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jueves, 5 de enero de 2023

DONOSO CORTÉS. EL OSO MÁS EDUCADO

 


Pacense nacido en 1809, Juan Donoso Cortés, marqués de Valdegamas, estudió derecho en Salamanca y Sevilla. A juzgar tanto por la rectitud de su carácter como por el porte envarado que exhibía en sus retratos, casi podría decirse que más que estudiar derecho, estudió tieso el hombre. Contrajo matrimonio con Teresa García Carrasco y Gómez Benítez, hermana del conde de Santa Olalla e hija de una de las familias de más ringorrango de Extremadura, un braguetazo en toda regla, vamos. Se instaló en Madrid en 1832 decidido a dedicarse a la política y al periodismo. Empezó como diputado liberal en la línea de Royer-Collard o de Giambattista Vico. Formó parte del gobierno de Mendizábal, apoyó a los isabelinos durante la Primera Guerra Carlista y participó en la reforma constitucional de Narváez.


Hasta aquí la trayectoria del Donoso liberal. A partir de entonces protagonizó uno de los giros ideológicos más llamativos de nuestra Historia Contemporánea, aunque pensándolo bien, los cambios de chaqueta han abundado siempre en nuestro solar patrio. Al ser depuesta la regente María Cristina, actuó como agente suyo tanto en Francia como en España, a dónde no regresó hasta la caída de Espartero. En París contactó con los movimientos católicos, lo que determinó también su involución hacia posiciones primero conservadoras, después tradicionalistas, y definitivamente retrógradas y ultramontanas. Se relacionó con Jaime Balmes, el principal propagandista católico de la España ochocentista, y produjo su famoso Discurso sobre la Dictadura, un opúsculo de filosofía política en el que hizo apología de lo que llamó la dictadura del sable, como remedio inevitable contra el caos que presagiaban el parlamentarismo y la modernidad, términos para él aborrecibles. Su principal y más extensa obra fue su Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo, donde se vierten algunas de las ideas más reaccionarias de la filosofía política y el pensamiento en general.


Donoso se convirtió en el héroe ideológico de los carlistas más exaltados. Se abonaron a sus tesis en diferentes momentos personajes como Menéndez y Pelayo, Vázquez de Mella o José Antonio Primo de Rivera, por poner tres ejemplos que hablan por sí solos. A Unamuno el pensamiento de Donoso le producía escalofríos, según íntima confesión. Don Miguel calificó su oratoria de pompa hojarascosa y lúgubre, y dijo de su doctrina que espantaba el sueño. Quien escribe estas líneas no se atreverá a contradecir a don Miguel ni en una sola coma, y añadimos de nuestra cosecha siempre festiva y hasta por momentos irreverente, que Donoso Cortés, a pesar de ser el oso más educado como lo confirman sus apellidos, no dejó por ello de ser un oso, aunque se pusiera el “don” delante, igual que la mona sigue siendo mona aunque se vista de seda. Falleció en París en 1853 a la edad de 43 años.

Lo traemos hoy a nuestro Bigotini literario para que no se diga que nos ocupamos nada más de los autores que nos agradan, y como prueba palpable de que tiene que haber de todo en la viña del Señor. Bajo estas líneas os ofrecemos el enlace con un breve trabajo del autor titulado Discurso académico sobre la Biblia. Es una cosa muy cortita, pero suficiente para dar idea de cómo se las gastaba Donoso Cortés. 

https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=Discurso+acad%C3%A9mico+sobre+la+Biblia.pdf

Cuando la mujer cometió la primera de sus flaquezas, Dios permitió que el hombre cometiera el primero de sus pecados. Juan Donoso Cortés.


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