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jueves, 1 de diciembre de 2022

HENRY HATHAWAY, EL HOMBRE QUE SABÍA LO QUE QUERÍA


 

Henry Hathaway era un californiano que se crió prácticamente en un estudio de cine. En el negocio hizo de todo, desde extra, hasta ayudante de grandes directores sin cobrar un centavo, y limpiando los platós si hacía falta. Poco a poco se fue haciendo una reputación en la industria hasta llegar a lo que era su sueño, dirigir películas.

Lo hizo con el pragmatismo que para estas cosas tienen los americanos. Hathaway fue un cineasta por completo desprovisto de aspiraciones artísticas ni otras ínfulas semejantes. Gran conocedor del medio, supo desde el principio quien mandaba en el negocio: el espectador, que era quien en definitiva se dejaba el dinero en la taquilla. Supo también muy bien lo que quería el público. A imitación de su admirado John Ford, abandonó muchas veces los estudios para rodar escenas en exteriores. Eligió para ello los paisajes más impresionantes, poniendo en ellos a las estrellas más rutilantes del momento. Las cataratas del Niágara con una espléndida Marilyn Monroe asomada a la barandilla, formaban una combinación que no podía fallar, y que naturalmente, no falló.

Henry Hathaway nunca se consideró un autor. Se sabía simplemente un artesano cuyo nombre apenas resaltaba en los carteles ni en los créditos. A medida que creció su reputación y se sucedieron sus triunfos, fue también ganando tamaño su nombre en las marquesinas, porque productores y exhibidores lo consideraron ya sinónimo de éxito. Bajo estas líneas os dejamos en enlace con un breve video que rinde tributo a su memoria: 

https://www.youtube.com/watch?v=O4cr-M4ueco

Próxima entrega: Audrey Hepburn


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