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sábado, 6 de enero de 2024

RIESGOS EN PELUQUERÍAS Y SALONES DE BELLEZA. EL MARIDO DE LA PELUQUERA

 


En 1990 Patrice Leconte dirigió un film titulado Le Mari de la coiffeuse. Una comedia con el encanto y la ternura que (a veces) saben transmitir los franceses. La protagonizó Jean Rochefort junto a una espléndida y voluptuosa Anna Galiena. La película, que fue nominada a siete premios César, se centra en las relaciones cotidianas de una sensual peluquera y su marido. Se trata de una historia curiosa y por momentos conmovedora en su sencillez. Una pequeña joya del cine no comercial, que paradójicamente cosechó un gran éxito en las taquillas, quizá por el tirón que ejercía sobre el público la Galiena, que se hallaba entonces en todo el esplendor de su belleza. No la recomiendo a quienes busquen acción y emociones fuertes, pero sin duda agradará a las personas sensibles acostumbradas a descifrar el mensaje de las imágenes, eso que en ocasiones se ha llamado el lenguaje cinematográfico.

Ya que estamos en la peluquería, y como lo nuestro es la prevención y la salud laboral, permitidme que me ocupe de la seguridad en estos establecimientos. A estas alturas sabéis bien que los accidentes y las enfermedades profesionales no sólo se producen en las grandes fábricas y las instalaciones industriales. También en un pequeño negocio, en una empresa familiar como casi siempre suelen ser las peluquerías, acecha el peligro si no se siguen unas mínimas normas preventivas. Enumeremos en primer lugar los riesgos más sobresalientes:


  • Caídas al mismo nivel.
  • Pisadas sobre objetos.
  • Golpes contra objetos inmóviles.
  • Resbalones y tropiezos.
  • Contactos dérmicos con sustancias o productos tóxicos, irritantes o nocivos.
  • Riesgos biológicos.
  • Parasitosis.
  • Caídas a distinto nivel.
  • Contactos eléctricos.
  • Golpes y cortes con objetos o herramientas.
  • Quemaduras.
  • Caída de objetos desprendidos.
  • Inhalación de sustancias (lacas).
  • Exposición a ruido.
  • Disconfort térmico.
  • Posturas forzadas o largo tiempo mantenidas.
  • Bipedestación prolongada.
  • Movimientos repetitivos de miembros superiores.
  • Sobreesfuerzos y carga física.

¿Demasiados riesgos para tratarse de lugares donde aparentemente no los hay, verdad? Veamos ahora las medidas preventivas a aplicar:


  • Orden y limpieza en las instalaciones son siempre el primer mandamiento de la prevención. En el caso de las peluquerías no podía ser menos. Debe evitarse la acumulación de materiales amontonados, caídos o depositados en lugares de paso o espacios de trabajo. Es fundamental mantener el orden en el puesto de trabajo. Cada cosa en su sitio es la política más adecuada. Si se produce algún derrame, se procederá a su inmediata limpieza y retirada.
  • Los guantes de protección son indispensables, y por encima de todo debe extremarse la limpieza escrupulosa de las manos tantas veces como sea necesario.
  • Las escaleras de mano, taburetes y otros elementos destinados a alcanzar objetos situados en lugares elevados, deben contar con completa garantía. Las escaleras estarán provistas de tope de apertura y zapatas antideslizantes. Se utilizarán de forma adecuada. La prudencia presidirá todas las acciones.
  • La instalación eléctrica y el conjunto de máquinas y aparatos deben estar en perfecto estado de funcionamiento. Se garantizará su mantenimiento y revisión periódica. El personal del centro se abstendrá de manipular aparatos y elementos de la instalación si no cuenta con la preparación y los conocimientos necesarios para ello. Los ajustes y reparaciones serán realizados por personal especializado.
  • También debe estar en perfecto estado toda la herramienta de mano y elementos auxiliares que se utilicen. Todos los útiles serán adecuados desde el punto de vista ergonómico, y se manipularán correctamente.
  • Se mantendrá el orden en las estanterías y anaqueles. La estabilidad de estos elementos, así como la de la totalidad de los objetos que se ubiquen en ellos debe ser perfecta.
  • Todos los productos y sustancias se conservarán en sus envases originales y estarán correctamente etiquetados. Se dispondrá de las fichas de seguridad actualizadas de todos los productos que se utilicen. Deben conservarse en lugar accesible y conocido por el personal, al objeto de poder ser consultadas en caso de derrames, salpicaduras en los ojos, ingestión accidental, etc.
  • En lugares y procesos sometidos a niveles de ruido elevados (por encima de 85 dB A) durante periodos de tiempo considerables, se utilizarán protectores auditivos.
  • Es necesaria una adecuada climatización de los locales que evite el frío o el calor excesivos. También es imprescindible una buena ventilación que garantice la renovación del aire.
  • Los trabajadores y trabajadoras de estos centros deben contar con la formación y la información suficientes y adecuadas, relativas a los riesgos presentes en el puesto, y a las medidas preventivas y protecciones a aplicar.
  • Se realizarán reconocimientos médicos al inicio de la actividad, y periódicamente en función de los riesgos existentes. Los exámenes de salud incluirán la exploración respiratoria a fin de detectar la posible existencia de asma laboral o alveolitis alérgica.

Si repasáis los riesgos, veréis que peluquerías y salones de belleza también pueden ser lugares peligrosos. Olvidémonos pues del marido si queréis, pero no de la peluquera. Por mi parte, si encuentro a alguna como la que interpretaba la inolvidable Anna Galiena en la película, os aseguro que procuraré prestarle la mayor atención.


La experiencia es un peine que te llega cuando te has quedado calvo.

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