
En
1902 comenzó a estudiar en una escuela para niñas, y en 1905 se trasladó a
París para completar su educación.
En
1910 viajó con su madre enferma a El Cairo en busca del clima cálido y seco que
convenía a su salud. Visitó allí numerosos monumentos y antigüedades como una
turista más, y lamentó muchos años después no haberse interesado entonces por
los aspectos históricos y arqueológicos que en su edad madura llegaron a
convertirse en una de sus pasiones. En esa época estaba mucho más interesada
por el espiritismo y otras materias esotéricas. En Egipto se inició tímidamente
en la escritura de algunos cuentos que en principio permanecieron inéditos,
pero que años más tarde serían en parte aprovechados por la escritora para
algunas de sus novelas. Ya de vuelta en Inglaterra conoció a Archibald
Christie, Archie, con quien se casó al poco tiempo, ante la inminencia de que
como aviador fuera destinado al frente en 1914. Durante la
Gran Guerra Agatha trabajó en la
Cruz Roja como enfermera voluntaria,
adquiriendo en la farmacia militar valiosos conocimientos sobre diversas drogas
y venenos, que utilizaría más tarde en las tramas de sus historias de crímenes.
Tuvieron
una hija, Rosalind. Alentada por Archie, Agatha comenzó a tomarse en serio la
escritura. Sus primeros relatos estuvieron influenciados por sus lecturas de
autores como Wilkie Collins, Conan Doyle, Gastón Leroux o Chesterton. Su primer
gran éxito editorial fue El misterioso
caso de Styles (1920), donde apareció por vez primera el personaje de
Hércules Poirot. Le siguieron El
misterioso señor Brown (1922) y Asesinato
en el campo de golf (1923). La pareja se dio la gran vida, viajando por
Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda o Hawái, mientras Agatha seguía escribiendo
en las habitaciones de los hoteles. Pero en 1926 su querido Archie le abandonó
por otra mujer, lo que sumió a la escritora en un periodo depresivo que
concluyó con la misteriosa desaparición de Agatha. Su automóvil se encontró
abandonado en una carretera secundaria. Por entonces era ya toda una
celebridad, así que la buscaron policías y periodistas por todo el país. La
hallaron en un modesto hotel once días después, en un estado de aparente
amnesia. Los médicos diagnosticaron un trastorno pasajero, pero resultaron
inevitables las sospechas de que había intentado que culparan al marido de su
desaparición.



Otros
protagonistas habituales de las novelas de Agatha Christie son Tommy y Tuppence,
una simpática pareja de enamorados, el matrimonio de sabuesos como se les llamó
en la traducción al castellano. Acaso el trasunto de esa otra pareja feliz que
un día formaron la autora y su primer esposo.
De
nuestra particular biblioteca Bigotini hemos seleccionado el enlace con la
versión digital de Una broma extraña. Se trata
de un relato breve, un cuento cuya lectura os proponemos. Haced clic en la portada.
Esperamos que esta extraña broma os resulte simpática.
Cásate
con un arqueólogo. Cuánto más vieja te hagas, más atractiva te encontrará.
Agatha Christie.
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