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domingo, 23 de julio de 2023

SALUD, VEJEZ Y NUTRICIÓN. LA DIETA DEL VETERANO

 


Alguien dijo: somos lo que comemos. Una alimentación saludable es la base de una vida sana. Parece innegable la relación existente entre los hábitos alimenticios y determinadas patologías como enfermedades cardiovasculares, angina de pecho, infarto, accidentes cerebrovasculares, hipertensión: o procesos metabólicos tales como la diabetes y la obesidad. También existen problemas como el estreñimiento crónico, íntimamente relacionados con la alimentación.

Por otra parte, las necesidades nutricionales no son las mismas a lo largo de la vida, variando significativamente con la edad. Una vez completado el desarrollo, las necesidades de aporte de proteínas disminuyen de manera notable. En sociedades como la nuestra, en que la esperanza de vida se encuentra afortunadamente muy elevada, conviene replantearse seriamente determinados modelos de alimentación. Desde este foro queremos proponer unos consejos dietéticos saludables para aquellos que hace unos años llamábamos viejos con la mayor naturalidad, aunque ahora parezca una palabra proscrita, y se haya sustituido por eufemismos a veces un poco ridículos.


Nuestra cocina tradicional posee una excelente calidad nutritiva. Reúne las cualidades de la llamada dieta mediterránea, basada en el consumo de legumbres, ensaladas y verduras, aceite de oliva, pescado, pastas, arroz y frutas. Si has dejado atrás la década de los cincuenta, gozas de una salud razonablemente buena, y pretendes seguir una alimentación sana y equilibrada, no es necesario que te compliques con dietas extrañas. Piensa que cualquier dieta que emprendas debe ser compatible con tus hábitos y los de tu familia. A continuación te ofrezco una serie de consejos prácticos que espero sean de utilidad. Toma nota:

 

  • Sustituye las grasas de origen animal por nuestro rico y tradicional aceite de oliva. Además de tener un sabor exquisito, contiene grasas omega-3, cardiosaludables y fácilmente asimilables.
  • Consume fibra. El pan integral a diario, y las legumbres varias veces por semana, pueden bastar para aportar la fibra necesaria para un correcto tránsito intestinal y la prevención del carcinoma colorrectal.
  • Prefiere los pescados a las carnes. El contenido graso de los primeros es mucho más recomendable que el de las carnes. Sobre todo las carnes rojas han de consumirse con mucha moderación.
  • A la hora de cocinar los alimentos, procura dar prioridad a las preparaciones hervidas, al horno o a la plancha, sobre las frituras. Los alimentos fritos absorben una mayor cantidad de grasa, sobre todo si permanecen mucho tiempo en la sartén. Es más recomendable una fritura rápida con aceite muy caliente (tipo tempura), que una especie de cocción en aceite, tipo pochado o estofado.
  • En lo que respecta a las frituras con aceites vegetales, conviene saber que el virgen de oliva es el único que admite un segundo uso siempre que no haya llegado a humear. Los demás (girasol, maíz, soja, colza…) deben desecharse tras su utilización.
  • No te excedas con el azúcar. Aunque no seas diabético, una sobrecarga de glucosa podría producir trastornos metabólicos. Tampoco tomes demasiada sal. El exceso de sodio eleva innecesariamente la presión arterial. Para aquellos alimentos que necesiten incorporar un poco de sal, limítate a la cantidad justa que se utilice en la cocina. Destierra el clásico salero de mesa con sus agujeritos. Esos instrumentos los carga el diablo. El sabor de los platos también puede potenciarse con diferentes especias y aderezos: pimienta, ajo, hierbas aromáticas…
  • Con el alcohol conviene tener medida y sensatez. El consumo moderado de hasta un par de copas diarias de vino o de cerveza, puede tener un efecto cardiosaludable (sobre todo en el caso del vino tinto de calidad, por su alto contenido en taninos). Más allá de eso nos movemos en la cuerda floja del riesgo metabólico, y mucho más allá nos acercamos al negro abismo del daño hepático.
  • Consume diariamente productos lácteos. Con el paso de los años, aun para quienes no padecen intolerancia a la lactosa, es bastante común cierta dificultad para digerir la leche, produciéndose sensación de plenitud y a veces cierta flatulencia. Sin embargo, no hay impedimento alguno para consumir yogures, quesos frescos, requesón, cuajadas. Piensa además que un correcto aporte de calcio no depende exclusivamente de los lácteos. Algo tan simple como una lata de sardinas en aceite, y en general, cualquier conserva de pescado, garantiza mayor aporte de calcio que varios litros de leche.
  • Consume a menudo plátanos y tomates. Ambos tienen un alto contenido en potasio, que resulta fundamental para los mayores.

A título orientativo, os propongo esta sencilla regla de buena praxis nutricional. Te sugiero que anotes los alimentos que consumes (incluidos los llamados de entre horas), y compares, para saber cuánto te acercas o te alejas de lo aconsejable:


¿Qué me dices? ¿Te alimentas bien? Espero que si. Vayamos un poco más lejos: ¿eres feliz alimentándote bien? Espero que la respuesta sea también afirmativa. En caso contrario, es decir, si no eres feliz, conviene que hagas un ejercicio de autoexamen. Es muy probable (casi seguro) que la causa de tu infelicidad no tenga nada que ver con la alimentación. Por lo tanto, haz al respecto lo que tu recta conciencia te aconseje (o no hagas nada, tú verás), pero aliméntate bien. Ya ves que es muy sencillo. Casi siempre la vida es muy sencilla, pero tendemos a complicarla innecesariamente.

Parte meteorológico válido del 18 de julio de 1936 al 20 de noviembre de 1975:

Reina un fresco general procedente de Galicia.


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