Nacida
en Fort Worth, Texas, en 1921, Patricia
Highsmith tomó su apellido del segundo marido de su madre. Su
padre abandonó el domicilio conyugal poco antes de nacer Patricia. Creció bajo
la tutela de su abuela materna, Willi Mae, a quien consideró siempre su única
familia. Desde muy niña se aficionó a la lectura. Se interesó muy especialmente
por los libros sobre enfermedades mentales y sobre criminología que desde el
siglo XIX, habían adquirido gran popularidad. Comenzó a escribir a los
dieciséis años, diarios y cuadernos con ideas para futuras novelas que después
utilizaría a lo largo de su carrera literaria. Estudió literatura inglesa,
latín y griego. Entre 1942 y 1948 alternó residencia entre Nueva York y México,
y aún antes de publicar sus primeros cuentos, se ganó la vida escribiendo
guiones para cómics por 55 dólares semanales. Se le atribuyen varios centenares
de guiones para diversas series inspiradas en el cine negro que en esos años
hicieron furor, por lo que muchos aficionados a los cómics clásicos habrán
leído sin saberlo, historias fruto de la imaginación de Patricia Highsmith.
A
los veinticuatro años publicó su primer cuento en la revista Harper’s Bazaar, y
en 1950 apareció su primera novela, Extraños
en un tren, que adaptada por Raymond Chandler, fue llevada al cine por
Alfred Hitchcock. La película tuvo gran éxito, y el nombre de Patricia
Highsmith, que aparecía en los créditos, se hizo popular y le permitió publicar
más novelas eligiendo a sus editores.
Como
escritora conectó con el público pero no con cierta crítica. Tanto su vida
personal, su condición de lesbiana y su adicción al alcohol, como la naturaleza
íntima de sus obras, cargadas siempre de pesimismo, carentes del final feliz
que imponía el american way of life,
y con cierta crueldad materialista, le granjearon fama de atea y de comunista,
dos etiquetas infamantes en aquella América bendecida por Dios y tutelada por
el omnipresente Comité de Actividades Antiamericanas. Tras una breve relación
con la novelista Marijane Meaker, abandonó definitivamente los Estados Unidos
para establecerse en Europa. Primero en Inglaterra y en Francia, y más tarde en
la localidad suiza de Locarno, donde finalmente falleció en 1995, sin que se le
conociera otra relación que la que tuvo con sus novelas y con sus gatos.
Se
le atribuyen más de treinta obras entre novelas, colecciones de cuentos y
ensayos. A su muerte dejó mucho material inédito. Entre sus relatos breves
destacan Cuentos misóginos, Los cadáveres
exquisitos y Crímenes bestiales.
En cuanto a las novelas, además de la ya citada Extraños en un tren, es notable su serie de Tom Ripley, un
personaje cínico y amoral que protagonizó entre otras, El talento de Mr. Ripley, que se adaptó al cine con el título de A pleno sol y el protagonismo de Alain
Delon, La máscara de Ripley, o El juego de Ripley, que también se llevó
al cine con el título de El amigo
americano. Su novela Carol fue en
principio rechazada por sus editores americanos por su temática lésbica, y se
publicó con el seudónimo de Claire Morgan, vendiendo un millón de ejemplares.
Los temas centrales de la obra de Patricia Highsmith son la culpa, el remordimiento, la mentira y el crimen. Sus personajes, a menudo verdaderos psicópatas, se mueven en el estrecho margen que separa el bien del mal. Cultiva una visión pesimista de la vida y del ser humano. Héroes turbios y ambiguos que explotan la hipocresía para ascender socialmente, pueblan sus páginas. La Highsmith es sin duda una de las grandes autoras del siglo XX. Para recordarla como merece os dejamos la edición digital de su relato La coartada perfecta, que atesora la esencia de su calidad literaria. Clic en el enlace y a disfrutar:
https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=La+coartada+perfecta.pdf
Cualquier persona es capaz de asesinar. Es sólo cuestión de circunstancias. Patricia Highsmith.