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lunes, 19 de noviembre de 2018

MERVYN LeROY. EL SUEÑO AMERICANO




Esa vieja pero mil veces renovada utopía de que América es el país de las oportunidades, se cumplió con creces en el caso de Mervyn LeRoy, un chico judío y listo que, empezando desde lo más bajo, llegó a instalarse en la cima de aquel Hollywood de casi inalcanzables cumbres en su edad dorada. De muchacho vendió periódicos, cantó en tugurios, y en la industria del cine comenzó barriendo los platós, para acabar dirigiendo o produciendo casi un centenar de películas, algunos de los filmes más exitosos de la Warner o la MGM.
Se desenvolvió con idéntica soltura en la comedia, el drama, el musical, el género negro o el cine bélico. Dirigió a las principales estrellas a lo largo de cuatro décadas, y a él se deben descubrimientos tan importantes como los de Lana Turner, Robert Mitchum o hasta el del mismísimo Clark Gable, todavía en la etapa muda. Incluso se atrevió con un peplum del calibre de Quo Vadis, donde no faltaban romanos en minifalda, leones, cristianos ni el emperador Nerón tocando la lira. Los historiadores se rasgaron las vestiduras al contemplar en cinemascope tanto anacronismo junto, pero no importó, porque los cines se llenaron a rebosar, la película batió todos los registros de recaudación, y por si fuera poco, hizo llorar a medio planeta que emocionado, veía incendiarse Roma, y hasta crucificar a San Pedro.
Como homenaje al gigantesco hombre de cine que fue Mervyn LeRoy, os brindamos el enlace para un montaje de música e imágenes sobre Waterloo Bridge, melodrama protagonizado por Vivien Leigh y Robert Taylor, que dirigió nuestro hombre para la Metro en 1940. De fondo, nada menos que la voz de Barbra Streisand, así que clic en la carátula y a disfrutar.

Próxima entrega: Rosalind Russell



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