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lunes, 10 de febrero de 2020

SPENCER TRACY, AQUEL IRLANDÉS CASCARRABIAS



Spencer Tracy fue uno de los actores más sólidos y versátiles del Hollywood de la edad dorada. Desde sus primeras actuaciones aun en el cine mudo, hasta sus inolvidables protagonistas para la MGM, productora de la que fue todo un emblema durante más de veinte años, Tracy supo llenar la pantalla como ningún otro actor. Nadie como él sabía fruncir el ceño de esa forma suya tan característica que preludiaba el puñetazo en la mandíbula del villano. Nadie como él supo reír y hacernos reír en las comedias que protagonizó junto a Katharine Hepburn, la mujer de su vida, la única capaz de aguantar sus continuas borracheras y su mal humor cuando no estaba frente a una cámara.
Tracy nos enterneció en Capitanes intrépidos, nos mantuvo en tensión durante hora y media en Treinta segundos sobre Tokio, nos heló la sangre en El extraño caso del doctor Jeckyll, nos divirtió hasta la carcajada en La costilla de Adán o en La mujer del año, nos emocionó combatiendo la superstición en Herencia del viento
En Adivina quién viene a cenar esta noche, volvió a dar a todos una lección interpretativa, ya para entonces cubierto de canas y de arrugas, porque en aquel tiempo las estrellas no se hacían desfigurar grotescamente como las de ahora.
Rendimos un modesto homenaje a la figura y la estatura de este gigante de la escena con el enlace para visionar un breve reportaje sobre el gran actor, narrado por Burt Reynolds. Clic en la ilustración y disfrutad unos minutos con el recuerdo del inolvidable Spencer Tracy.

Próxima entrega: Katharine Hepburn



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