Eduardo Vañó Pastor era un valenciano de
Bocairent nacido en 1911. Tras finalizar los estudios elementales, aprendió
dibujo en la valenciana Real Academia de Bellas Artes de San Carlos,
titulándose de profesor de dibujo. Profesionalmente se inició como dibujante en
los años treinta, ilustrando novelas para la Editorial Valenciana, y publicando
trabajos en la revista cómica KKO. Tras el paréntesis de la guerra, se asoció a
Juan Bautista Puerto, que escribió los guiones de la serie Roberto
Alcázar y Pedrín, que fue una de las más exitosas del tebeo
español de la posguerra. Al principio el título de la serie fue “Roberto
Alcázar” a secas, con el subtítulo añadido de “El intrépido aventurero
español”. Con el tiempo, Puerto se encargó de la edición del tebeo, y tuvieron
que contratar otros guionistas. José Jordán Jover, Federico Amorós, Vicente
Tortajada o Pedro Quesada, fueron algunos de ellos. Incluso el propio Vañó se
ocupó en alguna ocasión de dibujos y guión. Eduardo Vañó dedicó la práctica
totalidad de su vida profesional a dibujar Roberto
Alcázar y Pedrín, produciendo todos y cada uno de los 1219 números que
aparecieron de la serie entre 1940 y 1976, año en que dejó de publicarse por
haber decaído su popularidad. Muy raramente Vañó se ocupó de otras series.
Acaso la única excepción fueron las historietas de Milton el Corsario, cuyos 61 números dibujó en 1956. Falleció el
dibujante en 1993.
Eduardo
Vañó fue uno de los principales exponentes del tebeo valenciano, formando parte
de una irrepetible generación de artistas: Sanchis (Pumby), Karpa (Jaimito),
Palop (Bartolo), que mantuvieron
durante unas décadas la modesta pero meritísima industria del tebeo valenciano.
Los dibujos de estilo realista que realizó Vañó en Roberto Alcázar y Pedrín, fueron un tanto desiguales, apreciándose
gran diferencia entre sus titubeantes trabajos de los comienzos, en los
primeros años cuarenta, y los posteriores, ya algo menos rudimentarios, aunque
nunca llegaron a tener una calidad apreciable. En cuanto a la ideología y el
mensaje que transmite la serie, diremos que se ha calificado por la crítica de
fascistoide, razón por la que acaso decayó ya durante el tardofranquismo. Hay
quien ha visto semejanzas entre el protagonista, Roberto Alcázar, “el intrépido
aventurero español”, y el líder falangista José Antonio Primo de Rivera. El
autor se defendió de esa visión, desmintiéndola en alguna entrevista, y
aduciendo que uno de los guionistas de la serie, José Jordán Jover, fue
comandante del ejército republicano represaliado, y le enviaba los guiones
desde la cárcel. Quien escribe estas líneas opina que el tufo fascistoide de la
serie resulta innegable, ya fueran sus autores conscientes o no de ello. Con
todo, nuestra mentalidad infantil de chicos de posguerra no reparaba en esas
sutilezas. Las aventuras, muchas veces disparatadas, con monstruos e ingenios
maléficos incluidos, nos entretenían y nos divertían, que es en definitiva lo
que esperábamos al tomar entre las manos un tebeo. Sirvan como recuerdo de
Eduardo Vañó y de su trabajo, las páginas y portadas que incluimos aquí abajo.
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