Nacido
en Valladolid en 1920, Miguel Delibes
fue el tercero de los ocho hijos de una familia burguesa, lejanamente
emparentada con el compositor francés Léo Delibes. En 1936, nada más terminar
el bachillerato, se enroló como voluntario en la marina del bando franquista,
sirviendo en el crucero Canarias. Al terminar
Su
segunda novela, Aún es de día, fue
mutilada por la censura franquista. Parecidos problemas padeció en el ejercicio
de la docencia, y al parecer sólo su condición de excombatiente en el bando
vencedor le libró de problemas mayores. En 1950 apareció El camino, su tercera novela, que le consagró definitivamente como
uno de los más importantes novelistas de la posguerra. En 1952 ascendió a
subdirector de El Norte de Castilla,
agravándose sus enfrentamientos con la censura. Aparecieron sucesivamente Mi idolatrado hijo Sisí (1953), La partida (1954), Diario de un cazador (1955), Un
novelista descubre América (1956), Siestas
con viento sur (1957), Diario de un
emigrante (1958) y La hoja roja
(1959). Fue nombrado director de su diario, y ya en los sesenta publicó Viejas historias de Castilla la Vieja (1960), Por esos mundos (1961) y Las ratas (1962). En esta época Delibes
tuvo tiempo de viajar por Europa, conocer las universidades alemanas y tener
con su mujer nada menos que siete hijos, cuatro varones y tres mujeres. Todos
tuvieron vocación científica, llegando varios a destacar en sus especialidades.
Tras
agrias desavenencias con Fraga Iribarne, entonces ministro de Franco, abandonó
la dirección del periódico, pasó seis meses en USA como profesor de literatura
en
Su
gran título de los ochenta fue Los santos
inocentes (1981), que sería llevada al cine con gran éxito, lo mismo que
había sucedido con la versión teatral de Cinco
horas con Mario, obra que, protagonizada por Lola Herrera, permaneció
varios años en cartelera. Además del Nadal y el premio Nacional de Narrativa,
Miguel Delibes fue galardonado con el Cervantes y con el Príncipe de Asturias,
amén de un sinfín de otras distinciones, fundamentalmente en su Valladolid
natal y en
Hoy
en Bigotini os brindamos el enlace (clic en la portada) para acceder a la versión
digital de su narración El amor propio
de Juanito Osuna. Disfrutad la sólida prosa de Delibes y
respirad el aroma de Castilla que destila cada párrafo.
Para
escribir un buen libro no es imprescindible haber leído El Quijote. Cervantes
cuando lo escribió, aún no lo había leído. Miguel Delibes.


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