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domingo, 7 de enero de 2018

JOSEPH PRIESTLEY. OXÍGENO PARA LA VIDA Y AIRE PARA LAS IDEAS


Nacido en 1732, el británico Joseph Priestley, fue uno de los más destacados científicos de su generación, disputando al francés Antoine Lavoisier el honor de ser el descubridor del oxígeno. En cualquier caso, a Priestley debemos el reconocimiento de este elemento como fundamental en la biología de los organismos vivos.
Fue el descubridor del agua carbonatada y de distintos gases (que él denominó “aires”), entre los que se encontraba el que llamó aire desflogistizado, que más tarde se demostró como oxígeno. Cuando se produjo en Europa la revolución química, con Lavoisier al frente, quedaron desechadas por obsoletas las viejas teorías del flogisto. No obstante, Priestley continuó tercamente aferrado a ellas, lo que le valió grandes críticas por parte de sus colegas europeos. Como filósofo, nuestro hombre intentó buscar coincidencias entre el racionalismo científico que ya se extendía como un reguero de pólvora entre las inteligencias de su tiempo, y una visión cristiana del universo y la naturaleza. Como teólogo Joseph Priestley abogó siempre por la tolerancia religiosa. Fue uno de los muy escasos unitaristas ingleses, que preconizaban la reunificación del catolicismo y las iglesias reformadas.

Sus ideas revolucionarias le llevaron a apoyar públicamente la independencia de los Estados Unidos y la Revolución Francesa. Su casa de Birminghan fue asaltada por una multitud azuzada por sus enemigos políticos, y Priestley se vio obligado a abandonar las islas, para trasladarse a Pensilvania, donde falleció en 1804, cuando contaba 72 años.
Se interesó también por la pedagogía. Publicó una gramática inglesa muy notable, y una enciclopédica Historia de la Electricidad, que fue texto fundamental en esta materia durante varias décadas. Joseph Priestley fue lo que se dice un completo polígloto, ya que además del latín, el griego y el hebreo, que aprendió en su etapa escolar, fue capaz de aprender y dominar el portugués, el francés, el alemán, el italiano, el árabe y el caldeo. Como filósofo, siempre expresó su admiración por la obra de Isaac Watts y de John Locke.

En Bigotini brindamos fervorosamente por la memoria de Joseph Priestley, gran científico y gran hombre de su tiempo.

Si Mahoma no va a la montaña... será porque prefiere la playa.


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