Nacido
en Tarbes en 1811, Théophile Gautier, es quizá uno
de los más importantes escritores románticos franceses, aunque durante el
pasado siglo XX muchos críticos e historiadores de la literatura se empeñaran
en minusvalorar su obra. Abandonó muy niño su Tarbes natal para trasladarse a
París, donde se formó en su juventud. Sus primeras inquietudes artísticas le
inclinaron hacia la pintura, pero a partir de 1826, comenzó a escribir poesía
con notable éxito. Fue coetáneo y amigo de figuras literarias tan importantes
como Balzac, Victor Hugo o Gérard de Nerval. Su juventud parisina discurrió en
los ambientes bohemios tan en boga en su tiempo, integrándose en el
extravagante grupo artístico autodenominado Le
Petit Cénacle, al que también pertenecieron el mencionado Nerval o
Alejandro Dumas. Su amigo Honoré de Balzac le consiguió un trabajo bien
remunerado en el diario parisino la Chronique, lo que le dio cierta autonomía
económica y le permitió viajar a diferentes países de los que en aquella
Francia de la época se consideraban exóticos, como Italia, Egipto, Argelia,
Turquía o la misma España, que retrató en su narración titulada Viaje a España, con el costumbrismo
colorista más tópico. Otras de sus obras de viajes de mayor éxito fueron Constantinopla, Viaje a Rusia o Tesoros del Arte de Rusia, títulos que
adquirieron gran éxito en las librerías.
Gautier
fue pionero del reporterismo gráfico, aunque ciertamente frustrado por su, al
parecer, torpeza tecnológica. En 1840 fue enviado por su periódico a España
para cubrir la Primera Guerra Carlista. Se le proporcionó un primitivo aparato
fotográfico, el daguerrotipo, pero fue del todo incapaz de obtener una sola
imagen, pese a sus muchos intentos. Según confesó después, lo único positivo
que sacó de aquella misión fue su estancia en Granada, una fascinación por la
ciudad de la Alhambra que mantuvo durante el resto de su vida. El hecho de que
la mayor parte de los combates y los movimientos de tropas en aquella guerra,
se produjeran mayoritariamente en el norte peninsular, hizo que sus lectores
franceses no llegaran nunca a saber gran cosa sobre la guerra carlista, sin
embargo, su prosa, elegante y exaltada, conquistó los corazones de todos. En
nueve meses escribió más de cien artículos. A su regreso a París, fue nombrado
director de la Revue de París, y colaboró en Le Moniteur universal y en la
revista L’Artiste.
Se
le atribuyó un affaire con la princesa Matilde Bonaparte, sobrina de Napoleón.
Junto a Charles Baudelaire, experimentó en sí mismo el efecto de diversas
drogas, particularmente el hachís. Se convirtió también en adicto a la absenta.
Varias veces estuvo propuesto para ingresar en la Academia Francesa, pero fue
rechazado por tres veces a causa de su pésima reputación. Falleció de forma
repentina en 1872, siendo enterrado en el cementerio de Montmartre. Su funeral
fue mult¡tudinario, confirmando que su popularidad entre los lectores de a pie,
rebasó con creces la pobre opinión que sobre su obra vertieron los críticos.
Modernamente, ha sido revindicada su figura literaria, proliferando las
reediciones y recopilaciones de sus principales títulos.
Cabe destacar entre ellos, en poesía, La Comédie de la mort (1838) o España (1845). En teatro y ballet, Giselle (1841), Le Tricorne enchanté (1845), Le Selam (1850), Gemma (1854) o La Femme de Diomède (1860). En libros de viajes, Voyage en Espagne (1843), Italia (1852), Constantinople (1853) o Voyage en Russie (1867). Pero sin duda las obras que con mayor fortuna han sobrevivido a su autor son las de narrativa. Novelas como Mademoiselle de Maupin (1836), Le Roman de la momie (1858) o Le Capitaine Fracasse (1863); y sobre todo cuentos y narraciones breves, género en el que podemos considerar a Teófilo Gautier un auténtico maestro. Son tantos, que su sola enumeración resultaría prolija. Destacan entre ellos los cuentos terroríficos tan propios del Romanticismo literario. De nuestra Biblioteca Bigotini extraemos la versión digital en castellano de su narración La muerta enamorada, un cuento escalofriante y un perfecto ejemplo del quehacer de Gautier. Clic en el enlace, y a temblar.
https://www.dropbox.com/home/Profesor%20Bigotini?preview=La+muerta+enamorada.pdf
El verdadero paraíso no está en el cielo, sino en la boca de la mujer amada. Teófilo Gautier.
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