La Iliada y
La Odisea, las dos obras que
tradicionalmente se atribuyen a Homero,
inauguran la literatura, al menos en nuestro ámbito cultural occidental,
heredero de la cultura greco-latina. Ambas vieron la luz muy probablemente
durante el siglo VIII antes de nuestra era, hace casi tres mil años. Cabe
presumir pues, que en ese periodo vivió su autor, Homero, personaje tan
controvertido desde el punto de vista histórico, que incluso alguna teoría
preconiza que nunca existió en realidad. En Bigotini nos gusta pensar que
Homero realmente existió, que fue un extraordinario poeta y un aún más
extraordinario narrador, y que nos legó esas dos obras monumentales que durante
tres milenios han sido y siguen siendo fuente de inspiración, objeto de estudio
y cumbre literaria universal.
El
propio nombre de Homero se ofrece a especulación desde su misma etimología. Hómêros podría ser una variante jónica
del eólico Homaros, con el
significado de rehén o prisionero. Esto ha llevado a ciertos estudiosos a
conjeturar que un grupo de poetas, Homéridas
u Homêridai, que significaría los hijos de los rehenes, habrían sido
encargados de memorizar la poesía épica y los sucesos de la guerra a la que no
tenían permiso de asistir por dudarse de su lealtad. Así en época en la que no
existía todavía literatura escrita, los poemas que cantaban las gestas y las
acciones de guerra se transmitirían oralmente para ser cantadas por los aedos
que recorrían Grecia de corte en corte.
Otra
explicación etimológica del nombre Hómeros,
lo hace proceder de la expresión ho me
horón, con el significado de el que
no ve, por lo que la tradición hace a Homero ciego. Se le ha representado
en pinturas y diferentes obras de arte como un ciego provisto de báculo o
acompañado de un lazarillo.
En
cuanto a su origen, diferentes tradiciones, ninguna de ellas sólidamente
fundamentada, le hacen proceder de diversos lugares como Quíos, Esmirna,
Colofón, Atenas, Argos, Rodas, Salamina, Pilos, Cumas e Ítaca, entre otros
muchos, de manera que sólo cabe concluir que se desconoce su lugar de
nacimiento. Tampoco existe certeza alguna sobre el lugar de su muerte, pues
diversas ciudades y territorios se disputan ser la localidad donde reposan sus
restos, sin que tampoco pueda probarse de ningún modo. Así que ya vemos que el
personaje y hasta sus datos biográficos más elementales, están envueltos en la
espesa bruma del misterio más insondable.
La
incertidumbre y hasta la controversia, alcanza también a sus obras, pues ya
desde el periodo helenístico, varios eruditos adjudican a Homero la autoría de La Iliada, pero no de La Odisea, en base a las diferencias que
se aprecian entre ambas. Ciertamente La
Iliada sólo recoge el último tramo del asedio de Troya por los griegos, y
su caída propiciada por la cólera del héroe Aquiles, desatada por la muerte de
su compañero Patroclo, mientras que La
Odisea relata el largo viaje de regreso de Ulises u Odiseo a su patria de
Ítaca, plagado de aventuras y sucesos a lo largo del periplo.
Todos
los especialistas parecen estar de acuerdo en que ambas obras se transmitieron
oralmente en su origen, y que no se pusieron por escrito hasta una fecha
posterior al siglo VIII, seguramente el siglo VII e incluso según otros, siglo
VI, cuando su autor, si admitimos que efectivamente fuera Homero, ya no vivía.
Ambas
están redactadas en hexámetros dactílicos y en un griego algo artificioso que
combina los dialectos jónico-ático y eolio, y que utiliza arcaísmos que ya no
solían emplearse en el lenguaje vulgar. Sin embargo, la enorme repercusión de
ambas epopeyas hizo que el lenguaje homérico se convirtiera a partir de su
popularización, en el lenguaje de la poesía griega posterior, llegando incluso
al teatro del periodo clásico.
Además
de estos dos extensos poemas, han sido atribuidas a Homero otras obras como la Batracomiomaquia o Guerra de las ranas y los ratones, una especie de epopeya cómica
muy divertida y muy imitada, o como Margites,
como unos llamados Himnos homéricos,
o como un ciclo épico compuesto de
poemas sobre la guerra de Troya, sobre la caída de Tebas o sobre la historia de
Edipo. Ninguna de estas atribuciones parece tener fundamento suficiente.
En Bigotini somos incondicionales de Homero y de sus dos grandes e inmortales obras, verdaderos monumentos literarios. Os dejamos (clic en el enlace) una versión digital de La Odisea en castellano. Recrearos con la fantástica literatura de Homero.
https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=ODISEA.pdf
Canta, oh diosa, la cólera del Pélida Aquiles; funesta cólera que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves. Homero, La Iliada.
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