Históricamente
las primeras tentativas de rectificar la elipse y la hipérbola no tuvieron
éxito. Un sabio de la talla de René Descartes llegó a conjeturar que no todas
las curvas podían rectificarse. No obstante, Evangelista Torricelli rectificó
la espiral logarítmica, como vimos aquí en un reciente artículo. Aquella fue,
aparte de la circunferencia, la primera línea curva cuya longitud se determinó.
Poco después, en 1658, el arquitecto y geómetra inglés Christopher Wren
rectificó la cicloide.
Un
año antes, en 1657, el matemático también inglés William
Neile, fue el primero en
rectificar una curva algebraica no trivial, o lo que es lo mismo,
encontró su longitud de arco. Esta curva tan singular recibe el nombre de parábola semicúbica. Viene definida por x3
= ay2. ¿Por qué semicúbica? Se comprende enseguida si la
escribimos como y = + ax2/3. Expresada de esta manera resulta
más fácil comprender la denominación de semicúbica.
El
trabajo de William Neile apareció mencionado por vez primera en la obra De Cycloide, publicada en 1659 por su
compatriota el matemático John Wallis,
cuyo retrato reproducimos. Así, como suele ocurrir a menudo, algunos grandes de
la ciencia no obtienen el reconocimiento que se les debe. En este caso, a
Wallis correspondió la gloria, mientras que Neile permaneció durante décadas en
el olvido. Ni siquiera hemos podido encontrar un retrato suyo.
Avanzando
cronológicamente, en 1687, el matemático y físico holandés Christiaan
Huygens acuñó la demostración
de que la parábola semicúbica es una
curva tal que una partícula que se desplaza por ella impulsada por la fuerza de
la gravedad, cubre distancias verticales iguales en tiempos iguales. La
parábola semicúbica puede expresarse también por medio de dos ecuaciones:
x
= t2
y
= at3
Con
esta notación, la longitud de la curva en función de t es (1/27) x (4 + 9t2)3/2 – 8/27. Es decir,
la curva tiene esta longitud en el intervalo de 0 a t. En la literatura matemática, encontramos por lo general la
parábola de Neile expresada como y3 = ax2, lo
que permite que el vértice de la curva apunte hacia abajo en el eje y, en lugar de apuntar a la izquierda en
el eje x. Este hallazgo, cuya reseña
tomamos de Clifford Pickover, atesora un amplio abanico de aplicaciones útiles
en muchos campos de la ciencia y la tecnología, como la balística o el cálculo
de trayectorias curvas de diversos objetos, desde meteoritos a partículas
subatómicas.
Un buen diplomático es alguien que antes de decir algo lo piensa muchas veces, y finalmente no dice nada. Winston Churchill.
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