Wilde.



martes, 3 de marzo de 2015

ARQUÍMEDES Y EL TRIUNFO DEL INGENIO

La vida de Arquímedes y su prolífica obra transcurrieron en la ciudad siciliana de Siracusa entre 287 y 212 a.C., cuando la isla de Sicilia y el sur de la península itálica eran conocidos como la Magna Grecia. Se le considera uno de los más grandes sabios de la Antigüedad Clásica. Su recuerdo se ha hecho popular por los ingenios mecánicos cuya autoría se le atribuye, como el tornillo de Arquímedes que permitía elevar el agua, o el mítico artilugio de espejos con el que se dice que incendió las naves romanas en la batalla de Siracusa. También es célebre el principio de Arquímedes, que por medio de la flotabilidad permite calcular el volumen de cuerpos irregulares. Recuérdese la anécdota de la bañera y el famoso grito de “eureka”.


Pero a menudo se olvida que Arquímedes fue sobre todo un gran matemático. En 1906 fue descubierto en Constantinopla el Palimpsesto, un pergamino que bajo una escritura más moderna, escondía siete tratados perdidos. Este tesoro se conserva en el Walters arts Museum de Baltimore, y reseña los trabajos de Arquímedes sobre el equilibrio de los planos, las espirales, el círculo, la esfera, el cilindro, los cuerpos flotantes… Un completo tratado que nos ofrece la auténtica medida de su talento prodigioso. Mientras tecleo estas líneas, observo al profe Bigotini introducir con gran aplicación, varios cubitos de hielo en su dry martini, estudiando atentamente el desplazamiento del líquido en la copa. Ya sabéis que es un hombre entregado a la investigación en cuerpo y alma.

Si lo que buscas son resultados distintos, no repitas una y otra vez las mismas cosas. Albert Einstein.