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jueves, 29 de mayo de 2025

PATRICIA HIGHSMITH, LA CATEDRÁTICA DEL CRIMEN

 


Nacida en Fort Worth, Texas, en 1921, Patricia Highsmith tomó su apellido del segundo marido de su madre. Su padre abandonó el domicilio conyugal poco antes de nacer Patricia. Creció bajo la tutela de su abuela materna, Willi Mae, a quien consideró siempre su única familia. Desde muy niña se aficionó a la lectura. Se interesó muy especialmente por los libros sobre enfermedades mentales y sobre criminología que desde el siglo XIX, habían adquirido gran popularidad. Comenzó a escribir a los dieciséis años, diarios y cuadernos con ideas para futuras novelas que después utilizaría a lo largo de su carrera literaria. Estudió literatura inglesa, latín y griego. Entre 1942 y 1948 alternó residencia entre Nueva York y México, y aún antes de publicar sus primeros cuentos, se ganó la vida escribiendo guiones para cómics por 55 dólares semanales. Se le atribuyen varios centenares de guiones para diversas series inspiradas en el cine negro que en esos años hicieron furor, por lo que muchos aficionados a los cómics clásicos habrán leído sin saberlo, historias fruto de la imaginación de Patricia Highsmith.


A los veinticuatro años publicó su primer cuento en la revista Harper’s Bazaar, y en 1950 apareció su primera novela, Extraños en un tren, que adaptada por Raymond Chandler, fue llevada al cine por Alfred Hitchcock. La película tuvo gran éxito, y el nombre de Patricia Highsmith, que aparecía en los créditos, se hizo popular y le permitió publicar más novelas eligiendo a sus editores.

Como escritora conectó con el público pero no con cierta crítica. Tanto su vida personal, su condición de lesbiana y su adicción al alcohol, como la naturaleza íntima de sus obras, cargadas siempre de pesimismo, carentes del final feliz que imponía el american way of life, y con cierta crueldad materialista, le granjearon fama de atea y de comunista, dos etiquetas infamantes en aquella América bendecida por Dios y tutelada por el omnipresente Comité de Actividades Antiamericanas. Tras una breve relación con la novelista Marijane Meaker, abandonó definitivamente los Estados Unidos para establecerse en Europa. Primero en Inglaterra y en Francia, y más tarde en la localidad suiza de Locarno, donde finalmente falleció en 1995, sin que se le conociera otra relación que la que tuvo con sus novelas y con sus gatos.



Se le atribuyen más de treinta obras entre novelas, colecciones de cuentos y ensayos. A su muerte dejó mucho material inédito. Entre sus relatos breves destacan Cuentos misóginos, Los cadáveres exquisitos y Crímenes bestiales. En cuanto a las novelas, además de la ya citada Extraños en un tren, es notable su serie de Tom Ripley, un personaje cínico y amoral que protagonizó entre otras, El talento de Mr. Ripley, que se adaptó al cine con el título de A pleno sol y el protagonismo de Alain Delon, La máscara de Ripley, o El juego de Ripley, que también se llevó al cine con el título de El amigo americano. Su novela Carol fue en principio rechazada por sus editores americanos por su temática lésbica, y se publicó con el seudónimo de Claire Morgan, vendiendo un millón de ejemplares.

 

Los temas centrales de la obra de Patricia Highsmith son la culpa, el remordimiento, la mentira y el crimen. Sus personajes, a menudo verdaderos psicópatas, se mueven en el estrecho margen que separa el bien del mal. Cultiva una visión pesimista de la vida y del ser humano. Héroes turbios y ambiguos que explotan la hipocresía para ascender socialmente, pueblan sus páginas. La Highsmith es sin duda una de las grandes autoras del siglo XX. Para recordarla como merece os dejamos la edición digital de su relato La coartada perfecta, que atesora la esencia de su calidad literaria. Clic en el enlace y a disfrutar: 

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=La+coartada+perfecta.pdf

Cualquier persona es capaz de asesinar. Es sólo cuestión de circunstancias. Patricia Highsmith.


sábado, 24 de mayo de 2025

LAS CARRETILLAS ELEVADORAS Y EL ARTE DEL TOREO

 


Las carretillas elevadoras, los populares toros, se han convertido en los últimos años en un equipo imprescindible en los almacenes de toda clase de centros de trabajo e instalaciones industriales. Con mercancía paletizada y estanterías homologadas, estos equipos automotrices de elevación juegan un papel destacado en las labores de estiba, almacenaje, descarga y picking. Por su versatilidad, facilidad de manejo y maniobra, podría pensarse que muchas personas están capacitadas para operar las carretillas. De hecho, en muchos centros se incurrió en el mal hábito de permitir que prácticamente cualquier trabajador hiciera uso de ellas a conveniencia. Gravísimo error que hizo que se sucedieran incidentes y accidentes.

 

Hoy día sabemos que a pesar de su aparente sencillez, las carretillas elevadoras presentan riesgos importantes para la seguridad, y deben ser operadas exclusivamente por personal debidamente preparado y entrenado. El carretillero o torero debe ser persona adulta, responsable, prudente y equilibrada. Las normas de funcionamiento deben cumplirse a rajatabla, y en todo momento han de observase las mayores precauciones en el manejo de estos equipos y de las mercancías y bienes confiadas a quienes los operan.


Desde nuestro blog os ofrecemos hoy unos sencillos consejos de seguridad en la conducción de carretillas y equipos de elevación. Buen provecho.

 

 

Sólo podrán conducir carretillas las personas autorizadas que han recibido una formación específica de seguridad en la utilización de tales equipos, estando prohibida su conducción a los menores de 18 años.

RESPETAR LA CARGA NOMINAL que puede transportar la carretilla. 

Asegurar y sujetar bien la carga para evitar que se desplace o caiga de la carretilla.

EVITAR SACUDIDAS.

La carga debe colocarse lo más cerca posible del mástil.

INSPECCIONAR DIARIAMENTE los principales elementos de seguridad de la carretilla: dirección, bocina, freno de inmovilización y el de servicio, la horquilla y el sistema de elevación e inclinación.

Asegurarse de que no hay fugas de aceite.

Neumáticos: estado y presión de inflado.

Comprobar que la batería está correctamente cargada y conectada.

En carretillas de motor de explosión; comprobar el nivel de aceite, agua y combustible.

No trabajar nunca con una carretilla defectuosa.  Poner en conocimiento del jefe inmediato cualquier anomalía que se observe.

Mantener el lugar de trabajo LIBRE DE OBSTÁCULOS, y los suelos limpios, sin aceite ni grasas.

SE RESPETARÁN LAS VELOCIDADES DE CIRCULACIÓN: máximo a 10 km/h en el interior de los locales y a 20 km/h en los exteriores.

Evitar los cambios de dirección bruscos y los virajes en radios pequeños a velocidad excesiva.

Maniobrar la carretilla solamente desde el asiento del conductor.

NO CIRCULAR NUNCA CON LA CARGA LEVANTADA, porque se reduce la estabilidad.

Llevar la carga baja, a unos 15 cm del suelo, con el mástil completamente inclinado hacia atrás.

Si una carga voluminosa reduce su visibilidad, CIRCULAR MARCHA ATRÁS.

En maniobras de marcha atrás, asegúrese una perfecta visibilidad o ayúdese de un señalista.

MIRAR SIEMPRE EN EL SENTIDO DE LA MARCHA.

Nadie se situará cerca de la carga levantada y mucho menos circulará bajo ella.

NO UTILICE LA CARRETILLA PARA ELEVAR PERSONAS.

Nunca girar estando en pendiente.

En pendiente, CIRCULAR SIEMPRE EN LÍNEA RECTA.

En pendiente, se irá marcha adelante para subir y marcha atrás para bajar, con el mástil totalmente inclinado hacia atrás.

Si debe remontar pendientes con la carretilla cargada, es más seguro hacerlo en marcha hacia atrás, de lo contrario, puede volcar.

Cuando se circule detrás de otro vehículo, MANTENGA UNA SEPARACIÓN aproximada igual a tres veces la longitud de la carretilla (incluida la horquilla y la carga).

EVITAR entrada de vehículos y peatones por la misma puerta de acceso.

Se prohíbe transportar cargas que impidan la visibilidad frontal.

Se prohíbe el transporte de piezas que sobresalgan lateralmente de la anchura de la carretilla elevadora.

SE PROHIBE EL TRANSPORTE DE PERSONAS.


PROTECCIONES PERSONALES

Ropa de trabajo adecuada a las condiciones ambientales.

Prendas de colores vivos, provistas de elementos reflectantes.

Calzado de trabajo. Botas de seguridad homologadas.

Guantes de protección mecánica.

Casco de seguridad homologado en los centros de trabajo en los que su uso sea obligatorio, fuera de la cabina de operación de las máquinas.

Protectores auditivos.

Mascarilla en tareas en las que se genere polvo.

 

Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota. Pero no se deje engañar. Es realmente un idiota.  Groucho Marx.


miércoles, 21 de mayo de 2025

CÁLCULO. LA GUERRA DE LOS SABIOS

 


La utilidad del cálculo es incuestionable. Actualmente el cálculo se utiliza en todos los campos científicos. Tiene un papel importantísimo en biología, química, física, sociología, economía, ingeniería… En cualquier área de estudio o de investigación en la que existan magnitudes variables como temperatura, velocidad, etc., resulta imprescindible el cálculo. Puede emplearse como herramienta para explicar la estructura del arco iris, puede ayudar a perder dinero jugando en la bolsa, a diseñar edificios y otras estructuras, a establecer el rumbo de una nave espacial, a aventurar pronósticos meteorológicos, a predecir el movimiento demográfico o la propagación de enfermedades. El cálculo ha cambiado nuestra manera de ver el mundo, y ha supuesto desde sus inicios una verdadera revolución científica.

 


Pero, ¿cuáles son esos inicios? Ya desde antiguo se manejaban conceptos como el de límite o el de tasa de variación. Sabemos que los antiguos egipcios desarrollaron reglas para calcular el volumen de una pirámide y para aproximar el área de un círculo. Pero definitivamente podemos decir que el cálculo tiene dos padres, como los niños de las telenovelas. A caballo entre los siglos XVII y XVIII, el inglés Isaac Newton y el alemán Gottfried Wilhem Leibniz idearon más o menos simultáneamente pero cada uno por su lado, lo que ahora se llama cálculo infinitesimal. Tanto Newton como Leibniz trataron de desentrañar problemas de tangentes, derivadas, mínimos, máximos e infinitésimos, cantidades infinitamente pequeñas que se aproximan a cero. Ambos comprendieron que la derivación (encontrar la pendiente de la tangente a una curva en un punto, es decir, de la recta que corta la curva justo en ese punto), y la integración (hallar el área bajo una curva), eran procesos inversos. Ambos utilizaron derivadas e integrales.



La investigación de Newton comenzó por su interés por las sumas infinitas, pero tardó en publicar sus conclusiones. Mientras tanto, Leibniz publicó su descubrimiento del cálculo diferencial en 1684, y del cálculo integral en 1686. En su prólogo escribió: Resulta impropio de hombres eminentes perder horas como esclavos en el trabajo de calcular. Mi nuevo cálculo ofrece la verdad por medio del análisis y sin necesidad de que la imaginación realice ningún esfuerzo. Newton se consideró plagiado y se indignó. A partir de las publicaciones de Leibniz, se desató entre los dos insignes sabios una agria polémica que rebasó las fronteras de Inglaterra y Prusia, arrastrando en favor de uno y de otro a numerosos científicos de la época. La discusión retrasó considerablemente la aplicación práctica de los nuevos hallazgos. Newton fue el primero en aplicar el cálculo a problemas de física, mientras que Leibniz desarrolló gran parte de la notación que encontramos todavía en los modernos libros de cálculo. El profe Bigotini no es lo que se dice un hombre calculador. Habitualmente pierde la cuenta a partir de su tercer martini.


-Soy catedrático de ciencias exactas.

-¿Cuánto tiempo llevas en eso?

-Ay, no sé, un puñao…


sábado, 17 de mayo de 2025

DINK SIEGEL, EL DIBUJANTE DE PLAYBOY

 


Leo Siegel, que firmaría sus trabajos como Dink Siegel, nació en Birmingham, Alabama en 1910, y en una familia de origen judío. Finalizados sus estudios universitarios, el joven Leo se trasladó al norte, a Washington, donde consiguió un trabajo como funcionario del gobierno. En su trabajo, cuya naturaleza concreta desconocemos, se aficionó a dibujar chicas ligeras de ropa. Como diría nuestro llorado Forges, ya se ve que esto de los funcionarios debe ser algo universal. El caso es que Siegel adquirió tal maestría con el lápiz y los pinceles, que sus compañeros le animaron a presentar sus trabajos a la revista PlayBoy. Inmediatamente fueron admitidos, de forma que Dink Siegel se convirtió en el principal y exitoso dibujante de los chistes de PlayBoy durante la década de los sesenta y gran parte de la de los setenta. No tenemos ejemplos de dibujos de Siegel en sus comienzos. Todos presentan ya una calidad notable, y atesoran el trazo elegante y seguro del artista en su madurez. Dink Siegel se jubiló en los ochenta y falleció en 2003. Aquí abajo os dejamos un abanico de sus deliciosos dibujos, preciosas chicas curvilíneas en toda clase de pícaras situaciones. Bon profit.
























miércoles, 14 de mayo de 2025

JANE FONDA, LA REINA ROJA

 



Jane Fonda, la hija de Henry, nació ya puesta frente a una cámara. Se preparó en el célebre Actor’s Studio de Nueva York, convirtiéndose en una buena actriz. Inquieta, curiosa y comprometida, la joven Jane mostró desde el principio sus diversas facetas. En el cine no despreció nunca lo comercial. Ella sabía desde pequeñita que Hollywood era una industria, una tremenda máquina de hacer dinero, y que nadie podía detener los engranajes de aquella maquinaria. Por lo tanto, supo insertarse a la perfección en las ruedas de la industria. Explotó su faceta cómica en deliciosas comedias románticas como Descalzos por el parque. Supo también destacar su toque sexy en filmes como Barbarella. Pero no por eso dejó de aprovechar la ocasión de participar en obras de denuncia como la muy intensa Danzad, danzad, malditos, despiadado drama medio travestido de musical, en el que afloraron las miserias de la Gran Depresión de los treinta, o como Klute, una sórdida historia policiaca ambientada en la jungla de asfalto neoyorquina. A fin de cuentas, Jane era la reina roja de Hollywood, una especie de heroína progre e incansable activista contra la guerra de Vietnam y defensora de los derechos civiles, que incluso llegó a sufrir alguna detención por parte de la policía antidisturbios.

Después la hija de Henry no se resignó a envejecer como las mujeres convencionales, y se embarcó en una aventura vital plagada de gimnasios y quirófanos. Jane Fonda se convirtió en la reina del fitness, y en los ochenta puso de moda los calentadores, unos absurdos accesorios que cubrían las pantorrillas y carecían de la menor utilidad. A tal punto llegó la fiebre gimnástica de la estrella, que si buscas en YouTube “Jane Fonda”, te aparecen decenas de videos con consejos para reforzar los abdominales y los glúteos. Hay que bucear mucho para encontrar la primera referencia cinematográfica. Eso es lo que he hecho para encontrar la deliciosa escena del beso a Robert Redford de la inolvidable Descalzos por el parque. Haced clic en el enlace, y disfrutad de la joven y sexy Jane Fonda en la plenitud de su encanto. 

Escena del beso de Descalzos por el parque

https://www.youtube.com/watch?v=qCuzA9mNR60 

Próxima entrega: Barbra Streisand


domingo, 11 de mayo de 2025

BELISARIO, EL ÚLTIMO GENERAL

 


El final de una etapa histórica y el comienzo de la siguiente no son sino barreras artificiales que se aceptan de forma convencional. Si nos preguntamos qué fecha o qué acontecimiento marca el principio de la Edad Media, seguramente habrá respuestas para todos los gustos. Hay quien lo sitúa en el año 476, fecha en que el caudillo bárbaro Odoacro depuso y encarceló a Rómulo Augústulo, el último emperador. Desde el punto de vista filosófico y literario, otro hito simbólico podría ser la trágica ejecución por orden de Teodoríco, de Severino Boecio, autor de La Consolación de la Filosofía, a quien muchos consideran el último escritor clásico. Si llevamos las cosas al terreno de la estrategia política y militar, resulta inevitable pensar en Belisario, a quien es lícito adjudicar el título de último general romano al servicio del Imperio, aunque ese Imperio que un día dominó la práctica totalidad del mundo conocido, en época de Belisario se había fragmentado y deteriorado hasta quedar prácticamente reducido al último bastión oriental de Constantinopla.


Teodorico, el rey de los godos, los nuevos dueños de Italia, no era católico sino arriano, un credo considerado herético tanto en Roma como en Constantinopla. Su relación con los papas romanos tuvo sus más y sus menos. Metió en la cárcel al papa Símaco, y también hizo encarcelar a su sucesor, Juan I, a quien acusó de traición tras haberle encargado viajar a Constantinopla para conseguir que Justino, el emperador de Oriente, levantara el cargo de herejía contra los arrianos. El papa Juan no lo consiguió. Murió en la cárcel, y a los pocos días murió también Teodorico. El fallecido monarca era analfabeto como la gran mayoría de los godos que formaban su corte en Pavía. Como su nieto Atalarico era todavía un niño, Teodorico había nombrado regente hasta su mayoría de edad a su hija Amalasunta, una mujer culta y refinada que hablaba con soltura el latín y el griego.

Los demás godos la detestaban porque se sentían menospreciados por ella que siempre andaba rodeada de romanos. Amalasunta rehabilitó la memoria de Boecio y de Símaco, devolvió a sus familias los bienes confiscados, fundó nuevas escuelas, aumentó el salario a los maestros, y hasta se reconcilió con lo que quedaba del Senado. Quiso educar a su hijo en la cultura clásica, confiándolo a la tutela de preceptores romanos y griegos. Los cortesanos godos se indignaron. No querían que el futuro rey fuera un señorito romano afeminado, sino un guerrero preferiblemente analfabeto. Amalasunta cedió a medias permitiendo a los condes godos instruir a su hijo en duelos y batallas. Al parecer también lo instruyeron en abusar del vino y entregarse a otros excesos, así que el joven Atalarico que debía ser de naturaleza sensible y frágil, falleció con sólo dieciocho años.

Amalasunta asoció al trono a su primo Teodato. Grave error, porque este Teodato era un tipo sin escrúpulos y sediento de poder. La hizo estrangular mientras dormía en 535. El Papa y los senadores romanos consideraron ese asesinato motivo suficiente para  solicitar ayuda a Constantinopla, recordando al emperador que Italia seguía siendo oficialmente una provincia del Imperio, aunque de hecho la hubiera gobernado Teodorico como señor absoluto.


Justiniano aconsejado por su esposa, la emperatriz Teodora, probablemente la mujer más influyente de su tiempo, mandó contra los godos de Italia a Belisario, el último gran general del Imperio. La campaña se prolongó durante dieciocho largos años. Antes de desembarcar en la península Itálica, Belisario limpió el camino de obstáculos expulsando a los vándalos del norte de África y del resto de sus bases mediterráneas: Córcega, Cerdeña, Baleares, Ceuta y parte de Sicilia, lo que facilitó su campaña italiana. Algunos historiadores ven en esa desbandada de los vándalos una de las causas por las que apenas dos siglos después los árabes encontraran tantas facilidades para conquistar amplios territorios norteafricanos que les darían luego acceso a la península Ibérica.

Ya en Italia, las legiones de Belisario avanzaron con facilidad siendo aclamadas por la población. Los godos quedaron cercados en el reducto de Rávena, que finalmente también cayó.


Tras la victoria, Belisario fue llamado a oriente para sofocar una revuelta de los persas. Al frente de las tropas imperiales quedó Narsés, un oscuro general, eunuco en la corte bizantina, que había ascendido mediante intrigas y turbios manejos. Narsés se comportó en Italia como un déspota. En la península se vivieron años, doce en concreto, de pestes y hambrunas, que según algunos cronistas, empujaron a sus habitantes al canibalismo. Los nuevos amos no eran libertadores, sino extranjeros griegos mucho más despiadados que sus antecesores godos. Por eso no parece inverosímil que los italianos del norte terminaran propiciando la llegada de unos nuevos invasores de estirpe gótica, los longobardos, que iban a constituir un reino duradero en Italia.

En cuanto a Belisario, el último general, conocemos por el historiador Procopio sólo sus glorias militares, pero no su final del que existen varias versiones. Todo indica que en la corte constantinopolitana cayó en desgracia. La emperatriz Teodora tuvo celos de Antonina, la esposa de Belisario, a quien los bizantinos adoraban. También parece que el emperador Justiniano envidiaba la popularidad que llegó a adquirir el gran general. Se sabe que Belisario fue destituido y más tarde encarcelado. Algo más dudosa parece la leyenda que lo pinta en sus últimos años como un mendigo ciego vagando por las calles de Constantinopla. El caso es que la gloria es siempre efímera, amigos. Nuestro profe Bigotini que lo sabe muy bien, pasa las horas hojeando los viejos recortes de prensa en los que aparece como el gran Bigotini, el hombre bala que se introducía cada amanecer en un cañón para salir disparado hasta el estanque donde tomaba su reglamentario baño matutino.

-Perdone, ¿Para llegar al cementerio del pueblo?

-Usté siga pisándome el sembrao, y no tardará en llegar…


martes, 6 de mayo de 2025

HOMERO Y EL NACIMIENTO DE LA LITERATURA

 


La Iliada y La Odisea, las dos obras que tradicionalmente se atribuyen a Homero, inauguran la literatura, al menos en nuestro ámbito cultural occidental, heredero de la cultura greco-latina. Ambas vieron la luz muy probablemente durante el siglo VIII antes de nuestra era, hace casi tres mil años. Cabe presumir pues, que en ese periodo vivió su autor, Homero, personaje tan controvertido desde el punto de vista histórico, que incluso alguna teoría preconiza que nunca existió en realidad. En Bigotini nos gusta pensar que Homero realmente existió, que fue un extraordinario poeta y un aún más extraordinario narrador, y que nos legó esas dos obras monumentales que durante tres milenios han sido y siguen siendo fuente de inspiración, objeto de estudio y cumbre literaria universal.


El propio nombre de Homero se ofrece a especulación desde su misma etimología. Hómêros podría ser una variante jónica del eólico Homaros, con el significado de rehén o prisionero. Esto ha llevado a ciertos estudiosos a conjeturar que un grupo de poetas, Homéridas u Homêridai, que significaría los hijos de los rehenes, habrían sido encargados de memorizar la poesía épica y los sucesos de la guerra a la que no tenían permiso de asistir por dudarse de su lealtad. Así en época en la que no existía todavía literatura escrita, los poemas que cantaban las gestas y las acciones de guerra se transmitirían oralmente para ser cantadas por los aedos que recorrían Grecia de corte en corte.

Otra explicación etimológica del nombre Hómeros, lo hace proceder de la expresión ho me horón, con el significado de el que no ve, por lo que la tradición hace a Homero ciego. Se le ha representado en pinturas y diferentes obras de arte como un ciego provisto de báculo o acompañado de un lazarillo.


En cuanto a su origen, diferentes tradiciones, ninguna de ellas sólidamente fundamentada, le hacen proceder de diversos lugares como Quíos, Esmirna, Colofón, Atenas, Argos, Rodas, Salamina, Pilos, Cumas e Ítaca, entre otros muchos, de manera que sólo cabe concluir que se desconoce su lugar de nacimiento. Tampoco existe certeza alguna sobre el lugar de su muerte, pues diversas ciudades y territorios se disputan ser la localidad donde reposan sus restos, sin que tampoco pueda probarse de ningún modo. Así que ya vemos que el personaje y hasta sus datos biográficos más elementales, están envueltos en la espesa bruma del misterio más insondable.

La incertidumbre y hasta la controversia, alcanza también a sus obras, pues ya desde el periodo helenístico, varios eruditos adjudican a Homero la autoría de La Iliada, pero no de La Odisea, en base a las diferencias que se aprecian entre ambas. Ciertamente La Iliada sólo recoge el último tramo del asedio de Troya por los griegos, y su caída propiciada por la cólera del héroe Aquiles, desatada por la muerte de su compañero Patroclo, mientras que La Odisea relata el largo viaje de regreso de Ulises u Odiseo a su patria de Ítaca, plagado de aventuras y sucesos a lo largo del periplo.


Todos los especialistas parecen estar de acuerdo en que ambas obras se transmitieron oralmente en su origen, y que no se pusieron por escrito hasta una fecha posterior al siglo VIII, seguramente el siglo VII e incluso según otros, siglo VI, cuando su autor, si admitimos que efectivamente fuera Homero, ya no vivía.

Ambas están redactadas en hexámetros dactílicos y en un griego algo artificioso que combina los dialectos jónico-ático y eolio, y que utiliza arcaísmos que ya no solían emplearse en el lenguaje vulgar. Sin embargo, la enorme repercusión de ambas epopeyas hizo que el lenguaje homérico se convirtiera a partir de su popularización, en el lenguaje de la poesía griega posterior, llegando incluso al teatro del periodo clásico.


Además de estos dos extensos poemas, han sido atribuidas a Homero otras obras como la Batracomiomaquia o Guerra de las ranas y los ratones, una especie de epopeya cómica muy divertida y muy imitada, o como Margites, como unos llamados Himnos homéricos, o como un ciclo épico compuesto de poemas sobre la guerra de Troya, sobre la caída de Tebas o sobre la historia de Edipo. Ninguna de estas atribuciones parece tener fundamento suficiente.

En Bigotini somos incondicionales de Homero y de sus dos grandes e inmortales obras, verdaderos monumentos literarios. Os dejamos (clic en el enlace) una versión digital de La Odisea en castellano. Recrearos con la fantástica literatura de Homero. 

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=ODISEA.pdf

Canta, oh diosa, la cólera del Pélida Aquiles; funesta cólera que causó infinitos males a los aqueos y precipitó al Hades muchas almas valerosas de héroes, a quienes hizo presa de perros y pasto de aves. Homero, La Iliada.