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martes, 9 de diciembre de 2025

DAN GORDON, EL ANIMADOR DESANIMADO

 


Daniel Campbell Gordon, a quien se conoce en el mundo del cómic como Dan Gordon, fue un estadounidense nacido en 1902. Se desconocen su infancia, sus orígenes familiares, su formación, y el resto de detalles de su vida, hasta que en los primeros años treinta le encontramos trabajando como guionista en los estudios de animación de Van Beuren en Nueva York. Es lícito suponer que allí se iniciaría también en el dibujo. En 1936 dirigía los cortos animados de la casa, pero ese mismo año los estudios Van Beuren quebraron y tuvieron que echar el cierre. Gordon y varios de sus colaboradores, ficharon entonces en la Terrytoons de Paul Terry, donde conoció a su compañero y amigo Joe Barbera. Ambos pasaron a California para trabajar en la MGM, pero Dan Gordon, siempre inquieto y acaso un tanto inestable, se despidió en 1937 de la firma del león, para volver al Este y colaborar con los estudios Fleischer en dos de los primeros largometrajes animados, Los viajes de Gulliver y Supermán, de 1939 y 1941. Cuando la Paramount compró los estudios Fleischer, rebautizándolos como Famous Studios, Gordon permaneció en Miami dirigiendo los cortos de Popeye hasta 1944, fecha en la que fue despedido probablemente a causa de sus problemas con el alcohol.

Gordon tenía una personalidad inestable y un carácter difícil. Sufría frecuentes cambios de humor y una acusada tendencia a la depresión. Durante la década de los cuarenta fue dando tumbos y residiendo en diferentes lugares. Abandonó temporalmente la animación para dedicarse a dibujar y guionizar cómics, algo que vivió como una especie de degradación. Aquella fue sin embargo una época importante desde el punto de vista artístico. Firmando sus páginas como Dan Gordon y otras veces como DanG, dio a la luz historietas cómicas muy notables como la serie Superkatt, que dibujó para Giggle Comics, y las divertidas peripecias de Blunder Bunny o Cookie O’Toole, un adolescente alocado que fue seguramente su personaje más conseguido. Paradójicamente, y contra su propia opinión, esa fue la etapa más creativa y genial de Gordon. Los tebeos que dibujaba se vendieron muy bien y le proporcionaron al fin dinero y prestigio durante las décadas de los cuarenta y los cincuenta.

Pero a Dan Gordon lo que de verdad le gustaba era la animación. Regresó a ella en 1957 de la mano de su amigo Joe Barbera. Barbera, junto a su socio William Hanna, dirigía los estudios Hanna-Barbera, que producían a destajo cortos animados para la televisión. Los cortos de siete minutos comenzaban a cansar al público, y la televisión les lanzó el reto de producir series costumbristas de media hora para competir en las mañanas de los sábados con las muy numerosas de actores reales que en ese tiempo causaban sensación. Barbera se acordó entonces de su amigo Dan Gordon, y le llamó para dibujar los personajes prototipo y hacer los guiones gráficos de Los Picapiedra. Joe Barbera confesó en una entrevista que Gordon había sido el auténtico creador de los personajes y del particular humor de la serie. Nuestro hombre colaboró después en otras series de Hanna-Barbera, como Los Supersónicos y los mediometrajes del oso Yogi. Siguió trabajando para la firma hasta su muerte en 1970, cuando contaba 68 años. Fue sin duda, uno de los grandes del género.

Para honrar su memoria os ofrecemos un puñado de sus páginas y algún dibujo original.

















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