

Cuando
todas las lesiones han evolucionado a costras el paciente deja de ser
contagioso. Además del intenso prurito, la varicela cursa con fiebre y síntomas
respiratorios. Aunque generalmente es de curso leve, pueden existir casos de
pronóstico sombrío, particularmente cuando la enfermedad afecta a pacientes
adultos, a enfermos crónicos o inmunodeprimidos. La infección confiere
inmunidad permanente a quienes la han padecido, por lo que no es posible
adquirirla por segunda vez. Cualquier caso que se reporte en este sentido, se
debe con seguridad a un diagnóstico anterior erróneo. El tratamiento debe ser
fundamentalmente sintomático, dirigiéndose a aliviar la fiebre, la tos, y sobre
todo el prurito, pues conviene recordar que el rascado de las lesiones puede
originar marcas permanentes en la
piel. En los casos más severos y bajo supervisión médica,
pueden emplearse antivirales del tipo aciclovir.

A
diferencia de la varicela, el herpes
zoster no es contagioso en principio. La única posibilidad de transmisión
de persona a persona es el contacto directo o inoculación de las secreciones
procedentes de las lesiones cutáneas. El tratamiento será fundamentalmente
paliativo. Analgésicos para el dolor, incluso opiáceos en los casos más
severos. Los antivirales se prescribirán a criterio facultativo, sobre todo
para prevenir o mitigar la neuralgia postherpética y el resto de las
complicaciones.
Los
HHV-3, como el resto de los virus, son parásitos
obligados, porque poseen uno solo de los ácidos nucleicos, ADN o ARN (en
este caso, ADN). Por lo tanto, necesitan invadir una célula para poder
reproducirse, tomando de su hospedador las cadenas de nucleótidos de que
carecen. En el 99,9% de los casos, los virus parasitan a las bacterias, que
junto a ellos son con enorme diferencia, los seres vivos más abundantes de
nuestro planeta. Pero algunos han dado un salto evolutivo, y se han
especializado en parasitar organismos más complejos, como pueden ser hongos,
plantas o animales, y por supuesto, nosotros mismos. La completa explicación
del por qué de este fenómeno, sería muy larga e incluiría detalles que aun
desconocemos. La explicación breve es la siguiente: ellos (los microorganismos)
son los verdaderos dueños de la Tierra. Nosotros (los organismos pluricelulares)
probablemente no somos más que un accidente, un camino improbable de la
evolución, que se produjo por verdadera suerte. A pesar de que eventualmente
puedan causarnos alguna molestia, vivimos y nos sustentamos gracias a ellos. Nosotros
nos extinguiremos sin remedio, mientras que ellos seguirán aquí hasta que el
Sol colapse. Porque ellos son la vida,
la original y auténtica vida en el más puro sentido biológico del término.
Mejorar
es cambiar de vez en cuando. Ser perfecto es cambiar continuamente. Winston
Churchill.