Translate

lunes, 29 de abril de 2019

FRANK CAPRA, EL ABANDERADO DE LAS LIBERTADES CIVILES





Resulta llamativo que un emigrante siciliano como Frank Capra constituya uno de los mayores ejemplos de patriotismo americano. Su biografía personal estuvo marcada por su compromiso con el ejército de su patria de adopción, sirviendo primero en el frente como soldado durante la Primera Gran Guerra, y dirigiendo en la Segunda un puñado de documentales que se convirtieron en otros tantos documentos imprescindibles para curiosos e historiadores.
En cuanto a su trayectoria como cineasta en la industria hollywoodiense, Capra supo plasmar como ningún otro director el espíritu americano en sus valores más positivos, derechos civiles y libertades. Sus personajes, que interpretaron auténticas leyendas de las carteleras como Gary Cooper o James Stewart, fueron para el público grandes paladines, héroes cotidianos que se rebelaban contra la injusticia y se crecían ante los poderosos prepotentes. El Stewart de ¡Qué bello es vivir! es un verdadero santo laico, la Jean Arthur de Vive como quieras o Caballero sin espada, es el prototipo de mujer libre y fuerte, una moderna Juana de Arco capaz de enfrentarse a cualquier tirano.
Capra sabía cómo meterse en el bolsillo al público, tocando como ningún otro los resortes emocionales más profundos. Como modesto homenaje a la inmensa figura de Frank Capra, os dejamos el enlace (clic en la foto) para visionar la escena final de ¡Qué bello es vivir!, que se ha convertido con el paso de los años en el mayor clásico navideño en las televisiones de medio mundo. Disfrutad unos minutos de la emoción que producen las imágenes.

Próxima entrega: Gloria Grahame



viernes, 26 de abril de 2019

DARÍO EL GRANDE. EL REFORMADOR


Cuando Darío conquistó Babilonia, sus habitantes le recibieron llenos de temor. Le precedía una injustificada leyenda de crueldad. Pero Darío tenía la capacidad de moderarse, una cualidad rara entre aquellos emperadores de la Antigüedad. A pesar de su encendido zoroastrismo, permitió a los babilonios seguir adorando a sus dioses, y lo mismo hizo con los egipcios que le consideraron un rey benigno y magnánimo. También en Jerusalén permitió en 516 a.C. la reconstrucción del Templo contra la opinión de los gobernadores persas que se opusieron al proyecto. Aunque muy lejos del afán expansionista de Ciro o de Cambises, Darío realizó también algunas conquistas, extendiendo su imperio hasta los límites de la India. Además, el primer ejército oriental que penetró en Europa fue el suyo. Se anexionó algunos territorios al norte de Grecia y, sobre todo, se ocupó en consolidar las conquistas de sus predecesores.

Pero ante todo Darío fue un gran gobernante desde el punto de vista de la organización y la administración del Estado. Creó regiones gobernadas por delegados, los sátrapas, que administraban territorios llamados satrapías. Hizo construir caminos e inauguró un servicio de correos, mensajeros a caballo que mantuvieron unido el imperio. Varias décadas después de la muerte de Darío, Heródoto expresó su admiración hacia estos correos en términos que, a través de los siglos, se convirtieron en el lema del servicio postal de los Estados Unidos: ni la nieve, ni la lluvia, ni el calor, ni las tinieblas de la noche impiden a estos correos hacer los recorridos que tienen asignados.


También reorganizó las finanzas, estimuló el comercio, puso en orden el sistema de impuestos, acuñó moneda y estandarizó los pesos y medidas. Nunca el Asia occidental y Mesopotamia fueron gobernadas tan eficientemente como durante el reinado de Darío, que se prolongó entre 521 y 486 a.C., un periodo de paz interna y prosperidad. Eligió como capital a Susa, y fue una sabia elección, porque no formando parte ni de Persia ni de la Media, ninguno de los dos principales grupos gobernantes tuvo motivo de queja. La región en la que se asentaba Susa, que antes se había llamado Elam, se hizo así completamente persa, y en lo sucesivo sería llamada Susiana. Pero a la vez que mantenía a Susa como capital de conveniencia, Darío pasaba los veranos en Ecbatana, situada más al norte y mucho más fresca, e inició la construcción de una nueva y futura capital en el corazón de Persia, a la que llamó Parsa, y conocemos por su más célebre nombre de Persépolis, la ciudad de los persas.


Persépolis resultaría a la postre un completo fracaso, pues nunca llegó a ser una verdadera ciudad, sino simplemente una residencia real, o más exactamente un mausoleo, cuyas ruinas todavía impresionan. Allí quedaron enterrados Darío y sus sucesores. Aunque acaso la gran obra que el emperador legó a la posteridad fue el relieve y la inscripción propagandística que hizo grabar en una montaña situada al sudoeste de Ecbatana, en el camino principal entre la vieja capital meda y la aun más vieja Babilonia. El texto de la inscripción está escrito en tres lenguas, el persa antiguo, el elamita y el acadio, y relata la ascensión de Darío al trono, tras deponer al usurpador Esmerdis.


No pudo ser descifrada por completo hasta el siglo XIX. Se acompañaba de una gran figura humana que representa naturalmente a Darío, con su imponente y rizada barba. Incomprensiblemente, cinco siglos después el cronista griego Diodoro Sículo, atribuyó erróneamente la inscripción a la reina Semíramis, a quien por otra parte, los griegos tenían la costumbre de atribuir cualquier obra antigua y monumental. Lo que resulta aun más increíble es que Diodoro también identificara la figura barbuda con la reina Semíramis. Debía ser miope o quizá tenía una opinión no demasiado caritativa de las mujeres de la región.

Hoy en día está muriendo gente que antes no se moría. George Bush.




lunes, 22 de abril de 2019

GUILLÉN DE CASTRO Y LA MADUREZ DRAMÁTICA DEL BARROCO


Nacido en Valencia en 1569, Guillén de Castro fue uno de los más eminentes dramaturgos de nuestro Siglo de Oro. Descendiente de los Castro, los Palafox, los Ariza y los Moncada, entre otros, Guillén pertenecía a una familia ilustre. Fue soldado y obtuvo una capitanía al frente de una compañía de caballería encargada de defender la costa valenciana de los frecuentes ataques corsarios. Sirvió en su tierra a Carlos de Borja, el duque de Gandía, como procurador general, y en Italia al conde de Benavente, virrey de Nápoles, como gobernador de Scigliano. De regreso a Valencia, sufrió una larga enfermedad que le mantuvo convaleciente varios años, y finalmente, animado por muchos amigos que ponderaron sus dotes poéticas, se decidió como tantos otros en su tiempo, a cambiar la espada por la pluma, y abrazar la profesión de las letras.

Hacia 1619 marchó a Madrid con un empleo al servicio de Juan Téllez-Girón, el hijo del poderoso duque de Osuna, a quién dedicaría de allí en adelante la mayor parte de su producción literaria. Eso de ampararse en un protector era muy común en la época, y permitía a los poetas dedicarse a la escritura teniendo asegurado el sustento. Guillén se integró en la vida literaria de la corte madrileña, donde iba a transcurrir la mayor parte del resto de su vida, participando en justas poéticas, tertulias, y estrenando sus dramas y comedias en los corrales que atraían a un numeroso público.


En el mundo teatral de la España barroca conviene hacer distinción entre los llamados “poetas”, que escribían las piezas teatrales (es el caso de Guillén de Castro) y los que la gente llamaba “autores”, que eran quienes dirigían las compañías teatrales y representaban las obras (autos). En algún caso se daba la condición doble. Tanto autores como poetas tenían sus partidarios y sus detractores, que en ocasiones se empleaban con saña organizando abucheos y altercados en los estrenos. Entre los partidarios de Guillén había nombres tan ilustres como Cervantes, Gracián o el mismo Lope, a cuya escuela (la lopista) se adhirió nuestro hombre. Como curiosidad, uno de los “autores” que solía representar las obras de Guillén de Castro fue Antonio de Prado, padre de la representanta (actriz) María del Prado, que hacia la mitad del XVII fue famosa en Castilla y Aragón, y en Zaragoza protagonizó algún lance amoroso nada edificante con Lope Ruiz, también conocido como El Caminante de los tejados, personaje que aquí en casa Bigotini, nos resulta especialmente familiar y entrañable.

Características de la obra dramática de Guillén son la grande, a veces exagerada, distinción que hace entre los sexos, componiendo personajes masculinos fuertes, rudos, incluso salvajes en ocasiones, mientras que la mujer, la mayor parte de las veces protagonista de sus obras, aparece inteligente y decidida. Muchos de sus personajes pertenecen a la alta nobleza, escaseando en sus repartos los labradores y los rústicos, y limitando los escuderos, criados y graciosos a una intervención muy breve. Son originales de Guillén de Castro la “dama donaire”, tipo femenino algo impropio del barroco, casi renacentista, y el caballero “lindo”, atildado y algo afeminado, antecedente dramático del “galán de figurón” que aparecerá en décadas posteriores en comedias más modernas como El lindo Don Diego de Agustín Moreto.
Sujetos recurrentes en la dramaturgia de Guillén son los reyes tiranos, que unas veces se arrepienten de su tiranía, y otras son depuestos o asesinados por sus vasallos oprimidos. También son lugares comunes en sus obras el fracaso matrimonial, la figura paterna, noble y correctora de los desvíos de los hijos, o el caballero que no sabe que lo es, pero se comporta como tal, haciendo gala de nobleza hasta que felizmente descubre su ilustre origen.


Entre la producción de Guillén de Castro cabe destacar El conde Alarcos, El amor constante, Don Quijote de la Mancha (obra que dramatiza las andanzas del personaje cervantino), Los malcasados de Valencia, El perfecto caballero, El narciso en su opinión, comedia de enredo antecedente de los figurones, La fuerza de la sangre, Dido y Eneas, y sobre todas, Las mocedades del Cid, drama histórico excepcional y una de las cumbres dramáticas del barroco español, obra que tuvo amplio eco fuera de nuestras fronteras y que inspiró a Pierre Corneille su obra Le Cid, en la que reproduce la trama de Guillén sin apenas cambios, e incluso plagia versos enteros traduciéndolos al francés.
En nuestra Biblioteca Bigotini os brindamos el enlace (clic en la portadilla) para acceder a la versión digital de El curioso impertinente, una comedia de Guillén de Castro basada en la novela del mismo nombre que aparece en la primera parte del Quijote. Guillén toma los personajes de Cervantes, enriqueciéndolos con notables matices dramáticos. La pieza resulta una delicia para cualquier lector, y especialmente para quienes amamos la inmortal obra cervantina, que obtenemos doble satisfacción con la narración de don Miguel y la posterior dramatización de Castro. Disfrutad su lectura.


-Mi marido hace ya tres días que no me habla.
-Cuídalo. Maridos así ya no quedan.



jueves, 18 de abril de 2019

CHICOS, CHICAS, HORMONAS Y DESARROLLO EMBRIONARIO



En el núcleo de todas y cada una de las células de todos los organismos vivos hay un número determinado de cromosomas agrupados por parejas. Como nosotros no somos una excepción, en el interior de nuestras células hay concretamente 46 cromosomas. De ellas, 22 parejas son los llamados cromosomas autosómicos y una pareja son los cromosomas sexuales, XX en el caso de las mujeres y XY en el caso de los varones.
Pero esto no ocurre en todas las células. Excepcionalmente los gametos (óvulos en las hembras y espermatozoides en los machos) contienen sólo la mitad de cromosomas, 23. De ellos 22 son autosomas y hay un único cromosoma sexual que en el óvulo siempre será el cromosoma X, y en el espermatozoide podrá ser X o Y. En función de cuál sea el espermatozoide que consiga fertilizar el óvulo, el hijo que resulte de la unión será XY o XX, macho o hembra, niño o niña en nuestra especie, con una probabilidad del 50%

Los genes contenidos en los cromosomas son quienes poseen las instrucciones para construir al nuevo ser vivo, y esto es igualmente válido para producir la diferenciación sexual durante el desarrollo tanto embrionario como posterior. Pero atención, porque quienes en última instancia dirigirán la diferenciación sexual van a ser las hormonas, responsables definitivas de las órdenes químicas necesarias para producir los cambios. Si durante los primeros días de la gestación a un embrión de rata hembra (XX) se le inyecta testosterona, la rata nacerá con genitales ambiguos y comportamiento masculino. Si la inyección de testosterona se produce más avanzada la gestación, nacerá hembra pero intentará montar a otras hembras. Finalmente, si se inyecta testosterona a una rata adulta, su comportamiento se hará más agresivo, pero continuará siendo hembra y no modificará sus preferencias sexuales.


Durante el desarrollo embrionario, hacia la cuarta semana de embarazo en la región anogenital se forma el orificio de la cloaca, con un tubérculo genital arriba, la uretra por dentro y una especie de hinchazón alrededor. A las seis semanas se cierra una zona en el centro de la cloaca, separando dos orificios que darán lugar al ano y a los genitales. Dentro de la zona genital hay dos conductos conectados a las gónadas que se convertirán en ovarios o en testículos. Pero hasta ese momento (véase la ilustración), la estructura es exactamente la misma para futuros niños o niñas.
La verdadera diferenciación comienza en este punto, a partir de la sexta semana. El gen SRY contenido en el cromosoma Y, induce la liberación de una hormona, la hormona antimulleriana o AMH, asi llamada porque impide la formación de los conductos de Muller femeninos, forzando que las gónadas se conviertan en testículos. Si el embrión es XX no hay liberación de AMH, y las gónadas y los conductos se desarrollarán como ovarios y trompas de Falopio.


El verdadero inicio de la masculinización del embrión XY comienza en la octava semana, cuando los testículos que aun no han descendido, inician la segregación de testosterona. Eso hace que desciendan a la vez que aumentan su tamaño, y se sitúan en la zona inflamada alrededor de la cloaca, que se convierte en escroto. En caso de que no haya testosterona (XX), esa misma piel formará los labios vaginales.
Otro efecto de la testosterona será que el tubérculo genital situado encima de la cloaca, crecerá hacia fuera, cerrando la cloaca y llevándose la uretra hasta formar un pene con su glande en el extremo y sus dos cuerpos cavernosos a los lados que en el futuro al llenarse de sangre, producirán la erección. En caso de XX, no habrá liberación de testosterona; ocurrirá lo mismo pero con menor tamaño y sin proyección al exterior. La cloaca se mantendrá abierta, formando la vagina y el útero, y el “pene interno” sólo dejará asomar al exterior su pequeño glande, que se convertirá en clítoris. Los dos brazos laterales del clítoris quedarán en forma de V a los lados de la vagina, hinchándose con sangre en el momento de la excitación.


Véase pues que en realidad los genitales externos de hombres y mujeres son muy parecidos y tienen idéntico origen embrionario. El clítoris es idéntico al pene. El glande masculino es la cabeza del clítoris femenino, y posee las mismas muy numerosas terminaciones nerviosas sensitivas, sólo que en el caso femenino se encuentran concentradas en un espacio mucho más reducido. Algunos sexólogos consideran que los orgasmos vaginales son en realidad clitoridianos, porque lo que logra la penetración es estimular las estructuras internas del clítoris. Dicho de forma simple, la estimulación clitoridiana sería como si al hombre le acariciaran solo el glande, y la vaginal equivaldría a estimular el cuerpo del pene.
Aparte de esta innegable identidad genital, conviene resaltar que en los humanos, lo mismo que en el resto de los mamíferos y en buena parte de las aves, los embriones, todos los embriones, son por defecto hembras. El agente de la masculinización a partir de la sexta semana en nuestro caso, es la testosterona que pone en marcha y desencadena los cambios que acabamos de describir.

-Cariño, estoy en la ducha. Por favor, tráeme champú.
-Pero Manolo, si lo tienes allí.
-Sí, pero no sirve. Pone que es para cabello seco, y yo lo tengo mojado.



lunes, 15 de abril de 2019

JOHN DALTON Y EL DALTONISMO. VIVIR LA VIDA EN GRIS



John Dalton nació en la localidad inglesa de Eaglesfield, Cumberland, en 1766. Desde muy niño demostró un don especial para las matemáticas. No pudo ejercer la docencia en universidades inglesas, porque en esa época estaba prohibida a los disidentes religiosos, y Dalton procedía de una familia cuáquera. Ingresó como profesor en la Nueva Escuela de Manchester, centro que fue creado precisamente para quienes no profesaban la religión anglicana. Dalton fue uno de los más reputados científicos de su tiempo, destacando sus trabajos sobre la expansión térmica de los gases, sobre la presión de vapor, y sobre todo por su teoría atómica que, aunque todavía incipiente, sentó las bases de los estudios posteriores en esa materia. Acuñó también el concepto de peso atómico.
Pero por lo que es más conocido es por ser el padre del daltonismo, afección que él mismo padeció y describió en su obra Hechos extraordinarios relacionados con la visión de los colores. Fue paciente de la forma más severa de daltonismo, como se ha comprobado recientemente tras el análisis genético de sus ojos, que con una premonición admirable, encargó que fueran conservados después de su muerte.


La dificultad para percibir los colores es un defecto hereditario causado por un gen recesivo ligado al cromosoma sexual X. Si un varón hereda un solo cromosoma X anómalo de cualquiera de sus progenitores, padecerá el defecto; mientras que las mujeres, que tienen dos cromosomas X, sólo lo padecerán si heredan ambos cromosomas dañados, uno de cada progenitor. Por este motivo la afección es mucho más común (tres veces más) en varones. La presenta un 1,5% de la población masculina mundial, frente al 0,5% de la población femenina.


En nuestra retina existen dos estirpes celulares: los bastones y los conos, llamados así naturalmente por sus formas peculiares. Los bastones son una especie de sensores lumínicos encargados de distinguir la claridad y la oscuridad. Los conos, por su parte, son los responsables de la diferenciación de los colores. A la acción conjunta de ambos tipos de células especializadas debemos nuestra capacidad de distinguir una extraordinaria variedad de matices y tonalidades de color que abarca la totalidad del espectro visible en que se refracta la luz al atravesar un prisma, desde el rojo, de elevada longitud de onda, hasta el violeta que tiene la longitud de onda más baja. Por supuesto, nuestros ojos son incapaces de percibir sin ayuda de instrumentos ópticos sofisticados, lo que se sitúa más allá del violeta, es decir la zona ultravioleta del espectro, así como lo que queda por delante del rojo, es decir, la radiación lumínica infrarroja.

A menudo (incluso entre los profesionales sanitarios) tienden a confundirse los conceptos de discromatopsia y daltonismo. La discromatopsia o anomalía en la visión de los colores, es la afección más frecuentemente detectada, y en la mayor parte de los casos (el 99%), la disfunción afecta exclusivamente a la percepción de los colores rojo y verde. El defecto se halla en los conos retinianos que, incapaces de distinguir estos dos colores, son “neurotraducidos” y posteriormente interpretados erróneamente como una mezcla de color grisáceo. El daltonismo es muy poco común, y consiste en una verdadera acromatopsia o ceguera para los colores. Quienes padecen daltonismo viven en un mundo permanentemente gris, sin un ápice de color. Una vida en blanco y negro.

Para quienes sufren daltonismo o discromatopsia los semáforos podrían resultar un problema. Por eso desde que en 1914 se instaló el primero en la ciudad de Cleveland, se aprobó la convención de que el color rojo de prohibición se situara siempre arriba, mientras el verde ocupa la parte inferior de la señal. En algunos casos en los que no es posible la disposición vertical, se admite también el lado izquierdo para el rojo y el derecho para el verde.

¿Esa copia es tuya, o es una impresión mía?   Una fotocopiadora a otra.



viernes, 12 de abril de 2019

MAX Y DAVE FLEISCHER EN LOS ALBORES DE LA ANIMACIÓN



Nacido en Cracovia, Polonia, en 1883, Max Fleischer, por encima de su faceta como dibujante y autor de tiras cómicas, fue junto a su hermano Dave Fleischer (Nueva York, 1894), el principal impulsor y creador del cine de animación, desde los Fleischer Studios que fundaron y gestionaron ambos hermanos.
Dave era el hombre técnico y Max, el hermano mayor, ejerció sobre todo como guionista y creativo. A su ingenio debemos personajes inolvidables como la simpática y pícara Betty Boop o Koko el payaso, que protagonizó aquellos fantásticos cortometrajes de la serie Fuera del tintero. Los Fleischer llevaron también a la pantalla personajes creados por otros dibujantes, como Popeye el marino o Superman ya en los cuarenta. Los estudios Fleischer produjeron su primer corto en 1915, e incorporaron en 1917 la innovación técnica del rotoscopio, que en una fecha tan revolucionaria como esa, revolucionó la producción de los dibujos animados. 

También incorporaron el sonido en 1924, antes de que la voz llegara al cine convencional. Unos años después los estudios Disney adoptaron la técnica, atribuyéndose su invención. Otro hito que debe adjudicarse a los Fleischer es el de producir el primer largometraje de dibujos a todo color, se trata de Los viajes de Gulliver, que presentaron en 1939, adelantándose por poco al estreno de la Blancanieves de Disney, que pasa por ser el primer filme largo de dibujos.
Max Fleischer falleció en 1972 y su hermano Dave en 1979. Richard Fleischer, hijo de Max, triunfó también en Hollywood como director de cine convencional. A su batuta debemos grandes películas de aventuras como 20.000 leguas de viaje submarino, Los vikingos, Barrabás o Viaje alucinante.
Hoy en Bigotini os dejamos una selección de páginas y dibujos de los Fleischer, y el enlace (clic en la animación) para visionar un corto animado producido en 1931 por los estudios Fleischer. Se trata de La iniciación de Bimbo, un perrito que acompañó a la coqueta Betty Boop en muchas aventuras. Pasadlo bien.






















lunes, 8 de abril de 2019

JAMES STEWART, EL HÉROE AMERICANO









Jimmy Stewart fue durante toda su larga carrera el favorito del público y el favorito de la industria cinematográfica. Su cuidada imagen de chico bueno le hizo irresistible para millones de espectadores de América y el resto del mundo. Hasta que no lo intentó y lo consiguió Ronald Reagan, parecía impensable que un actor pudiera ocupar cargos importantes en política. Stewart lo hubiera hecho probablemente con más apoyos incluso que el propio Reagan, si se lo hubiera propuesto, porque tanto en las pantallas como en la vida personal, encarnó siempre al buen ciudadano americano, honesto, trabajador, amante de su patria y abanderado de la libertad. Sus trabajos para Frank Capra, Vive como quieras, Caballero sin espada o ¡Qué bello es vivir!, resultaron decisivos en este sentido. Sus colaboraciones con Hitchcock le consagraron además como un gran actor. Finalmente, aquellos westerns inolvidables que rodó con Antony Mann y con algunos otros directores, terminaron de subrayar la brillante posición pública y artística de James Stewart, Jimmy, como lo conocían sus compañeros en Hollywood y el público de toda América.
En nuestra sui generis filmoteca os brindamos el enlace para visionar una magnífica versión de una de sus películas menos conocidas en nuestro país, Pot o’Gold, fantástica cinta a medio camino entre la comedia y el musical, que dirigió George Marshall en 1941 y coprotagonizó una simpática y bellísima Paulette Goddard. En ella Stewart deja bien patente su talento para brillar en todos los géneros. Haced clic en la carátula y disfrutad con el recuerdo y la magia de este grandísimo actor.

Próxima entrega: Frank Capra