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martes, 9 de julio de 2024

JUAN PABLO FORNER, EL POLEMISTA ILUSTRADO

 


Emeritense nacido en 1756, Juan Pablo Forner era sobrino de Andrés Piquer, el célebre filosofo ecléctico valenciano. Fue precisamente su ilustre tío quien se encargó de la educación del joven Juan Pablo. Lo hizo tan bien, que con eso y su paso por Salamanca y por Alcalá, adquirió una sólida reputación de jurista, humanista y erudito, todo un ilustrado en el siglo de la Ilustración, que ya desde muy joven se codeó con figuras intelectuales de la talla de Meléndez Valdés o José Cadalso. Con poco más de veinte años, Forner fue profesor de jurisprudencia en la universidad salmantina, fiscal del crimen en Sevilla y miembro del Consejo de Castilla. Fue también protegido de Manuel Godoy, y hasta una institución tan prestigiosa como la Real Academia Española se rindió a sus pies tras la publicación de su celebradísima Sátira contra los vicios introducidos en la Poesía por los malos poetas, un opúsculo editado en 1782 en el que Forner no dejó títere con cabeza, cargando con cierta gracia y sobre todo, con muy mala leche, contra la mayoría de los poetas de su generación.


Y es que, por decirlo claro, Juan Pablo Forner fue ante todo un tremendo polemista de pluma afilada, que no permitió a nadie llevarle la contraria ni siquiera un ápice. Autores como García de la Huerta, Sánchez Barbero, Vargas Ponce y algunos otros que se atrevieron a toserle tímidamente, ardieron quemados en efigie en las hogueras que cada día encendía Forner en los diarios. Los diletantes le jaleaban, los editores de prensa se desvivían por publicar sus feroces diatribas, y como en aquel tiempo muchas disputas se sustanciaban con un duelo a florete o a pistola, y el jardín del Retiro madrileño terminó pareciéndose a las afueras de Kiev, la autoridad competente se vio obligada a redactar un decreto que prohibía a Forner publicar nada sin expresa autorización real, lo que da idea de la dimensión agitadora del personaje.

Su víctima más frecuente y más notoria fue el poeta y fabulista Tomás de Iriarte, contra el que Forner se empleó a fondo publicando un libelo titulado El asno erudito, fábula original, obra póstuma de un poeta anónimo. Como Iriarte tampoco carecía de ingenio, y se defendió de sus críticas con gran sutileza, Forner contraatacó violentamente con su escrito Los gramáticos. Historia chinesca, que apareció en 1782, y hacía escarnio crudelísimo del pobre Iriarte.


En lo político fue un nacionalista que muchos han tildado de reaccionario, aunque modernamente han aparecido estudios sobre su obra que hasta cierto punto reivindican su talla intelectual y consideran sus excesos más atribuibles a su carácter pendenciero que a su deriva ideológica. El conde de Floridablanca le encargó una defensa de España contra un artículo de Masson de Morvillers en la Enciclopedia Francesa que minusvaloraba la cultura española. Forner escribió entonces su Oración apologética por la España y su mérito literario, que fue muy celebrada en los círculos españolistas, pero que fue el hazmerreír entre los más liberales, como León de Arroyal, que se mofó de Forner en su parodia Pan y toros.

Falleció Juan Pablo Forner en Madrid y en 1797. Como en Bigotini no nos agrada la polémica agresiva, y mucho menos si va dirigida contra autores fallecidos hace tanto tiempo que ya forman parte de la historia literaria, preferimos no ahondar más en la herida. Aunque sólo fuera por sus célebres y celebradas Exequias de la lengua castellana, Forner merece ser recordado y valorado. Hoy ofrecemos el enlace con la versión digital de su discurso Amor de la patria, una pieza breve que ejemplifica el estilo y el pensamiento de Forner. Merece la pena echarle un vistazo.

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=Amor+de+la+patria.pdf

Dadme una ley en Atenas que no la dictase un demagogo, un orador turbulento, un genio hábil para engañar. Juan Pablo Forner.


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