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martes, 23 de diciembre de 2025

EL PAPA ESTEBAN II Y EL PODER TEMPORAL DE LA IGLESIA

 


El Papa Esteban II murió en 757. Tuvo un pontificado breve, de apenas cinco años, pero en ellos consolidó el poder temporal de los Papas romanos.

El rey lombardo Astolfo heredó la corona de hierro en 749. Sus inmediatos antecesores en el trono fueron acusados de seguir una política extremadamente clerical. Astolfo estaba decidido a cambiar las cosas y a encarar la unificación de Italia. Empezó por expulsar a los bizantinos de Rávena y del resto de las plazas que ocupaban, la Pentápolis y el Exarcado. Roma quedó así privada de sus defensores nominales, aunque lejanos en lo geográfico. El recién elegido Papa de Roma, Esteban II, a la pregunta de a quién pertenecían los territorios abandonados por Bizancio, contestó: a la Iglesia, que es la heredera natural del Imperio romano. Si el basileus es impotente para defender Italia, el pontífice debe ocupar su sitio. Los que se opongan a ello, serán condenados.


Para avalar esa legitimidad, Esteban no dudó en fabricar una impostura histórica, la llamada Donación de Constantino, una falsificación que durante siglos ha constituido la Magna Carta de la Iglesia, y que por tener, hasta tenía elementos mitológicos, como el episodio en el que el Papa Silvestre, se enfrentó y derrotó el año 314 a un terrible dragón que habitaba una caverna a los pies de la roca Tarpeya, una narración muy al gusto altomedieval del público de aquel tiempo.

Astolfo no se la tragó, e inició desde Pavía la ofensiva contra Roma. Esteban II le excomulgó, y en octubre de 753 partió hacia Francia para recabar la ayuda de su rey, Pipino el Breve a quien coronó por segunda vez como rey de los francos. Otorgó a Pipino y a sus hijos el título de patricios, con el significado de defensores de Roma.


Pipino estaba decidido a prestar ayuda a Roma, pero se enfrentaba a la oposición de buena parte de su nobleza que se burlaba de él por su baja estatura (de ahí el sobrenombre de el Breve). En un circo al aire libre, Pipino puso a luchar un león con un toro bravo, e invitó a su principal opositor a que mediara en el combate. Como el interpelado se negó, Pipino desenvainó la espada y degolló con ella primero al león y luego al toro. El resto de los nobles le aclamaron. Tuvo desde aquel momento vía libre para marchar sobre Pavía y derrotar a Astolfo. Tuvo que hacerlo por dos veces, porque Astolfo no respetó las condiciones de su primera capitulación. Probablemente tampoco habría respetado las de la segunda, pero la muerte le sorprendió repentinamente mientras participaba en una partida de caza. Le sucedió en el trono de Lombardía Desiderio, el duque de Toscana, hombre mucho menos aguerrido que Astolfo, que tras alguna vacilación, terminó aceptando el poder temporal de la Iglesia, y restituyó al papado los territorios que habían pertenecido a Bizancio. La Donación de Constantino, a pesar de ser una clara impostura, se admitió desde entonces como canónica en todos los reinos cristianos europeos, convirtiéndose así en una especie de segundo evangelio.

Si recoges a un perro medio muerto de hambre y lo alimentas, jamás te morderá. Esa es la principal diferencia entre los perros y los hombres. Mark Twain.


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