Nacido
en 1703 en el municipio leonés de Cistierna, José
Francisco de Isla se crió en Valderas. Fue un niño precoz e
inteligente, que a los once años se graduó como bachiller en leyes, e ingresó a
los dieciséis en la Compañía de Jesús. Estudió después filosofía y teología en
Salamanca. Lástima que una mente superdotada como la suya perdiera el tiempo
con la teología, cuyos libros, según el gran Jorge Luis Borges, deberían
exponerse en la sección de fantasía. Pero en fin, en aquella España atrasada de
los albores del XVIII las ciencias brillaban por su ausencia, así que el joven
Isla no tuvo más remedio que aplicarse a las letras tanto sagradas como
profanas.
A
los diecinueve años tradujo la Historia
del emperador Teodosio, y escribió cuatro comedias en verso que se
representaron en las fiestas de la canonización de san Luis Gonzaga y san
Estanislao de Kostka. Enseñó filosofía en Segovia, Compostela, Medina del Campo
y Pamplona. Destacó también como predicador en Zaragoza y Valladolid, mientras
continuó su brillante trabajo de traductor, trasladando al castellano las
principales obras históricas de autores franceses.
Le
ofrecieron el cargo de confesor de la reina doña Bárbara de Braganza. Lo
rechazó, probablemente para huir de la etiqueta y los politiqueos cortesanos.
Fue gran seguidor de Baltasar Gracián otro hermano de su orden, y seguramente
inspirado en su magisterio, se decidió a dar a la imprenta en 1758 la primera
parte de su Historia del famoso predicador fray Gerundio
de Campazas, alias Zotes, desobedeciendo como Gracián, a sus
superiores jesuitas, y firmando la obra con el nombre ficticio de Francisco
Lobón de Salazar. La inusualmente abundante primera edición del libro (1500
ejemplares) del que sus amigos habían hecho alguna publicidad, se agotó en solo
tres días, y puso en guardia a la Inquisición que la prohibió en menos de un
mes. La segunda parte del Fray Gerundio tuvo que publicarse diez años después, en 1768,
en edición clandestina y en Italia, donde Isla se exilió con el resto de sus
hermanos jesuitas cuando la Compañía fue expulsada de España.
Sin
menoscabo del resto de su producción literaria, el Fray
Gerundio es la obra más
famosa y emblemática del padre Isla, y naturalmente es la que aquí os traemos
en su edición digital (clic en el enlace de más abajo). Se trata de una sátira
de los predicadores que continuaban cultivando el estilo pomposo, gongorino y
pedante. Su protagonista, el lego Antón Zotes, muchacho natural de Campazas, y
de poca sal en la mollera, que al convertirse en fraile adopta el pretencioso
nombre de fray Gerundio, sirve al autor como ejemplo y símbolo de una España
atrasada, inculta y orgullosa de su incultura y de su atraso. Gerundio es una
auténtica bestia que, encaramado a un púlpito, inculca sus bestialidades en la
cabeza hueca de cuantos acuden a oírle predicar. Es novela que se inspira en el
género picaresco y en lo mejor de la literatura barroca de los siglos de oro,
con El Quijote cervantino a la
cabeza. Destacan por encima de todo en la obra de Isla el humor, el ingenio, la
ironía, la parodia y la sátira más despiadada. La acción es muy escasa,
limitándose a los grotescos estudios del protagonista y a sus disparatadas
ocurrencias disfrazadas de fingida erudición. Una delicia que en su tiempo
indignó a los estamentos eclesiásticos, divirtió a sus lectores, y hoy en día
nos sigue deleitando tanto por sus ingeniosas salidas, como por el retrato que
dibuja Isla de aquella casposa España suya y de algunos de sus ridículos
habitantes, que a día de hoy siguen pareciéndonos todavía demasiado cercanos y
hasta presentes, quién sabe por qué.
José Francisco de Isla falleció en el exilio de Bolonia en 1781. Su Fray Gerundio y el resto de su obra se conocieron años más tarde en España gracias al empeño de una de sus hermanas que dedicó su vida y su hacienda a esa misión. Al final del XVIII se publicaron sus obras completas contaminadas con algunas otras apócrifas o espurias.
https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=Fray+Gerundio+de+Campazas.pdf
Como el estudiantico ya era un poco espigado, adulto y barbicubierto, miraba con buenos ojos a una mozuela vecina suya… Padre Isla. Fray Gerundio de Campazas.
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