Nacida
en Angulema en 1492, Margarita de Orleans, a quien también se conoce como
Margarita de Angulema, Margarita de Valois, Margarita de Alençon o Margarita de
Francia, escribió la mayor parte de su obra literaria siendo reina de Navarra,
por lo que aquí le daremos el título de Margarita de
Navarra. Era hija de Carlos de Orleans y Luisa de Saboya, y
hermana dos años mayor del que llegaría a ser Francisco I de Francia. Por su
alta cuna, Margarita recibió una educación esmerada, algo completamente inusual
en una mujer de su tiempo. Dominaba el francés, el castellano, el latín y el
italiano, y había leído a los principales poetas y humanistas europeos en aquel
Renacimiento de las artes y las letras. Una formación que en aquellos años
debieron tener sólo unas pocas mujeres privilegiadas, como Catalina de Aragón,
la hija de los reyes católicos, o como Ana Bolena que durante su etapa francesa
fue íntima amiga y confidente de Margarita. La casaron a los diecisiete años
con el duque de Alençon, un matrimonio de pura conveniencia sin el menor asomo
de afecto. Tras enviudar, se casó con Enrique II de Navarra, concibiendo a
Juana, su única hija, que sería la madre de Enrique IV de Francia. Tuvo también
un hijo varón, Juan, ya a los treinta y ocho años, una edad muy avanzada para
la época. El niño murió a los pocos meses.
Entre
uno y otro matrimonio, en 1525, Margarita tuvo que desplegar todas sus dotes de
diplomacia y de seducción, viajando a Madrid para liberar a su hermano
Francisco I, que tras la batalla de Pavía había sido hecho prisionero por el
emperador Carlos. Por lo demás, Margarita utilizó su influencia con su hermano
el rey para favorecer a varios personajes importantes de la entonces incipiente
Reforma protestante, como Guillaume Farel, el obispo Briçonnet, Jacques
Lefèvre, Calvino o Clemente Marot, de quien se rumoreó que era su amante. Su
ideario filosófico estuvo claramente influido por Erasmo de Rotterdam y el
erasmismo. En varios de sus escritos criticó la corrupción de los clérigos
católicos y los excesos de la jerarquía eclesiástica, argumentos en los que se
basaron muchos reformistas. No obstante, formalmente nunca reconoció el
protestantismo, apoyando en público a su hermano en lo tocante a ortodoxia
religiosa. Falleció Margarita en 1549, a la edad de cincuenta y siete años.
Dados sus vínculos con el movimiento reformista, se creó a su muerte gran
expectación. En su funeral no se repararó en medios, acudiendo a él muchos
prelados de la Iglesia, y proclamándose a los cuatro vientos que la reina de
Navarra había muerto católica.
En
cuanto a su obra literaria, podemos considerar a Margarita de Navarra una
humanista en perfecta consonancia con la época Renacentista en que vivió. Fue
autora de Un diálogo místico en forma
de visión nocturna, de poemas recogidos en el Espejo del alma pecadora, obra en la que la autora utiliza la
estructura poética de canciones profanas muy del estilo de los poetas goliardos
o de Rabelais, para transformarlas en textos religiosos. Fue también autora de Cuatro misterios o Autos sacramentales, Dos farsas, y una buena copia de poesías
que se recopilaron y editaron después de su muerte con el título de Las Margaritas de la Margarita de las
princesas, aparte de una importante y numerosa correspondencia, y de una
especie de obra póstuma a modo de testamento filosófico y literario, titulado Las prisiones de la reina de Navarra.
Pero
la obra más sobresaliente de Margarita de Navarra es sin duda su célebre Heptamerón, también llamado a veces Los cuentos de la reina de Navarra. En
ella sigue el modelo del Decamerón de
Boccaccio, haciendo que diez personajes, cinco hombres y cinco mujeres, que
quedan atrapados en su viaje a causa del derrumbamiento de un puente, cuenten
cada uno de ellos una historia durante diez días hasta completar cien relatos.
Por desgracia, la muerte sobrevino a la autora cuando sólo había completado
siete jornadas, por lo que la obra recoge setenta y dos cuentos, de ahí el
título de Heptamerón que se le dio. A
pesar de la indudable influencia de Boccaccio, Margarita realiza en su Heptamerón un recorrido en parte opuesto
al del florentino, que parte en muchos de sus cuentos de un planteamiento
erótico, para culminar en el chiste a veces grosero. En Margarita, el contenido
de los cuentos, claramente erótico, deriva hacia lo espiritual. En palabras de
Simone de Beauvoir en su obra El segundo
sexo, …la escritora que mejor sirvió
a la causa de su sexo fue Margarita de Navarra, que propuso contra la licencia
de las costumbres un ideal de misticismo sentimental y de castidad sin
mojigatería, tratando de conciliar amor y matrimonio para honor y dicha de las
mujeres.
También
Severine Auffret en su ensayo La gran
historia del feminismo, escribe: Bajo
la forma de una amena ficción literaria, el Heptamerón inaugura el debate que
proseguirá en los siglos XVI y XVII: ¿cuánto valen las mujeres y los varones y
cuáles son sus respectivas capacidades y virtudes? El juego del Heptamerón es
argumentar preguntas y respuestas. Margarita de Navarra pone el debate en el
sexo. Su libro sigue siendo una referencia para el futuro de la cuestión de las
mujeres.
De nuestra biblioteca bigotiniana extraemos la versión digital de El clérigo incestuoso, uno de los cuentos del Heptamerón. Sirva para recordar a su autora, Margarita de Navarra, una princesa humanista y hasta precursora de la causa feminista. Hagan, si les place, clic en el enlace.
https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=El+cl%C3%A9rigo+incestuoso.pdf
Nada hay más placentero que hablar con sencillez, tal como el corazón lo siente.
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