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viernes, 7 de abril de 2023

TEBEOS PARA CHICAS Y ESCUELA DE SEÑORITAS

 


En nuestra peculiar Historia del Cómic solemos dedicar cada capítulo a un artista en particular, procurando seguir un orden cronológico. Por una vez haremos una excepción para ocuparnos de un género muy concreto, el de las series femeninas y románticas. Su origen se remonta casi a los inicios de las tiras cómicas, aunque el principal apogeo se produjo en América después de la Guerra, durante las décadas de los cuarenta y los cincuenta. Los estudios de mercado y otras encuestas similares, revelaron que las tiras cómicas de los suplementos dominicales que publicaban los diarios, eran leídas mayoritariamente por hombres que se apoderaban de esas páginas junto con las de deportes, nada más hacerse con el periódico. Triunfaban entre los lectores mayoritariamente masculinos series cómicas como Popeye, de aventuras como Flash Gordon, o policiacas como Dick Tracy. Fue entonces cuando la KFS y otras agencias pensaron en ocuparse de la mujer, y surgieron por doquier tiras, seriales y álbumes, primero como suplemento de diarios y revistas femeninas, y más tarde incluso como publicaciones independientes, destinadas a un público de jovencitas del instituto. Los argumentos se inspiraban a veces en melodramas cinematográficos, o en cierto tipo de literatura rosa. Pronto surgieron dibujantes y guionistas, por cierto casi siempre varones en ambos casos, que se dedicaron al género.


Algunas de las revistas de mayor éxito en el ámbito anglosajón fueron Diana, Love, Girls’Love, All true Romance, o la muy exitosa Young Romance, que en América llegó a alcanzar grandes tiradas. Los principales argumentos, repetidos hasta la saciedad, eran el amor romántico y los celos. El chico de sus sueños se encaprichaba de la fresca de turno, y la desgraciada protagonista sufría y lloraba a moco tendido hasta que llegaba el inevitable y esperado final feliz en el que todo se resolvía como Dios manda y la historia terminaba en boda. Porque casarse era la principal, la única meta de la mujer decente, claro. Los muchachos eran brillantes deportistas, estudiantes de ingeniería o de medicina. Las pocas chicas que trabajaban eran invariablemente enfermeras o azafatas. Como guinda del pastel, si alguna muchacha recibía unos azotes de su gallardo enamorado, siempre eran por su bien y los tenía merecidos. Moralina y carcundia sexista suministrada a grandes dosis. También racismo, igual que en las escuelas y hasta en los autobuses de entonces. Las revistas concebidas para chicas blancas, se reciclaron luego para las muchachas de color. Abajo os dejamos unos cuantos ejemplos de esa especie de apartheid hasta en los tebeos. Muchas de aquellas publicaciones lucían en su portada el sello USA que rezaba: Aproved by the Comics Code Authority, con su correspondiente logo. Era el nihil obstat que en pleno siglo XX y en una sociedad supuestamente avanzada como la americana, velaba por la moral de su juventud.


Europa no se libró de aquello, y concretamente en España también proliferaron los tebeos para chicas, quizá eso sí, algo más imaginativos, porque incluían hadas madrinas y duendecillos en los tebeos apaisados dirigidos a las más pequeñas. Pero también hubo publicaciones como Florita, Lily y alguna otra, que siguieron el mismo esquema que explicamos arriba, aunque años después, ya en los sesenta. Prometemos dedicarles un artículo cuando lleguemos a esa época. Mientras tanto os dejamos una selección de portadas y páginas de esos cómics femeninos que tanto daño hicieron, para que juzguéis por vuestra cuenta.

 















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