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martes, 18 de mayo de 2021

LUNARES Y NEVUS PIGMENTARIOS. RIESGO A FLOR DE PIEL

 


La melanina es un pigmento oscuro que se halla en la mayoría de los animales. En los humanos, en contra de lo que generalmente se supone, la melanina no sólo está presente en la piel. Encontramos también el pigmento en el pelo, el epitelio que rodea a la retina del ojo, y en algunos otros lugares insospechados, tales como el oído interno, la glándula suprarrenal, la medula espinal y la llamada substantia nigra del cerebro. La cantidad de melanina y su distribución, resultan determinantes en el color de nuestra piel. Convencionalmente las personas suelen clasificarse en seis grupos, según su pigmentación. Estos grupos se llaman fototipos, y son los siguientes:




Los lunares o nevus pigmentarios son proliferaciones de células melánicas en la piel o las mucosas, que originan manchas coloreadas, generalmente oscuras, pardas o negras. Pueden ser congénitos o adquiridos.

Los nevus congénitos son manchas que aparecen desde el nacimiento o a los pocos días de vida. En muchos lugares se conocen popularmente como ‘antojos’. Pueden ser múltiples o agruparse formando manchas a veces de gran tamaño. En ocasiones adoptan formas caprichosas, pueden tener gran volumen o cierta elevación. Algunos presentan pelos en su superficie. Los bordes están bien definidos y su color es muy variable, desde el rosa pálido al negro más intenso. Se subclasifican en pequeños, medianos y grandes (a partir de 10 cm.). Los nevus congénitos tienen mayor riesgo de malignización que los adquiridos. En función de dicho riesgo y del problema estético que generen, se planteará su extirpación quirúrgica.


Los nevus adquiridos aparecen a lo largo de la vida. Son muy frecuentes, sobre todo en las personas de piel más clara (fototipos 1, 2 y 3). Suelen ser pequeños, generalmente menores de 8 mm., de color pardo oscuro o negro. Comúnmente son redondeados, planos o cupuliformes y lisos, aunque en ocasiones tienen un aspecto vegetante o verrucoso. A veces están provistos de pelos. En algún caso van perdiendo intensidad de color, simulando lesiones fibromatosas o descamativas. Rara vez degeneran, pero no conviene exponerlos al sol, quemarlos con ácidos ni someterlos a traumatismos repetidos.

En los últimos tiempos se ha observado cada vez con mayor frecuencia que ciertos melanomas (tumores malignos con gran riesgo de metástasis) se originan a partir de algún tipo de nevus. Por eso es fundamental conocer el riesgo de malignización que tienen estas lesiones. Sin duda el mayor factor de riesgo es la irradiación solar, sobre todo en personas de piel y ojos claros (fototipos 1, 2 y 3) o con historia familiar de melanomas. Las personas de piel clara que han sufrido quemaduras cutáneas anteriormente, las que tienen nevus de gran tamaño desde la infancia o las que presentan nevus displásicos, son las principales candidatas a padecer carcinomas cutáneos.



Cada vez se constata más la relación de exposición prolongada al sol y quemaduras solares en la niñez, con la presentación de carcinomas cutáneos en la vida adulta. Por eso es muy importante proteger del sol especialmente a los niños, y mucho más en los fototipos de piel clara. Conviene señalar que, aunque raros, se han detectado casos de carcinomas cutáneos incluso en personas de piel muy oscura y raza negra (fototipos 5 y 6).

Para prevenir la aparición de nevus no se conoce la existencia de ningún método. Sin embargo, una vez que han aparecido los nevus, sí es posible prevenir su transformación en melanomas. Lo primero, naturalmente, es evitar la exposición prolongada al sol, o hacerlo protegiéndose con filtros solares con un factor de protección elevado (véase nuestro post sobre radiaciones solares). También es muy importante el diagnóstico precoz de las lesiones. Aconsejamos vigilar periódicamente los nevus, lunares y pecas, fijándonos muy bien en sus tamaños, formas, colores y características. Se debe consultar con el dermatólogo siempre que en un lunar exista:

  • Modificación rápida del tamaño, la forma o la coloración.
  • Brote de manchas oscuras o pequeños nódulos cercanos al nevus.
  • Bordes inflamados o abultados.
  • Erosión, costras, sangrado o ulceraciones.
  • Dolor o picor intenso.
  • Inflamación de los ganglios próximos.

Cualquiera de los supuestos anteriores será motivo suficiente para consultar. Recordad que el ‘agujero’ en la capa de ozono atmosférica afecta de forma notable a la intensidad de la irradiación solar. La frecuencia de aparición de melanomas va en aumento. Yo, que tengo muchas horas de vuelo, se por experiencia que el lugar más agradable, fresco y seguro de cualquier playa paradisiaca es el chiringuito o el bar más cercano.

Las dos palabras más bellas de nuestro idioma no son ‘te quiero’, sino ‘es benigno’.  Woody Allen.


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