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lunes, 6 de diciembre de 2021

ENRICO FERMI: FISIÓN NUCLEAR Y ENERGÍA ATÓMICA

 


El llamado proyecto Manhattan que llevó a cabo el gobierno de los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, sirvió para desarrollar la primera bomba atómica. Se inició tras la carta que en 1939 Albert Einstein dirigió al presidente Roosevelt, haciéndole partícipe de la preocupación que le había inspirado su colega el físico Leó Szilárd, quien estaba convencido de que los nazis trabajaban en un proyecto similar.

En 1942, el físico italiano Enrico Fermi con varios de sus colaboradores, trabajaba en unas canchas deportivas de la Universidad de Chicago. Utilizando uranio, consiguieron producir una reacción en cadena.

Fermi se basó en los trabajos de Lise Meitner y Otto Frisch que habían demostrado en 1939 cómo un núcleo de uranio podía fraccionarse en dos pedazos, liberando neutrones y una extraordinaria cantidad de energía. En su experimento de 1942, Fermi tuvo la gran idea de utilizar unas barras de metal que absorbieran los neutrones, permitiendo así que pudiera controlarse la velocidad de reacción.

La fisión nuclear, como se conoce al proceso, consiste en la división controlada del núcleo de un átomo, generalmente de uranio. Al dividirse el núcleo en trozos más pequeños, se producen neutrones libres, núcleos más ligeros y mucha energía. Los neutrones rompen otros átomos de uranio, generándose así una reacción en cadena, de esta manera el proceso continua y se retroalimenta, produciendo enormes cantidades de energía con un aporte de materia –en este caso, uranio– relativamente pequeña. Es decir, mucha energía a muy bajo coste. En el interior de un reactor nuclear el proceso se modera para que la reacción se produzca de forma controlada y la energía se libere a una velocidad también controlada.



Sin embargo, en las armas nucleares la reacción en cadena se produce a una velocidad muy elevada, sin ningún tipo de control. Fermi y su equipo experimentaron este segundo tipo de reacción en el desierto de Nuevo México dos años después de la experiencia de Chicago. En esta ocasión, en la que utilizaron plutonio, la intención era que la reacción nuclear quedara absolutamente fuera de control. El objetivo era ver hasta dónde podía llegar semejante liberación de energía. El resultado fue tan impresionante que dejó pasmados a los propios experimentadores.

Tal como es sabido, las dos siguientes experiencias se llevaron a cabo sobre dos ciudades japonesas que pasaron a la historia de una forma trágica, produciendo unas explosiones nucleares terroríficas y mortales. El hecho abrió una caja de Pandora que todavía continúa abierta. Sólo el tiempo dirá si los demonios liberados entonces acabarán conduciéndonos a todos al infierno.

No suelo rezar, pero si estás ahí, ¡sálvame Supermán! Homer Simpson.

 


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