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martes, 11 de octubre de 2016

LOS AVISOS DE SAN JUAN DE ÁVILA


Juan de Ávila era natural de la villa manchega de Almodóvar del Campo. Nació hacia 1500 en el seno de una familia de conversos. Su padre, Alfonso de Ávila era de ascendencia judía, algo que en aquel tiempo no favorecía demasiado, pero era dueño de una mina de plata que producía sus dineros, algo que favorece en cualquier tiempo. Juan comenzó a estudiar leyes en Salamanca, pero por entonces se implantó en los reinos de España el célebre estatuto de limpieza de sangre, que vetaba el acceso a ciertos cargos y grados a quienes no podían demostrar descender de cristianos viejos, así que Juan tuvo que desistir de su primera vocación. Lo que perdió la judicatura lo ganó la religión. Acaso para demostrar ante todos la sinceridad de su fe, o acaso, como quieren sus hagiógrafos, inspirado por el Espíritu Santo, Juan se retiró a su Almodóvar natal, donde se entregó a una dura disciplina de penitencia y ascetismo. Convencido por algunos religiosos, marchó a estudiar teología a Alcalá, que siendo una Universidad menor, no exigía limpieza de sangre a sus alumnos. Allí trató a Pedro Guerrero, Domingo de Soto, Francisco de Osuna y hasta a Ignacio de Loyola. Recibió las órdenes sacerdotales en 1526. Fallecidos sus padres, Juan de Ávila vendió toda su herencia y repartió el dinero entre los pobres. Tuvo intención de marchar a evangelizar a América, pero el obispo de Sevilla, Manrique de Lara, le disuadió de esta idea, encargándole a cambio la tarea de predicar por tierras andaluzas. Esta actividad valió a Juan el epíteto de Apóstol de Andalucía.

Unos sermones pronunciados en Écija y en Alcalá de Guadaíra, le granjearon fama de erasmista. Denunciado y procesado por la Inquisición sevillana, se vio obligado a retractarse. En su larga etapa andaluza trabó amistad con Fray Luis de Granada y con Cristóbal de Rojas, el obispo de Córdoba. Fundó la Universidad de Baeza, y animó a los seguidores de Ignacio de Loyola a fundar la Compañía de Jesús, aunque oficialmente nunca llegó a formar parte de ella. Es fama que convirtió a dos futuros santos, el portugués Joao Cidade Duarte, futuro San Juan de Dios, y el Duque de Gandía, que llegaría a ser San Francisco de Borja. Falleció en 1569 en Montilla, lugar donde se encuentra su tumba. Fue beatificado en 1894, canonizado en 1970, y elevado al rango de Doctor de la Iglesia en 2012. En 1946, Pío XII le declaró Patrono del clero secular.

En cuanto a la obra de San Juan de Ávila, destacan sus numerosas cartas dirigidas tanto a diferentes figuras eclesiásticas de su época, como a todo tipo de personas, muchas de ellas humildes, que conoció a lo largo de su vida. También fue autor de varios opúsculos de gran altura teológica, algunos de ellos esgrimidos por obispos o por jesuitas españoles en el Concilio de Trento. En biblioteca Bigotini traemos hoy el enlace para acceder a la versión digital de sus Avisos y reglas cristianas para los que desean servir a Dios. Están escritos con una prosa sencilla, sin el menor adorno barroco, como corresponde a un manchego paisano de Sancho Panza. Lo mismo que Sancho, San Juan de Ávila utiliza profusamente los refranes. Haced clic en la ilustración y empapaos bien de los avisos y reglas de este santo que fue también excelente escritor. No dejéis de leerlos, sobre todo si aspiráis a servir a Dios. Adiós, muy buenas.

La resignación es un suicidio cotidiano. Honoré de Balzac.



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