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sábado, 5 de julio de 2014

EL GRAN TÚNEL. UN VIAJE RÁPIDO A LAS ANTÍPODAS

¿Sería posible construir un túnel que, pasando por el centro de la Tierra, uniera dos puntos opuestos de nuestro planeta? Esta pregunta de apariencia tan descabellada fue formulada por un lector de la revista Scientific American. Se encargó de responderla el profesor Mark Shegelski, de la universidad canadiense de la Columbia Británica.
La respuesta inmediata es que con la tecnología actual, la obra sería absolutamente imposible. Estamos hablando de un túnel de 12.756 kilómetros de longitud que cruzara el núcleo externo de magma fundido, y el interno de hierro sólido, con temperaturas que podrían superar los 6.000º C. Por lo tanto, podemos descartarlo por completo. Ahora bien, imaginemos el túnel ya construido…


En este caso, ignorando la fricción, la rotación planetaria y otras complicaciones, y asumiendo que la distribución de la masa terrestre fuera uniforme (algo también imposible), un objeto o una persona que se dejara caer por un extremo del túnel, regresaría a la superficie por el otro extremo con un movimiento muy similar al de un péndulo que se balanceara arriba y abajo. La velocidad de la caída iría aumentando hasta alcanzar su valor máximo en el centro de la Tierra y a continuación, iría descendiendo hasta alcanzar la superficie por el otro extremo, donde volveríamos a tener una velocidad cero. Shegelski calculó que la duración del viaje sería de unos 42 minutos, siempre que no hubiera fricción con la consiguiente pérdida de energía.

Lo más curioso es que el viaje a través de otro túnel que conectara dos puntos de la superficie terrestre sin pasar por el centro del planeta, duraría exactamente lo mismo, alrededor de 42 minutos. ¿Por qué? Muy simple: aunque el túnel sea más corto, la fuerza gravitatoria a través de él también sería inferior a la de un túnel que pasara por el centro de la Tierra, lo cual significa que en el túnel corto el viaje se realizaría a menor velocidad, y duraría el mismo tiempo. Como la distancia y la componente gravitatoria decrecen en el mismo factor, la duración del trayecto termina igualándose en ambos casos. ¿Qué os parece? Al profe Bigotini se le erizan los pelos del bigote sólo de pensar en un viaje semejante. De Zaragoza, España, a Wellington, Nueva Zelanda, en 42 minutos, pasando de largo por el infierno, sin detenernos (como hizo el inmortal Dante Alighieri) a considerar las miserias de la humana condición. ¡Menudo viaje!

He dado orden de que en caso de emergencia nacional, me despierten inmediatamente. Incluso si estoy en una reunión del gabinete. Ronald Reagan.



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