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miércoles, 19 de marzo de 2014

CLARÍN Y LA GRAN NOVELA DEL DIECINUEVE

Leopoldo Alas, asturiano que accidentalmente nació en Zamora en 1852, era hijo de familia acomodada. Estudiante brillante, fue alumno de Julián Sanz del Río, el introductor del krausismo en España y promotor de la Institución Libre de Enseñanza. Como otros krausistas de su generación (Emilio Castelar, Nicolás Salmerón o Joaquín Costa), Leopoldo defendió el racionalismo, el liberalismo y el laicismo. En 1875, pasó a formar parte de la redacción de El Solfeo, periódico madrileño cuyo director impuso a cada redactor que tomara el nombre de un instrumento musical. Fue entonces cuando Leopoldo Alas eligió el seudónimo de Clarín, con el que siguió firmando durante el resto de su carrera.

Hombre poliédrico, Clarín destacó en todos los campos intelectuales. Obtuvo primero la cátedra de Economía Política en Zaragoza, y más tarde la de Derecho Natural en Oviedo, donde residió la mayor parte de su vida. Compaginó la enseñanza con el periodismo y la literatura, y aunque no ocupó cargos públicos, fue un personaje influyente en la política y la sociedad de su época. Como periodista fue ácido y mordaz. Su afilada pluma se especializó en zaherir a los personajes fatuos y ridículos que tanto abundaron en aquella España decimonónica. Lo hizo desde publicaciones como El Globo, La Ilustración, El Imparcial o Madrid Cómico. Como escritor destacó en el cuento y el relato breve, genero en el que puede considerarse un auténtico maestro. Como dramaturgo tuvo menos suerte. Amigo personal de Echegaray y de la gran actriz María Guerrero, escribió alguna comedia que pasó por las tablas de forma efímera y con más pena que gloria. Como novelista Clarín es el autor de la que posiblemente sea la gran novela española del siglo XIX.

La Regenta, publicada en dos partes en 1884 y 1885, es uno de los máximos exponentes del naturalismo. Clarín nunca ocultó la influencia de Flaubert (Mme. Bovary) y de Tolstoi (Anna Karenina). La Regenta relata las relaciones sentimentales de Ana Ozores, la soñadora esposa de un regente de la Audiencia de una ciudad provinciana (de donde toma el título de regenta). Huyendo de un rijoso confesor, Ana cae en los brazos de un donjuán mediocre que simplemente destroza su ideal romántico. Esta colosal novela tiene dos protagonistas. La primera es Ana Ozores, un personaje femenino riquísimo en matices y magistralmente dibujado por su autor. Como personaje literario Ana es equiparable a las mencionadas Emma Bovary o Anna Karenina. La segunda es Vetusta, nombre imaginario tras el que se esconde la ciudad de Oviedo. Clarín somete a su acerada crítica a la compleja sociedad de una ciudad de provincias durante la Restauración. Y no deja títere con cabeza. En Oviedo la publicación de La Regenta constituyó un verdadero escándalo, y hasta el mismo obispo redactó una pastoral contra ella.

Biblioteca Bigotini os ofrece una obra de Clarín mucho más ligera. Pertenece a su ingente colección de relatos breves. Se trata de La fantasía de un delegado de Hacienda (haced clic en la portada), un simpático cuentecito que se lee en tres minutos, y hace sonreír al más serio de los lectores.

No hay nada que induzca tanto a sospechar como la ignorancia.



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