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viernes, 13 de mayo de 2016

RAYOS CÓSMICOS, UN MISTERIOSO BOMBARDEO


En 1912 el investigador austriaco Victor Hess descubrió la existencia de los rayos cósmicos mientras realizaba experimentos a bordo de un globo aerostático. Hoy en día, más de un siglo después, estas partículas que constantemente nos bombardean desde el espacio exterior, continúan envueltas en el misterio. La velocidad de la luz en el vacío es de unos 300.000 Km por segundo, pero en nuestra atmósfera, la luz viaja a una velocidad ligeramente inferior. Los rayos cósmicos adquieren al atravesar la estratosfera una velocidad mayor que la de la luz en el medio atmosférico, así que emiten una onda de choque por un fenómeno similar al estallido sónico que producen los aviones cuando superan la velocidad del sonido. En el caso de los rayos cósmicos la onda de choque es lumínica, se producen unas luces de un intenso color azul, que aunque no pueden apreciarse a simple vista, pueden ser registrados por diferentes ingenios ópticos y fotográficos. Esta luz, llamada luz de Cherenkov en honor al físico soviético que la descubrió, pasa por ser el azul más hermoso que existe. No podemos verla porque el destello dura apenas una millonésima de milisegundo, que para que os hagáis idea, es lo que tarda en tocar el claxon el automovilista que tenemos detrás cuando el semáforo se pone verde.

Pero, ¿qué son en realidad los rayos cósmicos? Por lo que conocemos sobre su naturaleza, la mayor parte (en torno a un 90%) son protones, el 9% son núcleos de helio, y el 1% restante son núcleos de otros elementos y electrones. No existe en el universo material alguno capaz de detenerlos o ni siquiera frenarlos. Mientras lees estas líneas, un gran número de rayos cósmicos te están atravesando. ¿Cuántos? Es difícil dar una respuesta siquiera sea aproximada. Sabemos que en los lugares elevados se detectan más rayos cósmicos que a nivel del mar. A bordo de un avión la cantidad de ellos a los que estamos expuestos se incrementa notablemente. Como nadie puede estar seguro de que resulten totalmente inocuos, los pilotos y tripulantes de aerolíneas suelen tener un límite establecido de horas de vuelo anuales.


¿De dónde provienen los rayos cósmicos? Hoy día su origen sigue siendo un misterio. Según ciertas teorías, los rayos cósmicos se formarían en los mismos lugares que los rayos gamma. Puesto que los rayos gamma (lo mismo que la luz) carecen de carga eléctrica, no son desviados por ningún campo electromagnético. Por consiguiente, cuando vemos que los rayos gamma provienen de un lugar concreto, realmente provienen de allí, y de ningún otro lugar, lo mismo que la luz que emite determinada estrella proviene de esa estrella precisamente. Si aceptamos esta hipótesis, tanto los rayos gamma como los rayos cósmicos provendrían de algunas de las explosiones más violentas del universo, las que dan lugar al nacimiento de una supernova. Un acontecimiento verdaderamente asombroso. También se sospecha que otros rayos cósmicos podrían provenir de las explosiones ocurridas cuando algún objeto es “tragado” por los agujeros negros supermasivos que parecen existir en el centro de algunas galaxias.
El viejo profesor Bigotini tenía la costumbre de subir a la azotea de su laboratorio, para ser atravesado por millones de rayos cósmicos. El pobrecillo creía que así se cargaba de energía. Abandonó este hábito cuando una noche un protón desintegró uno de los pelos de su poblado bigote. Todavía tiembla al recordar aquel fulminante destello azul.

Un experto es alguien que te explica algo sencillo de forma tan complicada, que te hace pensar que la confusión es culpa tuya. William Castle.



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