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viernes, 10 de octubre de 2025

GENOTIPO, FENOTIPO Y DISCOS DE VINILO

 


De la obra de divulgación de Douglas R. Hofstadter Godel, Escher, Bach. Un eterno y grácil bucle. Tusquets ed. Barcelona, 2015, tomamos una original idea que ilustra a la perfección las abismales diferencias existentes entre el genotipo y el fenotipo.

Una molécula de ADN, en la que está contenido el genotipo, es decir, las instrucciones para construir un ser vivo, acabará transformada en un organismo completo, es decir, un fenotipo, gracias a un proceso enormemente complejo que comprende la producción de proteínas, la replicación del ADN, la replicación de células, la diferenciación gradual entre tipos celulares, etc., hasta obtener el organismo completo. El proceso se conoce con el nombre de epigénesis, un verdadero ejemplo de recursividad compleja. La epigénesis está guiada por un conjunto muy complicado de ciclos de reacciones químicas y bucles de retroalimentación.


Una vez completada la construcción del organismo, sus características no guardan la menor similitud con su genotipo, y sin embargo, en el ADN estaban ya contenidas dichas características. Cabría concluir de esto que la estructura del ADN contiene la información de la estructura del fenotipo, lo que equivale a decir que ambas estructuras son isomórficas.

Los isomorfismos convencionales son aquellos donde las porciones de una estructura pueden proyectarse fácilmente sobre las porciones de la otra. Por ejemplo, el isomorfismo entre un disco y una pieza musical, donde uno sabe que cada sonido de la pieza es correspondido en la grabación por su “imagen” exacta, la cual puede ser aislada con precisión acotándola en los surcos. Pues bien, el isomorfismo entre la estructura del ADN y la del fenotipo, es cualquier cosa menos convencional, y los mecanismos a través de los cuales se manifiesta materialmente son de una complicación vertiginosa. Si uno quisiera descubrir alguna pieza del propio ADN que explique la forma de su nariz o de sus huellas dactilares, se enfrentaría a una tarea verdaderamente difícil. Sería algo parecido a tratar de circunscribir qué nota, dentro de una composición musical, es portadora de los efectos emotivos de la obra.


Por supuesto, tal nota no existe. Los efectos emotivos circulan en un nivel superior movidos por grandes “masas” de la pieza y no por notas aisladas. Además, tales “masas” no son necesariamente grupos de notas contiguas. Puede haber pasajes alejados entre sí que considerados en conjunto, se muestren como portadores de una determinada significación emotiva.

En los surcos del disco de la novena sinfonía de Beethoven por la filarmónica de Berlín dirigida por Von Karajan, está grabada la pieza entera, el organismo completo, el fenotipo si se quiere, con todo su genial y delicado desarrollo, y con la apoteosis final del último movimiento, el himno a la alegría. Una o unas pocas notas aisladas no nos dirán gran cosa del conjunto. El genotipo biológico, el ADN, es el equivalente al disco de vinilo, pero se trata de un disco roto y fragmentado en infinidad de pedazos. El desciframiento del genoma es el intento de los biólogos y genetistas de reconstruir el disco roto. En los últimos años se ha avanzado en ello de forma asombrosa. Varios pedazos del fragmentado puzle van poco a poco encajando, y cada vez disponemos de mayor información acerca del papel de determinados genes en el desarrollo, en la formación de órganos o en la predisposición a padecer ciertas enfermedades. Pero no nos engañemos. Todavía estamos lejos de reconstruir la sinfonía completa, con sus tiempos, sus silencios y sus emotivos pasajes.


Y es que en genética no es suficiente con reconstruir el disco uniendo sus pedazos rotos. La significación genética contenida en el ADN es uno de los mejores ejemplos de significación implícita. Para convertir el genotipo en fenotipo, un conjunto de mecanismos mucho más complejos que el propio genotipo debe actuar sobre éste. Las diversas porciones del genotipo actúan como disparadores de aquellos mecanismos. ¿Recordáis las sinfonolas? Quizá ellas nos brindan un ejemplo mucho mejor que el del simple disco de vinilo. La sinfonola contiene decenas, a veces cientos de discos grabados por ambas caras. Para escuchar una pieza concreta, es preciso valerse de un código, presionando dos o más teclas, por ejemplo, “A-J-15”. Sólo cuando seamos capaces de accionar las “teclas” del código genético, habremos dado el primer y decisivo paso. 

-Manolo, llevas un zapato negro y otro marrón.

-Pues no me vas a creer, pero en casa tengo otro par igual.


miércoles, 8 de octubre de 2025

LOS TEBEOS FRANQUISTAS. FLECHAS Y PELAYOS

 


Durante los años de la Guerra de España y los de la primera posguerra, tampoco el tebeo español se libró de la propaganda política, una de las principales armas en la retaguardia. En la zona franquista surgieron algunas publicaciones dirigidas a los combatientes del bando sublevado, como La Ametralladora, que se imprimía en San Sebastián y contaba con colaboradores como Antonio Lara (Tono) y Miguel Miura. Algunos dibujantes se dedicaron a la cartelería y la ilustración propagandística, exaltando los valores católicos y la figura de Franco. Aparecieron semanarios de historietas como Chicos, y sobre todo Flechas y Pelayos, editado por el Frente de Juventudes, con guiones que enaltecían la España imperial y a figuras históricas como El Cid, don Pelayo o los Reyes Católicos. Inmediatos herederos de aquellos tebeos, serían los álbumes de Roberto Alcázar y Pedrín, El Guerrero del Antifaz o El Capitán Trueno, que llenaron las horas de la infancia de un par de generaciones de españolitos.

El tebeo cómico convencional dirigido a la infancia subsistió a duras penas con cabeceras como Maravillas o la citada Chicos. Entre 1936 y 1945 abundaron también las ilustraciones que exaltaban a los aliados de Franco, fascistas italianos y nazis alemanes. No faltó tampoco la propaganda antisemita.

En aquel periodo del nacional-catolicismo, la censura se aplicó sin reparos, cubriendo también en los tebeos, escotes o piernas femeninas. En las páginas de aquí abajo encontraréis algunos ejemplos muy significativos. Aunque algunas no tienen gran calidad artística, resulta interesante ampliarlas para leer los bocadillos y los textos, que no tienen desperdicio.


























viernes, 3 de octubre de 2025

CLINT EASTWOOD ASOMANDO POR EL AGUJERO DE UN PONCHO

 




Clint Eastwood, un joven californiano de mirada penetrante y parco en gestos hasta el límite de lo inexpresivo, comenzó como actor secundario en series televisivas. Un buen día, atendiendo a la llamada del director italiano Sergio Leone, se vino a España con un poncho mexicano en la maleta, para interpretar a sus órdenes una serie de películas de bajo presupuesto que se rodaron en el desierto de Almería. Leone le dio al western un giro copernicano con aquellas tragedias fronterizas con sabor a polvo, a cigarros apestosos y a sol canicular, y con las magníficas bandas sonoras de Ennio Morricone. Fueron todo un éxito en Italia, España y Francia, y los ecos de aquellos éxitos viajaron hasta Hollywood, donde aquel joven de piel curtida y ojos entornados terminó por hacerse un sitio en la industria participando en filmes bélicos, en western de calidad, y hasta en musicales como La leyenda de la ciudad sin nombre, una auténtica y genial rareza gestada por Joshua Logan. Protagonizó también la serie de filmes de Harry el sucio, inaugurando el subgénero de polis justicieros fascistoides que hicieron furor entre la gente iletrada durante los setenta y los ochenta, tanto en la pantalla grande (Bronson), como en las series televisivas (Norris).

El Clint Eastwood maduro se hizo millonario. Se convirtió en productor de sus propias películas, y hasta realizó alguna afortunada incursión en la dirección, tocando géneros tan dispares como las movie roads o las comedias románticas. Ha sido ya en nuestro siglo XXI el abuelo más talentoso de Hollywood. Ha ganado cinco premios Oscar, y se ha convertido en toda una leyenda. En lo personal, parece que no ganó demasiados amigos. Os dejamos el enlace con un video reportaje que recoge sus aspectos más controvertidos. 

https://www.youtube.com/watch?v=W3JcU-UniqY

Próxima entrega: Jack Nicholson


miércoles, 1 de octubre de 2025

SAN BENITO DE NURSIA, MONAQUISMO Y PROTOFEUDALISMO


 

Benito nació hacia 480 en Nursia, Umbría meridional. Era hijo de una familia de labradores acomodados. Estudió en Roma, y eligió desde muy joven la vida contemplativa y eremítica, un movimiento importado de Oriente, Egipto, Siria y Palestina, donde tiempo atrás habían proliferado los eremitas y los anacoretas. Retirado al campo, a una gruta en las cercanías de Subiaco, realizó algunos milagros notables que recoge la tradición piadosa. Allí resistió toda clase de tentaciones. Se cuenta que tras soñar con una muchacha a la que había conocido en Nursia, para combatir la tentación carnal se arrojó desnudo sobre unas matas de ortigas que inmediatamente se convirtieron en rosas.


La fama de este y otros parecidos prodigios hizo que muchos hombres piadosos llegaran hasta él, deseosos de imitar su ejemplo. Fundó Benito hasta doce monasterios en Subiaco. La dureza de la regla que instauró, no contentó a algunos monjes que incluso intentaron asesinarle, lo que le decidió a abandonar aquellos parajes. En Montecassino, sobre las ruinas de un viejo templo pagano, hizo edificar el que sería el más emblemático monasterio benedictino de Italia. El edificio se levantó venciendo hasta la oposición del mismo demonio, y Benito se instaló en él con sus monjes. Falleció en 543 a consecuencia de unas fiebres. Fue enterrado junto a su hermana Escolástica, a la que siempre estuvo muy unido. Su regla, contenida en setenta y tres capítulos, podría resumirse en la máxima ora et labora, reza y trabaja, que muy pronto se extendió por media Europa y se hizo mundialmente célebre. En la regla benedictina no hay lujos, se pasa frío y hambre, se trabaja incansablemente y se obedece, sobre todo se obedece. A quienes desobedecen está destinado el látigo y otros castigos.


Dejando aparte lo anecdótico, cabe preguntarse por qué un régimen semejante, y una existencia tan austera tuvo entre los cristianos europeos de su época y los decenios posteriores, el atractivo y el tirón que demostró. Más allá de las razones espirituales, nos detendremos un instante en un breve análisis socio-histórico.

Los oscuros años de dominación gótica desde el final del Imperio Romano, habían convertido a Italia y otros territorios de Alemania, Francia y la Gran Bretaña, allí precisamente donde iban a arraigar con mayor fuerza las fundaciones benedictinas, en un auténtico desierto de barbarie. Las sombras de los siglos oscuros se habían extendido, borrando las últimas huellas de una civilización en descomposición. En semejante escenario, el monaquismo inaugurado por San Benito desempeñó un papel decisivo en la vida económica y social de aquella Alta Edad Media. La tierra estaba sumida en el caos. Los ejércitos bárbaros habían arrasado pueblos y ciudades. Los campos quedaron despoblados y los poderes centrales, príncipes y reyes, no estaban en condiciones de hacer valer su autoridad en los diferentes territorios. Ciertos señores periféricos, precursores groseros del feudalismo, se habían transformado en instrumentos de opresión. Para escapar de las violencias y vejaciones, la población se agrupó alrededor de los monasterios, ofreciéndoles su trabajo como siervos a cambio de la protección que les brindaban sus muros.


De esta manera el monaquismo se anticipó algunos siglos al feudalismo. Los grandes conventos se transformaron en ciudades fortificadas, autárquicas, cerradas y aisladas del resto del mundo. En la práctica no había diferencia entre un abad de Montecassino y un duque longobardo. Ambos son señores absolutos, administran justicia, imponen tributos y acuñan moneda. Los monasterios ejercen el poder religioso, el civil y el militar. Sus primitivos colonos se transforman en siervos de la gleba. En sus primeros tiempos sencillamente afrontaron una emergencia. Pero abusaron de sus prerrogativas y acabaron por traicionar el espíritu evangélico que inspiró las fundaciones de San Benito. Con todo, prestaron a la Historia el mejor servicio, asegurando la salvación de la herencia cultural del mundo romano. Las bibliotecas de los grandes conventos benedictinos conservaron y nos legaron los discursos de Cicerón, las odas de Horacio, las crónicas de Tácito, y otras muchas imprescindibles riquezas culturales que de otra manera se habrían perdido irremisiblemente. 

-¿Ese novio tuyo, ya te ha hablado de matrimonio?

-Pues sí, ayer me confesó que tiene mujer y dos hijos.