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jueves, 7 de julio de 2016

HOMO SAPIENS NEANDERTHALENSIS. LA OTRA ESPECIE


El nombre latino podría traducirse como persona inteligente del valle del Neander, lugar de Alemania donde se descubrieron varios esqueletos de este espécimen en 1856. Los neandertales se han datado desde finales del Pleistoceno, hace unos 250.000 años, hasta hace unos 30.000 años o incluso puede que menos, por lo que pudieron desaparecer en época protohistórica. Homo sapiens neanderthalensis habitó la región mediterránea. La práctica totalidad de sus fósiles se concentra en Europa, sobre todo en Europa meridional. Se han hecho algunos hallazgos en Asia central y Oriente próximo. También se han encontrado restos óseos en Israel, Gibraltar y África del norte.

Los neandertales poseían un cuerpo compacto y robusto. Las estaturas de los individuos masculinos parecen estar en torno a 1,70 m. En algunas publicaciones se describen como más corpulentos pero algo más bajos que sus parientes los hombres de Cro-Magnon, porque efectivamente de estos últimos se conservan esqueletos que rondan los 1,80 m. Sin embargo, 170 cm de altura superan la media de los varones adultos actuales. Los hombros anchos, los largos brazos, grandes manos y poderosas articulaciones, así como la cabeza ancha, nariz plana y bulbosa, y las cejas prominentes de los neandertales, parecen todos ellos rasgos que evolucionaron para combatir y sobrevivir con éxito durante los fríos periodos glaciales que les tocó vivir. Solemos imaginar y representar a estos hombres y mujeres cubiertos de pieles. No obstante, conviene no olvidar que entre glaciación y glaciación hubo periodos cálidos, algunos incluso tanto como el que vivimos actualmente. Todo parece indicar que precisamente en estos periodos interglaciales fue cuando las poblaciones neandertales prosperaron y crecieron.



Las primeras representaciones que a partir de los restos óseos, se hicieron de esta especie, recalcaban sus rasgos primitivos, convirtiéndolos a menudo en francamente simiescos. Las figuraciones más modernas, apoyadas en los últimos hallazgos y los análisis genéticos, tienden a representaciones mucho más humanizadas. Lo cierto es que, como ha apuntado algún autor, un neandertal vestido con ropa moderna, probablemente pasaría inadvertido en una gran superficie comercial o en el transporte colectivo de cualquiera de nuestras ciudades actuales. Es imprescindible tener en cuenta que, como ocurre con cualquier especie fósil, los hallazgos presentan una gran variedad, apreciándose la evolución desde los más antiguos hasta los de datación más reciente.


La nariz ancha y bulbosa de los neandertales debió ser de gran utilidad en los periodos más fríos. El aire gélido necesita filtrarse y calentarse antes de ser introducido en los pulmones. Las coanas nasales cumplen perfectamente esa misión, y para eso se necesitan narices grandes. Idéntica finalidad puede atribuirse a las grandes cejas. El prominente arco superciliar albergaría unos senos frontales muy desarrollados, donde el aire inspirado también se calentaría. Una equipación respiratoria de estas características, se completa con un tórax ancho y robusto capaz de de albergar grandes pulmones y un árbol bronquial muy desarrollado. Naturalmente, las vísceras y partes blandas no fosilizan, pero resulta lícito deducir y sacar conclusiones a partir de los esqueletos.


Llama la atención el gran volumen cerebral de la especie. Una capacidad situada a menudo por encima de los 1.400 cc., es claramente superior a la de los seres humanos actuales. Entrar a estas alturas en inútiles especulaciones sobre si los neandertales eran más o menos inteligentes que sus parientes Cro-Magnon, de quienes descendemos, parece del todo absurdo. Lo que es innegable es que eran inteligentes. Las industrias que los prehistoriadores han estudiado (fundamentalmente la Solutrense, que corresponde por entero al Homo neanderthalensis), son de una factura elegante y acabada, tanto en los utensilios pétreos como los fabricados con huesos y astas de animales. También parece probado algún rasgo de primitiva espiritualidad entre los neandertales. Los enterramientos con flores o el más que seguro culto religioso al oso cavernario, no dejan lugar a dudas en este sentido.


Neandertales y cromañones coincidieron sin ninguna duda durante varias decenas de miles de años en los mismos hábitats. La gran incógnita es si esa convivencia fue pacífica o violenta. Los últimos descubrimientos a través del análisis de ADN neandertal, muestran que existió algún intercambio genético: en definitiva, sexo e hibridación de ambas estirpes. Ahora bien, no parece que dicha hibridación fuera extensa ni que se produjera en condiciones de igualdad. Según se apunta en las conclusiones de los genetistas, tan solo las poblaciones europeas actuales mostramos algún parentesco genético con los neandertales, y ello en una medida muy limitada. Dicho en román paladino: los europeos y algunos asiáticos somos cromañones con una pizca de sangre neandertal; el resto de la humanidad, son cromañones y punto.

Así que el dictamen es categórico: hubo poco sexo y mucha guerra. Posiblemente también hubo canibalismo, una práctica que por muy censurable que pueda parecernos, está más que demostrada a lo largo y ancho de nuestra prehistoria. Si en un museo de ciencias naturales os preguntan vuestros hijos qué ocurrió con esos neandertales rubios y pelirrojos, la respuesta es bien sencilla: se los comieron nuestros abuelitos.

La vida es una enfermedad de transmisión sexual.



lunes, 4 de julio de 2016

HUNAYN IBN ISHAQ. UN CRISTIANO EN EL ISLAM


Hunayn ibn Ishaq, a quién en castellano se conoció como Joaniçio, nació en Persia en 809. Fue médico y matemático, pero sobre todo un extraordinario escritor y divulgador de la ciencia de su tiempo. En el siglo IX, según el cómputo occidental, o tercero de la Hégira musulmana, Hunayn ibn Ishaq tuvo el valor de hacerse cristiano. Su credo no representó un obstáculo para que fuera nombrado director de la célebre Casa de la Sabiduría de Bagdad, una prueba de la liberalidad y la tolerancia reinantes en el Islam de su tiempo. Se tienen muy escasas referencias sobre su biografía. En cuanto a su obra, la más famosa y celebrada es el Kitab adab al-falasifa, trabajo cuyo original árabe se perdió. Conocemos no obstante gran parte de su contenido a través de la traducción al castellano, que se llevó a cabo en la Escuela de traductores de Toledo, bajo el patrocinio de nuestro rey Alfonso el sabio.

Se tituló en romance Libro de los buenos proverbios, y verdaderamente eran buenos, puesto que la obra ya traducida sirvió de base a diversas colecciones de cuentos, relatos breves y narraciones ejemplarizantes durante el Medievo y el Renacimiento. Forma parte del género que se ha llamado literatura sapiencial. Un tratado didáctico en prosa, que circuló por nuestra península ya desde el siglo XIII. El libro contiene una colección de sentencias, atribuidas en su mayoría a sabios griegos. Sócrates, Platón y Aristóteles, entre otros, son citados por el narrador, un anciano sabio que desgrana sentencia tras sentencia ante un auditorio entregado. Al final del libro se incluye una supuesta correspondencia entre Alejandro de Macedonia y su madre, Olimpia.

En el Llibre de saviesa o Llibre de la doctrina del rey Jaume d'Aragó, se incluyen muchos pasajes e ideas contenidas en la obra del Joaniçio. Beben en la misma fuente algunas obras alfonsíes como la Grande e general estoria o las Partidas. También pueden encontrase fragmentos del Libro de los buenos proverbios en la Floresta de philósophos y hasta en el Pseudo-Séneca. Existe una versión en hebreo de la obra de Hunayn ibn Ishaq, que ha rescatado recientemente la investigadora palestina Christy Bandak. De la versión castellana se conservan manuscritos en la Biblioteca escurialense, la de la Universidad de Salamanca, la de la Real Academia Española de la Lengua, y la Nacional de España. Recomendamos las referencias que hace de la obra la profesora Mª Jesús Lacarra en su trabajo Cuento y novela corta en España (Barcelona, Crítica, 1999).

Si existe alguna edición digital, no hemos podido dar con ella. Rogamos a los lectores aplicados y acaso más versados que el viejo Bigotini en la navegación por la procelosa red, que nos hagan llegar el enlace si tienen la suerte de hallar alguna. Mientras tanto nos conformaremos con uno de esos proverbios chuscos que tanto gustan a nuestro profe.

En un segundo pueden pasar muchas cosas... Si lo sabré yo, que vivo en un tercero.



jueves, 30 de junio de 2016

SEXO EN BABILONIA Y PROSTITUCIÓN SAGRADA


No en Nueva York, sino en Babilonia, y hace dos mil quinientos años, pero sexo a fin de cuentas, un tema que ha interesado siempre. En esto no tenemos más remedio que seguir a Heródoto. Puede que no sea precisamente una autoridad en materia de sexo, pero sin duda lo es en materia de la Babilonia antigua. De hecho es una de las pocas fuentes escritas que han llegado hasta nuestros días.
En cuanto a la institución del matrimonio, nos cuenta Heródoto que en cada poblado una vez al año, ponen juntas a todas las muchachas en edad de casamiento, y a su alrededor se coloca una muchedumbre de hombres. Alzándolas una por una, un pregonero las pone en venta. Empieza por la más bella, y cuando esta encuentra un comprador, pone en la palestra a la que le sigue en belleza. Los compradores las toman como esposas.

Los babilonios ricos, compitiendo en la puja, se quedan con las más hermosas. Los pobres se llevan a las más feas, pero se consuelan ganando algún dinero, puesto que el dinero obtenido en la subasta de las más bellas, sirve como dote a las menos agraciadas. De esta original manera, las muchachas bonitas casan a las feas. Prosigue Heródoto relatando que no está permitido a ningún hombre conceder en matrimonio a sus hijas al pretendiente que elija. Mucho menos pueden elegir las mismas muchachas. Al parecer existía una clausula por la cual los hombres podían arrepentirse de su decisión, pues si el matrimonio no se había llegado a consumar, podían devolver a sus novias, bien recuperando el depósito, o bien devolviendo la dote en el caso de las muchachas más feas. Siguiendo este relato puede comprobarse que la situación social de las mujeres en la antigua Babilonia, no era precisamente envidiable. Por si fuera poco, Heródoto añade que después de la conquista del país por los griegos, muchos padres en situación económica precaria llegaban a prostituir a sus hijas.


Y hablando de prostitución, fijaos en lo que nos dice Heródoto sobre una curiosa institución babilonia, la de la prostitución ritual:
Por último, la más injusta de todas las costumbres de los babilonios es la siguiente: toda mujer del país debe ir una vez en su vida al santuario de Afrodita y unirse a un hombre extranjero. Muchas, que desdeñan mezclarse con las otras, orgullosas como están de sus riquezas, se hacen llevar al templo en carros cubiertos y allí se quedan, acompañadas de gran número de sirvientes. En cambio, la mayoría actúa así: en el santuario de Afrodita se sientan muchas mujeres con una corona de cuerda alrededor de la cabeza: unas van y otras vienen. En todas direcciones unos senderos señalizados pasan entre las mujeres y, al deambular por ellos, los extranjeros eligen.

Una vez allí, las mujeres no vuelven a su casa hasta que uno de los extranjeros, echándole dinero en el regazo, no se haya unido a ella fuera del templo. Al echarle el dinero, él debe decir estas palabras: <<Invoco a la diosa Militta.>> Este nombre es el que los asirios dan a Afrodita. La cantidad de dinero es la que quiera cada uno, ya que la mujer nunca lo rechazará -no está permitido-, porque este dinero es sagrado. La mujer sigue al primero que le haya echado dinero y no rechaza a nadie. Después de haberse unido con el hombre y de haber cumplido así con la obligación para con la diosa, vuelve a su casa, y a partir de entonces no hay dinero suficiente que pueda hacerla tuya. Las que son bonitas y esbeltas se marchan pronto, pero las feas se quedan durante mucho tiempo, al no poder cumplir la ley; algunas permanecen incluso durante tres o cuatro años. En algunas ciudades de Chipre existe una costumbre parecida a esta.


Así que ya veis. Mucha diosa de la fertilidad y mucho culto a lo femenino, pero las mujeres en aquellas primeras civilizaciones estaban listas las pobrecillas. Así era y así ha sido hasta hace apenas unos pocos decenios. Y aún queda a las mujeres mucho terreno por conquistar. Eso del matriarcado en ciertas sociedades es una leyenda sin fundamento. Una cosa es la herencia matrilineal, y otra muy diferente, que la mujer haya tenido poder real en aquellas sociedades. Es este uno de esos temas que en Bigotini nos interesan especialmente. Prometemos próximas entradas sobre ello. Hasta entonces felicitémonos por no haber nacido en la Babilonia clásica.

Recuerdo perfectamente la primera vez que disfruté del sexo. Todavía conservo el recibo. Groucho Marx.



lunes, 27 de junio de 2016

PAULETTE GODDARD Y EL ARTE DE LA SEDUCCIÓN



¿Puede una neoyorquina de Long Island hacerse pasar por francesa? Paulette Goddard lo consiguió cambiándose el nombre e imitando un poco el acento. Con eso y su aire de pícara inocencia, conquistó a los espectadores y a cualquier hombre que se puso a tiro. Sedujo a actores, productores, millonarios... Sedujo a Charles Chaplin, aunque bien mirado, aquello no tuvo demasiado mérito.
El caso es que esta coleccionista de amantes también sabía actuar. Y lo hacía de un modo muy personal. Lo primero que cualquier director prohibe a los actores es que miren a la cámara. Sin embargo, Paulette miraba a la cámara de un modo tan irresistible, que todos acababan suplicándole: mira el objetivo. En casi todas sus películas hay uno o varios primeros planos de la mirada de la Goddard. El gran Cecil B. DeMille le tenía bien tomado el pulso al público americano. Decía a menudo que le movían dos únicos resortes: dinero y sexo. Como no podía ofrecerles dinero, les daba todo el sexo que permitía la censura por el precio de una entrada. Para eso Paulette Goddard le sirvió de maravilla. En Los inconquistables, una producción de 1947, la estrella estuvo tan arrebatadora que en las semanas posteriores a su estreno, los estudios Universal recibieron decenas de miles de cartas de amor.
Deben quedar ya muy pocos de aquellos admiradores, pero podéis estar seguros de que el viejo Bigotini es uno de ellos. Os proponemos visionar un breve montaje fotográfico de Paulette Goddard. Haced clic en la ilustración y recrearos durante unos minutos.


Próxima entrega: Robert Montgomery

jueves, 23 de junio de 2016

POLIEDROS, LADRILLOS Y OTROS OBJETOS CURIOSOS


Resulta relativamente fácil unir diferentes polígonos regulares. Seguro que todos habéis visto suelos donde encajan baldosas triangulares, cuadradas, hexagonales... Sin ir más lejos, la arquitectura mudéjar aragonesa está llena de ejemplos magníficos. Os sugiero que busquéis una buena imagen de la fachada lateral de la Seo zaragozana, por ejemplo. Algo más complicado es construir sólidos, pero también puede hacerse. Los balones de fútbol suelen estar formados por pentágonos y hexágonos. Sin embargo, construir un poliedro con un único tipo de polígono regular, resulta mucho más difícil. De hecho, sólo existen cinco formas de hacerlo. Son los llamados poliedros regulares o sólidos platónicos.


Están el tetraedro, formado por cuatro triángulos; el octaedro, que tiene ocho; y el icosaedro, que consta de veinte triángulos equiláteros. Con seis cuadrados se forma el popular y sencillo cubo, también llamado hexaedro. Por último, el dodecaedro se construye con doce pentágonos. Todos ellos pueden utilizarse como dados en los juegos de azar, ya que si están bien construidos, la probabilidad de presentar cualquiera de sus caras es idéntica. Los antiguos griegos estudiaron estos cinco poliedros regulares de forma exhaustiva, a la vez que trataron inútilmente de encontrar otros que cumplieran sus mismas propiedades. Naturalmente, no lo consiguieron, porque es imposible. Platón, nuestro viejo amigo de quien nos ocupamos una vez en este mismo blog (clic aquí para el enlace) mencionó estos poliedros regulares en su diálogo Timeo, por eso suele llamárseles también sólidos platónicos.


Se cree que fue Teeteto, un contemporáneo de Platón, el primero en demostrar la inexistencia de otros poliedros regulares diferentes de los cinco conocidos. El razonamiento que al parecer utilizó, no puede ser más simple: si más de dos polígonos equiláteros coinciden, deben hacerlo en un vértice. En este, la suma de los ángulos de los polígonos coincidentes debe ser menor de 360º. No pueden sumar más, y si la suma fuera 360º justos, tendríamos un plano. Esta restricción resulta insalvable. Todo polígono regular de seis o más lados tiene ángulos de al menos 120º. Por lo tanto, no puede usarse ninguno de ellos. Con triángulos, cuadrados o pentágonos, sólo pueden formarse los cinco que conocemos. Así que ya está. El profe Bigotini os reta a que probéis con hexágonos. Siguiendo el razonamiento anterior, comprenderéis de forma intuitiva que no es posible hacerlo. Con ángulos de 120 o más grados jamás podrá cerrarse el poliedro, al menos en nuestro familiar espacio tridimensional.

Otra curiosidad teórica o utopía geométrica es el célebre ladrillo de Euler, también llamado el ladrillo perfecto. Siguiendo la explicación que nos brinda Richard Elwes en el libro de divulgación matemática dirigido por Richard Brown, es fácil dibujar un rectángulo en el que sus cuatro lados sean números enteros. Algo más difícil es conseguir que su diagonal sea también un número entero. Tomemos un polígono más simple: el cuadrado. En un cuadrado de 1 cm de lado, la diagonal tiene 1,41 cm aproximadamente (exactamente, la raíz cuadrada de 2, según el teorema de Pitágoras). Lo mismo ocurre con todos los cuadrados: si los lados son números enteros, la diagonal no puede serlo.



Esto es igualmente válido para muchos rectángulos, pero hay unos pocos que sí satisfacen esa condición. Uno de 3 x 4 cm tiene una diagonal de 5 cm exactos. Hay otro de 5 x 12 cm, cuya diagonal es 13 cm. El sueño de Euler era un ladrillo (ortoedro) en el que todas las aristas y las diagonales de las caras fueran números enteros. El primero de ellos fue descubierto por Paul Halcke en 1719. Tiene una altura de 44 unidades, una anchura de 117 unidades, y una longitud de 240 unidades, con lo que las diagonales de las caras son 125, 244 y 267 respectivamente. Desde entonces se han descubierto otros, pero queda todavía un reto: que la diagonal interna, que va de uno de los vértices a su opuesto, sea también un número entero. Este sería el utópico ladrillo de Euler o ladrillo perfecto. Por ahora no se ha podido encontrar ninguno, es decir, no sabemos si existe el ladrillo perfecto. Las simulaciones matemáticas por ordenador han llegado de momento a la conclusión de que si existe alguno, el menor de sus lados deberá tener una longitud mayor de 1.000.000.000.000 unidades, la cifra más alta en la que hasta ahora se han quedado los cálculos de las computadoras.

Así que los matemáticos no han encontrado ningún ladrillo perfecto. Habrá que preguntar a los albañiles si han llegado a ver alguno. El profe Bigotini nos pide que concluyamos con esto, no sea que el ladrillo perfecto se convierta en un perfecto ladrillo.

Arquitectura moderna es cuando tienes que mantener cerrada la puerta del lavabo estirando la pierna izquierda.



lunes, 20 de junio de 2016

ROGER BACON. ESPEJO DE ALQUIMIA


Roger Bacon nació en la localidad inglesa de Ilchester, Somerset, hacia 1220. Estudió primero en Oxford, y viajó después a París, donde se reunía entonces lo más granado de la intelectualidad europea. De regreso en Oxford, y tras completar sus estudios, profesó en la orden franciscana. Bacon trabó fuertes lazos de amistad con Alejandro de Hales, hermano de su misma orden, y junto a él lideró la disputa teológica que sostenían en el siglo XIII con sus rivales dominicos capitaneados por Tomás de Aquino y Alberto Magno. Corrían malos tiempos para los hermanos menores de San Francisco, que en el terreno intelectual fueron derrotados en toda regla, tanto en Roma, como en el resto de la cristiandad. Así que nuestro hombre, harto de retórica teológica, se concentró en la ciencia.

Lo hizo sobre todo a través del estudio de Aristóteles, que en su época era considerado el mayor sabio de todos los tiempos. Para ello lo tradujo personalmente del griego, ignorando las traducciones al latín desde el árabe, que entonces eran las que circulaban mayoritariamente en los centros de estudio occidentales. Roger Bacon se convirtió así en un erudito y en un entusiasta de la investigación experimental, destacando por encima de otras disciplinas, en la alquimia, antecedente medieval de la química moderna. Bacon está considerado como el primer maestro en esta disciplina, y como el resto de sus practicantes, adquirió ya en vida, pero sobre todo después de su muerte, fama de nigromante. A partir de 1256, mantuvo agrias disputas con Richard de Cornwell, que desde esa fecha fue designado como cabeza de la rama científica entre los franciscanos. Postergado incluso dentro de su propia orden, Roger Bacon fue trasladado a Francia, donde llevó una vida aislada y solitaria.

En Biblioteca Bigotini tenemos el placer de brindar a nuestros fieles seguidores una versión digital abreviada de su opúsculo Speculum alchemiae, un brillante espejo en el que se miraron varias generaciones de alquimistas que le sucedieron. Se trata de una obra tan admirada por sus seguidores, como repudiada por sus detractores, hasta el punto de que el término especular, que se usa en ciencia a veces con un matiz de desconfiado escepticismo, proviene precisamente del speculum de Bacon. Haced clic en la imagen, miraos en el reflejo de este pulido espejo, y juzgad por vosotros mismos.

Si la verdad es nuestro más preciado tesoro, haremos bien en economizarla. Mark Twain.



viernes, 17 de junio de 2016

INSECTOS SEDUCTORES Y ESTRATEGIAS REPRODUCTIVAS



Una cena romántica. Luz tenue, música sugerente y un perfume irresistible. Este sería un escenario ideal para enamorar a cualquier potencial pareja. Pues bien, en el mundo de los insectos las cosas no son demasiado distintas. Los invertebrados adoptan estrategias reproductivas hasta cierto punto similares. Las señales sonoras emitidas por los insectos están generalmente destinadas a atraer la atención de su pareja en época de reproducción. Los cantos diurnos, crepusculares o nocturnos de los grillos, saltamontes y cigarras son bien conocidos, pero los insectos producen también sonidos inaudibles para el oído humano. Son emitidos por los machos para atraer a las hembras. Así, las minúsculas moscas de la familia Chloropidae, golpean los tallos de los juncos sobre los que viven, de modo que estas señales desencadenan una respuesta inmediata del otro sexo. Las señales acústicas emitidas por las especies próximas a estas moscas, han sido registradas y analizadas con un oscilógrafo, constatándose las grandes diferencias interespecíficas en altura y frecuencia.


Otras manifestaciones acústicas son las de las carcomas, coleópteros cuyas larvas viven entre nosotros, en los muebles, las vigas y los suelos de madera. También son dignos de mención los sonidos producidos por la vibración de las alas de las moscas Trichoceridae, cuyas hembras y machos están provistos de unos receptores situados sobre sus antenas, que les permiten distinguir a los sujetos del sexo opuesto dentro de las espesas nubes de individuos.


Es bien conocida la importancia del sentido del olfato en la búsqueda de pareja entre los Lepidópteros. Las hembras de numerosas especies segregan feromonas sexuales capaces de atraer a los machos desde varios kilómetros a la redonda. Las feromonas son específicas, y para garantizar esta especificidad, las especies emparentadas o aquellas que conviven juntas en un mismo hábitat, presentan sutiles diferencias en su composición. La fórmula química de algunas de ellas se conoce, e incluso se han sintetizado las de aquellas especies que juegan un papel importante como plagas agrícolas, con el fin de confundir a los machos y evitar la reproducción. La feromona de la hembra no solo sirve para atraer al macho; se conocen también varias especies depredadoras y parásitas capaces de percibir las de sus presas o víctimas potenciales. Así, las Tachinidae (moscas) y las Braconidae (avispas) parásitas pueden detectar las feromonas de las Ipidae, y no tienen dificultad para encontrarlas y poner sus huevos en sus cuerpos o en sus nidos.


Algunas especies poseen la facultad de volverse invisibles para sus enemigos o de ahuyentarlos. En el primer caso la coloración del insecto se asemeja a la del medio que habita (camuflaje o coloración críptica). Esta adaptación es muy frecuente en algunos Geometridae (mariposas) y en otros grupos. El mimetismo es también un eficaz medio de defensa: así algunas orugas se confunden con trozos de pequeñas ramas, otros insectos imitan hojas y otros elementos de la vegetación. Algunas especies como numerosos Coleópteros Cerambícidos y moscas de los Sírfidos presentan la misma coloración de algunos peligrosos insectos como las avispas. Los colores y dibujos de advertencia, llamados aposemáticos existen en ciertas mariposas en forma de “ojos” presentes en sus alas. Evocan los de algunas aves rapaces (búhos) y sirven para alejar a las aves insectívoras. También determinadas composiciones de formas y colores ejercen atracción sobre el sexo opuesto, a la manera de las colas de los pavos reales y otros elementos visuales de cortejo.


Por último, una suculenta cena servirá de anzuelo para atrapar pareja. En muchas especies de invertebrados el macho ofrece a la hembra una presa recién capturada como invitación a la cópula. Y de todos es conocida la estrategia suicida del macho de la mantis religiosa, que se ofrece a si mismo como alimento a la hembra. La mantis devora al macho durante el apareamiento, obteniendo el difunto a cambio la oportunidad de perpetuar sus genes. Sublime sacrificio y meritoria autoinmolación.

En las bodas todos los invitados están contentos, porque no son los directamente afectados. Mark Twain.