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sábado, 17 de mayo de 2014

¡HÁGASE LA LUZ! LA PARADOJA DE OLBERS

Wilhelm Olbers
En el tradicional escenario físico de la cosmología newtoniana el universo es infinito. Esta idea, discutida desde su misma formulación, tuvo diversos detractores. Uno de ellos fue Wilhelm Olbers, astrónomo alemán que en 1823, planteó su famosa paradoja: ¿Por qué el cielo nocturno es oscuro, si existen infinitas estrellas que deberían iluminarlo como si fuera de día? Ciertamente el universo euclídeo, estático e infinitamente viejo que contemplaba Newton, requeriría para su estabilidad que en la infinitud del espacio se distribuyesen de forma homogénea, un conglomerado de infinitas estrellas. Si el universo fuera verdaderamente infinito, cada línea de visión desde la Tierra debería terminar en una estrella. El cielo debería ser completamente brillante. ¿Por qué esto no es así?


Se han propuesto varias explicaciones a esta paradoja. Entre otras muchas, que el universo no es infinito, que las estrellas no están distribuidas de manera uniforme, que la intensidad de la luz disminuye con la distancia, o que alguna sustancia desconocida bloquea la luz estelar. Una vez que Hubble hubo descubierto la expansión del universo, el astrónomo Hermann Bondi planteó en 1948, que la expansión del universo provoca que la luz percibida desde la lejanía sea rojiza. Veinte años más tarde, Edward Harrison encontró una respuesta válida a la paradoja de Olbers, demostrando que el cielo es oscuro porque no alcanzamos a ver las estrellas que se hallan más alejadas. Esta solución satisface la versión newtoniana del cosmos, puesto que la luz tarda un tiempo en alcanzar la Tierra, y la luz de las estrellas más alejadas todavía no nos ha alcanzado. En otros términos, durante el tiempo de existencia del universo, las estrellas no han emitido suficiente energía para hacer que el cielo nocturno brille.

El profe Bigotini no olvida ninguna noche su gorro de dormir, su orinal y por supuesto, su antifaz, por si acaso. Agradezcamos que existan la noche y el día, porque gracias a eso se suceden los ciclos de la naturaleza y las diferentes adaptaciones de las criaturas vivas que han hecho de nuestro planeta un mundo habitable.

No puede negarse que mis dos esposas tuvieron un buen físico. Albert Einstein.



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