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martes, 21 de abril de 2015

HERNANDO DE ACUÑA Y LA LÍRICA RENACENTISTA

Keller. Hero y Leandro
Diego Hernando de Acuña, vallisoletano de noble cuna nacido en 1520, fue soldado en las campañas de Italia y Alemania del emperador Carlos, de quien llegó a ser amigo y privado. Participó entre otras, en la célebre batalla de San Quintín. A su regreso a España, Acuña, como otros soldados de su tiempo, cambió la espada por la pluma, y dicho al modo cervantino, abandonando las glorias que proporciona aquella, paladeó la amarga hiel con que ésta premia a sus servidores. Como poeta hay que encuadrarlo en la escuela petrarquista que, a imitación de los grandes poetas italianos del Renacimiento, introdujo en la poesía española lo que dio en llamarse el itálico modo.





La mayor parte de su vida literaria transcurrió en Granada, donde junto a Diego Hurtado de Mendoza, ejerció en los jóvenes poetas granadinos, el magisterio y la influencia que Garcilaso o Boscán ejercieron en Sevilla y en la Corte. Acuña tradujo del italiano el Orlando de Boyardo, y según todos los indicios, en colaboración con el mismo emperador en persona, adaptó del francés El caballero determinado de Olivier de la Marche. En la extensa producción poética de Hernando de Acuña destacan los sonetos, églogas y elegías, muchas de las cuales dedicó a su amigo el césar Carlos y a su hijo Felipe. Biblioteca Bigotini os ofrece la edición digital de una antología de poemas escogidos que publicó Cátedra en 1982 a partir de la edición madrileña de 1591. Haced clic en la portada, y disfrutad de la lírica que destilan sus versos.


Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar, y viejos autores para leer.



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