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jueves, 29 de agosto de 2024

AL CAPP: GENIALIDAD, HUMOR Y MALA LECHE

 


Alfred Gerald Caplin, más conocido como Al Capp, nació en New Haven, Connecticut, en 1909. Era hijo de judíos letones emigrantes. Sus otros tres hermanos, dos chicos y una chica, también como él se dedicaron al dibujo y la publicidad gráfica. A los nueve años fue atropellado por un tranvía y perdió la pierna izquierda, algo que aparte de dejarle cojo, le atormentó durante toda su vida. Al decir de algún biógrafo, albergaba cierto resentimiento contra todo y contra todos, que se plasmaría en su humor pesimista y cínico. Además del dibujo, el joven Capp se refugió en la lectura de los clásicos y en los libros de todo tipo. A pesar de que nunca llegó a graduarse ni a obtener ningún título académico, adquirió de forma autodidacta una cultura más que notable que a menudo esgrimió como un arma contra quienes se enemistó, que con seguridad fueron muchos dado su carácter difícil.


En Nueva York comenzó a ganarse la vida como caricaturista y dibujante publicitario a 22 dólares por página. También en los primeros años treinta dibujó historietas pornográficas para las conocidas como Biblias de Tijuana, que circularon clandestinamente por todo el país. A partir de 1932 se introdujo en el mundo del cómic comercial, trabajando para autores consagrados como Dick Dorgan o el maestro Milton Caniff, a quien le unió desde entonces una gran amistad. Tras varios intentos fallidos, consiguió al fin vender al United Feature Syndicate en 1934 la que sería su gran serie: Li’l Abner. Resultó un éxito inmediato. Su protagonista era un mocetón musculoso e inocente con una novia espectacular, Daisy Mae, que le persigue de forma incansable. La acción se desarrolla en el imaginario pueblo de Dogpatch, Kentucky, un villorrio que Capp describe como una comunidad avanzada de la edad de piedra. El autor hace continua burla y escarnio de los paletos de la América profunda y de la sociedad americana más conservadora. La serie se prolongó hasta 1977, y se estima que en su apogeo fue leída a diario por setenta millones de ciudadanos americanos. A Europa llegó con retraso, y en España no se conoció hasta los años ochenta cuando florecieron las publicaciones de cómic alternativo. En USA Li’l Abner fue llevada al cine en diferentes ocasiones, y en 1956 sirvió de inspiración a un exitoso musical de Broadway.

Al Capp se hizo rico con su personaje y se convirtió en una celebridad cuyas apariciones se prodigaron tanto en Hollywood como en la televisión. El autor y su personaje fueron también celebrados por los movimientos universitarios y antibelicistas que proliferaron entre los sesenta y los setenta. Su proverbial mala leche le granjeó muchos enemigos. Mantuvo un contencioso célebre con John Lennon y Yoko Ono. Actrices como Grace Kelly o Goldie Hawn le describen como un acosador sexual. Los últimos años de Capp estuvieron marcados por las querellas y las tragedias. Desapareció una de sus hijas, y poco después perdió a su nieta en un accidente. El autor de Li’l Abner falleció en 1979 a causa de un enfisema pulmonar fruto de su inveterada adicción al tabaco. Os dejamos unas cuantas muestras de su trabajo.





























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