Translate

domingo, 29 de junio de 2025

BURNE HOGARTH, SU TARZÁN, SUS PARTIDARIOS Y SUS DETRACTORES


 

Nacido en Chicago en 1911, Burne Hogarth era hijo de un carpintero que falleció cuando el pequeño Burne sólo tenía doce años. El padre sin embargo, vivió el tiempo suficiente para inculcar en el espíritu del niño su amor a las artes plásticas. Estudió historia del arte y antropología en Chicago y en Nueva York, abriéndose paso gracias a su talento y a su esfuerzo, pues siendo todavía un niño comenzó a trabajar como ilustrador para diferentes medios. Durante la Gran Depresión se trasladó a Nueva York, dibujando tiras cómicas para periódicos, e ilustraciones para libros de narrativa. En 1934 comenzó a trabajar en el King Features Syndicate, en una serie sobre la piratería. Dos años más tarde, en 1936, al abandonar el gran Harold Foster su página dominical de Tarzán para dedicarse en exclusiva a su Príncipe Valiente, los directivos del KFS propusieron a Hogarth hacerse cargo de las aventuras del hombre de la selva, trabajo que inmediatamente le catapultó al parnaso de los artistas de cómics.

En efecto, el Tarzán de Burne Hogarth se convirtió en todo un clásico del género. En principio, su Tarzán siguió el camino trazado por Foster, tal como le habían encargado, pero poco a poco, Hogarth fue imponiendo en la serie su toque personal, hasta el punto de dividir a la crítica especializada, que siempre osciló entre el perfeccionismo de Foster, un tanto estático, y las abigarradas composiciones de las páginas de Hogarth. Unos y otros han querido ver en el Tarzán de Hogarth influencias del manierismo, del barroco y hasta del expresionismo alemán. Alguno le ha concedido el título de Miguel Ángel del cómic, y en la cresta de la ola del éxito, llegó a exponer sus planchas originales de Tarzán en el parisino museo del Louvre. En su trabajo Los cómics gay, un reputado crítico como Salvador Vázquez de Parga, manifiesta una opinión muy distinta y contraria a la obra de Burne Hogarth. Dice de él que su Tarzán sigue siendo uno de los cómics más fríos y aburridos que se han producido en América con imágenes más o menos espectaculares y un protagonista absolutamente ambiguo. Añade que Hogarth convirtió a Tarzán en un ser feroz y repulsivo, en un monstruo de la selva deformado por sus exuberantes rasgos anatómicos.

Burne Hogarth abandonó el cómic por la docencia en California, escuela de la que han salido muchos dibujantes e ilustradores de series de superhéroes que protagonizaron la Edad de Plata del cómic. También se dedicó a la ilustración de tratados de anatomía. Falleció de un infarto en París y en 1996, mientras asistía al Festival del Cómic de Angulema. Para que podáis juzgar vosotros mismos, dejamos aquí abajo un variado abanico de sus páginas y viñetas.
















No hay comentarios:

Publicar un comentario