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sábado, 8 de octubre de 2016

EL ORIGEN DE LA VIDA



Publicado en nuestro antiguo blog el 14 de enero de 2013

Miller
En 1953 Stanley Miller llevó a cabo una serie de experimentos en colaboración con Harold Clayton Urey. Quería demostrar la posibilidad de síntesis de compuestos orgánicos a partir de metano, amoniaco, hidrógeno y vapor de agua, los elementos simples que se suponían integrantes de la atmósfera primitiva terrestre hace aproximadamente 4.000 millones de años. Miller se inspiró en las ideas de pioneros como el ruso Alexandr Ivánovich Oparin y el británico John Haldane, quienes ya en la década de 1920, habían propuesto la teoría de que la vida, los organismos vivos, podían desarrollarse, tenían que haberse generado en la Tierra primitiva a partir de sustancias y compuestos abióticos.

Miller estableció inequívocamente que los compuestos orgánicos pueden sintetizarse partiendo de una mezcla sencilla de gases de composición semejante a la de la atmósfera primitiva propuesta por Oparin. La fuente de energía utilizada para la síntesis fue la descarga de chispas eléctricas. Los exitosos experimentos de Miller marcaron un hito en la historia de la ciencia, y vinieron a confirmar el triunfo de las llamadas ideas materialistas acerca del origen de la vida.


Oparin
En los diez años siguientes se probaron una diversidad de mezclas de gases y se emplearon distintas fuentes de energía, desde los ultrasonidos a los rayos gamma. Además de los gases, compuestos sencillos en disolución tales como formaldehído y glicol, junto con nitratos u otras fuentes de nitrógeno, han sido empleados con éxito en la síntesis de compuestos orgánicos. El número y variedad de compuestos orgánicos que pueden formarse bajo estas presuntas condiciones primitivas es sorprendente. Los aminoácidos aparecen casi invariablemente, además son del tipo alfa-amino que se asocia estrechamente con los organismos vivientes. Otros productos registrados como sintetizados bajo condiciones terrestres primitivas incluyen una diversidad de ácidos orgánicos, aldehídos, cetonas, alcoholes, amidas, aminas, purinas, piridinas, nucleósidos, nucleótidos y algunos polímeros de nucleótidos, porfirinas, polímeros glicosídicos y polímeros de aminoácidos (proteinoides).

Haldane
Los trabajos de estos precursores han probado que en determinadas condiciones y de manera espontánea, por lo tanto, sin intervención de voluntad superior alguna, pueden formarse (se infiere que se formaron en su momento) las moléculas complejas, coacervados y agregados moleculares que constituyen los materiales de construcción que forman las cosas vivas. El problema siguiente es saber cómo estos materiales de construcción se organizaron para formar un virus o un gen, las mínimas unidades de ADN capaces de autoreplicarse, ya que ambas no pueden funcionar en ausencia de un sistema metabólico bien coordinado que incluye al citoplasma y al material nuclear.

En todo caso, lo sustancial de los experimentos de Miller y el resto de esta línea de investigación es que, como ya os hemos dicho en reiteradas ocasiones, queda probado que existen unas reglas, un método según el cual los elementos más simples se organizan para formar compuestos de una gran complejidad. No parece demasiado aventurado suponer que también deben existir unas reglas para que a partir de estos ladrillos pueda construirse un edificio vivo.


De hecho, y aunque todavía no hemos sido capaces de desentrañar esas reglas, alrededor del origen de la primera cosa viviente se han acuñado ya una serie de términos tales como biopoesis (historia química de la formación de la vida), eubionte (el primer organismo vivo) o sistema prebiológico (macromolécula candidata a eubionte). Del mismo modo, los evolucionistas manejan el concepto de selección natural para referirse al proceso por el que pudo haber tenido lugar la predominancia de un tipo de molécula sobre otro tipo posible, o el proceso por el que un sistema macromolecular no viviente pudo crecer y hacerse cada vez más complejo para convertirse en un bionte

Si Dios existe, espero que tenga una buena excusa.  Woody Allen.



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